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martes, 25 de noviembre de 2014

Literatura, política y terror en el México del siglo XXI.


Siempre he dicho que a México se le conoce y se le entiende mejor por su literatura que por la ensayística o la información periodística. Quien haya leído la novela “La casa de bambú. Historia de agravios y rebeliones” de Saúl López de la Torre, podrá entender perfectamente las razones que condujeron a la represión y posterior desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en el municipio de Iguala del Estado de Guerrero. No creo que López de la Torre pueda ver el futuro, pero él mismo como estudiante de una escuela de estudiantes normalistas rurales conoce desde adentro el intríngulis del fenómeno. 

Uno de los protagonistas de su novela, Camilo se transforma en dirigente de los estudiantes rurales, como lo fue el mismo Saúl López. Un párrafo del Capítulo V del libro relata que” En la normal rural los pobres entre los pobres aprendían los rudimentos del conocimiento científico y las técnicas para organizar la comunidad a partir de la escuela. Organizarla y capacitarla para liberarse de la garra de los caciques, para ejecutar proyectos y programas de fomento productivo con créditos a tasas subsidiadas de la banca oficial, y producir y comercializar con mejores herramientas”. Acaso, ¿Eso los hace enemigos de la sociedad y del gobierno? En el libro sí y en la vida real del México del siglo XXI también, vistos los hechos del 26 de septiembre pasado en ese municipio del sur profundo mexicano.

Para entender la actuación del Estado frente a los acontecimientos posteriores a esa aciaga noche, baste recurrir a dos obras recientes de la literatura mexicana, “La silla del águila” de Carlos Fuentes, y “La conspiración de la fortuna” de Héctor Aguilar Camín, publicadas en 2003 y 2005 respectivamente. Las dos me permitieron entender como nada antes lo había logrado, el funcionamiento del poder en México, a partir de sus leyes no escritas que paradójicamente y en el mayor espíritu garciamarquiano son más transparentes que las escritas.

En la novela de Aguilar Camín, se podrá conocer la intriga y los vaivenes de la política mexicana. Como explicó el crítico mexicano José Luis Gómez Serrano “es un fresco de la realidad y la complejidad de la política mexicana, de las enormes oportunidades que ofrece a unos privilegiados, y del engaño en que a la postre se convierten esas oportunidades”

El libro regresa en el tiempo para describirnos el entramado de poder construido por el Partido de la Revolución Institucional (PRI) en 60 años de gobierno. Aunque “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia” el protagonista y su familia saben aprovechar el mando: son poseedores de una gran fortuna y propiedades, los hijos resultan privilegiados en el manejo del poder, mientras la familia mantiene una conveniente relación con el narcotráfico

En palabras de Gómez Serrano “Si usted busca una ventana a la política en México que no mire desde la perspectiva de un partido o de una ideología, este es un buen lugar. Encontrará mexicanos de carne y hueso, bosques y sierras y ciudades, y hechos como los que leemos en el periódico de hoy”.

Por el contrario, el texto de Carlos Fuentes es una proyección de México al futuro y específicamente de finales de la década actual. Incursiona en los ámbitos políticos y sociales, nacionales e internacionales. En la trama, México no ha variado mucho, es un país dependiente, cuyos gobiernos siguen manifestando sumisión a Washington. El hilo de la novela se desarrolla a partir de relatos sobre la vida de personajes corruptos, traidores, que se valen de inauditas e inconcebibles relaciones de compadrazgo, compra y venta de favores e hipocresía para obtener sus objetivos. En los dos libros, se describen 80 años del pasado, presente y futuro de México.

Alguien podría afirmar “eso es solo ficción”, pero cuando la literatura es sensible, tiene la capacidad de reflejar los pormenores de la vida social de un país, dándonos a conocer la historia y la política de forma entretenida. Al respecto, en 1995 Gabriel García Márquez señaló: “Dicen que yo he inventado el realismo mágico, pero solo soy el notario de la realidad. Incluso hay cosas reales que tengo que desechar porque sé que no se pueden creer”. 

La respuesta gubernamental mexicana a los hechos en Guerrero raya en el realismo mágico. Apenas el 29 de octubre, más de un mes después de los hechos, el presidente Enrique Peña Nieto se dignó en recibir a los padres de los jóvenes desaparecidos. Tal vez sea casualidad, pero fue ese mismo día cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama informó a través de un vocero de la Casa Blanca, que la situación en México era preocupante. 

Posteriormente, el 7 de noviembre, el Procurador General de la República (PGR) Jesús Murillo Karam informó que según las declaraciones de tres testigos participantes en las acciones que derivaron en la desaparición de los estudiantes, éstos “fueron asesinados después de que policías de los municipios de Iguala y Cocula los entregaran al grupo criminal «Guerreros Unidos». Sus cadáveres fueron después quemados, se depositaron los restos en bolsas y fueron arrojados en un río cercano”. Con esto dio por cerrado el caso.

La inmediata movilización nacional e internacional denunció y rechazó tales declaraciones, siendo, -esta vez- el propio Papa Francisco quien ese mismo día dijera que quería “expresar a los mexicanos aquí presentes y a los que están en la Patria, mi cercanía en este momento doloroso de la legal desaparición, pero sabemos asesinato de los estudiantes”. Dictamen santo. Sin comentarios.

Los acontecimientos son aterradores. La búsqueda de los estudiantes ha significado encontrar hasta 32 fosas comunes con centenares de cadáveres, aunque la cifra varía según la fuente. El propio Murillo Karam no ha sido capaz de dar datos precisos al respecto. Ante dos solicitudes hechas a la PGR por la revista digital mexicana Real Politik, previamente a los acontecimientos y en fechas diferentes, mismas que fueron contestadas el 5 y 8 de septiembre, la institución garante de la justicia y el Estado de derecho en México refirió en la primera ocasión “el hallazgo de 82 fosas clandestinas y mil 537 cadáveres entre 2009 y marzo de 2014; tres días después contestó a la otra solicitud, afirmando que entre 2005 y marzo de 2014 —un periodo de tiempo más amplio que en la primera petición— había localizado 32 fosas y 425 cadáveres, es decir, una diferencia de 50 fosas y menos de una tercera parte de los cuerpos referidos en la anterior solicitud”.

Esto no es ficción, es la expresión concentrada de la putrefacción de un sistema de complicidades y acuerdos que soslayan, cubren y protegen el delito. Sólo la movilización popular y la exigencia de las familias y amigos de los estudiantes así como de toda la sociedad decente del México maravilloso que hemos conocido desde siempre, podrán impedir que este crimen quede en el olvido como un suceso más de la milenaria vida del país de los mayas y los aztecas. El espacio de la ficción, -cuando se habla de política-, tiene un límite, pareciera que en México el mismo no existe. Recuerden al Gabo “…incluso hay cosas reales que tengo que desechar porque sé que no se pueden creer”.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Lanzamiento de la más reciente obra de Sergio Rodríguez Gelfenstein en Buenos Aires - Argentina





Fecha: Miércoles 12 de noviembre, a las 18.00 horas.
Lugar: SADOP - Tte. Gral. J.D. Perón 2625, CABA.


Se refirieron a la obra:
Marcelo Gullo, Dr. en Ciencias Políticas, Profesor de la Universidad Nacional de LANUS. 
Miguel Ángel Barrios. Dr. En Ciencias Políticas
Rafael Follonier, Ex-asesor del Secretario general de UNASUR, Néstor Kirchner.




sábado, 22 de noviembre de 2014

Sergio Rodríguez Gelfenstein presentó su último libro en Montevideo




El pasado viernes 14 de noviembre, en el Centro Cultural Simón Bolívar de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Uruguay y con el auspicio de la Fundación Vivian Trías, fue presentado el libro “La balanza de poder. Las razones del equilibrio del sistema internacional” del profesor venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein.

En esta última publicación, el autor nos plantea el fruto de una investigación de la que surge que se ha configurado en el planeta una “balanza de poder” entre las principales potencias: Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, Francia y Gran Bretaña. 

“La balanza de poder es un grupo cerrado que tiene algunas características que establece que si alguno de los actores se eleva por encima de los demás, éstos se unen, lo bajan, pero no lo sacan del sistema, lo mantienen, porque el equilibro se mantiene mientras todos estén”, señala Rodríguez Gelfenstein. 

Esta balanza de poder mantiene en permanente conflicto a sus zonas de influencia y se procede a la repartición del mundo, en particular de sus riquezas energéticas y minerales con cierto equilibrio conveniente para las potencias mundiales, pero sin conflictos bélicos directos entre estos países y los intereses económicos que estos defienden, entre otras cosas porque todos los actores requieren unos de los otros. 

Al mismo tiempo, plantea que la única alternativa de los países de América Latina y el Caribe para romper este modelo de “balanza de poder”, que los sojuzga y los somete a las veleidades de estas potencias, no es la alianza con alguna o algunas de ellas, sino la urgente y necesaria integración latinoamericana, independientemente del signo ideológico de los gobiernos de cada uno de los países. 

Sergio Rodríguez Gelfenstein es venezolano nacido en Chile. Es graduado en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela y Magister en Relaciones Internacionales por la misma Alma Mater. 

Rodríguez Gelfenstein es profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual” del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela. Fue Director de Relaciones Internacionales de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, asesor de política internacional de la Presidencia de Telesur y Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Nicaragua. 

Ha publicado artículos en revistas especializadas de Puerto Rico, Bolivia, Perú, Brasil, Venezuela, México, Argentina y España, así como en diversos periódicos e innumerables páginas de Internet. 

Es autor de los libros “Y cuando Fidel no esté?”, “Plan Colombia, globalización e intereses hegemónicos de Estados Unidos en América Latina”, “Puerto Rico, un caso de colonialismo en un mundo global”, “Se ha prendido la hierba en todo el continente. Relatos de Nuestra América”, “El tiempo de los intentos. De la crisis mundial a la cumbre de la CELAC” y “La balanza de poder. Las razones del equilibrio del sistema internacional”. 

Así mismo, ha coordinado obras colectivas y participado como coautor en varias compilaciones. 

Haciendo clic a continuación se puede acceder a la grabación completa de la conferencia de Sergio Rodríguez Gelfenstein, incluyendo las presentaciones del embajador de Venezuela en Uruguay Julio Chirino y del magister Julián González. 


Prensa EMBVENUY / PS 

Sección de Prensa
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en la República Oriental del Uruguay
Telf.: (+598) 29 00 24 44 / 29 01 76 42 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

En Kobane se defienda mucho más que la identidad kurda (II)


La ofensiva de la OTAN en Ucrania y la creciente agresividad estadounidense en regiones marítimas próximas a China se inscriben en el contexto de debilidad de la política de Occidente en el Medio Oriente. Así mismo puede entenderse la artificial baja en los precios del petróleo provocada por Arabia Saudita con la complicidad de Estados Unidos a fin de debilitar las economías preponderantemente energéticas de Irán y Rusia.

De tal manera, este marco permite entender la irrupción del EI y la respuesta leve de Estados Unidos, después que esta fuerza ha logrado controlar parte importante del norte de Irak y de Siria. El 12 de septiembre, el presidente Obama nombró al general John R. Allen como Jefe de la coalición internacional para luchar contra el EI. El general Allen cuenta con gran experiencia operativa después de haber sido Comandante Adjunto de las fuerzas militares en la provincia de Anbar en Irak, y posteriormente, Comandante de la Fuerza Militar Internacional en Afganistán. En ambas misiones, Allen adquirió gran manejo de la problemática de los países árabes y, en particular estableció sólidas relaciones con las fuerzas sunitas minoritarias en Irak. Es reconocido como un militar de características muy particulares por su involucramiento con los estudios internacionales y su gran capacidad intelectual.

La propuesta de Estados Unidos -bajo la cual se ha nombrado al general Allen en el cargo, a pesar de estar retirado de las fuerzas armadas- dice relación con un plan a tres años plazo, período en el cual la OTAN debe crear un gran ejército sunita, bajo control de Estados Unidos, a fin de ser introducido en el territorio hoy ocupado por el EI. Para ello, ya ha comenzado en los territorios de Arabia Saudita, Jordania y Turquía la preparación de las fuerzas que compondrán este ejército.

La experiencia que le ha dejado la debacle en la región, ha llevado a Estados Unidos a la conclusión de que la presencia del EI coadyuvará a un debilitamiento mutuo de las fuerzas armadas de Siria y de Irak, así como del propio EI en el combate que se libra en ambos países. En la medida de la impotencia de estas fuerzas de lograr éxitos en sus territorios, Estados Unidos irá introduciendo el ejército sunita que ha comenzado a erigir. En los 3 años que los analistas han estimado como necesarios para derrotar al EI, esta tropa se habrá consolidado y será el instrumento de negociación que hoy Estados Unidos no posee. A su vez le permitirá tener participación política desde una posición de fuerza que ha ido perdiendo en las negociaciones en la región.

El Plan apunta a construir instancias federales en Irak, tal como existe hoy con la participación de kurdos, chiitas y sunitas y en Siria, con intervención de kurdos, alauitas (chiitas), drusos y sunitas. A Estados Unidos no le interesa descomponer la institucionalidad siria, ni siquiera a sus fuerzas armadas, su propósito es derrocar a El- Assad o al menos reducir su poder. De esa manera restarle influencia a Irán en la región. La potencia norteamericana sabe que la única garantía de estabilidad en Siria la puede proporcionar su institución bélica. Estima que una situación anárquica en Siria (similar a la de Libia), pero que a diferencia de éste es fronterizo con Israel, resulta extraordinariamente incendiaria y peligrosa para éste. 

Con la creación de esta fuerza militar bajo su control, Estados Unidos pretende lograr en la mesa de negociaciones, no lo que no ha podido lograr en 13 años de guerra. Está al tanto además, que Rusia e Irán no pueden negarse a ello, a pesar que un trato de este tipo, no está necesariamente acorde con sus objetivos en la región. Esto permitirá ejecutar el tan ansiado reordenamiento político regional a través del cual Occidente construirá un nuevo mapa del Medio Oriente acorde a sus objetivos. Así mismo, aceptará la entrada de Siria con El-Assad en el gobierno (si no lograra su derrocamiento) y sobre todo a Irán como interlocutores políticos válidos en las negociaciones de la región, sin que aparezca como una derrota de sus planes.

Este ambiente es el que admite una lectura mejor de la extraordinaria hazaña de los combatientes kurdos en Kobane. Sus acciones han paralizado la ecuación estratégica. Pero, la situación de los kurdos es distinta en cada país. En Siria son aliados de El-Assad. En Irak tienen un régimen autónomo, pero sus líderes son aliados de Turquía e incluso de Israel. Turquía quiere aprovechar las acciones del EI para aniquilar a los kurdos y en particular al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El canciller iraní lo ha dicho sin ambages “A Turquía no le interesa debilitar al EI sino al gobierno de Bashar El- Assad” y ha advertido de la tragedia humanitaria en Kobane.

En Kobane se está jugando la identidad kurda. Turquía la quiere esfumar. A Siria e Irán le interesa que la resistencia kurda se mantenga porque eso le genera problemas a Turquía. Sin embargo, en el trasfondo hay que considerar lo que dice la analista iraní, residente en España, Nazanín Armanián cuando expone que “Es hora de matizar el concepto del “pueblo kurdo”, —como grupo étnico de 30-40 millones de personas repartidas entre varios países y unidas por un sentimiento de pertenencia y lazos históricos—, y tratarle como cualquier sociedad que sufre una encarnizada lucha de clases…”.

Lo cierto es que los líderes y combatientes del EI entran y salen de Turquía como si estuvieran en territorio propio. Es evidente que existen acuerdos entre ambos. Prueba de ello es que en medio del desastre causado por el EI a todo tipo de monumento o templo que no acoja su particular visión religiosa, uno solo de ellos se ha salvado de la furia destructiva de la banda terrorista: el santuario de Solimán Schah, el abuelo de Osmán I, fundador del Imperio Otomano. Ha sido tan grande la devastación que el 2 de noviembre pasado la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, instó desde Bagdad a la comunidad internacional “a actuar inmediatamente para proteger el patrimonio cultural iraquí de los `ataques bárbaros´ que ha sufrido desde 2003 y con especial virulencia desde este verano”. 

A partir de un acuerdo internacional, tal monumento está bajo soberanía turca, aunque se encuentra en territorio sirio. El 1° de octubre pasado el EI capturó el mausoleo, detuvo a los 20 militares turcos que los custodiaban, pero no dañaron el edificio. Tal vez tuvieron en cuenta las declaraciones de Erdogan, el 5 de agosto de 2013 cuando siendo primer ministro de su país, dijera que “cualquier acción desfavorable en contra de ese monumento, (…) sería un ataque a nuestro territorio, así como un ataque a la tierra de la OTAN”.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

En Kobane se defiende mucho más que la identidad kurda (I)



                                                                                                
                                                                                  A Miguel Guaglianone, hermano y compañero de luchas y de sueños

Kobane, la ciudad del norte de Siria, fronteriza con Turquía se ha transformado en las últimas semanas en el epicentro de los combates que han emergido desde el inicio de la ofensiva de la organización terrorista sunita Estado Islámico (EI) en Irak y Siria.

Kobane (Ayn al-Arab en árabe) es una ciudad de alrededor de 50 mil habitantes de mayoría kurda (90% de la población) que está situada a menos de un kilómetro del límite territorial entre Siria y Turquía. La dimensión de los combates y el heroísmo del pueblo kurdo que habita la ciudad, en particular de las Unidades de Protección Popular (YPG), brazo armado del Comité Supremo Kurdo del Kurdistán Sirio, y de sus mujeres, que forman parte de las Unidades de Protección Popular (YPJ), han dado a conocer una acción que se ha comenzado a denominar como el “Stalingrado del Medio Oriente”.

Sin embargo, tras bambalinas, las acciones en Kobane son expresión de la multiplicidad de factores que están presentes en el conflicto del Medio Oriente, los intereses de los países que participan directamente en las acciones y de las potencias que han intervenido militarmente en los hechos.

En un primer momento, Estados Unidos, minimizó el potencial terrorista del EI. Ello permitió su crecimiento y expansión sin cortapisas de ningún tipo. Así mismo, las acciones de esta banda extremista han puesto sobre el tapete el papel tenebroso que siempre ha jugado Turquía en el escenario de las acciones. Su discurso y accionar han sido contradictorios, por una parte ha suministrado armas y apoyo al EI para que éste elimine la resistencia kurda y al mismo tiempo envía señales difusas en cuanto a su involucramiento en las acciones. El ex canciller y actual primer ministro Ahmet Davutoglu anunció el pasado 3 de octubre que su país no iba a permitir que Kobane cayera en manos del EI. No obstante, el propio Presidente Recep Tayyip Erdogan lo refutó cuando afirmó pocos días después que Turquía se involucraría en la defensa de Kobane bajo ciertas condiciones: el establecimiento de una zona de exclusión aérea, la posibilidad de entrenamiento de las fuerzas de lo que llama “oposición moderada siria” y una estrategia directa que conduzca al derrocamiento del presidente sirio Bashar el Assad. Días después la propia OTAN y las potencias occidentales rechazaron tales condiciones. 

Turquía a su vez, objetó el apoyo bélico de Estados Unidos a los kurdos que resisten en Kobane, bajo el argumento de que se está fortaleciendo al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización considerada como terrorista por este país. Vale decir que, los ataques aéreos y suministros logísticos que Estados Unidos está ejecutando en la región se realizan en el marco de la ambigüedad típica de la potencia cuando interviene militarmente, sin objetivos claros que cumplir. Así, se hizo aparecer como un error que ciertos pertrechos, hechos llegar por vía aérea a los kurdos, cayeran en manos del EI, lo cual deja muchas dudas al respecto.

La coalición creada para combatir al EI ha gastado alrededor de 1000 millones de dólares en tres meses de acciones. En ese período han realizado un número cercano a 1800 incursiones aéreas, de las cuales 1100 han sido ataques misilísticos. De esa cantidad, Estados Unidos ha aportado 467 millones de dólares. Estas cantidades son ínfimas si se les compara con otras acciones realizadas por la potencia norteamericana en el pasado reciente, por ejemplo en Afganistán e Irak. Vale decir que la cantidad de misiles lanzados en 3 meses por la coalición liderada por estados Unidos es el equivalente a lo que las fuerzas armadas de Israel usaron en 2 días durante el asedio inhumano contra Gaza el pasado mes de julio. 

Voceros estadounidenses autorizados han informado que se necesitarán al menos 3 años de acciones directas para lograr debilitar al EI. Eso es mucho tiempo si se compara con las acometidas fulminantes que llevaron a la derrota de los talibanes en Afganistán en 2001 y de Saddam Hussein en Irak en 2003. En este contexto, sería válido preguntarse a qué obedece este cambio en el pensamiento estratégico estadounidense. Resulta curiosa la argumentación para explicar la negativa de utilizar tropas terrestres en las operaciones. Contrario a lo que se pudiera afirmar, la opinión pública de Estados Unidos estaría de acuerdo en apoyar una incursión terrestre de sus fuerzas armadas. Los medios de comunicación, sempiternos aliados del Complejo Militar Industrial se han encargado de ello, mostrando de manera grotesca y alejada de cualquier racionalidad las decapitaciones de ciudadanos occidentales y árabes realizadas por el EI. Vale recordar que estas bárbaras muestras de violencia fueron expuestas a la ciudadanía estadounidense justo el 11 de septiembre estableciendo un simbolismo en la preparación sicológica de la ciudadanía que no deja lugar a dudas en torno de a donde conduciría una eventual escalada del conflicto.

¿Qué se vislumbra en el trasfondo? En primer lugar, hay que decir que la suposición de que se puede derrotar al EI sin la participación de las Fuerzas Armadas de Siria o dejando al margen a Irán son quimeras construidas por los analistas de estrategia que asesoran al Presidente Obama. Hay otros elementos detrás de este talante.

En el transcurso de este siglo, la política de Estados Unidos en el Medio Oriente y el norte de África ha sido un total fracaso, no han podido vencer a los talibanes en Afganistán, salieron derrotados de Irak, dejando en el poder un gobierno de mayoría chiita aliado de Irán, eliminando de paso el ejército sunita de Saddam Hussein que era uno de los más sólidos de la región. En Libia, después de la destitución y posterior asesinato de Muamar Gadafi, el país ha devenido en una anárquica guerra tribal, por lo cual las grandes trasnacionales energéticas no han podido igualar ni siquiera la menor producción petrolera previa a la invasión de la OTAN. Los Hermanos Musulmanes, organización pro occidental extremista de la derecha árabe creada por las agencias de inteligencia británicas ha sido desalojada del poder en Túnez y Egipto, perdiendo Estados Unidos y Turquía su más firme aliado en la región. Los houthis, grupo chiita de Yemen ha comenzando a controlar ese país casi en su totalidad poniendo presión en el paso de Bab el Mandeb, el cual junto a Ormuz bajo inspección iraní, conforman el dúo de estrechos que permiten la navegación de los súper tanqueros desde el Golfo Pérsico al Golfo de Adén en el Océano Índico y de éste al Mar Rojo. Así mismo, los chiitas, mayoritarios en Bahréin ejercen cada vez mayor presión contra la monarquía sunita de ese reino en el que tiene su sede la 5ta. Flota de la Armada de Estados Unidos. En Siria, las fuerzas mercenarias y terroristas no han podido consolidar sus posiciones, mucho menos estar cerca del derrocamiento del presidente Bashar el –Assad, a pesar de todo el apoyo financiero, bélico y logístico de las monarquías sunitas y de la OTAN. Finalmente, Israel, a pesar de su enorme operación terrorista contra Gaza no pudo lograr los objetivos propuestos. Al contrario la diplomacia palestina ha logrado resonantes victorias al obtener el reconocimiento político de Suecia y el voto favorable en ese sentido de los parlamentos de Gran Bretaña e Irlanda. 

CONTINUARÁ...