Vistas de página en total

viernes, 29 de septiembre de 2017

El imperio por dentro, crisis, poder y guerra.


El eje del desolador panorama de la situación mundial está signado por la llegada de Donald Trump al gobierno de Estados Unidos. De solo pensar que si hubiera sido Hillary Clinton, la presidenta del país más poderoso del mundo, la situación hubiera sido mucho peor resulta espeluznante y aterrador. Pero, esa es hoy la realidad de un sistema político que ha tenido un corrimiento hacia posiciones ultra reaccionarias como nunca antes en la historia, llevándose como un huracán no sólo aquellos que desde el partido republicano profesan la fe más conservadora, también a los demócratas que en el léxico de Estados Unidos son considerados como liberales. 

La conducción política de Estados Unidos hoy asume, -en los hechos- un pensamiento claramente fascista, que solo tiene parangón ideológico en la historia, durante los prolegómenos de la segunda guerra mundial, cuando Adolfo Hitler llegó al poder en Alemania. Sin embargo, los estudios más acuciosos de la realidad interna de Estados Unidos afirman que esta situación no se está produciendo gracias a Donald Trump, sino a pesar de Donald Trump.

Esta afirmación que a primera vista podría causar hilaridad y sorpresa, se explica por la razón de que en los hechos no es Trump quien gobierna, sino que son aquellos que ostentan el poder real, los que están aprovechando una situación ideal producida por la ignorancia, la idiotez y la mentalidad troglodita del presidente estadounidense, todo lo cual crea condiciones óptimas para la imposición de una política guerrerista, amenazante, belicista e intervencionista del poder real, ese que manda desde las sombras.

En el trasfondo, lo que impera es el aparato globalizador que tiene en Estados Unidos a su eje, el cual llegó al poder con el gobierno de Obama y se mantiene aún hoy con Trump. Éste, pensó combatirlo a partir del desarrollo de una política de "nacionalismo económico” que proponía que la maximización de ganancias para las grandes empresas de Estados Unidos iba a ser el motor de la dinamización económica del país en crisis desde 2008.

Para ello, se debería disminuir la presencia militar de Estados Unidos en el planeta y mermar la actitud intervencionista no sólo en términos políticos, también en los económicos. En sus semanas iniciales de gobierno, Trump quiso aplicar su programa de gobierno “Estados Unidos primero”, para lo cual era básico disminuir y eliminar la confrontación con Rusia y hacer asumir a la OTAN parte de los gastos de guerra pero de inmediato sufrió el efecto demoledor del conjunto del aparato formado por Wall Street, (poder financiero), el Pentágono y las agencias de inteligencia (poder militar, de seguridad y espionaje) y las grandes trasnacionales de la comunicación (poder mediático), las que actuando como un todo, hicieron capitular al presidente de Estados Unidos en solo seis meses, por lo que a éste no le quedó otra opción, que actuando como el gran bufón que es, sumarse al poder real que encarna en los hechos, el Secretario de Defensa James Mattis. Esto ha tenido variadas repercusiones, pero en lo que más incumbe a América Latina y el Caribe, ha producido lo que James Petras denomina “la militarización de la política exterior de Estados Unidos”, cuyos efectos ya hemos comenzado a sufrir.

Esta política es básica para soportar económicamente al país. ¿Cómo funciona? A través del incremento del gasto militar que para el año fiscal 2018 que comienza el próximo 1° de octubre se elevó a 692 mil millones de dólares, sin contar el presupuesto de las agencias de inteligencia que no se incluyen en este rubro y que hace que la cifra supere con creces el billón de dólares. El gasto militar tiene una doble función: por una parte es la base del desarrollo de la guerra como instrumento de dominación, pero, por otra, se transforma en una original forma de reactivar la economía. Cuando a partir de 1945, en la carrera armamentista, ingresó el componente atómico, las cifras de la industria militar superaron a las de la economía de la mayor cantidad de países del mundo. La posibilidad de destruir el planeta (o un país como ha amenazado Trump refiriéndose recientemente a la República Popular Democrática de Corea), se transformó en el instrumento de chantaje más poderoso del mundo. Esa es la explicación de que el fin de la guerra fría no produjo una reducción en la producción de armas nucleares, por el contrario, un incremento.

En el meollo de este fenómeno está el hecho de que en el contexto de la economía global, las guerras y las armas necesarias para desatarlas, son la mejor mercancía en términos de acumulación de ganancias y riquezas para la sociedad capitalista. Se produce además, un círculo vicioso: el incremento del gasto militar garantiza la hegemonía global y viceversa. Así mismo, algunos objetivos colaterales que se logran son la garantía de la solvencia económica para las grandes empresas y la justificación para una gran inversión en ciencia y tecnología por parte de los gobiernos (incluyendo la espacial), en beneficio de las empresas, pero que solo sirven para el desarrollo de armamento aún más sofisticado. A los medios de comunicación y al cine le cabe el papel de construir imágenes falsificadas de enemigos “que vienen de afuera”, y con ello quiméricos héroes individuales o institucionales que salvan a Estados Unidos de “los malos”, los cuáles generalmente son negros, indios, latinos, asiáticos o musulmanes. Son oportunamente recompensadas con gigantescos contratos de publicidad y la prioridad en la concesión de los espacios radio electrónicos para incrementar su negocios y su ganancia, así mismo, están liberados de transmitir la verdad, o dicho de otra manera, están exentos de responsabilidad ética o incuso penal.

Pero, no todo está perdido, a diferencia de lo que ocurrió en Libia, cuando inocentemente, Rusia y China le dejaron las manos libres a la OTAN para producir la brutal intervención militar que condujo al asesinato de Gadafi, el desmembramiento del país, el despliegue de los odios tribales, la destrucción de su sociedad y la virtual desaparición del Estado, hoy, las dos potencias han decidido asumir su responsabilidad con la humanidad, evitando con su accionar diplomático e impidiendo, en el caso de Rusia, a través del despliegue de sus fuerzas militares en Siria que los planes imperiales de Estados Unidos puedan ejecutarse a su libre albedrío. Mientras eso siga aconteciendo y la posibilidad de mantener el equilibrio sea una realidad, el mundo puede respirar con un poquito de confianza

No obstante, el peligro es permanente, es constante, es acosador, la militarización de la política exterior de Estados Unidos y la presencia de un presidente débil desde el punto de vista político e inestable sicológicamente, dominado por las corporaciones (lo cual no es una novedad) y por las agencias del aparato de poder (lo cual si es novedoso), que actúan a partir de criterios propios, en un país donde el poder se ha hecho difuso y las decisiones ya no se toman centralizadamente, sino que cualquier mando medio tiene acceso a la llave que puede iniciar el primer ataque, como ocurrió cuando se hizo estallar “la madre de todas las bombas” en Afganistán, o como se hizo patente cuando Trump informó que los portaviones se dirigían a Corea, cuando en realidad el Pentágono los había enviado a Australia, da cuenta del momento más alarmante y oscuro que el planeta haya vivido desde la crisis de los misiles de 1962.

Se ha hecho común decir que “estamos en manos de un loco”, es peor que eso, estamos en un momento en que la crisis del capitalismo, expresada en la debilidad de Estados Unidos, que se manifiesta en la languidez de su moneda, el ascenso económico de China, la fortaleza y entereza de Rusia en la defensa de sus intereses y el desmoronamiento del aparato del poder imperial, que ya no sabe actuar como un todo único, nos hace vivir tiempos de extrema tensión, o dicho en otras palabras, el riesgo que significa una bestia herida lanzando zarpazos, obliga a los hombres y mujeres de buena voluntad a resistir, seguir construyendo, hacer que, a pesar de todo, este mundo pueda ser mejor, sobre todo para los excluidos, haciendo el mayor esfuerzo para evitar la imposición imperial, que pretende el avasallamiento a través de la fuerza y la violencia, para aplicar sin impedimentos su lógica de guerra y de muerte.

domingo, 24 de septiembre de 2017

“…Incapaces de gobernar a un pueblo libre…”. España y el referéndum catalán


Increíble, pero cierto, como si el mundo no hubiera girado más de doscientas veces alrededor del sol, la monarquía borbónica y el gobierno español pretenden seguir actuando como hace doscientos años, su lógica, su pensamiento, su actuación no ha evolucionado un ápice y pretenden aplicarle a Cataluña lo mismo que intentaron en América, aunque no sabemos si será capaz hoy, de desatar la despiadada represión, la brutal amenaza política, económica y religiosa y la feroz guerra que tuvieron que enfrentar nuestros padres fundadores para lograr la Independencia.

¿Se imagina alguien que Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, Francisco Isnardi, Juan Antonio Rodríguez, así como los restantes diputados que firmaron el Acta de la Independencia de Venezuela, iban a acatar el mandato de las cortes españolas y del rey y desistir de dar el paso adelante que los convocaba a “vivir y morir libres” y a que como “Estado libre e independiente [tenga] un pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos”?. Imposible, la decisión estaba tomada, la voluntad de hacerlo era indefectible y así, procedieron a firmar el Acta de la Independencia. Sobrevinieron diez años de guerra, de resistencia española a la realidad, de intentar retrotraer la historia, hasta que el genio político y militar de Bolívar los barrió en Carabobo, tres años antes de que otro grande: el Mariscal Antonio José de Sucre, los derrotara definitivamente en la Pampa de Ayacucho en 1824 y los expulsara de América del Sur.


¿Se puede imaginar alguien que los diputados elegidos en las provincias venezolanas iban a renunciar a los propósitos que se habían planteado para a cambio, respetar la constitución española y al rey que pensaban formalmente desconocer? No sé si el deleznable gobierno de Rajoy y la putrefacta monarquía de parásitos borbónicos pretenden repetir la historia en Cataluña, pero los aprestos que hacen de cara al 1° de octubre cuando se ha convocado al pueblo catalán a que manifieste a favor o en contra de seguir perteneciendo a España y seguir viviendo bajo un sistema monárquico, apuntan en ese sentido.

Refiriéndose precisamente a la familia todavía reinante en el Estado español, el acta de la Independencia de Venezuela dice que “…faltaron, despreciaron y hollaron el deber sagrado que contrajeron con los españoles de ambos mundos, cuando, con su sangre y sus tesoros, los colocaron en el bono a despecho de la Casa de Austria; por esta conducta quedaron inhábiles e incapaces de gobernar a un pueblo libre, a quien entregaron como un rebaño de esclavos”. Hoy no es formalmente la “Casa de Austria”, la que rige los destinos de España y de Europa, su símil en el siglo XXI es la troika formada por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, ante el cual los gobiernos débiles de Europa se arrodillan, se subordinan y se dejan llevar a una integración desigual, que somete a los pueblos, lo cual es también resistido por los catalanes.

¿Y con que le responden? Volvamos al Acta de nuestra Independencia: “A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus auxilios para oprimirnos”. El que lea esto podría pensar que estas palabras fueron extraídas de un manifiesto catalán de septiembre de 2017. No, no, no: es el documento fundacional de Venezuela redactado por Roscio e Isnardi y aprobado por los diputados en julio de 1811. 

De la misma manera, el Parlamento catalán aprobó el inicio del camino hacia su independencia de España, lo que estableció la realización del referéndum del 1° de octubre como medida democrática para que sean los catalanes quienes decidan respecto de su futuro político. Como es normal en estos casos, una decisión de este tipo, significa desobedecer la institucionalidad del Estado que le ha dado cobijo a tal nacionalidad, porque de eso precisamente se trata, de construir una institucionalidad nueva que obviamente desconoce la anterior. Para los que no lo saben, se llama Independencia.

España tiene buen récord en este sentido, aunque rechazó la independencia de Kosovo en 2008, precisamente por aquello de no “mirar la viga en ojo ajeno, sin considerar la paja en el propio”, jugó un papel relevante en el desmembramiento de Yugoslavia, no sólo porque Javier Solana, ex ministro de Felipe González era el Secretario General de la OTAN, cuando esta organización tomó la decisión de intervenir militarmente en ese país, también por su participación en esta brutal agresión con fuerzas de tierra, mar y aire a partir de 1992, lo cual pasó a formar de los “anales gloriosos” de las fuerzas armadas españolas. Ante esta amplia participación en la que igualaron a sus oponentes en cuanto a masacres contra la población civil, el posterior no reconocimiento de Kosovo fue pura hipocresía.

Hoy, Rajoy, más preocupado de Venezuela, que del desastre en el que se ha convertido su país, pretende aplicar el artículo 155 de la Constitución, para poder, -si logra la aprobación de la mayoría absoluta del Senado- desatar una ilimitada represión que obligue a Cataluña, -por la fuerza- a seguir subordinada a España, contra su voluntad, si eso es lo que decide el pueblo el próximo 1° de octubre. Rajoy, ha amenazado con suspender la autonomía y si fuera necesario ordenar una intervención militar en Cataluña. 

No sabemos quién será el Pablo Morillo que comandará las tropas, pero está visto que no hay fuerza capaz de impedir el espíritu de independencia de un pueblo. Además, la historia señala con claridad que, en términos de intervenciones militares, además de los asesinatos masivos y la represión ilimitada al pueblo inerme, el ejército español no ha sido muy ducho en estas lides, así fue en América y en el Sahara, sus más importantes aventuras coloniales y en la guerra civil donde el ejército franquista dio muestras palpables de salvajismo y barbarie. No hay que olvidar que Rajoy es miembro y dirigente de ese partido surgido de las huestes falangistas que tuvieron y tienen en Francisco Franco a su mayor adalid. Basta recordar también el bombardeo a Gernika, apacible pueblo vasco que hace 80 años fue destruido por las bombas de los aviones nazis alemanes y de la aviación fascista italiana a pedido de Franco, en lo que ha sido considerado el primer bombardeo masivo causante de una masacre a la población civil en la historia.

Todavía quedan diez días, aún hay espacio para la búsqueda de una solución negociada, sin embargo este martes 26, Rajoy se reunirá con Trump en la Casa Blanca, imagino que recibirá las últimas instrucciones, aunque vale decir que tanto Estados Unidos como la Unión Europea, potencias dominantes en España han sido cautos al momento de emitir opiniones respecto del referéndum catalán. Sobre todo es sorprendente en el caso de Estados Unidos donde está primando un discurso guerrerista que ha hecho recordar a muchos los días de Hitler en el gobierno alemán. Sin embargo, la portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos Heather Nauert, afirmó que éste era un “asunto interno” de España y que su país “trabajará” con el “gobierno o entidad” que salga del referéndum. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker ha hecho una sorpresiva declaración en la que, aunque negó la posibilidad de una incorporación inmediata a la UE de una eventual Cataluña independiente, aseguró que si triunfara el “Si” en el referéndum, “respetaremos esa elección”. 

Las cartas están echadas, hasta el momento de redactar estas líneas, ni el gobierno catalán, ni el de España, han mostrado intenciones de retroceder en sus puntos de vista, lo cual sigue ensombreciendo un horizonte de diálogo y negociación, deseable para todos a fin de evitar la violencia y la represión que ya han comenzado a desatar Rajoy y la monarquía española.

domingo, 17 de septiembre de 2017

El Vía Crucis del Papa Francisco.


En lo que la prensa ha dado en llamar una reprimenda del Papa Francisco a los líderes de la iglesia colombiana, el máximo jerarca de la iglesia católica mundial, expresó a los 130 obispos reunidos en Bogotá que la misma necesita de una mirada propia, para orientarla hacia la paz y la reconciliación. Enfocando el origen del conflicto de ese país, Francisco clamó por avanzar “…hacia la abdicación de la violencia como método, la superación de las desigualdades que son la raíz de tantos sufrimientos, la renuncia del camino fácil, pero sin salida de la corrupción, la paciente y perseverante consolidación de la ´res pública`, que requiere la superación de la miseria y la desigualdad”. Con profunda certidumbre, les aclaró a los obispos que ellos “no son técnicos ni políticos, son pastores”.

Evidentemente, estaba informado de que mientras invocaba la paz en Colombia, apoyaba el diálogo y las negociaciones del gobierno con las Farc en La Habana, la iglesia colombiana desde la base torpedeaba sus intenciones para oponerse junto al ex presidente Uribe a favor a ese camino de paz y reconciliación que tanto anhela para los colombianos. ¿O es que acaso es un secreto que en los días previos al referéndum que habría de ratificar el acuerdo logrado en La Habana, los sacerdotes desde los púlpitos llamaban a votar en contra?, como efectivamente ocurrió, tras la amenaza de que de no hacerlo se desplegarían los mil demonios contra el país. Esto, no me lo dijo nadie, lo conozco de manera directa.

Ahora, tras su visita y su desesperado llamado a reconstruir espiritualmente a un país quebrado, la vida demostrará que su grito caerá lamentablemente en “saco roto”, la oligarquía colombiana de la que forman parte la mayoría de los obispos, sencillamente no acatará las demandas del Papa y seguirá pugnando por un país en defensa de los ricos, de los opresores, porque contrario a lo que se pueda suponer, el Papa ya no manda en el Vaticano, mucho menos a su grey desparramada por el mundo.

Lo que Francisco no quiere entender o no puede entender es que, la relación de un católico con su Dios no es igual para todos, no es igual la de un humilde trabajador que la de un capitalista explotador, no es la misma, la de aquel que hace de la política un espacio para enriquecerse de manera corrupta e ilegal, que la de un obrero o un campesino que con el sudor de su frente le lleva el pan a sus hijos. 

En Venezuela, ha sido público y notorio que tras la construcción de múltiples viviendas, algunas de las cuales erigidas en el este de Caracas, territorio de la clase media, para ser entregadas a personas humildes de la población, los nuevos feligreses no se logran “mezclar” con los habitantes tradicionales de esas urbanizaciones, que asisten a las misas en las iglesias de esos sectores, por el contrario, han sido segregados y marginados durante los ritos dominicales. Incluso, durante aquellos meses de enfermedad y convalecencia del Comandante Hugo Chávez, algunos de esos feligreses que pedían por su salud en la misa, mientras era imposible no observar la cara de disgusto y repudio de aquellos que se creían y se creen los verdaderos y únicos dueños de la iglesia. 

Tampoco la iglesia es la misma, recuerdo al cura Hasbún que desde un programa cotidiano en el canal de televisión de la Universidad Católica de Chile, propiedad de la iglesia, llamaba a desatar la violencia contra el gobierno de Salvador Allende y tras su derrocamiento, hacía apología de Pinochet mientras miles de chilenos estaban siendo asesinados, torturados y desaparecidos. ¿Puede este engendro fascista, tener una cercanía a su Dios como la que tenían centenares de sacerdotes que permanecieron fieles a su pueblo, algunos de los cuales incluso fueron asesinados por la dictadura como Joan Alsina, Miguel Woodward, André Jarlan y Gerardo Poblete o desaparecido como Antonio Llidó?. ¿Eran acaso ellos miembros de la misma iglesia de Hasbún?

En su viaje a Colombia, Francisco se reunió con una delegación de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), entre los participantes en el encuentro estaba el cardenal Baltazar Porras, quien accedió a esa majestad, por recomendación de su amigo Pietro Parolin, ex nuncio en Venezuela y ahora Secretario de Estado del Vaticano, desde donde dirige la oposición a Francisco, quien se vio obligado a nombrar a Porras, en virtud de los necesarios equilibrios que el Papa debe mantener entre los grupos de poder que pululan en la Santa Sede. Tan solo un mes antes, Porras conocido por la promoción de la violencia contra el gobierno y su apoyo al terrorismo, le impidió al sacerdote Numa Molina presidir una misa en su diócesis de Mérida en honor de las víctimas de la violencia terrorista. Vaya manera de practicar la democracia de este seudo católico, que dice implorar por ella.

Esa reunión, no revistió mayor importancia, toda vez que en un hecho inédito, la CEV se auto inhibió como mediadora, al apoyar y actuar como miembro de una de las partes y oponerse al diálogo que ha promovido el Papa en el conflicto interno del país. Al igual que en Colombia, actuando contra la voluntad del Sumo Pontífice, la iglesia venezolana ha sido promotora de la violencia y el terrorismo.

No es mera especulación hablar, sobre la pérdida de poder de Francisco y el sabotaje a su gestión desde el interior de los muros del Vaticano. En el año 2015, se publicó el libro “Via Crucis” del periodista e investigador italiano Gianluigi Nuzzi, en el que con más de un millar de escritos originales se documentan los graves hechos de corrupción que agobian la estructura máxima de la iglesia católica, en la que altos prelados que gobiernan la curia, despliegan verdaderas actuaciones mafiosas que incluyen robo, malversación, estafa, despilfarro del dinero de los creyentes, malas prácticas en los procesos de beatificación y santificación (manejados como verdaderos negocios), desvío del dinero que llega desde todas partes del mundo, que debería destinarse a obras benéficas para aliviar a personas necesitadas y, es utilizado para la vida lujosa y el dispendio de cardenales y altos jerarcas de la curia.

El objetivo es minar la credibilidad en Francisco y generar un malestar de los feligreses hacia su gestión, desde el momento en que tras su llegada al papado intentó hacer transformaciones profundas y poner correctivos a una iglesia que se debate entre su alejamiento de los pobres y el crecimiento de otras iglesias cristianas.

En su alegato, Nuzzi quien como él mismo dice, no pretende hacer una “defensa del Papa, sino un análisis periodístico de los graves problemas que afectan a la Iglesia”, pone en manos de los lectores abundante información para entender las actuaciones políticas del Vaticano. 

En lo que a nosotros respecta, se podrá comprender la razón de las contradicciones entre las declaraciones del Papa y los “comunicados del Vaticano”, claramente diferenciados porque postulan antagónicos objetivos para la resolución del conflicto interno de Venezuela. En oposición a Francisco que ha pedido por la paz en Venezuela, como se dijo antes, se encuentra el cardenal Pietro Parolin quien desde su encumbrada posición, emitió a comienzos de agosto un documento de rechazo a la Asamblea Constituyente, en abierta injerencia en los asuntos internos de Venezuela y en clara conjunción con la CEV, la Secretaría General de la OEA y el gobierno de Estados Unidos.

No se puede esperar algo distinto de quien se negó varias veces a entregar información a una comisión creada por el Papa y que por orden de él, intentaba tener un cuadro real de la situación financiera del Vaticano, la cual increíblemente, es “desconocida” por cualquier autoridad y jamás entregada al Papa. Cuando el Sumo Pontífice, exigió conocer acerca del uso del dinero proveniente de las tradicionales colectas recibidas en las fiestas de San Pedro y San Pablo y ejerció presión a través de su Secretario, el Prelado Alfred Xuareb, Parolin se vio obligado a entregar un informe, aunque ocultó datos relevantes, alegando que dichas cuentas se habían “mantenido hasta ahora en absoluta reserva por respeto a las indicaciones de los Superiores…”. Se ignora quienes puedan ser esos “Superiores” que tienen mayor autoridad en la Iglesia que Francisco. Este es solo un ejemplo entre muchos otros que aparecen en el libro, respecto de las oscuras actuaciones del aparato permanente de poder del Vaticano, tras el cual se encuentra, sobre todo, la iglesia italiana y la estadounidense.

Y uno se pregunta, si de la manera más descarada se desconoce la autoridad del Papa en materia interna y financiera, qué se puede esperar en el ámbito internacional. El Vaticano vive una crisis profunda, los males de la sociedad capitalista lo han permeado: corrupción, enriquecimiento ilícito, pederastia, despilfarro y apego a los intereses de los poderosos en detrimento de los pueblos que de manera sana y envueltos en una gran fe profesan su religión. He ahí el Vía Crucis de Francisco y su opción preferencial por los pobres como camino que ha elegido, para conducir una iglesia, que parece ir en sentido contrario.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Una propuesta novedosa: Venezuela debería adoptar la constitución saudita


Hace algunos días Julian Assange, hizo una propuesta que ayudaría a resolver buena parte de los problemas de Venezuela y nos garantizaría la amistad de Estados Unidos, la OTAN y la derecha internacional. El periodista australiano planteó que para ello, Venezuela debería adoptar la Constitución de Arabia Saudita. A partir de esta idea, se me ocurrió que valdría la pena revisar que hace ese país, bajo el alero y protección de Estados Unidos y Europa, para tener tales posibilidades, las cuales, incluso en estimación de sus méritos le valieron el ingreso a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

En primer lugar si tuviéramos la Constitución de Arabia Saudita, tal vez no ocurriría que en menos de dos días, un canal de televisión español y otro colombiano con absoluta premeditación, ajenos a cualquier ética periodística y apelando a la “libertad de prensa” que dicen defender, emitieran noticias falsas sobre Venezuela. Por una parte, la cadena de televisión española Antena 3 utilizó una imagen que mostraba el desabastecimiento en un supermercado de Austin (Texas, Estados Unidos) para “informar” sobre la dificultad para encontrar alimentos y otros productos en Venezuela, mientras que una periodista del canal 1 de Colombia le pagó a un supuesto ex agente de la inteligencia venezolana para que acusara de corrupción y narcotráfico a altos dirigentes del gobierno y las fuerzas armadas bolivarianas. Ante la flagrancia del hecho, la inmoralidad del canal colombiano, respondió diciendo que la denuncia hecha por el canal Telesur, ponía en peligro la integridad de la seudo periodista. Deberían recordar a José Gervasio Artigas: “Con la verdad no ofendo ni temo.” 

Pero, volviendo a Arabia Saudita, tal vez, adoptar su Constitución permite mantener asediada durante meses por las fuerzas militares del régimen, a una ciudad, solo porque la mayoría de su población tiene una creencia religiosa distinta de la oficial. En efecto, la ciudad de Al Awamiyah, estuvo en esa condición, mientras el ejército la bombardeaba y la sometía a disparos de francotiradores que causaron decenas de muertos, cuyos cuerpos permanecían en las calles, tres meses después del inicio del asedio, mientras los órganos de seguridad secuestraban y torturaban a mujeres y niños. 


Por la misma razón, el año pasado la monarquía saudita, detuvo al reconocido clérigo chii Nimr al Nimr, quien junto a cuatro civiles chiíes y 43 suníes fue ejecutado por presuntos cargos de terrorismo no demostrados. 

Arabia Saudita también ha sido autorizada por la comunidad internacional (léase Estados Unidos y Europa), para el financiamiento, soporte y entrenamiento de terroristas en todo el mundo, utilizando para ello “organizaciones de caridad” que funcionan tras el manto de la ayuda a los necesitados. Según el periodista y analista internacional Rasoul Goudarzi “entre los años 1975 y 1985, Arabia Saudí “ayudó”, con unos 48.000 millones de dólares, a estas estructuras para hacer llegar dinero a los grupos extremistas”, todo lo cual es conocido por Estados Unidos, incluyendo el papel jugado por ese país en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Desde la misma óptica, el centro analítico británico Henry Jackson Society, sitúa en no menos 86.000 millones de dólares el financiamiento saudita al extremismo wahabí. Según Goudarzi, estos recursos sirvieron en 2004 para crear “centros de caridad” en alrededor de 50 países de América, Asia, Europa y África con más de 5.000 empleados a fin de ser utilizados para financiar los centros de entrenamiento de terroristas. Esta información ha sido corroborada por informes de los servicios de inteligencia de Alemania y Gran Bretaña. Ante esto, algunos países europeos como Austria y la misma Alemania se han visto obligadas a tomar medidas para evitar el financiamiento del extremismo wahabí, lo cual no obsta para que casi todos los países del viejo continente mantengan excelentes relaciones con la monarquía.

Así mismo, en los últimos años, los recursos sauditas han sido utilizados por el “Estado Islámico” y Al Qaeda como se desprende de un informe elaborado por el Grupo de Acción Financiera contra el Blanqueo de Capitales (GAFI), publicado en febrero de 2015.

El interés de Estados Unidos y Occidente por permitir el financiamiento del terrorismo y la proliferación de madrasas, escuelas donde se enseña una visión extremista y radical del Corán viene dada por el uso de estos “estudiantes” como tropa de choque y carne de cañón en las guerras que las potencias libran en todo el mundo a fin de incentivar el conflicto, incrementando las ventas de armas, verdadero pilar de la economía capitalista, así también evitan la participación de tropas estadounidenses y de los países de la OTAN, disminuyendo bajas que impactan negativamente en su opinión pública desde la guerra de Vietnam. Esta modalidad se ha hecho práctica recientemente en Irak, Libia y Siria.

De la misma manera, el sistema medieval monárquico de Arabia Saudita ha creado una policía religiosa que se denomina mutawa y que se encarga de “preservar la virtud y prever el vicio”, en realidad se trata de un órgano muy similar a la Santa Inquisición que entre los siglos XII y mediados del XX le permitió a la iglesia católica perseguir a quienes consideraban herejes o brujas. La mutawa es la encargada de ahorcar y decapitar públicamente a quienes se alejen de la fe wahabí…en pleno siglo XXI.


En otro ámbito, vale decir que Arabia Saudita pasó de ser en 2011 el décimo primer comprador de armas del mundo, al primer lugar en 2014, cuando gastó 6.4 mil millones de dólares, con lo que tuvo un aumento del 280% en solo una década, según un informe de los expertos del IHS Janes, con sede en Londres. Tal vez el secreto de la buena relación con Estados Unidos está en que este país se benefició con el 57% de esas compras. 

Con este armamento, la monarquía saudita inició una guerra de agresión contra el país más pobre del mundo árabe: Yemen. Con el apoyo de Israel y otras monarquías árabes de su misma especie, los ataques del “heroico” ejército de la familia Saud ha causado más de 12 mil bajas en la población civil, casi 4 millones de refugiados, y la destrucción de la mayor parte de la infraestructura del país del sur de la península arábiga, así mismo ha dejado como resultado que el 82% de los 26.5 millones de yemeníes necesite ayuda humanitaria, que 14.4 millones no alcancen a cubrir sus necesidades alimenticias básicas y cerca de 20 millones no tengan agua potable, mientras que 14.1 millones no disponen de asistencia sanitaria, toda vez que cerca de 600 centros de salud han sido clausurados por los daños causados por la aviación y la artillería saudita, así mismo hay una falta total de insumos y personal médico. Sin embargo, en el terreno militar, las tropas del rey Salman y su hijo Mohamed están siendo derrotados por los patriotas yemeníes, al mismo tiempo que Al Qaeda y el Estado Islámico toman mayor control del territorio del país amparados en la brutal agresión saudita. 

Como consecuencia del superlativo gasto militar para librar la guerra en Yemen y el apoyo al terrorismo, las finanzas de la monarquía han comenzado a hacer mella. Un informe elaborado por el profesor israelí Eido Cohen llega a decir que “el sistema saudí corre el riesgo de un hundimiento en medio de un empeoramiento progresivo de las condiciones económicas”, todo lo cual ha llevado a la la reducción de salarios de empleados civiles y militares en 900 riyales (300 dólares), así como a la eliminación de los incrementos salariales y las bonificaciones. También se ha producido un aumento de los gravámenes que afectan a los cigarrillos, las bebidas energizantes y otros productos alcanzando al 100% de su costo de producción. De la misma manera, se aprobó un nuevo impuesto por el uso de las calles en la capital y otro a los pasajeros que viajan de y hacia los países vecinos.

Esto no ha sido óbice para que durante la última gira internacional del rey, en marzo de este año, se haya hecho acompañar con un séquito de 1000 personas y 500 toneladas de equipaje, lo cual no ayuda mucho a alivianar la carga de la crisis económica y financiera que como siempre recaerá en el pueblo. En ese ámbito los indicadores de la economía saudí, expresan el crecimiento de las tasas de pobreza, inflación y desempleo, llegando a que 60% de la población se ubique por debajo de la línea de pobreza, desmintiendo los más de 20 mil dólares de PIB per cápita que muestran las cifras oficiales, los cuales no expresan la distribución que se hace de los ingentes ingresos petroleros, los cuales son apropiados en su casi totalidad por la monarquía corrupta reinante.

Imagino que todas estas prácticas bendecidas y aprobadas por Estados Unidos y Europa, los cuales se permiten mantener una excelente relación con la familia Saud, deben ser la razón por la que Assange, víctima él mismo de la hipocresía occidental, haya hecho tan novedosa propuesta para Venezuela.

viernes, 1 de septiembre de 2017

“No me vendo ni me rindo. Yo quiero Patria Libre o Morir”



En el marco de la guerra civil en Nicaragua, en enero de 1927, las tropas estadounidenses desembarcan en el país y en una rápida campaña militar ocuparon Managua en el mes de abril. El día 17 de ese mes arribó a la capital nicaragüense Henry Stimson, -enviado especial del presidente estadounidense Calvin Coolidge- quien el 4 de mayo, firmó con el general liberal José María Moncada, el pacto del Espino Negro, a través del cual se consagró la rendición del ejército liberal y la aceptación del mandato del presidente conservador Adolfo Díaz. El 25 de agosto, en clara intromisión en los asuntos internos del país centroamericano, Estados Unidos entregó al gobierno de Díaz un documento mediante el cual le informaba que el Embajador Charles C. Eberhard y otro enviado especial del presidente Coolidge, el General Frank Ross McCoy, elaborarían las clausulas que habrían de establecer las pautas para la celebración de los comicios presidenciales de noviembre de 1928. 

De manera inmediata, al día siguiente 26 de agosto, el general Augusto C. Sandino, que se ubicaba en el campo liberal, a través de una carta de su autoría rechazó la componenda diseñada por la Casa Blanca, señalando que permanecería en armas mientras hubiera un gobierno conservador en el país y sólo las entregaría a uno de corte liberal, aún sin estar de acuerdo con él. Así mismo, informó a sus soldados que de en adelante estarían solos en esa lucha y que el tirano presidente Adolfo Díaz ya no era el enemigo principal, sino que ahora deberían enfrentarse a “los marinos del imperio más poderoso que la historia ha conocido”. Sandino entendió perfectamente que el conflicto dejaba de tener un carácter interno, para transformarse en una guerra en defensa de la soberanía y la integridad territorial de su país. 

Como recuerda el historiador Gregorio Selser, con Sandino había veintinueve combatientes, que conformaron el germen que dio nacimiento el 2 de septiembre de 1927 al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN). El General de Hombres Libres no ocultó a sus soldados la magnitud de la contienda que se avecinaba: “Seremos asesinados villanamente por las bombas que desde el aire nos envíen truculentos aviones; acuchillados con bayonetas extranjeras; tiroteados por ametralladoras modernísimas”, pero no hubo dudas respecto de la misión que debía emprenderse por amor a “nuestra afligida madre Nicaragua”. Ante la traición que significó el Pacto del Espino Negro, Sandino afirmó contundente “No me vendo, ni me rindo. Yo quiero Patria Libre o Morir”

Ese día, en el cuartel general de El Chipote, ubicado en las cercanías de Quilalí en el Departamento de Nueva Segovia, al norte del país, todos los combatientes firmaron el documento de 14 puntos que marcaba el modelo de organización que seguiría el EDSN. Entre ellos se establecía que podían unirse a él quienes estaban dispuestos a “defender con su sangre la libertad de Nicaragua” y que se reconocía como Jefe Supremo “al patriota general Augusto César Sandino, leal y sincero, quien ha sabido defender con toda abnegación el decoro nacional como legítimo nicaragüense”. Así mismo, se desconocía todo acto del gobierno traidor de Nicaragua y de los invasores extranjeros, pues se entiende “que la política de nuestro país no debe emanar de una nación extraña, sino que debe estar basada en el más alto espíritu nacional”. El documento fijaba certeramente la prohibición de cualquier jefe del EDSN de celebrar pactos secretos con el enemigo ni convenios de ninguna clase so pena de ser juzgado marcialmente en Consejo de Guerra. 

El combate sin cuartel del EDSN contra los invasores llegó a su fin en 1933 cuando el ejército estadounidense derrotado, se vio obligado a abandonar Nicaragua. La paz con el gobierno se firmó en febrero de 1933 y un año después, Anastasio Somoza quien había sido designado por Estados Unidos como Jefe de la Guardia Nacional creada cuando era inminente su salida del país, asesinó a Sandino, cuando éste abandonaba el palacio presidencial tras reunirse con el nuevo presidente liberal Juan Bautista Sacasa.

Largos años de lucha sobrevinieron a la muerte de Sandino y en 1961, un grupo de patriotas liderados por Carlos Fonseca Amador y Tomás Borge fundaron el Frente Sandinista de Liberación nacional (FSLN) que se propuso dar continuidad a la lucha de Sandino y del EDSN.

En 1978, el FSLN había avanzado de forma considerable en la conjunción de las acciones de sus fuerzas políticas, militares y diplomáticas de manera que logró colocar a la dictadura, -que se había entronizado en el poder por 44 años- en una situación de verdadera debacle. En esas condiciones, la idea de reconfigurar las fuerzas guerrilleras, de forma tal, que una vez derrotado el tirano, pudiera fundarse un nuevo ejército que tomando el ideario sandinista, se transformara en defensor de la soberanía y salvaguarda de la paz y la estabilidad del país, volvió a estar en el tapete de las decisiones a tomar por los dirigentes del movimiento libertario nicaragüense. El 23 de octubre de 1978, la Dirección Nacional del FSLN anunció el renacimiento de dicho ejército.

El desarrollo de la insurrección tuvo un primer momento en agosto y septiembre de ese año, pero, fue después de algunos ajustes, -sobre todo una vez que se logró la unidad interna del FSLN- que se retomó la lucha insurreccional con fuerza superior en abril de 1979 tanto en las montañas como en las ciudades, y ya no se detuvo hasta la derrota final de la dictadura el 19 de julio de 1979.


Un día después, el 20 de julio la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN) disolvió la Guardia Nacional somocista y dio formal vida al nuevo Ejército Nacional. El 22 de agosto de ese año a través del Decreto N° 53 de la JGRN se creó el Ejército Popular Sandinista (EPS) que como reconocimiento y homenaje al General Sandino adoptó el 2 de septiembre como Día del Ejército. De esta manera, este año y en esta fecha estamos conmemorando el 90° aniversario de tan gloriosa institución, heredera de las mejores tradiciones de lucha del pueblo nicaragüense.

De inmediato, el ejército guerrillero comenzó su proceso de profesionalización y transformación en la poderosa fuerza armada de Nicaragua que es hoy, no tanto por la cantidad de su armamento como por el alto espíritu de combate, el pundonor de sus generales, oficiales y tropa y la gran experiencia adquirida en la guerra de diez años en contra de la agresión extranjera que armó, financió y entrenó a fuerzas contrarrevolucionarias que pretendieron, bajo asesoría directa de la CIA y el Pentágono, retrotraer el curso de la historia. 


Ya a finales de 1979, menos de seis meses después del triunfo revolucionario, se produjeron desde Honduras las primeras manifestaciones de acciones armadas contra el naciente gobierno sandinista, El EPS se fue formando y estructurando en el propio combate, resistiendo la invasión mercenaria a un costo muy alto en vidas de soldados y del propio pueblo que lo alimentaba con sus mejores hijos. Una a una las operaciones diseñadas por el Pentágono y la CIA fueron derrotadas: “Navidad Roja” en diciembre de 1981, “Plan C” a finales de 1982 e inicios de 1983, “Pino Grande 1” en territorio hondureño para facilitar a las fuerzas contrarrevolucionarias su inserción operativa en el país en febrero de 1983, “Plan Sierra” a finales de 1983, “Ofensiva Generalizada” en 1984, “Operación Rebelión 85” durante ese año, “Operación Limpieza Fronteriza” en 1986, “Plan Ofensiva de Primavera”, “Operativo Salvador Pérez”, “Operación David” y “Operación Olivero” en 1987, hasta que en 1988 con las operaciones ofensivas “Unidad Indestructible”, “Soberanía”, “Unidad Interarmas” y “Danto 88”, el Ejército Popular Sandinista mostró una calidad superior para golpear al enemigo y producir la neutralización de sus unidades operativas más importantes, creando condiciones para la derrota política y militar definitiva de la contrarrevolución, propiciando además una solución definitiva del conflicto a través del diálogo y la negociación.


Como dijo el Comandante Daniel Ortega, presidente de Nicaragua en 2009, hoy, “…la guerra quedó atrás y enterrada para siempre…”. En su 90° aniversario, el Ejército de Nicaragua cumple con eficiencia la misión de garantizar la paz en su país, salvaguardándola de las complicaciones que afectan a los vecinos, en el combate contra la delincuencia organizada, el narcotráfico y los intentos de desestabilización interna del Estado, elevando al pedestal más alto los ideales y el legado del General de Hombres Libres, Augusto C. Sandino, jefe del primer ejército que en América Latina derrotara militarmente al imperialismo estadounidense, señalando con su ejemplo y con su gesta el camino a emprender por los militares patriotas y los pueblos dignos, que no aceptan amenazas imperiales y se yerguen por sobre la superioridad económica y tecnológica para luchar y vencer, con las armas del decoro y el amor a la patria.