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miércoles, 30 de noviembre de 2022

Elecciones municipales en Taiwán. Gran derrota para la política de EE.UU en la región



El recientemente finalizado XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) persistió en la directriz de reunificación pacífica del país bajo la idea de sostener dos sistemas políticos por un período de tiempo. Bajo el principio de la existencia de una sola China, el PCCh se ha propuesto promover “consultas amplias y profundas con todos los partidos, círculos y personalidades de los diversos estratos sociales de Taiwán acerca de las relaciones inter ribereñas y la reunificación de la patria con vistas a propulsar juntos el desarrollo pacífico de estas relaciones y el proceso de reunificación pacífica de la patria” según reza el texto del informe presentado al Congreso por el secretario general Xi Jinping.

No obstante a eso, el documento señala con exactitud que el conflicto debe resolverse internamente a partir de la decisión tomada por el pueblo chino. Por ello, aunque se persistirá en la perspectiva de la reunificación pacífica, China nunca se avendrá a renunciar al uso de las armas y se reservará la opción de tomar todas las medidas necesarias. El informe precisa que esta decisión no va dirigida contra los taiwaneses sino contra “la intromisión de fuerzas externas, así como contra una ínfima minoría de secesionistas adeptos a la ´independencia de Taiwán` y contra sus actividades secesionistas”.

Casi exactamente un mes después de haber pronunciado estas palabras, Xi Jinping se reunió en Bali, Indonesia con su homólogo estadounidense Joe Biden. En dicha ocasión, el presidente chino le hizo saber a su colega norteamericano que la cuestión de Taiwán está en el núcleo mismo de los intereses centrales de China, que es la base del fundamento político de las relaciones entre China y Estados Unidos, y “constituye la primera línea roja que no se debe traspasar en los nexos chino-estadounidenses”.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Hurgando en los documentos del XX Congreso del Partido Comunista de China


Hurgando en algunos de los documentos del XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), en sus conclusiones y repercusiones, es posible descubrir aspectos bastante desconocidos o poco divulgados en nuestros países. Voy a exponer cuatro de ellos que me parecen sustanciales para entender la lógica de este evento y tratar de desentrañar hacia donde marcha el gigante asiático. Son ellos:

1. Orientación científica como eje de la nueva conducción del PCCh.

Para ejercer su liderazgo, el XX Congreso del PCCh ha elegido una mayor cantidad de dirigentes provenientes del área científica y tecnológica. Esta prioridad no solo se ha verificado en el Buró Político, también en el Comité Central (CC). En este sentido, al menos seis nuevos miembros del Buró Político cuentan con calificación en los campos de la ciencia y la tecnología. Destacan dos de ellos provenientes del programa espacial de China y dos expertos en medio ambiente. Otro, emerge desde la industria de la defensa y uno de la salud pública, cuatro estudiaron en el extranjero en áreas como seguridad nuclear y ciencias ambientales en países como Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Rusia, uno de ellos es exalumno de un programa ejecutivo de Harvard.

Algo similar ocurre en el Comité Central de la organización de los comunistas chinos. Entre los 205 miembros electos, hay 29 procedentes de las academias chinas de ciencias e ingeniería. Además, el 98,9% de los miembros de esa instancia, tienen al menos un título de posgrado en diversas áreas científicas.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Carta Abierta al presidente Gustavo Petro

 

Señor
Gustavo Petro
Presidente de la República de Colombia


Respetado presidente Petro, me tomo el atrevimiento de escribirle a fin de hacerle llegar algunos comentarios respecto de ciertas opiniones que Usted ha emitido en días recientes con relación a Venezuela.

Mis amigos colombianos, algunos de los cuales son comunes, podrán dar fe de mi apoyo irrestricto a su propuesta de gobierno y a la lucha que ha emprendido por cambiar a Colombia para llevar a su pueblo a una situación de vida mucho mejor para todas y todos.

Seguramente, usted no sabe quien soy yo o no se acuerda de mí, finalmente usted es un jefe de Estado y yo un “Nadie” como se autodefiniera hace unos días el escritor argentino Mempo Giardinelli en carta similar dirigida al presidente Alberto Fernández. Si Mempo, que es un colosal literato y ensayista, periodista y profesor, orgullo de Nuestra América considera que es un Nadie, ¿qué podrá quedar para mí?

jueves, 10 de noviembre de 2022

¡Que se le dé una oportunidad a la diplomacia!

 

En una sorpresiva declaración hecha durante una rueda de prensa el pasado lunes 7, el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos Ned Price, afirmó que la crisis que se vive en Ucrania “tiene que terminar mediante el diálogo y la diplomacia” y agregó más adelante que: ”No va a haber una victoria decisiva en el campo de batalla”.

Sin querer sacar conclusiones a priori y mucho sin que aún se pueda “cantar victoria”, estas palabras podrían interpretarse como una señal de que, ante la clara evidencia de que Rusia no va a ser derrotada militarmente, se hace necesario abrirle un espacio a la diplomacia.

Parece haber quedado atrás el vaticinio de la secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki, quien el 11 de abril asegurara que: “La economía rusa colapsará en tres días”. Tampoco se hizo real el concluyente veredicto de Josep Borrell quien el 28 de agosto afirmó que: “Rusia ya ha perdido la guerra”. Mucho menos se patentizó el dictamen hecho por el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, cuando el 11 de octubre aseverara que “Rusia, en realidad está perdiendo [en] el campo de batalla”.

Varias “ofensivas, contra ataques y contraofensivas” de papel se han realizado en este período que han causado grandes pérdidas humanas y materiales con el único objetivo de seguir atrayendo recursos a una guerra que un militar con mínimos conocimientos operativos, sabe perdida. Ahora, se están proponiendo una nueva “ofensiva” en el sur, en la provincia de Jerson, pero ya no lo plantean como objetivo estratégico en el marco del desarrollo militar del conflicto sino como una forma de obtener una victoria para colocar sobre una eventual mesa de negociaciones. Rusia ha ordenado la retirada de sus tropas de la ciudad tras evacuar a 115 mil habitantes.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

EE.UU y Gran Bretaña: “El fascismo debe ser exterminado”

 

Conferencia de Moscú - 1943

Este artículo tiene el único propósito de recordar. Ante la esforzada intención de las potencias occidentales por olvidar el pasado a fin de que los ciudadanos de hoy, en particular los jóvenes, dejen de lado la historia, su historia, la historia de lucha de sus padres y abuelos, es necesario recordar.

Entre los años 1941 y 1945 (ambos inclusive) se hicieron en Moscú cinco conferencias (una por año) en las que participaron altos representantes gubernamentales de Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS). La tercera de ellas se realizó entre octubre y noviembre de 1943 cuando ya las tropas nazis habían sido aplastadas en Stalingrado y las fuerzas armadas soviéticas desarrollaban en plenitud la contraofensiva hacia el oeste para liberar su territorio.

En el evento finalizado el 11 de noviembre de ese año participaron diplomáticos, altos mandos de las fuerzas armadas y otros funcionarios, así como los ministros de relaciones exteriores de los tres países quienes junto al embajador de la República de China en la URSS firmaron un documento conocido como Declaración de las Cuatro Naciones que incluyó cuatro partes: declaración sobre seguridad general , declaración sobre atrocidades, declaración sobre Italia , y declaración sobre Austria .

De igual manera, el cónclave fue propicio para discutir transcendentales temas de la problemática mundial al mismo tiempo que se tomaron medidas para acortar y finalizar la guerra. En esta conferencia por primera vez se habló de fundar una organización mundial que garantizara la paz en el planeta. Fue el germen de la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que se concretaría dos años después, tras la finalización del conflicto.

A efectos de este artículo, rememoraremos algunos de los acuerdos tomados e incluidos en las dos primeras declaraciones. En la referida a la seguridad general -como se dijo antes- se reconoció la necesidad de establecer un sistema internacional y una organización basada en principios de soberanía e igualdad de todos los Estados que se acogieran al sostenimiento de la paz y la seguridad internacional como bienes de le toda la humanidad.

Así mismo, los participantes manifestaron “completo acuerdo” en Italia, “el fascismo con toda su maléfica influencia y configuración debe ser completamente exterminado” para que el pueblo italiano tuviera la potestad de establecer instituciones democráticas tanto en el ámbito gubernamental o cualquier otro. Para hacer válido este acuerdo, la declaración establecía claramente que serían suprimidas “todas las instituciones y organizaciones creadas por el régimen fascista”. Así mismo, todo elemento fascista o profascista no podría ejercer funciones en el ámbito de la administración pública. Por otra parte, todos los prisioneros políticos que lo eran por haber combatido al fascismo deberían ser puestos en libertad de inmediato y ser amnistiados de forma total.

La declaración también instituía que los dirigentes fascistas y los altos oficiales del ejército de quienes se “sepa o sospeche” que eran criminales de guerra, serían puestos bajo arresto.

Después que Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética evidenciaron que las tropas hitlerianas cometieron crímenes, ejecuciones colectivas y otros delitos atroces, y se constatara el uso de métodos brutales y opresivos para dominar y subyugar a los pueblos de los países ocupados, advirtieron y declararon solemnemente que cuando finalizara la guerra, los funcionarios de todo nivel, así como los afiliados al partido nazi que fueran responsables de estos delitos atroces o que hayan aceptado los mismos, serían entregados “a los países en donde cometieron sus abominables actos, para ser juzgados y castigados de acuerdo con las leyes de dichos países liberados y de los gobiernos libres que sean en ellos establecidos”.

Esta Declaración fue firmada por Anthony Eden, ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Cordel Hull, secretario de Estado de Estados Unidos y Viacheslav Molotov, ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética.

                                                 Conferencia de Potsdam - 1945

Un año y medio después, los líderes de estas mismas potencias Iósif Stalin, presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión Soviética, Winston Churchill primer ministro del Reino Unido (desde el 26 de julio, Clement Attlee, que sucedió a Churchill tras ganar las elecciones), y el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman se reunieron en Potsdam (cerca de Berlín), Alemania entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945 ya finalizada la guerra. En esta conferencia realizada en territorio alemán, además de acordar cómo habría de administrarse este país que había sido derrotado en el conflicto, las potencias triunfantes debatieron acerca del orden internacional que se establecería a partir de ese momento y discutieron acerca de la paz y los efectos de la guerra.

Aunque los acuerdos adoptados sirvieron de poco, toda vez que tan solo 4 días después de finalizado el cónclave, el presidente Truman ordenó el lanzamiento de las bombas atómicas en las rendidas e inermes ciudades de Hiroshima y Nagasaki estableciendo de esa manera un orden mundial basado en el poder nuclear, los firmantes de la Conferencia de Potsdam estipularon que Alemania debía ser desmilitarizada, desnazificada y democratizada. Tal vez no sea casual que sean esos los mismos objetivos propuestos por Rusia para su operación militar especial en Ucrania.

En el Punto 3 (I) del acuerdo, se dispone que se suprimirá toda industria alemana que pudiera usarse para la producción militar de manera tal que se impida de forma permanente restaurar o reorganizar el militarismo y el nazismo dentro de las fuerzas armadas de Alemania e incluso en “todas las demás organizaciones militares o cuasi militares, conjuntamente con todos los clubs y asociaciones que sirvan para mantener viva la tradición militar en Alemania”.

En el acápite III del mismo punto, se decreta la necesidad de “destruir [sic] el Partido Nacional Socialista y sus organizaciones afiliadas y subordinadas, disolver todas las instituciones nazistas, garantizar que no resurjan en forma alguna, y evitar toda actividad o propaganda nazista o militarista”. En puntos posteriores, se establece con precisión la abolición de las leyes nazis que constituían la base del régimen hitleriano a partir de la instauración de diferencias entre los ciudadanos por razones raciales, religiosas o de opinión política “ya sean legales, administrativos, o de otra naturaleza”.

De manera estricta y escrupulosa el documento deja sentado que se arrestarán y someterán a juicio todos los criminales de guerra que participaron en la creación o proyección de empresas nazis que hayan cometido atrocidades o crímenes de guerra o estén complicados en su perpetración. Igual medida se aplicaría a los jefes nazis y a los promotores y sostenedores prominentes del nazismo y a los altos oficiales de las organizaciones e instituciones nazis.

Todo este entramado jurídico y político que se fue construyendo cuando la guerra estaba todavía en pleno desarrollo fueron el soporte que dio origen a la “Carta de Naciones Unidas”. El Artículo 23 de dicho documento expone las responsabilidades de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

En el Artículo 106 se hace expresa mención a la Declaración de las Cuatro Potencias firmada en Moscú el 30 de octubre de 1943, para que conforme a las disposiciones del párrafo 5 de esa Declaración, se celebren “consultas entre sí, y cuando a ello hubiere lugar, con otros miembros de la Organización, a fin de acordar en nombre de ésta la acción conjunta que fuere necesaria para mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Sin embargo, dicho Consejo, no hizo absolutamente nada para garantizar la paz y evitar el genocidio que comenzó a tener efecto en Ucrania tras el golpe de Estado de 2014. Por el contrario, en su afán de extender el área de control de su influencia hacia el este, utilizando a la OTAN, Estados Unidos y Gran Bretaña no solo promovieron y organizaron el golpe de Estado de febrero de 2014, sino que apoyaron, armaron y financiaron al gobierno ucraniano que emergió del golpe de Estado y que, violando todos los acuerdos previos que ellos mismos rubricaron para extirpar el fascismo y el nazismo, estimularon la presencia de formaciones nazis al interior del gobierno, en particular de las fuerzas armadas favoreciendo de esa manera el “libre desempeño” de organizaciones de extrema derecha que se crearon para perseguir, asesinar y exterminar a las minorías étnicas y religiosas del país, lo cual debió ser considerado una amenaza a la paz de acuerdo al artículo 39 de la carta de la ONU. Tales acciones incluso, son violatorias del propio preámbulo del magno documento.

Uno podría preguntarse a qué nivel de degradación moral han llegado Estados Unidos y Gran Bretaña en su afán de dominio global para que, después de haber sido promotores y protagonistas de la lucha antifascista y anti hitleriana en la segunda guerra mundial, ahora hayan mutado en organizadores y financistas del fascismo y el nazismo, estimulando al gobierno ucraniano para llevar adelante acciones que no difieren mucho de las que realizaron sus pares alemanes durante la segunda guerra.