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sábado, 31 de marzo de 2012

Malvinas. Causa nacional, regional y global


A fin de conmemorar el XXX Aniversario de la Guerra de las Malvinas en 1982 fui invitado por la Honorable Cámara de Diputados de Argentina a un foro denominado “Malvinas, causa nacional, regional y global” que se realizó en Buenos Aires los días 28 y 29 de marzo.

Los participantes de las bancadas de todos los partidos políticos representados en el Parlamento renovaron su compromiso con la lucha por la restitución a la soberanía argentina sobre las islas Malvinas y, apoyaron las acciones emprendidas por el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández para avanzar a una negociación que haga prevalecer la vía pacífica para la superación de una de las herencias del pasado  colonial que aún existe en nuestra región. La causa de Malvinas ha recibido el apoyo de Unasur y Celac lo que fue altamente valorado por los participantes en el evento que  enfatizaron en el sentir de que dicho apoyo ha creado una situación más favorable para Argentina en el proceso de negociación que se debería realizar bajo el alero de la ONU.

Sin obviar el origen colonial de la ocupación británica sobre las islas, mi ponencia  en el panel “Mirada regional sobre Malvinas” versó sobre la inserción de la cuestión Malvinas en la lógica global del siglo XXI, a partir de la crisis mundial y la necesidad de Occidente de sostener su modelo de consumo.

En ese sentido, Malvinas tiene un múltiple interés para las potencias imperiales. En primer lugar posee gigantescos yacimientos de petróleo y gas que pretenden ser explotados por empresas transnacionales, incluso violando acuerdos que han firmado Gran Bretaña y Argentina en tanto se mantenga la situación colonial.

Por otro lado, las Malvinas son una base militar de Gran Bretaña y la OTAN que junto a las que poseen  en las islas Ascensión y en Santa Helena  conforman un imponente triángulo de control sobre el Atlántico Sur. Adicionalmente, si las unimos con las que  Estados Unidos tiene en las islas de Diego García  en el Océano Índico conforman una portentosa tenaza de vigilancia de los pasos del sur de África y América, lo cual cobra un valor estratégico, sobre todo ante la escalada de tensión en el Oriente Medio y la posibilidad del cierre del paso por los estrechos que comunican el Golfo Pérsico con el Océano Índico,  de éste con el Mediterráneo y posteriormente con el Atlántico.

Así mismo, las Malvinas son un canal de navegación en ruta hacia la Antártida, único continente inexplotado en nuestro planeta y en el que se supone existen importantes recursos naturales ambicionados por las potencias. Es menester recordar que el Tratado Antártico fenece en 2041, y necesariamente se tendrá que abrir una nueva negociación sobre el tema, en el que la soberanía sobre territorio en las cercanías del casquete polar jugará un papel fundamental.

Finalmente no hay que olvidar las extraordinarios reservas de pesca que existen en las cercanías de Malvinas que hacen de éstas un espacio vital en el plano de la seguridad alimentaria de cara al futuro.

domingo, 25 de marzo de 2012

Chile, país de dos caras


Desde hace una semana estoy en Chile. Estando aquí he podido ver sus dos caras. De un lado las luces del modelo neoliberal que obnubila y es mostrado como ejemplo por los centros de poder mundial. Ha sido un sistema “ideal” administrado durante 20 años por una alianza de “socialistas” y los demócrata cristianos más derechistas del mundo, promotores del golpe de estado de Pinochet, más otros grupos menores que les sirven de comparsa.

Bajo el influjo de una supuesta economía neoliberal exitosa y altos índices sociales, sus medios de comunicación audiovisual y escrita nos muestran los laureles del consumo desenfrenado, la estabilidad de un sistema político binominal que margina a las minorías y las relega de la participación política y una capital pletórica de modernas avenidas y hermosos parques que circundan gigantescos centros comerciales (malls como los llaman aquí) que son el símbolo de la prosperidad y de la inserción consumista que configuran la verdadera identidad del chileno que existe, porque es capaz de endeudarse según los patrones creados y asumidos por la sociedad de los que pueden.

A través de las vitrinas mundiales de la carrera automovilística París-Dakar -ahora desarrollado en su territorio- hasta el fastuoso Festival Internacional de Viña del Mar finaliza otro verano de ensueño para los que tienen acceso a las bondades del sistema.  

Por otro lado –la cara que no se ve- es la del Chile profundo y excluido. He conversado con profesores universitarios que imparten más de 40 horas de clases semanales en varios centros de educación superior a cambio de sueldos miserables, empleados públicos obligados a ser testigos de la venta del país,  de sus recursos naturales, sus bosques, minas, sus glaciales y hasta de su agua y pequeños comerciantes  agobiados por la competencia de los monopolios.

Detrás de bambalinas descubrimos el drama de la exclusión social que ha privatizado la educación hasta llevarla a niveles insostenibles para el presupuesto del chileno medio e insoportable para las familias humildes. Al respecto el Presidente Piñera dijo que “Todos quisiéramos que la educación, la salud  y muchas otras cosas más fueran gratis para todos, pero al fin y al cabo, nada es gratis en esta vida, alguien lo tiene que pagar”.  Se olvidaba el mandatario chileno que está hablando de derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que ese “alguien” que lo tiene que pagar es el Estado para lo cual recauda los impuestos de los ciudadanos.

La movilización social de las regiones, los estudiantes, trabajadores y mapuche son  el signo de los nuevos tiempos. Los aires electorales comienzan a soplar en este hermano país del sur. La gran interrogante (que nadie me ha podido responder) es la que tiene relación con qué pasará con los 4 millones de ciudadanos que se han incorporado  al padrón electoral al modificarse la ley, haciendo que -de manera automática- todos aquellos que nunca se inscribieron como una manera de rechazar el sistema, hoy tengan la opción de manifestarse en las urnas. Su ulterior comportamiento comicial es un misterio hasta hoy, pero indudablemente marcará un derrotero  para el futuro político de la nación austral. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Ollanta tiene la última palabra


Un coro de voces diversas se han unido en Perú para criminalizar la explotación minera por parte de trabajadores que desde haces años han encontrado en esta actividad la oportunidad de subsistencia en un país donde la excusión es brutal y en el que las elites pretenden poner en el mismo nivel ilícito a la minería ilegal y al derecho legítimo de cualquier ciudadano por acceder al trabajo. Son dos cosas distintas.


El 15 de marzo, ante el ya tradicional silencio del Presidente Ollanta Humala cuando hay conflictos, fue la Primera Dama Nadine Heredia quien a través de su cuenta de twitter anunció que “El Perú se une contra la minería ilegal". Antes, todos los canales de televisión en sus noticieros y programas de entrevistas atiborraban a los televidentes de frases grandilocuentes que llamaban a salvar el país, evitar la violencia y más de uno incluso, estableció supuestos vínculos terroristas de los dirigentes sindicales.


Lo cierto es que nada se dice de la gran minería expoliadora de una riqueza que debería ser de todos los peruanos. Gigantescas empresas extranjeras que extraen oro, cobre, zinc, plata, plomo, estaño y molibdeno como Glencore y Xstrata de Suiza, Shouganag de China, BHP Billiton de Australia, Barrick Gold de Canadá, Doe Run, Newmon y Phelp Dodge de Estados Unidos y Southern Copper de México no tienen mayor control del Estado ni de los ciudadanos respecto de la explotación y destino de su producción. El valor sumado de la producción de oro, cobre y zinc en 2005 ascendió a 8,000 millones de dólares. Dicho monto equivale a dos veces y medio lo que gastó el Estado en educación primaria y secundaria, salud, protección y seguridad social para todos los peruanos.


Ninguna actividad ilegal debería ser permitida, sea grande o pequeña, pero utilizar como argumento la necesidad de protección del ambiente para achacar a los trabajadores informales ser los principales causantes de dicho daño no resiste la mínima revisión, si se compara con los que produce la gran minería en su actividad perversamente expoliadora.


En este contexto, el gobierno se ha puesto de lado de las grandes empresas mineras, realizando una labor “complementaria” como lo ha señalado Alfonso García Miró, presidente (E) de la Confederación Nacional de Instituciones
Empresariales Privadas del Perú quien afirmó que aceptan las nuevas reglas de juego porque tienen “intereses que confluyen con los del gobierno”.


Por su parte la organización indígena Federación Nativa del río Madre de Dios y afluentes (FENAMED) centro de la conflictividad actual ha señalado en un comunicado que “Es un mito que las comunidad nativas estamos a favor de la minería ilegal y la formalización de que somos depredadores de nuestros territorios cuando desde siempre lo hemos venido cuidando y preservando…” y concluyen diciendo que los “…diferentes gobiernos nunca se han preocupado en solucionar los problemas mineros de la comunidad, pero en cambio a las grandes mineras si les otorga facilidades para que sean legales” y se preguntan “…¿qué tipo de inclusión es esa?


Ojalá Ollanta salga de su mutismo y expresesu opinión. Él tiene la última palabra

miércoles, 14 de marzo de 2012

El conflicto árabe-israelí. Una falacia imperial.

Es habitual que por fuerza de la costumbre y del uso continuado de algunos términos o definiciones, los mismos se transformen en conceptos que terminan siendo repetidos sin estudio previo y que, incluso se convierten en preceptos que se establecen como verdad científica sin que lo sean. 

En relaciones internacionales es común hablar  de “conflicto árabe-israelí”, sin embargo cuando alguien se introduce con cierta profundidad en el tema verá que ello, en realidad hace alusión a la política expansionista del Estado israelí en contra del pueblo palestino violentando su justa y legítima demanda de independencia, para lo cual su pueblo lucha denodadamente.

No existe tal conflicto árabe-israelí, por lo menos en lo que a la voluntad y decisión de la mayoría de los gobiernos de esa región se refiere. Lo que ocurre en realidad es la confrontación entre los aliados de Estados Unidos y Europa que pueden ser árabes y/o israelitas y los pueblos árabes doblemente oprimidos por la intervención imperial en sus territorios en connivencia con sus gobiernos y el carácter represivo, autoritario y antidemocrático de la mayoría de los gobiernos de la región. Es así, que Israel tiene excelentes relaciones con una buena cantidad de gobiernos de los países árabes con los que supuestamente está en conflicto. Señalaremos algunos ejemplos.

La cooperación de Arabia Saudita  con Israel se remonta a los propios orígenes del Estado sionista cuando comenzaron a coordinar acciones  contra enemigos comunes de Estados Unidos e Israel, porque esos grupos eran cercanos a la Unión Soviética y, también enemigos  de Arabia Saudita en tanto amenazaban su hegemonía en el mundo árabe. Más recientemente Israel y Arabia Saudita  dispusieron operaciones conjuntas en Líbano en contra de Hezbollah que si son árabes.

En  Marruecos existe una importante comunidad judía, el principal asesor del Rey Mohamed VI es el judío André Azulay quien coordina las acciones conjuntas entre Israel y Marruecos. Las mismas han estado encaminadas a operaciones de exterminio de líderes opositores marroquíes como el intelectual Mehdi ben Barka quien fue capturado y asesinado en Francia en 1966. A su vez, las fuerzas armadas marroquíes han comprado ingentes cantidades de armamento israelí para llevar adelante la guerra colonial contra la República Árabe Saharaui Democrática. Vale decir que en Marruecos se encuentra el cuartel central del Mossad para África.

En otro caso reciente, el asesinato en Dubái, el 19 de enero de 2010  de Mahmud al Mabhuh, uno de los líderes de Hamas por parte de los servicios secretos israelíes con la colaboración de agentes árabes contrarios al Movimiento de Resistencia Islámica, puso en evidencia las relaciones encubiertas de las monarquías árabes e Israel en contra de quienes finalmente consideran sus enemigos comunes.  

Por su parte, cuando estudiamos la situación de aquellos países que tienen fronteras directas con Israel, encontramos que Jordania ya desde 1963 posee vínculos con el Estado sionista, el tema de conversación y negociación siempre ha sido el mismo: el control y sometimiento del pueblo palestino que es la mayoría de la población jordana y con quien ambos países (Israel y Jordania) tienen relaciones limítrofes. Se sabe que la monarquía hachemita de Jordania tuvo contactos secretos  con los servicios de inteligencia israelíes casi desde la creación de este país. Asimismo, los reyes jordanos han sido asalariados de la CIA desde los años 50. Por esa veta penetró el Mossad para establecer acuerdos de cooperación en detrimento del pueblo árabe palestino. Con ese objetivo, el 26 de octubre de 1994,  ambos países firmaron un tratado de paz a pesar del descontento de la población jordana.

El asesinato del presidente Gamal Abdel Nasser fue la clarinada para que Egipto iniciara su colaboración con Israel. De hecho, la desaparición física de este líder árabe  se inscribía en la necesidad imperial de eclipsar el principal obstáculo para el desarrollo del nacionalismo árabe que tenía una vertical posición respecto de Israel.  El sucesor de Nasser, Anwar el-Sadat no demoró en aceptar la mediación del rey marroquí para negociar y firmar los ignominiosos acuerdos de Camp David a través de los cuales Egipto recuperó el territorio ocupado por Israel en la guerra de 1967, a cambio de hipotecar su apoyo a la justa lucha de liberación del pueblo palestino. Adicionalmente Egipto se transformó en el principal suplidor de combustibles de Israel.  Camp David fue una gran traición a los pueblos árabes.

El periodista Javier Moreno, en una entrevista que le realizara a Shimon Peres el 14 de marzo de 2010 para el diario El País de España, sostuvo  que “(…) hay algo más que indicios de que Israel no está solo en esa guerra, sino que dispone de cierto grado de colaboración por parte de varios países árabes que consideran que el islamismo radical amenaza la estabilidad de sus regímenes tanto o más que al Estado de Israel”

El gigantesco historial de negociaciones secretas, vínculos oscuros, acuerdos de inteligencia para exterminar opositores, compras de armamento, hasta llegar a Camp David muestran un derrotero que señala la decisión cierta de negociar a espaldas de los pueblos en favor de sus propios intereses en los que las diferencias religiosas no obstan para enfrentar confabulados al espíritu nacionalista y liberador de los pueblos árabes.

Israel, las monarquías autocráticas y los gobiernos reaccionarios del Medio Oriente y el norte de África han establecido una virtual alianza bajo la égida de Gran Bretaña primero y Estados Unidos después, en las que la voluntad  de Palestina por construir su nación, la lucha por la soberanía del Sahara Occidental y el espíritu liberador y democrático de los pueblos árabes más recientemente, han sido, a través de la historia, moneda de cambio para perpetuar el dominio de unos y otros en una lógica imperial que le da a esta región importancia geopolítica trascendental por ser la mayor compradora de armas y la más importante productora de energía del planeta.

La falacia de un supuesto conflicto alimentado desde Occidente no hace más que sostener un mercado vital para el mantenimiento de un modelo de sociedad decadente. Por igual, las satrapías autocráticas árabes y el Estado sionista de Israel se han prestado para ser la comparsa necesaria que genera condiciones políticas óptimas para la presencia e intervención imperial cada vez que sus intereses se ven amenazados.

La conjetura de que este “conflicto” tiene trasfondo religioso e incluso bíblico no tiene asidero alguno. Ambos pueblos, árabes y judíos tiene un origen común, son descendientes de Sem, hijo de Noé y deben vivir en paz, para lograrlo tendrán que seguir luchando hasta derrotar por igual al Estado sionista y  a las retrogradas monarquías árabes.

domingo, 4 de marzo de 2012

Malas noticias para Estados Unidos.


Todas las elecciones son importantes  porque signan el curso que va a seguir un país en los próximos años. En 2012, habrá procesos comiciales cuyos resultados influirán más allá de las fronteras del país de que se trate. Por ello, tendrán también incidencia en la dinámica internacional y en el rumbo que ésta siga.


En cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Rusia, Francia, China y Estados Unidos) habrá renovación de su dirigencia. En dos de ellos, Estados Unidos y Francia, los líderes optarán por seguir manteniendo sus cargos por un nuevo período.

El fin de semana recién pasado, se realizaron elecciones presidenciales en Rusia y parlamentarias en Irán. Ambas son de indudable trascendencia para sus pueblos, pero determinarán conductas en dos países que están en el centro del quehacer internacional.

En Rusia, se ha confirmado el triunfo del primer ministro Vladimir Putin y su partido Rusia Unida. En los hechos se producirá un trueque entre Putin y el actual Presidente Dmitri Medvedev, toda vez que el primero anunció que nombrará al presidente saliente como su jefe de gobierno.

Sin embargo, aunque ambos líderes son del mismo partido, para efectos internacionales,  el cambio tiene una importancia estratégica fundamental porque mientras Medvedev buscó un acercamiento con Europa y Estados Unidos, Putin ha hecho pública su decisión de fortalecer las relaciones de su país con China, construir un sólido espacio euroasiático -en el que Rusia por su ubicación jugará el papel de pivote estratégico-,  y vigorizar la  Organización de Cooperación de Shanghai   de la que forman parte la República Popular China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán y  a la que han pedido su ingreso Pakistán  e Irán.

En otro ámbito debemos considerar los resultados de las elecciones parlamentarias iraníes del pasado viernes 2. Se han impuesto  los candidatos apoyados por el líder supremo del pueblo persa, el ayatolá Alí Jamenei.

En ese marco, lo que ha triunfado en Irán es el apoyo incondicional a la conducción teocrática  que apunta a una mayor firmeza en la confrontación con Occidente en la controversia respecto de la posesión – no demostrada- de armamento nuclear por parte de Irán, pero cuyo fin real es eliminar el obstáculo que significa ese liderazgo para apoderarse de las grandes reservas energéticas iraníes y despejar el camino en su desplazamiento hacia el este para lo cual el país persa es un gran valladar en momentos en que el presidente Obama ha anunciado con gran pompa el inicio del “ siglo asiático de Estados Unidos”.

Los resultados electorales muestran que será muy difícil cambiar el curso de la  estrategia iraní, sobre todo en materias de política exterior, energética o militar.

Visto de esta manera, los resultados electorales en ambos países significan un traspié en las políticas imperiales estadounidenses y europeas, cuyos medios de comunicación se han apresurado –como es ya habitual- a declarar que en los dos casos ha habido fraude. Era difícil esperar otra cosa.