Vistas de página en total

miércoles, 24 de abril de 2013

Terrorismo, made in USA



Según Noam Chomsky, la guerra contra el terrorismo, de acuerdo a lo que se define en altas esferas del gobierno de Estados Unidos es la “lucha contra una plaga, un cáncer esparcido por bárbaros, por ´depravados enemigos de la mismísima civilización`”.

El terrorismo se constituye así tanto en el ámbito interno como en el mundial, como  una vía abierta a todo acto violento e intimidatorio, aplicado sin reserva o preocupación moral alguna. Los fines buscados por esta forma de "guerra" no convencional pueden ser políticos, religiosos, culturales y la toma del poder por un medio totalmente ilícito.

En su sentido más amplio, el terrorismo es la táctica de utilizar un acto o una amenaza de violencia contra individuos o grupos para cambiar el resultado de algún proceso político. Ahora bien, puede ser definido de manera más específica como el uso coercitivo de la violencia. Sin embargo, hay que decir que no se ha hecho una definición única de terrorismo, incluso en el período de la guerra fría se comenzó a hablar de “terrorismo de Estado” como aquella acción violenta organizada por estos y ejecutada desde sus aparatos de inteligencia.

Esta definición dio origen, durante el gobierno de Ronald Reagan a la idea que transformó la guerra contra el terrorismo en el eje ordenador de la política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, la respuesta fue en sentido contrario, se creó una “extraordinaria red terrorista internacional, de una dimensión totalmente novedosa”, lo cual ha generado crueldades generalizadas en toda la superficie del planeta como afirma Chomsky.

Al finalizar la guerra fría, la política de la única potencia mundial se vio forzada a abandonar los métodos clásicos que aplicó en el marco del mundo bipolar y los sustituyó por otros que sin embargo perseguían el mismo objetivo: preservar mercados y fuentes de materias primas, incrementar las ganancias monopolistas, impulsar y reforzar el capitalismo y garantizar su posición económica, política, ideológica y estratégico-militar.

En este marco la acción ejecutada el 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos por presuntos terroristas árabes,  se hizo aparecer como la respuesta en el nuevo siglo, a las acciones de Estados Unidos a lo largo de años en que era habitual el uso continuo de la fuerza en todo el planeta.

Esta política originó la formación de movimientos que se manifestaban contra la actuación de Estados Unidos, algunos de ellos, ante el cierre de las posibilidades democráticas de participación política, principalmente en países periféricos, comenzaron a utilizar acciones armadas como forma de expresión de sus ideas con el deseo de provocar un cambio en sus países y en el mundo. En estas condiciones, después del 11 de septiembre el Presidente Bush, creó las condiciones para que cualquier acción contra los intereses de Estados Unidos fuera considerada como terrorista “O están con nosotros o están con el terrorismo”. Eso hizo que la definición de terrorismo se hiciera difusa, lo que permitió un uso interesado de la misma por las potencias occidentales para quienes el solo hecho de disentir de ellas catalogaba a un movimiento o ciudadano en esta condición, mientras que quienes se pusieran a su lado adquirían patente de corso para todas sus tropelías al margen del derecho internacional.

Así por ejemplo, Estados Unidos calificó a Al Qaeda como organización de liberación cuando luchaba contra la Unión Soviética en Afganistán en los años 80 y 90 del siglo XX. Pasó a ser terrorista después del 11 de septiembre  de 2001 y nuevamente “luchadora por la libertad y la democracia” en Libia en 2011 y más recientemente en Siria, justificando de esa manera su armamento y financiamiento 

Esto nos lleva a analizar en perspectiva histórica la acción terrorista realizada recientemente en la ciudad de Boston, Massachusetts en contra de un evento deportivo en el que participaban atletas de todo el mundo. En este sentido, el investigador mexicano John Saxe-Fernández expone la gran vulnerabilidad interna de Estados Unidos, considerando que hay más de  400 grupos paramilitares estadounidenses identificados como terroristas por el FBI. Otro analista mexicano, José Vilchis Guerrero señaló en un artículo publicado en septiembre de 2001 con el título de “Con el enemigo en casa” que “No cabe duda que existen varios implantes en los centros de inteligencia y seguridad nacional de Estados Unidos que colaboran con terroristas y que los asistieron para decodificar señales que son clasificadas como top secret”.

Todo lo anterior genera dudas respecto de la actuación contradictoria del gobierno de Estados Unidos frente al terrorismo. Mientras desata una cinematográfica cacería humana para atrapar a los autores del atentado en Boston, avala con su silencio cómplice las acciones terroristas que la derecha venezolana realizó en los días posteriores a las elecciones presidenciales del 14 de abril y que causaron la muerte de 8 ciudadanos, incluyendo un niño e importantes pérdidas a la infraestructura hospitalaria  y de distribución de alimentos del país.

Como va siendo habitual, el payaso que desde la Casa Blanca de Washington se encarga de administrar el terror en el mundo, -con una hipocresía incorporada a su personalidad-, derrama lágrimas en los  frecuentes funerales de niños masacrados en las escuelas de Estados Unidos por la violencia absurda incitada por los medios de comunicación que promueven la muerte como negocio de los grandes productores de armas. Sin embargo, no siente la menor angustia cuando da la orden para que aviones sin piloto ataquen inermes poblaciones en Pakistán y otros países en los que una y otra vez pierden la vida niños inocentes.

Así, al mismo tiempo que asistía a un servicio religioso en la catedral de Santa Cruz en Boston, permanecía impasible ante la barbarie que sus hordas asesinas desataban en Venezuela. No reconocer al presidente Maduro bastaba para que los salvajes se sintieran protegidos en sus andanzas.

Hoy, debemos tomar sus palabras ante los fallecidos de Boston y, -aunque parezca increíble hacerlas nuestras en Venezuela “Si ellos buscaron intimidarnos, aterrorizarnos, sacudir de nosotros los valores…ahora debe estar claro que se equivocaron de ciudad”. También podemos decir al igual que Obama que “Este es el mensaje que enviamos a quienes llevaron a cabo esto y quien quiera hacer daño a nuestra gente: Sí, vamos a encontrarlos, y sí, van a enfrentar la justicia. Los vamos a encontrar, vamos a llamarlos a rendir cuentas”.

No hay terroristas buenos y malos que se caractericen de  esa manera de acuerdo al amo que sirvan. El terrorismo es una lacra que debe ser perseguida en todas sus manifestaciones y dimensiones. Las acciones militares y policiales en Boston ya han sembrado la duda respecto de quién pueda estar detrás de esas operaciones

El  ex funcionario del FBI Sibel Edmonds comentó que “Después de la captura del segundo sospechoso -Dzhojar Tsarnáev- solo surgirán más preguntas sin respuesta, en una investigación plagada de incoherencias y falsedades”, Según Edmonds, esta historia se desenvolverá en un escenario similar al de la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, donde las versiones sobre su muerte cambiaban día tras día. “Van a cambiar la historia, van a lanzar tanta confusión, contradicciones y datos contradictorios que nadie va a entender qué es lo que realmente ocurrió, sobre todo si el segundo sospechoso muere”, señaló.

Ante los intentos de vincular a los hermanos chechenos con redes terroristas, el ex miembro del FBI dijo que, “desde mediados de los años 90, Washington directamente o a través de Turquía ha estado armando, formando, gestionando, orquestando no solo a los chechenos, sino también a otras facciones de la región de Asia Central y el Cáucaso”. Así que, “en realidad estamos en medio del negocio de embalaje de terroristas y provocando el terrorismo en esa región, tal como lo hemos hecho durante las últimas décadas en Oriente Medio”, consideró.

Por su parte, el líder de la República de Chechenia en Rusia, Ramzán Kadírov, dijo que los hermanos Tsarnáev, crecieron y se formaron en Estados Unidos, no en Chechenia. Afirmó que “Cualquier intento de trazar algún vínculo entre Chechenia y los Tsarnáev, si son encontrados culpables, será en vano. Ellos crecieron en América, sus opiniones y convicciones se formaron allí. La raíz del mal hay que buscarla en América”, dijo Kadírov en la red social Instagram.

Kadírov, aseguró que “el terrorismo debe ser combatido en todo el mundo: eso lo sabemos mejor que nadie”. “Hoy, según los medios, durante un intento de detención fue abatido un tal Tsarnáev. Hubiera sido lógico que lo hubieran apresado y efectuado una investigación para esclarecer todas las circunstancias y determinar su grado de culpabilidad”, dijo. En cambio, añadió, “parece que los servicios secretos necesitaban lograr resultados por todos los medios para aplacar a la sociedad”.


martes, 23 de abril de 2013

Una vez más Estados Unidos, España y la OEA…



La actitud de la oposición golpista después de finalizado el  proceso eleccionario del domingo pasado en Venezuela, se inscribe en la política desestabilizadora de Estados Unidos en el continente que ha sido avalada por los sectores más retrógrados de la derecha europea.

Para Venezuela, no es algo nuevo, casi desde el mismo momento en que Hugo Chávez asumió la conducción del Estado, la potencia norteamericana ha puesto en juego todos sus instrumentos de intervención para producir una regresión que le devuelva el poder a la oligarquía que había puesto a su disposición la riqueza del país, en primera instancia  el petróleo y la energía. En esa medida, Estados unidos ha estado detrás del golpe de Estado y el sabotaje petrolero de 2002 y una vez fracasadas ambas intentonas, puso a disposición de la oposición venezolana recursos financieros,  mediáticos y hasta paramilitares colombianos  en la búsqueda de derrocar al gobierno constitucional de la República.

Hoy, envalentonado nuevamente por el apoyo estadounidense y español, el candidato Capriles recurre a un expediente de violencia que busca conquistar por la fuerza el triunfo que no pudo obtener en las urnas.

Sin embargo, los actores internacionales han hecho caso omiso de la intentona y han expresado apoyo al gobierno y al Estado venezolano y reconocimiento a Nicolás Maduro como presidente para el período 2013-2019. Unasur (con la excepción del suspendido Paraguay) y Celac en la misma situación, han actuado acorde a los principios de dichas organizaciones, han respetado el veredicto que han emitido las autoridades electorales del país reconociendo públicamente al nuevo presidente y enviando a sus embajadores al acto que certifica su victoria.

La actitud contraria ha provenido de manera primordial de Estados Unidos y España y de la decadente Europa. Por su parte, la decisión en igual sentido de la OEA se inscribe en la recurrente actitud de su Secretario General  quien para conservar su cargo debe seguir los dictados de Estados Unidos. Hay que recordar que el señor Insulza forma parte de la misma coalición de gobierno de Ricardo lagos, presidente chileno que avaló el golpe de Estado de 2002.

Venezuela libra hoy una nueva batalla, América latina y el Caribe le han dado su apoyo y potencias relevantes en el escenario internacional como Rusia y China también lo han hecho. La oposición de estados Unidos, España y el secretario general de la OEA revelan la validez de esta lucha y la justeza de la misma.

Corea, las claves de un conflicto



En junio de 1950 Kim Il Sung inició una acción militar para unificar Corea que había quedado dividida después de la ocupación japonesa y su posterior derrota  en la segunda guerra mundial, la que llevó a  que -en el marco de la guerra fría-  las tropas soviéticas se estacionaron en el norte del paralelo 38 y las estadounidenses al sur. Sin embargo, cuando en 1949 la mayor parte de las tropas extranjeras abandonaron la península coreana, las estadounidenses permanecieron en ella  donde se mantienen hasta hoy.

Ante la ofensiva de Corea del Norte en pro de la unificación, el presidente estadounidense Harry Truman sin una declaratoria previa de guerra del congreso de su país, ordenó una invasión a Corea. Truman tampoco solicitó permiso a la Organización de Naciones Unidas (ONU) para enviar sus naves de guerra al Mar del Sur de China con el objetivo supuesto de proteger su flanco sur, pero  que en realidad perseguía  el resguardo de Chiang kai Shek que había sido derrotado en la guerra civil china y buscó refugio bajo salvaguarda estadounidense  en la isla de Formosa.

La invasión estadounidense comandada por el general Douglas Mac Arthur logró impedir la unificación coreana derrotando a las tropas del norte. China que había hecho su revolución el año anterior y que ya se encontraba bajo el liderazgo de Mao Tse Tung y el Partido Comunista, evaluó  que la intervención militar en Corea y la presencia de naves de Estados Unidos en su mar meridional perseguían el mismo interés de llevarla a una guerra  y advirtió a los estadounidenses de tal peligro.

Mac Arthur evadió considerar tal aviso y lanzó en noviembre de 1950 una ofensiva llamada “Home by Christmas” (Navidad en casa), ante lo cual China reaccionó enviando 180 mil soldados que lograron detener el avance estadounidense y empujarlos hasta el sur del paralelo 38. A finales del año 1951, China realizó una nueva ofensiva que estabilizó las posiciones a ambos lados de la antigua frontera. Las tropas chinas se retiraron después que ambas Coreas firmaron un armisticio el 27 de julio de 1953 en la aldea fronteriza de Panmunjom, que suspendió el conflicto al costo de casi dos millones de ciudadanos muertos y heridos y la destrucción del 85 por ciento de la infraestructura de Corea del Norte y, sin que como colofón hubiera un acuerdo de paz que finalizara formalmente el conflicto.

Las actitudes belicistas de Mac Arthur eran tan desproporcionadas que el propio Truman se vio obligado a destituirlo cuando  descubrió  que el general había trazado planes para lanzar proyectiles nucleares sobre ciudades chinas.

Los antecedentes anteriores nos permiten entender con claridad tres elementos que ayudarán a comprender el contexto histórico del conflicto coreano por un lado y el marco actual en el que se desarrolla, por el otro. Son ellos:
1.     El conflicto coreano tiene su origen en la guerra fría y el mundo bipolar.
2.    Estados Unidos ha sido -desde el primer momento- el país invasor en la península coreana.
3.    Desde el propio nacimiento de la República Popular China en octubre de 1949, el conflicto coreano ha sido utilizado por Estados Unidos para garantizar su presencia imperialista en Corea y su actitud amenazadora contra China. Mientras existió la Unión Soviética también sirvió como flanco occidental de su componente militar en Asia, el cual ha seguido cumpliendo esa función contra Rusia después de 1992.

Muchas personas de buena voluntad se preguntan cómo un país tan pequeño y débil osa amenazar a Estados Unidos, la mayor potencia militar del planeta. Han llovido los epítetos sobre sus dirigentes, una caracterización interesada de los mismos y la consabida ridiculización e inducción que lleva a una configuración mediática del conflicto y sus protagonistas más directos como parte del habitual plan desinformador de los medios de comunicación encargados de configurar la caricatura correspondiente al caso.

También he tratado de desentrañar este intríngulis que ha convocado a personas honestas de todo el planeta que aman la paz y la han hecho un objetivo de  su quehacer de vida. Creo haber encontrado la respuesta al leer el periódico de la ultra derecha golpista chilena “El Mercurio”. En un artículo de su propia elaboración (no cita fuentes) publicado el jueves 11 de abril titulado “Corea del Sur, EE.UU. y  Japón suben alerta por posible lanzamiento de misil coreano”  se puede leer “Si algo han demostrado las últimas semanas de amenazas incendiarias es que importa más lo que Norcorea hace que lo que dice, aunque anuncie incluso un “mar de fuego”. Y los movimientos de misiles balísticos de medio alcance a su costa este acompañadas de de una retórica menos intensa que en otras oportunidades, fueron suficientes para elevar los niveles de alerta militar de Corea del Sur y de Japón, los vecinos que el régimen totalitario desprecia”.

Esta interpretación hecha por el pasquín chileno nos deja a las claras que la supuesta amenaza proviene de la retórica porque importa más “lo que se hace que lo que se dice”. Lo cierto parece ser que la República Popular Democrática de Corea (RPDC) ha tenido que recurrir al desafiante y peligroso recurso de la retórica para que el mundo tome conciencia de que su país y su pueblo han vivido por casi 60 años bajo la amenaza directa de la presencia militar de Estados Unidos que tiene desplegados en la península alrededor de 27 mil 500 soldados dotados del más poderoso armamento aéreo, naval y terrestre del que se tenga conocimiento.

En ese contexto, la RPDC se ha visto obligada a mantener un alto nivel de disposición combativa de sus fuerzas armadas que contaron con la ayuda inicial de la Unión Soviética para el desarrollo de su industria militar, lo cual incluyó la tecnología para la construcción de su propio armamento nuclear. La amenaza militar  de Estados Unidos ha sido permanente, continua y creciente.  Como señala el periodista cubano Elson Concepción “Solo durante el gobierno de Clinton en Estados Unidos, se pudo apreciar un respiro pacífico cuando se prestó atención a los reclamos de la República Popular Democrática de Corea y se suspendieron los ejercicios militares que cada año ha desarrollado el Pentágono en esa península”.

Los gobiernos posteriores del republicano Bush y el demócrata Obama han incrementado tal situación, llegando incluso al estacionamiento de medios portadores de armas nucleares  en la península coreana, incluyendo misiles y submarinos atómicos elevándose durante la actual administración el potencial destructivo de dicho armamento.

La RPDC ha actuado acorde a los más elementales principios de defensa de su soberanía. No puede quedarse de brazos cruzados esperando ser agredida para generar una capacidad de respuesta que debe ser desarrollada con mucha antelación si quiere que sea efectiva.

La respuesta de la RPDC ante la agresión de Obama es osada y temeraria. Sus autoridades deben estar conscientes del riesgo que asumen, pero aparte de la retórica no hay ningún elemento que permita afirmar seriamente que están capacitados para atacar a Estados Unidos. La tensión en el área no es deseable en ningún caso, sin embargo, esa retórica les ha permitido poner el tema en la órbita mundial incluso a costa de ser etiquetados, acosados y hasta bloqueados. De eso, los latinoamericanos y en particular los cubanos podríamos contar algunas historias.

miércoles, 10 de abril de 2013

Democracia y derechos humanos en el mundo de hoy



El principal argumento imperial para atacar a Siria es que este es un país dictatorial y autocrático donde no se respetan los derechos humanos y en el que las libertades civiles están restringidas. El libreto no es nuevo. Una de las razones de George W. Bush para invadir Irak y derrocar el régimen de Saddam Hussein, se basaba en la “falta de democracia en ese país gobernado por un solo hombre desde 1979”. Hussein fue acusado de represión, violación de las principales libertades individuales, fanatismo religioso y de albergar o colaborar con grupos terroristas como Al Qaeda. Lejos de querer negar lo anterior, o simplemente pretender justificarlo, se trata de poner énfasis en que Irak, no es el único país que adolece de estas imputaciones.  Además, en este caso, Saddam había sido un aliado de Estados Unidos aprovechando esos vínculos para adquirir armamento y recursos en el afán de transformarse en el adalid de la “contención de la expansión persa hacia occidente” la  cual le valió  –mientras preparaba y desarrollaba su guerra contra Irán- la amistad y el apoyo estadounidense y de sus socios de la OTAN quienes se hicieron de la “vista gorda” ante las masacres de chiitas en el sur y kurdos en el norte. Sin embargo, ni aún así se puede argumentar  a favor de la intervención militar y la violación de la soberanía de otro país.

Pero, volviendo al tema en cuestión y sin ir lejos, en la misma región del Medio Oriente existen países con la misma problemática, como Arabia Saudita, Egipto, o Emiratos Árabes Unidos. No es coincidencia. Estos países han sido el terreno fértil sobre el cual ha crecido el terrorismo islámico radical. Los tres son grandes aliados de Estados Unidos. Arabia Saudita, por ejemplo, ha tratado de fortalecer su legitimidad en las últimas dos décadas, fomentando un renacimiento religioso en el mundo árabe que ve con hostilidad el exterior y la modernidad. El régimen saudí ha intentado desviar las interrogantes sobre su administración, su alianza con Estados Unidos y su propia corrupción, al apoyar y propagar un dogma religioso intransigente. 

La situación de Egipto es parecida,  el cambio de gobierno no ha significado una transformación en el respeto a los derechos humanos y la aplicación de la democracia, el país se ha convertido en algo muy cercano a un Estado policial, reprimiendo a los disidentes políticos, censurando toda la información, y encarcelando a intelectuales por la más leve crítica al régimen. Otros Estados en el Medio Oriente no distan de esta situación: Jordania, Marruecos, Omán y Catar.

Aún en la actualidad, el mundo árabe es caracterizado por la inoperancia de los partidos políticos o la incapacidad de los regímenes para llevar a la práctica la justicia social y los derechos básicos de los ciudadanos. Los gobiernos prefieren supeditar algunos conceptos de la declaración de los Derechos Humanos a los usos y costumbres del mundo árabe musulmán escudándose muy a menudo en la ley islámica, la “sharia”. Los numerosos movimientos pro derechos humanos que se han conformado en esa región, consideran que se trata de una simple coartada que permite llevar a cabo medidas antidemocráticas. Los ejemplos más estudiados al respecto son: Jordania, Líbano, Kuwait, Marruecos, Yemen, Israel, Bahréin, Irak, Libia, Arabia Saudita, Túnez y Palestina.

El Programa de Desarrollo de Naciones Unidas sobre el mundo árabe, destaca también la falta de libertad y democracia en esos territorios. En el informe del 2002, se llegó a la conclusión de que a finales de los años 90, esta región era una de las siete del planeta con menos libertades civiles y políticas. Está muy atrasada en cuanto al papel y las oportunidades de las mujeres en el mercado laboral y en la vida pública. Como señala el informe, la falta de responsabilidad, la corrupción y en general la falta de buen gobierno, ha entorpecido en gran medida el desarrollo económico.

Varios organismos internacionales han confirmado la falta del respeto hacia las garantías fundamentales en el Medio Oriente. En Líbano, Las mujeres corren peligro, además, de sufrir actos de violencia en razón de su sexo, tanto a manos de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley como en el seno de la comunidad, continúan siendo frecuentes ciertos tipos de violencia contra ellas, incluidos los homicidios basados en motivos de género, o lo que a menudo se describe como “homicidios de honor” o “familiares”. En Libia, cientos de personas vienen sufriendo detenciones arbitrarias, sin mandamiento judicial y sin que se les comuniquen los motivos de su detención. La mayoría permaneció incomunicada los primeros meses de su detención, durante los cuales se los sometió a torturas de forma habitual. Decenas de detenidos políticos están encarcelados sin cargos ni juicio, algunos desde el derrocamiento de Moammar Gadafi  

Los juicios de otros presos políticos quebrantan grave y sistemáticamente las garantías procesales internacionales. Continúan utilizándose además, las desapariciones y las ejecuciones extrajudiciales para silenciar a los oponentes del gobierno. En Túnez, donde se inició la llamada “primavera árabe” la persecución cada vez más frecuente de los defensores de los derechos humanos, ha tenido lugar contra el telón de fondo de una creciente intolerancia de las autoridades frente a todo tipo de disidencia o crítica. Los mismos métodos empleados para acosar, intimidar y silenciar a los opositores políticos se han utilizado contra los defensores. Estas prácticas contrastan radicalmente con el repetido compromiso de las autoridades tunecinas de respetar y promover los preceptos mundiales.

En fin, los argumentos imperiales para justificar el apoyo a las bandas mercenarias que están produciendo el desangramiento de Siria podrían caber con muchos mayores elementos en varios de los principales aliados árabes de Occidente. La carencia de las más elementales libertades democráticas, la inexistencia de parlamentos, sindicatos y partidos políticos, la exclusión y persecución de las mujeres de la vida de la sociedad, la ausencia de medios de comunicación independientes y, finalmente la feroz represión contra todos aquellos que osen cuestionar esas monarquías medievales que viven su riqueza en medio de paupérrimas condiciones de vida de su población, configuran una situación que debería ser cuestionada y combatida desde la legalidad internacional y desde aquellos poderes que utilizando criterios políticos, establecen una mirada desigual en torno a la democracia y los derechos humanos.

En América Latina conocemos esas prácticas, ya desde la década de los 60 del siglo pasado se entronizaron gobiernos dictatoriales e incluso algunos de democracia representativa que bajo la mirada aprobatoria de Washington reprimieron, produjeron innumerables violaciones a derechos humanos, desapariciones forzadas y torturas, todo permitido en la guerra fría y  el enfrentamiento con la Unión Soviética, justificando bajo la etiqueta de comunista que se coartaran los derechos de todo aquel que se opusiera a sus designios.

Finalmente son parámetros políticos e ideológicos, no humanitarios, los que establecen aprobación para unos países,  marginación y sanciones para otros. Es la lógica imperial aplicada a un mundo que comienza a rebelarse y que en medio de la crisis empieza a descubrir que la injusticia tiene su origen en la propia estructura de un sistema que por condición natural es excluyente, represivo y violador de los derechos de las mayorías. 

miércoles, 3 de abril de 2013

Malvinización y desmentirización



Con este título fue recientemente publicado un libro en Argentina en conmemoración del 180 Aniversario de la ocupación británica de las islas Malvinas. La obra, que se propone ser “un aporte económico, político y cultural en el marco de la patria Grande” fue impreso por Ediciones Fabro y cuenta con prólogo  de Julián Andrés Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados del hermano país austral. La introducción fue elaborada por Fernando del Corro, profesor de la Universidad de Buenos Aires quien actuó como compilador de los textos que fueron encargados a académicos de diferentes disciplinas provenientes de Argentina y otros países de la región.

Tuve el honor de ser invitado a participar en este compendio de puntos de vista sobre Malvinas. Al efecto escribí un trabajo que titulé “Las Malvinas en el marco regional y global”. Por la importancia y actualidad del tema, me permito esbozar un resumen del mismo

Al hacer un bosquejo resumido de la ubicación de Sudamérica  en la nueva  geopolítica internacional expongo que en relación al tema que estamos estudiando, se debe considerar que Sudamérica como espacio geográfico y geopolítico tiene una serie de características y atraviesa por una situación que, -inmersa en el contexto internacional- aporta elementos de análisis de alta validez a efectos de construir una opinión respecto de la influencia que tienen dichos puntos de vista para observar el trasfondo actual del caso Malvinas. Son ellos:

1.     Sudamérica marcha a contrapelo del mundo y en particular de Europa en relación a la manera de enfrentar la crisis económica y financiera global, manteniendo -hasta ahora- grandes niveles de estabilidad democrática y capacidad para encarar la crisis. 

2.    América del Sur  es una región libre de armas nucleares. El Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe conocido como Tratado de Tlatelolco establece desde 1969 la desnuclearización del territorio de América Latina y el Caribe. 33 Estados de la región han firmado y ratificado dicho acuerdo.

3.    América del Sur posee gigantescas reservas de petróleo, gas, agua, oxígeno y biodiversidad. Moniz Bandeira lo expuso sucintamente al decir que “América del Sur es la región que presenta mayor significación geopolítica, en la estrategia de los Estados Unidos, debido a su enorme potencial económico y político”.

4.    América y su zona sur como parte de ella es la única región del mundo que tiene costas sobre los dos océanos más importantes del planeta. En momentos en que el eje geopolítico mundial comienza a desplazarse en dirección a Asia colocando al Océano Pacífico por primera vez en la historia como el espacio fundamental en el que se realizará el comercio y considerando la virtual rivalidad que se empieza a vislumbrar en el área Asia-Pacífico por la hegemonía en el orbe, esta característica geográfica cobra vital importancia y se inscribe como asunto de carácter estratégico.

5.    América Latina y el Caribe en general y América del Sur en particular han avanzado de manera sostenida y sistemática hacia procesos de integración regionales y subregionales los que, por primera vez en la historia, tienen la peculiaridad  de ser espacios que no cuentan con la presencia, supremacía y predominio de Estados Unidos.

En consideración de todo lo anterior, es previsible que Estados Unidos, Gran Bretaña y las potencias coloniales intenten alterar ese ambiente de armonía que la región ha comenzado a vivir desde inicios de siglo. La necesidad de generar conflictos que justifiquen y argumenten a favor de la presencia de fuerzas militares, la creación de bases operativas de distinta índole e incluso la posibilidad de intervención militar directa ante potenciales situaciones que podrían afectar la estabilidad política de la región están cada vez más presentes.  De esa manera, se puede establecer que la situación colonial de Malvinas es perniciosa para Argentina y para toda América Latina y el Caribe en particular para Sudamérica.

Todo este marco de análisis regional y global nos permite entender las innumerables ventajas que le da a Gran Bretaña la posesión colonial de Malvinas de cara a la confrontación estratégica que se augura para las próximas décadas, en la que participa como principal aliado de Estados Unidos.

Varios puntos de vista llevan a sustentar dicha mirada:

1.     Las Malvinas y sus aguas adyacentes poseen gigantescos yacimientos de petróleo y gas que pretenden ser explotados por transnacionales. Este elemento es clave para entender la manera como el Reino Unido se aferra a su posesión colonial incluso violando todos los acuerdos suscritos con Argentina en este ámbito.

2.    Las Malvinas y su entorno se han transformado en una gran reserva de alimentos provenientes del mar. En sus cercanías se encuentran significativas posibilidades de pesca de calamar, merluza, krill, algas, moluscos, cetáceos, abadejo y bacalao que ubicados en un contexto de escasez de alimentos en todo el planeta expone otro punto de interés de esta área marítima que como expone Oscar Mastropiero, “es una de las grandes regiones pesqueras de importancia global”

3.    Las Malvinas son una base militar británica que junto a las que el Reino Unido posee en Ascensión, Santa Helena  y Tristan da Cunha, así como las que Estados Unidos arrienda a Portugal desde 1946 en las Islas Azores, constituyen una gran de control sobre el Atlántico sur en su totalidad.

4.    Lo anterior nos lleva a entender que en los actuales momentos en que se desarrollan conflictos bélicos de incalculables consecuencias en el Medio Oriente y el norte de África, la ruta del Atlántico sur, en la que está ubicada las Malvinas cobra extraordinaria vigencia dentro de los planes de Estados Unidos y la OTAN. La gran debilidad que representa la principal ruta marítima de transporte de energéticos que debe transitar desde el golfo Pérsico al Atlántico a través de varios estrechos, eleva la importancia de este océano en su región sur en caso que la inestabilidad y los conflictos bélicos interrumpan el paso por alguno de ellos.

En ese mismo ámbito, la cercanía de las Malvinas con el estrecho de  Magallanes el canal del Beagle y el pasaje de Drake, únicos pasos naturales entre los océanos Pacífico y Atlántico refuerzan la idea de las Malvinas como base militar y naval de incalculable valor y trascendencia.

5.    El sistema del Tratado Antártico entró en vigor en junio de 1961, aunque hasta hoy tiene 50 signatarios, sólo 28 países tienen plenos derechos decisorios, algunos de ellos ubicados a una gran distancia de ese territorio del sur del planeta. Esto sólo se explica como expresión de la guerra fría. El tratado vence en 2041 y  aunque su articulado impide las prácticas militares, en particular las explosiones nucleares, el descubrimiento del mayor yacimiento de carbón del mundo, así como de grandes reservas de hierro, antimonio, cromo, oro, molibdeno, uranio y petróleo hacen prever que la voracidad de las potencias los conduzca a intentar romper el equilibrio existente hasta ahora en el continente blanco.  En esa medida, su cercanía de  Malvinas donde Gran Bretaña incluso ha instalado navíos portadores de armas nucleares (que violan el Tratado de Tlatelolco) puede ser considerada a futuro como una medida de fuerza ante posteriores reclamaciones que lleven a la necesidad de negociar un nuevo tratado.

Los argumentos entregados exponen elementos de análisis que intentan hacer un aporte en la idea de refrendar la importancia que tiene para la región y para el mundo el problema de la soberanía de las islas Malvinas. En los datos expuestos subyace la idea de que Gran Bretaña ha entendido tal relevancia y ha decidido mantener una situación colonial que hoy trasciende el origen del conflicto.

Argentina, desde siempre ha reclamado su derecho soberano sobre las islas y hoy ha recibido el apoyo unánime de América Latina. Ubicar dicho conflicto en un plano global involucra a todos los pueblos y países del planeta porque es expresión del objetivo supremo de toda la humanidad de búsqueda de la paz y la armonía sobre la base del respeto a las normas más elementales del derecho internacional.