Vistas de página en total

martes, 31 de marzo de 2015

Estados Unidos e Israel, aparentes contradicciones.





Los últimos acontecimientos en el Medio Oriente y el norte de África apuntan a una complicación de la situación política en la región. La multiplicidad de actores y factores que están interviniendo hace que la complejidad sea la característica fundamental en el análisis, todo lo cual obliga a un estudio meditado que nos ayude en al intento de desentrañar la intríngulis que subyace en el trasfondo del problema.

La visita del recientemente elegido primer ministro israelí a Washington en días previos a las elecciones en su país, fue trasmitida con “bombos y platillos” por los medios de prensa de todo el planeta. El comentario de fondo eran las fuertes contradicciones con el Presidente Obama quien no recibió a Netanyahu durante su estancia en la capital de Estados Unidos. La génesis de la contrariedad estaba en las diferencias de opinión de ambos mandatarios respecto al manejo de las conversaciones referidas al programa nuclear iraní.

Lo cierto, es que ambos puntos de vista y, - los de un tercer actor, presente y activo- el partido republicano, responden más a dinámicas de política local que internacional. Obama y los republicanos pugnan por mostrar resultados y fortalezas de cara a las próximas elecciones presidenciales y el sionista buscaba el apoyo que necesitaba para romper el empate que a hasta ese momento sostenía con la oposición en la cercanía de las elecciones parlamentarias.

En lo sustancial, no existen diferencias de fondo entre Estados Unidos y su principal aliado en el Medio Oriente a quien sigue apoyando, política, financiera y militarmente. En ese sentido, el trabajo a Estados Unidos se le ha facilitado cuando hoy, –a diferencia del pasado- puede contar con un conglomerado de países árabes, los que junto a Israel, han creado una sociedad de intereses reaccionarios y cavernarios para impedir el avance de la lucha de los pueblos de la región. Por supuesto, valores como los derechos humanos y la democracia, por los que en otras latitudes, amenazan e invaden, están exentos de juicio en esta región del planeta, en la que monarquías medievales, al unísono con el sionismo vulneran principios elementales de convivencia y respeto a la dignidad de los ciudadanos.

Sobrepasando supuestas antipatías personales entre el presidente Obama, y Netanyahu, de las que se habla con mucha frecuencia en los círculos políticos estadounidenses, que da razones, -y hasta explica- las sospechadas distancias entre los dos líderes que asumieron el poder en 2009, demócratas y republicanos han mostrado siempre una absoluta unidad de criterio sobre los asuntos de Israel, yendo eso, más allá de las diferencias partidistas. En las condiciones actuales ambas agrupaciones políticas intentan sacar provecho de esa situación haciéndole guiños al lobby sionista, principal financista de las campañas electorales en el país del norte. 

Ante la supuesta avalancha anti Obama manifestada por Netanyahu en su intervención en el Congreso estadounidense, el presidente se limitó a decir que no pudo ver el discurso del líder sionista porque estaba en una video conferencia sobre Ucrania con sus socios europeos.

Sin embargo, aseguró que “Sí tuve oportunidad de ver la transcripción y por lo que pude ver no hay nada nuevo”, recalcando que coincide con el israelí en que la relación entre ambos países es “inquebrantable”.

Estados Unidos envía a Israel todos los años 3100 millones de dólares en asistencia económica lo que además de la ayuda militar y diplomática le da absoluta impunidad a l régimen sionista para actuar en la región. No importa que Israel apoye al Frente al Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria, la cual Estados Unidos ha declarado como organización terrorista.

El aparente punto que genera la distancia es Irán. Al respecto Netanyahu, quien ideológicamente se identifica con los conservadores republicanos, ofreció su visión de cómo lo que está haciendo Obama para garantizar los usos pacíficos del plan nuclear de Irán, pone en peligro la existencia misma del Estado de Israel. El primer ministro israelí Netanyahu ha criticado a Washington y a otros de "darse por vencidos" en tratar de frenar los intentos de Irán por obtener armas nucleares.

Según el mandatario israelí, Estados Unidos había "aceptado que Irán gradualmente, en unos años, desarrollará la capacidad de producir material para muchas armas nucleares". Agregó que "Mis amigos, por más de un año nos han dicho que no acuerdo es mejor que un mal acuerdo" y al respecto emitió su opinión, "…esto es un mal acuerdo. Un muy mal acuerdo. Estamos mejor sin él. Nos dicen que la única alternativa es la guerra. No es cierto. La alternativa a este mal acuerdo es un acuerdo mucho mejor".

El Secretario de Estado John Kerry lo refutó diciendo que Netanyahu "podría no estar correcto" en su apreciación asegurando que el presidente Obama había sido claro en su política de no permitir que Teherán desarrolle esa capacidad nuclear.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohamed Yawad Zarif, acusó a Netanyahu de buscar con su discurso "sabotear" las conversaciones nucleares, sembrar "pánico" y difundir "mentiras". Irán está negociando con el Reino Unido, China, Francia, Rusia, Estados Unidos y Alemania un acuerdo para congelar el enriquecimiento de uranio y otros ámbitos de su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones económicas impuestas a Teherán. El objetivo es lograr un acuerdo marco a finales de este marzo y un acuerdo definitivo a mediados de año que ponga fin a un prolongado conflicto sobre el programa nuclear de Irán y su eventual uso para fines militares.

Las conversaciones iniciadas el pasado martes 24 en Suiza han avanzado positivamente de cuerdo a información de las partes. Según Kerry, Estados Unidos no cederá y no cerrará un mal acuerdo nuclear con Irán, recordó que Israel está más seguro que antes gracias a un acuerdo provisional alcanzado con Teherán que limita el programa nuclear iraní. "Y el estándar que aplicamos en todo acuerdo con Irán es garantizar, saber, que Irán (...) no puede desarrollar armas nucleares", añadió. Estados Unidos declaró en reiteradas ocasiones que ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo, siguió Kerry. "No habrá un mal acuerdo”

En la profundidad de estas declaraciones y de la visión estadounidense, subsiste la convicción de que hoy es imposible encontrar vías de solución a ningún problema del Medio Oriente sin contar con Irán. Estados Unidos se ha demorado en llegar a esa conclusión, pero sus propios objetivos en la región no pueden ser logrados hoy sin el consentimiento y acuerdo con la nación persa.

Irán se ha convertido en el principal soporte del combate al terrorismo islámico tanto en Irak como en Siria. El influjo de sus acciones económicas, políticas y diplomáticas permiten dar continuidad al sostenimiento de esos dos Estados impidiendo con ello, la expansión regional e incluso, la penetración del Estado Islámico en Europa a través de Turquía. Por mucho que le pese a Estados Unidos y a sus aliados árabes sunitas, Irán se ha transformado en el valladar más trascendente para el combate al terrorismo y eso genera nuevas variables que ya se comienzan a manifestar en la región, particularmente en Yemen. Pero, de eso hablaremos en el próximo artículo.

sábado, 21 de marzo de 2015

Estados Unidos eligió un mal camino para llegar a Panamá



Aunque los presidentes de Estados Unidos nos tienen acostumbrados a la prepotencia y la soberbia, Barack Obama ha agregado a esos “atributos” la desfachatez más insólita. Uno no llega a comprender si esta “honestidad desbordante” es una expresión de realismo político o una afirmación de lamentable desesperación ante los contundentes golpes que ha estado recibiendo tanto en su país como en el exterior.

Al dramático reconocimiento de que la política de 55 años de su país contra Cuba había fracasado, por lo que según él, se debe seguir buscando a través de otros medios y con otros instrumentos, el objetivo de derrocar el sistema político de la isla, ha añadido ahora la aceptación pública de algo que todo el mundo sabía. El presidente estadounidense confesó que la decisión de invadir Irak en 2003 supuso el origen del grupo terrorista Estado Islámico (EI). Obama afirmó, -en una entrevista concedida al canal de noticias norteamericano Vice News- que el EI “es una consecuencia directa de Al-Qaeda en Irak, surgida como resultado de nuestra invasión” durante el gobierno de George Bush.

Sólo unos días después, volvió a estremecer los medios de información internacional cuando admitió que debió haber cerrado el penal de Guantánamo nada más al llegar a la Casa Blanca en 2009 cuando parecía haber consenso con la oposición republicana sobre su clausura. Dijo que no lo hizo “porque en ese momento teníamos un acuerdo bipartidista de que Guantánamo debía cerrarse. Pensé que teníamos un consenso y que lo haríamos sosegadamente”, explicó el mandatario.

Da mucho temor constatar que el presidente del país más poderoso del mundo “piense cosas” que no están apegadas a la realidad y que sea tan inocente para caer en la celada de los congresistas republicanos, quienes según él le prometieron algo que no cumplieron cuando estaban en minoría y por tanto débiles. Hoy la situación ha cambiado, el partido republicano es mayoría en ambas cámaras y desde esa posición de fuerza está imponiendo la agenda internacional, mientras da la impresión que al presidente no le queda nada más que constatar los errores del pasado. Si se le diera el beneficio de la duda y se aceptara que ambas decisiones se originaron en su antecesor republicano, ¿qué explicación puede tener su decreto ejecutivo del 9 de marzo en el que caracteriza a Venezuela como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos?

Pareciera también que no hay coherencia en la política exterior de ese país vistas las contradictorias decisiones respecto de Cuba y Venezuela tomadas con solo un día de diferencia en diciembre del año pasado. Me permito suponer que tal incoherencia no se sustenta en visiones distantes sobre política exterior entre los dos partidos de Estados Unidos, sino en la adelantada confrontación interna que se comienza a visualizar de cara a las próximas elecciones presidenciales, en momentos en que los republicanos responsabilizan a Obama de la pérdida de liderazgo de Estados Unidos en el tablero mundial. El trasfondo, refleja la impotencia ante la incidencia de China, Rusia y los BRICS como potencias emergentes que manifiestan, mayor capacidad de decisión en la problemática global con el paso de los días, así como la debilidad del dólar que cada vez pierde más espacio en las transacciones económicas y financieras en el planeta.

Esta lógica comienza a funcionar respecto de la confrontación planteada por la administración estadounidense contra Venezuela. Ello se puede deducir de la exposición de Michael Fitzpatrick, representante interino de Estados Unidos ante la OEA, en la que explicó que la Orden Ejecutiva del Presidente Obama no pretende golpear ni a Venezuela ni a su pueblo. Afirmó que “El lenguaje de esta Orden se ha sacado de contexto”. Dijo que quería dejar muy en claro “que Estados Unidos no está preparando una agresión militar” ratificando que “no estamos preparando un golpe ni estamos en una conspiración”. 

Tres negaciones en una oración generan sospecha, sobre todo cuando se recuerda el prontuario de mentiras del gobierno de Estados Unidos. Regularmente le digo a mis alumnos que expresen sus ideas a través de afirmaciones, cuando se niega para tratar de aseverar algo, es porque se tiene carencia en el manejo del lenguaje o porque se quiere esconder un objetivo real.

De todas maneras, Fitzpatrick afirmó que las órdenes ejecutivas están sustentadas en una ley de 1977 “que le da poderes al Presidente para aplicar sanciones económicas y que se ha usado de manera rutinaria desde entonces” y que en este momento existen 26 de ellas que pesan sobre distintos países. ¿Qué quiso decir el funcionario estadounidense? ¿Qué los venezolanos no nos debemos sentir predilectos por ese “privilegio” que concede el gobierno de Estados Unidos? Pareciera que para Estados Unidos, la desvergüenza no tiene límites.

El representante de Estados Unidos en la OEA remató su intervención rememorando que las órdenes ejecutivas se usan para luchar contra el crimen organizado en todo el mundo y que países como Colombia y México “antes han agradecido órdenes ejecutivas similares pues ellas los han ayudado a combatir flagelos como el narcotráfico”. Aunque la soberanía es un principio fundamental del derecho internacional, cualquier país lo puede interpretar como le parezca. No es de extrañar que gobiernos de Colombia o México hayan aceptado que se viole la propia, pero ello no impide afirmar como valido que tal principio sea vulnerado por una ley unilateral dictada por el gobierno de una potencia extranjera.

Vistas así las cosas, se podría entender que la Casa Blanca esté desarrollando una política exterior a partir de la práctica del “ensayo y error”. En el caso que discutimos, el gobierno de Estados Unidos vuelve a dar golpes a ciegas y nuevamente recibe una contundente respuesta mundial y sobre todo regional objetando sus propósitos. Celac impugnó por unanimidad de sus 33 miembros la Orden Ejecutiva de Estados Unidos. Por su parte Unasur, en una declaración hecha el 14 de marzo reiteró su firme rechazo, -también por unanimidad- a “estas medidas coercitivas que no contribuyen a la paz, la estabilidad y la democracia en nuestra región” y exigieron al presidente Obama derogar su orden ejecutiva contra Venezuela. Así mismo, la Alba rechazó “la Orden Ejecutiva emitida el 9 de marzo de 2015 por el Gobierno de Estados Unidos de América “ y la calificó de “injustificada e injusta” caracterizándola como “ una amenaza de interferencia contra el principio de soberanía y el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados”. El Movimiento de Países No Alineados conformado por 130 de los 193 miembros de la ONU condenó categóricamente la aplicación de medidas unilaterales por parte del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela expresando su solidaridad y respaldo al pueblo venezolano. Hasta en la reunión de la OEA, varios países tomaron la palabra para reiterar que el único camino para solucionar las diferencias es el diálogo, como lo propugna el gobierno venezolano.

A esto se han sumado multitudinarias marchas y concentraciones de apoyo en muchos lugares del mundo: Perú, Argentina, Canadá, Túnez, Puerto Rico, Ecuador, Palestina, Nicaragua y Paraguay entre otros, declaraciones de amistad con el pueblo y gobierno de Venezuela de gobiernos, como los de China, Rusia, Argentina, Cuba, cientos de organizaciones populares y sociales, partidos políticos, personalidades del arte y la cultura y luchadores por los derechos humanos se han manifestado en solidaridad con Venezuela,

El gobierno de Estados Unidos acusó el golpe ante el impacto multitudinario de apoyo a Venezuela. Fizpatrick se vio obligado en la OEA a decir que su gobierno aceptaba el diálogo con Caracas, pero un funcionario de rango superior el subsecretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado, Alex Lee, durante una audiencia celebrada en el Subcomité de Asuntos para Latinoamérica del Senado estadounidense dedicada a analizar la situación de Venezuela informó que “La crisis que atraviesa Venezuela será una de las prioridades del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la Cumbre de las Américas que se celebrará en Panamá el mes próximo, donde instará a sus socios latinoamericanos a promover la máxima transparencia en el proceso electoral venezolano de este año”.

Es decir que el Departamento de Estado pretende utilizar la Cumbre de Panamá para debatir sobre un tema interno de Venezuela. Nuestro país no tiene que discutir sobre sus elecciones parlamentarias con ninguno otro. Ellas están ajustadas a la Constitución y reguladas por el Consejo Nacional Electoral, que es un poder autónomo del Estado. Será el poder electoral quien decida a quien invita como observador en las elecciones. Ni la OEA, ni Estados Unidos tienen calidad moral para ello. Bienvenidos los países hermanos de Celac y Unasur. A nadie se le ocurriría debatir en la Cumbre sobre el antidemocrático método estadounidense de elegir a su presidente. Es un problema interno de Estados Unidos y así debe ser entendido.

El objetivo es claro, Obama intenta polarizar la Cumbre. Parafraseando a su hoy repudiado antecesor, intenta crear un nuevo paradigma “O están con nosotros o están con Venezuela”. El propósito es evidente. Su diplomacia lo está preparando. Así lo atestiguan las reuniones del vicepresidente Biden con Caricom y los países del Triángulo del Norte. Incluso su último intento de amedrentamiento será el 9 de abril, día previo a la Cumbre, cuando el presidente Obama se reúna en Jamaica con los países de Caricom. Ese es precisamente el objetivo ulterior de la agresión a Venezuela, una polarización que conduzca al quiebre de los mecanismos de integración regional que han ido adquiriendo fuerza y autonomía en la toma de decisiones, al alejarse de la tradicional imposición hegemónica que Estados Unidos estableció por casi 200 años.

Venezuela y América Latina y el Caribe deben impedir eso, ampliando la agenda. Otros temas de interés regional deben ser discutidos: el fin del bloqueo a Cuba, la desmilitarización con armas nucleares de las Malvinas, la independencia de Puerto Rico, la aprobación por parte de Estados Unidos de una política migratoria basada en la defensa de los derechos humanos, el cierre de la ilegal cárcel de Guantánamo, el apoyo irrestricto a las conversaciones de paz en Colombia y, por supuesto la derogación de la orden Ejecutiva del 9 de marzo, entre otros.

Estados Unidos eligió un mal camino para llegar a Panamá. Lo que prometía ser una reunión en un clima de respeto, paz y concordia en la que por primera vez en la historia participaremos todos, se ha transformado en un nuevo affaire en la búsqueda del conflicto y la desintegración. El 11 de abril es una fecha oscura en la historia de Venezuela, cuando en 2002 las fuerzas del mal pretendieron imponerse. Indudablemente, el 11 de abril de 2015 servirá como homenaje a la memoria del Libertador cuando en la tierra donde convocó al Congreso Anfictiónico de unidad regional en 1826, Latinoamérica y el Caribe refrenden su apuesta de paz y de futuro, incluso, a pesar de las zancadillas imperiales.

jueves, 12 de marzo de 2015

El contexto internacional de la agresión a Venezuela


En noviembre de 2008, el triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos echó las campanas a volar para una serie de personalidades. Renombrados políticos y reconocidos periodistas cantaron loas al primer negro que era designado para administrar el gobierno de Estados Unidos. Suponían un cambio radical por el sólo hecho de pasar de un ordinario Bush, a un renombrado académico de Harvard; de un blanco texano, a un negro descendiente de africanos de generaciones muy recientes;  de un republicano recalcitrante, a quien suponían un civilizado demócrata; hasta llegaron a decir que su “bella esposa alumbraría la Casa Blanca”.

Con el transcurrir de los meses iniciales del nuevo gobierno estadounidense, me llamó la atención que el Comandante Fidel Castro dedicara cinco reflexiones seguidas al cambio de gobierno en Estados Unidos y me sentí en la obligación de escribir un largo artículo que titulé “No existe un imperio bueno”. En el mismo decía que “La lucha por la paz y la democracia no nos puede llevar al desarme político e ideológico frente a un imperio que pareciera estar a la defensiva como fiera herida en su crisis, pero que no ha alterado un ápice su voluntad guerrerista y agresiva.  No podemos confiarnos en un régimen que avala y apoya la agresión sionista a Gaza, que pretende sacar sus soldados de Irak…sólo para mandarlos a Afganistán, que mantiene su belicosa política contra Venezuela…”

La historia ha demostrado una vez más que en política exterior no hay diferencias entre demócratas y republicanos, frente a sus intereses nacionales funcionan como un solo partido y que este presidente demócrata ha expuesto la esencia agresiva del imperialismo, sin variar las decisiones tomadas por su antecesor republicano, más bien ampliándolas y profundizándolas. Sin embargo, en esta ocasión, me parece que la decisión tomada respecto de Venezuela, más que ser expresión de fortaleza, es una manifestación de debilidad extrema del presidente Obama, al llegar a niveles de irracionalidad inauditos que transforman las medidas determinadas a partir de diciembre, en revelación de que el establishment político de Estados Unidos se encuentra en condiciones de asumir acciones de suma peligrosidad para Venezuela y para el mundo.

Estados Unidos, en su soberbia imperial nos tiene acostumbrados a sanciones unilaterales a particulares. Eso no significa ninguna primicia de los últimos años, lo novedoso es el involucramiento directo del presidente de Estados Unidos y el consenso logrado en medio de profundas contradicciones entre el ejecutivo y el legislativo de ese país. Trasluce que en este caso (el de Venezuela), la causa de tales acciones agresivas tienen un carácter más de política interna que internacional y que Venezuela ha sido la “moneda de cambio” que Obama ha entregado a la ultra derecha republicana después de quitarle Cuba como objeto de agresión principal (léase cuerpo de negocios que aporta recursos millonarios para campañas electorales a fin de llevar al parlamento acólitos que sostengan los intereses de las grandes corporaciones).

El aislamiento de Obama en Washington es tal que el Senado, dominado por una mayoría republicana se da el lujo de invitar al primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu, a pesar que el inquilino de la Casa Blanca había manifestado su molestia y su decisión de no recibir al líder sionista. Netanyahu, no conforme con visitar Washington y acceder a la tribuna más importante de la nación, pronunció un discurso humillante para la figura presidencial del país anfitrión. La incapacidad de Obama por lograr éxitos en su confrontación (no bélica) con China y Rusia y de solventar los problemas económicos internos, más allá que el discurso oficial intente mostrar supuestos avances en la solución de la crisis económica,  lo ha llevado a niveles muy bajos de popularidad.  El presidente estadounidense fracasó en su tentativa de hacer aprobar la ley de inmigración que fue rechazada en el Congreso por la mayoría republicana, lo cual le indujo a manejar la agenda cubana y las decisiones que tomó sobre ella, sólo rodeado de sus más íntimos colaboradores.

En ese contexto, parece suponer que Obama considera que Venezuela es el eslabón más débil de la cadena que ha hecho avanzar los procesos de integración regional, lo que no le permite impulsar acciones generales para lo cual ha comenzado nuevamente a recurrir a su vieja estrategia de “divide y vencerás”. Después de crear la Alianza del Pacífico, contando para ello con el desprestigiado ex presidente peruano Alan García (que por cierto amenaza con volver a la más alta magistratura de su país) y secundado por los gobiernos de derecha  de Chile , Colombia y México, Estados Unidos ha creado una punta de lanza para desbaratar el ideal de integración bolivariano. Más recientemente, a través del vicepresidente Joseph Biden ha procurado, a través de la ancestral política del “garrote y la zanahoria” atraer bajo amenaza a los países caribeños y, en fecha más cercana ha buscado “encantar” falsamente a los países del triángulo del norte centroamericano a fin de desarrollar “políticas conjuntas” respecto de la migración y el narcotráfico en la subregión.

En este ámbito, las amenazas a Venezuela se insertan en un momento de extrema agresividad contra lo que el propio Biden,  rememorando el discurso  estadounidense del siglo XIX, ha vuelto a llamar su ”patio trasero”, término remachado por el senador ultra derechista Marcos Rubio  en su alocución en la Cámara Alta del Congreso de su país cuando se discutía el tema Venezuela.

En cualquier caso, Estados Unidos no ha podido conseguir el consenso regional para lograr una base apoyo que le permita ir escalando la agresión. Al rechazo de la Alba, Unasur, Celac, Mercosur y Petrocaribe a las acciones unilaterales de Estados Unidos, se ha agregado que ni siquiera su hija putativa, la OEA pudo reunir su Consejo Permanente para aprobar una declaración en contra de Venezuela. El Secretario General Insulza, buscando los votos de la derecha de la coalición de gobierno de su país, utiliza el organismo regional para alimentar sus opciones presidenciales en Chile. Otro tanto ha hecho la patética hija del Presidente Allende y por los mismos motivos. Que una hija del presidente mártir sea promotora de acciones desestabilizadora en un país hermano no deja de ser una acción deleznable que la derecha internacional ha aplaudido efusivamente. Sin embargo, Venezuela ha contado con el amistoso y solidario apoyo de los pueblos  de la región que han reaccionado de inmediato exigiendo a Estados Unidos sacar sus manos de nuestro país.

Así mismo, Venezuela ha recibido el apoyo explícito del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77+ China, de Rusia y China y manifestaciones de solidaridad inmensa de los pueblos de Asia, África y Europa.

No hay argumentos posibles, solo la irracionalidad puede ser causa de las acciones emprendidas por la administración estadounidense. El comunicado de rechazo a tal declaración por la oposición venezolana, da cuenta que Obama no los consideró a tal efecto y que desde ahora estarán obligados a actuar a partir de los hechos consumados. Atrapados entre la espada y la pared, se ha puesto en evidencia que el control de las operaciones fueron asumidas en Washington y que solo una actitud consumadamente rastrera les puede dar un espacio en el Olimpo del imperio. O actúan en los marcos democráticos que señala la Constitución Nacional o se atendrán a las consecuencias de actuar al servicio de una potencia extranjera que amenaza a la Patria y que está señalando un camino distinto al que imponen las normas internacionales, la convivencia pacífica, y el respeto a la auto determinación del sistema político y de gobierno que los pueblos se han dado.


Finalizo de la misma manera que lo hice en el artículo antes mencionado escrito hace 6 años, “Hoy Estados Unidos ha inventado nuevos fantasmas, todos creados por su política imperial de exclusión, agresión y ultraje contra nuestros pueblos, (…) Obama aún tiene que demostrar si será un negro como Colin Powell y Condoleezza Rice o como Martin Luther King, quien tenía un sueño. Nosotros, en Nuestra América también teníamos un sueño, sólo que se transformó en proyecto, hoy comienza a ser realidad y no hay imperio que pueda impedirlo”.

viernes, 6 de marzo de 2015

Algo huele mal en Chile


En los últimos años, Chile ha sido mostrado como ejemplo de democracia en América Latina, sobre todo por las corrientes ideológicas conservadoras en sus vertientes demócrata cristiana y social demócrata, incluso se ha llegado a decir que es un socialismo avanzado en el mundo del siglo XXI. Para la mirada imperial, trasunta un modelo perfecto que alude a la denominación socialista de uno de los partidos en el poder, en el cual milita la actual presidenta y que administra de manera óptima un sistema neoliberal a ultranza para beneplácito de los intereses oligárquicos nacionales y extranjeros. Hace ya muchos años, Violeta Parra nos decía algo que hoy es paradigma para desnudar la farsa propagandística del sistema, “Linda se ve la patria, señor turista, pero no le han mostrado las callampitas”, refiriéndose a las paupérrimas “viviendas” de los sectores marginales de las grandes ciudades y del campo chileno. 

Uno de los elementos fundamentales que se utilizan para soportar tales aseveraciones, es la supuesta transparencia en la gestión política y la ausencia de corrupción en el aparato gubernamental. De hecho, las mediciones de la organización no gubernamental Transparencia Internacional suelen colocar a Chile en los primeros puestos de su índice de transparencia., sin embargo, el edificio de la mentira, pareciera estar cayendo ante las evidencias de la podredumbre que corroe transversalmente a la llamada clase política chilena, sea ésta gobierno u oposición, sea de derecha o de la falsa izquierda que forma parte del gobierno. 

El estallido del caso Penta o “Pentagate” como se le ha dado en llamar, inició un proceso que ha patentizado la verdadera cara del sistema político creado por la dictadura para que existiera posterior a ella. El “Pentagate” es un escandaloso caso de corrupción, a través del cual, uno de los grupos empresariales más grandes de Chile defraudó al fisco financiando campañas políticas a través del pago de honorarios profesionales que nunca fueron prestados. Penta es dueña de bancos, aseguradoras, clínicas y firmas inmobiliarias, cuyos activos bordean los 20.000 millones de dólares. 

Según se ha develado, fundaciones o particulares elaboraban facturas por servicios no prestados, los recursos obtenidos de esta manera servían para financiar campañas electorales, principalmente de políticos del partido pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI). 

En el curso de las investigaciones ha surgido la llamada “arista SQM (Soquimich)”. Esta empresa que fue privatizada durante la dictadura está controlada por el yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou. Se acusa a varios políticos chilenos de haber recibido financiamiento ilegal de SQM. Uno de los señalados es el senador del Partido Socialista, Fulvio Rossi, quien ha sido particularmente hostil contra Venezuela manifestando apoyo a la oposición, que ha intentado derrocar por vías violentas a su gobierno legal y legítimo. Rossi, jamás manifestó tales intenciones violentas para luchar contra la dictadura que se impuso a sangre y fuego en su país. Aunque niegue las acusaciones, hasta ahora se ha destapado que tres de sus colaboradores emitieron facturas a SQM, con lo cual crece el señalamiento en su contra. 

Durante la dictadura, empresas estatales fueron privatizadas bajo el discurso de la “ineficiencia” de la gestión pública. Años después, un informe de la comisión investigadora de la Cámara de Diputados probó que los procesos de privatización de empresas ocasionaron al Estado una pérdida de cerca de 6 mil millones de dólares, según datos de Contraloría. 

Entre las privatizaciones se contó la Sociedad Química y Minera de Chile (Soquimich, SQM), productora de salitre y yodo y dueña de yacimientos de litio que estaban por ser explotados. Actualmente, Julio Ponce Lerou, yerno de Pinochet, es su accionista controlador y presidente. Ponce Lerou fue desde 1969 hasta 1991 esposo de Verónica Pinochet Hiriart.

La reconocida periodista chilena María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo y autora de “El saqueo de los grupos económicos al Estado Chileno” (2001), indica que Ponce Lerou “no tenía ni un peso más que el de un profesional cualquiera, cuando se decidió el golpe militar y posterior en los años 70. Pero a mediados de los 70, empezaron dos tipos de situaciones que lo favorecieron: por un lado, él empezó a quedarse con grandes territorios en el sur y también a ocupar cargos en que lo pusieron desde el gobierno de su entonces suegro”.

En los años 80, fue tocado por el escándalo ante la poca transparencia que había en torno a su gran fortuna. La polémica lo obligó a salir de la escena de la gestión pública durante un tiempo. Sin embargo, ya había articulado una red de socios políticos, militares y civiles. Además de la creación del Instituto Libertad y Desarrollo, principal “tanque de pensamiento” de la ultra derecha fascista chilena Ponce Lerou ha sido reconocido como uno de los “gurúes económicos de la UDI y de la derecha en general”.

En 2014, fue multado junto con otros “ejecutivos” por la Superintendencia de Valores, por el llamado “Caso Cascada”, de fraude al mercado de valores. Ponce Lerou involucró al ex presidente Sebastián Piñera, de haberse beneficiado también por las ventas de las sociedades vinculadas, llamadas cascadas, a su firma. El nuevo Chile democrático, es tan democrático que al parecer, el yerno de Pinochet financia por igual a senadores socialistas y a los de la ultra derecha

Por primera vez en la historia de la justicia chilena, se ha anunciado que el Fiscal Nacional asumirá la investigación penal sobre el financiamiento ilegal de campañas políticas. Sabas Chaguán, a cargo de la Fiscalía Nacional, anunció que se había tomado la decisión por "la trascendencia de los hechos investigados, la investidura de las personas presuntamente involucradas y los nuevos antecedentes que han surgido". 

Medios internacionales como El País de España y BBC Mundo de Gran Bretaña han reseñado el tema con extraordinaria alarma, destacando que el hecho ha causado un gran impacto en un país en el que se suponía eran bajos los niveles de corrupción política. Ambos medios, no encuentran explicaciones para señalar hechos como el que el subsecretario de Minería del ex presidente Sebastián Piñera, Pablo Wagner, recibiera un sueldo extra de Penta, mientras trabajaba para el gobierno. Wagner enfrenta acusaciones de cohecho y lavado de activos. En 2009, la cuñada de Wagner, Carolina de la Cerda, emitió una boleta falsa y según ha admitido, los recursos “seguramente” fueron a parar a la campaña senatorial del ultra derechista Joaquín Lavín. Lorena Espinoza, secretaria personal de Lavín, reconoció que usaron fondos provenientes de la SQM en la campaña senatorial 2009. Así mismo, BBC muestra particular extrañeza de que el presidente de la UDI, Ernesto Silva, informara por correo electrónico sobre el avance de un proyecto de ley a uno de los controladores de la compañía.

La UDI ha respondido diciendo que el Caso Penta se trata de "una cortina de humo" para tapar los "problemas" del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. En ese sentido, Roberto Méndez, presidente de la firma encuestadora y de investigaciones Adimark, ha señalado que el gobierno de Bachelet y los partidos de su coalición "no deberían sacar cuentas alegres de esta situación" porque, "justo uno de los temas peor valorados en la última encuesta de Adimark sobre el gobierno es cómo manejaba el tema de la corrupción en instituciones del Estado" y advierte que "la sospecha recae ahora sobre los partidos y el modelo político en general". 

En la lista de quienes emitieron facturas en 2010 a Soquimich, figuran 39 personas relacionadas a campañas políticas. Además de Wagner han sido implicados en el caso Penta otros tres senadores de la UDI, Ena von Baer, Iván Moreira y Jaime Orpis y el diputado Juan Antonio Coloma, y los ex candidatos presidenciales Andrés Velasco y Laurence Golborne, junto al actual ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, y el diputado demócrata cristiano Roberto León quienes al igual que Rossi son militantes de partidos de la coalición que lidera la presidenta Bachelet.

El senador de la UDI Iván Moreira escribió al ex directivo del grupo Penta, Hugo Bravo, en medio de la campaña parlamentaria de 2013: "¿Para los 1.000 metros finales, queda algún cupón de combustible? Avísame. Un abrazo y mi gratitud para toda la vida". Bravo, a las pocas horas le respondió: "Así va a hacer (sic). Te haré dos de cinco. Total 10. Bototos (millones de pesos chilenos), equivalentes a 16.000 dólares, según señala el diario conservador chileno La Tercera.

Por su parte, en 2009 y 2010 el ex embajador en República Checa, Marcelo Rozas, militante de de la Democracia Cristiana, su cónyuge y su hijo aparecen emitiendo boletas a la empresa minera. El ex embajador ha sido históricamente cercano a Gutenberg Martínez al interior de la DC. Martínez fue presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), desde donde bajo las orientaciones del ex presidente español José María Aznar y en connivencia con Álvaro Uribe, Vicente Fox y la UDI chilena apoyaron y auparon el golpe de Estado contra el presidente Chávez en febrero de 2002. Es curioso que Chile haya sido el único país de América Latina donde fuerzas de gobierno y oposición apoyaron el levantamiento golpista.

Mientras esto ocurría, Sebastián Dávalos, hijo mayor de la presidenta Bachelet se veía obligado a renunciar a su cargo al frente de las organizaciones sociales del gobierno de su madre, después de haber sido denunciado por "uso de información privilegiada" y "tráfico de influencias". El hijo de la mandataria quedó envuelto en un escándalo tras conocerse que gestionó personalmente con el Banco de Chile, propiedad de uno de los hombres más ricos e influyentes del país, un crédito por 10 millones de dólares para que la empresa de su esposa comprara terrenos que luego aumentaron su valor por el cambio en el uso de suelos. El crédito había sido gestionado sin éxito en varios bancos, por el escaso patrimonio de la empresa Caval, de la cual la esposa de Dávalos es dueña del 50 por ciento. La operación le reportó finalmente una ganancia de unos cuatro millones de dólares a Caval, generando graves problemas a la presidenta y haciendo descender abruptamente su popularidad, después que hace un año llegó al gobierno con la promesa de acabar con la "desigualdad" y los privilegios de "los poderosos de siempre", según reporta el periódico La Jornada de México.

Bachelet, emulando a su antecesor Sebastián Piñera fue “la única Jefa de Estado de América Latina que se reunió con el Presidente Maduro y que le pidió concretamente que libere a Leopoldo López” según informó el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile, Jorge Tarud. 

Algo huele mal en Chile, gobierno y oposición andan preocupados de intervenir en los asuntos internos de Venezuela, mientras su país se desbarata bajo los efectos de la corrupción y la putrefacción administrativa de un sistema político en el que nadie cree como lo demuestran los bajos índices de participación electoral, que serán menor aún en los próximos comicios tal como lo aseveran varios analistas políticos chilenos consultados. 

Estos políticos de toda índole, algunos hijos del Opus Dei, otros acusados de pederastia, investigados por delitos de corrupción, algunos de dudosa moralidad dada su participación activa en la dictadura, son los que nos vienen a dar lecciones de democracia cuando no son capaces ni siquiera de controlar su país y sus propias familias. Son los que el pueblo chileno eligió, le debemos respeto a su decisión soberana, pero exigimos a esta clase política, reciprocidad y respeto a la nuestra, refrendada en 19 elecciones populares. En Venezuela la Constitución fue aprobada por el pueblo en una elección democrática, no fue decidida en oscuros conciliábulos de una dictadura asesina e impuesta por vía de la fuerza cuando no existían registros electorales.