Vistas de página en total

sábado, 31 de marzo de 2018

La pérfida Albión se prepara para atacar de nuevo.


El pasado lunes 12 de marzo, la burda caricatura de Margaret Thatcher y actual primera ministra de Reino Unido Theresa May afirmó en el Parlamento británico que es "altamente probable" que Rusia esté detrás del ataque contra el ex espía Sergei Skripal y su hija Julia. No presentó ninguna prueba al respecto, sin embargo su discurso, desató una histeria anti rusa por parte de Estados Unidos y sus adláteres, en primer lugar, de los países subordinados de la OTAN, con honrosas excepciones y otros Estados que hacen méritos para ser vistos con buenos ojos por la Casa Blanca. 

Si la “alta probabilidad” sin pruebas hubiera sido esgrimida como instrumento para la toma de decisiones, el sistema internacional actual habría dejado de existir porque hubiera vivido en una continuada e ininterrumpida guerra de varias décadas de duración. Esta nueva doctrina de la “alta probabilidad sin pruebas”, debe ser considerada como una amenaza a la convivencia pacífica de las naciones, un peligro para el funcionamiento armonioso del sistema internacional y el peor atentado jamás sufrido por el sistema multilateral que emergió tras la segunda guerra mundial, afectando en primera instancia la necesidad de existencia y la credibilidad de la ONU. Si esta doctrina se impone, bastará que cualquier país afirme que existe “alta probabilidad “de que haya ocurrido una u otra cosa para que se desaten los demonios de la guerra y el conflicto, cumpliendo así los deseos y objetivos de la política exterior de Estados Unidos. 

También hay que analizar el origen de esta nueva doctrina. La tradición del llamado Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, se remonta a una historia con “altas probabilidades” de mentiras, falsas verdades y elementos que han permitido la dudosa construcción de un país dominado por trogloditas que arrasaron el mundo a través de su práctica colonialista e imperial. 

Comenzando con la alta probabilidad del falso patriotismo de una familia monárquica inglesa que en realidad es alemana, nacionalidad de la cual pretendió diferenciarse solo porque en el momento de adoptar el apellido Windsor en 1919, Inglaterra se encontraba en guerra con Alemania. Es altamente probable que hayan adoptado ese nombre por oportunismo e interés de hacerse del poder. 

Antes, cuando la monarquía inglesa estaba en manos de la familia Tudor, fue altamente probable que necesitado de un poder divino que justificara sus satrapías, Enrique VIII, fundara su propia iglesia: la anglicana, la cual a partir de ese momento ha justificado con creces su creación, amparando todas las tropelías de su país por el mundo. 

Así mismo, es altamente probable que el poderío y la riqueza de este país se hayan logrado no a través del trabajo y el esfuerzo, sino del apoyo a los piratas y corsarios que alentados y financiados por la monarquía se dedicaron durante 200 años al robo, el saqueo, el chantaje, el asesinato y la devastación. Incluso, algunos de ellos como Drake, Raleigh y Morgan obtuvieron títulos nobiliarios dando así los pasos iniciales para que la práctica del robo y el estupro fueran aceptadas como una actividad económica que podría ser considerada la madre de la especulación financiera actual. 

Es altamente probable que las llamadas Guerra del Opio que Gran Bretaña desatara contra China en (1839-1842) y (1856-1860) tuvieran como objetivo el interés británico de introducir la droga en el país asiático para intentar equilibrar su deficitaria balanza de pagos y compensarla de las colosales cantidades de te chino que compraba. Es altamente probable que la derrota de la decadente monarquía china, le significara la imposición del libre comercio con Gran Bretaña (incluyendo del opio) y la cesión de Hong Kong por 150 años. Es altamente probable que estas guerras hayan inaugurado la utilización del comercio de las drogas (conocido en la actualidad como narcotráfico) como sustento fundamental de la economía capitalista, cuyos recursos fluyen articulada y ordenadamente por el sistema financiero occidental, bajo la protección de sus gobiernos, incluyendo por cierto, el británico. 

Es altamente probable que la determinante influencia británica (dada su condición de primera potencia mundial) en el Congreso de Berlín, realizado entre 1884 y 1885 y que significó la repartición de África entre los poderes europeos, dieran origen al mayor genocidio de la historia en el territorio de ese continente. 

Es altamente probable que la injerencia británica en el Medio Oriente que significó la creación de países, la secesión de otros y el dominio de todos por el imperio colonial británico sea causa fundamental de los graves conflictos que se viven en esa región del mundo. A un escocés: Arthur Balfour, se le ocurrió darle alas al sionismo para comenzar su apartheid contra los palestinos. A un galés: Thomas Lawrence, (conocido como Lawrence de Arabia), le cupo la brillante idea de inventar Arabia Saudita, un país salido de la nada, pero que se transformaría en principal ariete de la política británica para la región, para cumplir el acuerdo que un inglés: Mark Sykes, había firmado con un francés: François Georges-Picot, para repartirse la región ante la inminente derrota del imperio otomano. 

Es altamente probable que posteriormente y en la lógica de hacerse de las grandes reservas petrolíferas y gasíferas de Irán, las agencias de inteligencia de Gran Bretaña en alianza con la CIA estadounidense diseñaran y ejecutaran la Operación Ajax para dar un golpe de Estado y derrocar al gobierno democráticamente electo del primer ministro Mohammed Mosaddeq que había nacionalizado el petróleo. Así, reinstalaron la monarquía e inauguraron el régimen más sanguinario de la historia de Irán, el del Sha Mohammed Reza Pahlevi. 

La impronta británica en América Latina no ha sido menor, es altamente probable que el gobierno de Su Majestad haya estado tras las guerras de la Triple Alianza (1864-1870) que enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay con Paraguay. No contentos con haber inventado a Uruguay para controlar la desembocadura del Río de la Plata, los británicos pretendían penetrar hasta las profundidades del continente, para lo cual el gobierno nacionalista de Francisco Solano López era un impedimento, por lo que Gran Bretaña conspiró con la monarquía brasileña, el gobierno del general Venancio Flores, instalado en el poder en Montevideo, por el ejército brasileño y con el presidente argentino Bartolomé Mitre para declarar la guerra, derrotar a Paraguay y destruir su exitoso modelo económico que era un ejemplo para toda la región. 

Otro tanto ocurrió en la Guerra del Pacífico (1879-1883) que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia y la Guerra del Chaco (1932-1935) entre Paraguay y Bolivia, en las que fue altamente probable que los intereses salitreros y petroleros británicos respectivamente condujeran a las acciones bélicas entre pueblos hermanos, causando centenares de miles de muertos, heridos y desaparecidos entre los latinoamericanos, mientras que el gran ganador fue el capitalismo inglés que se hizo de la única reserva de salitre natural del mundo en los territorios usurpados por Chile y la empresa anglo-holandesa Royal Dutch Shell que a través del conflicto en el Chaco, logró posicionarse en la región contra los intereses de la también trasnacional Standard Oil (Esso). 

Es altamente probable que actuando de manera artera y traidora, Gran Bretaña (que no por casualidad es conocida como la “pérfida Albión”) ocupó por la fuerza las Islas Malvinas, a pesar de no tener ningún conflicto con Argentina en ese momento. Desde esa fecha, las ocupa ilegalmente, desoyendo a la comunidad internacional que ha llamado a un arreglo pacífico de esa controversia. Al contrario, ha llevado armamento, incluso de tipo nuclear a este archipiélago perteneciente a un continente que ha sido declarado Zona de Paz por sus gobiernos. Es altamente probable que tras esta agresión a América Latina, está la ambición de apoderarse de las gigantescas riquezas energéticas, minerales y pesqueras de las islas y su estratégica ubicación geográfica. 

Es altamente probable que cuando Gran Bretaña se vio obligada a dar la independencia a Pakistán e India a mediados del siglo pasado, decidiera dejar la provincia de mayoría musulmana de Cachemira bajo soberanía india, para instalar de manera perpetua un trance entre dos grandes países de religiones diferentes, sembrando con ello la semilla de la discordia y el conflicto. 

Es altamente probable que Gran Bretaña como parte de la OTAN y país subordinado a Estados Unidos, haya aportado las pruebas falsas que permitieron las invasiones de esa alianza guerrerista a Irak y Libia. En todo caso, en estos dos asuntos dejó de ser altamente probable para ser cierto, tras el propio reconocimiento del ex primer ministro Tony Blair de que había actuado bajo premisas falsas: el único detalle es que ese “pequeño errorcito” ha significado más de un millón de muertos y la inestabilidad de Irak. En Libia, el montaje del falso escenario de una represión que no existía, justificó la intervención militar de la OTAN, el desmembramiento y el conflicto que parece no terminar nunca. Vale recordar que, casualmente ambos países son grandes productores de petróleo. 

Ante estos hechos de la historia, uno podría asegurar que es altamente probable que la primera ministra Theresa May sea una mentirosa, no tenga ninguna prueba de lo que afirma con respecto del doble agente ruso y todo sea una cortina de humo para salvarse de su descrédito e incapacidad de resolver el gran problema que ha significado para su país el Brexit y el posicionamiento positivo de Rusia en cada vez más regiones del planeta, en particular en Siria, Ucrania y la península coreana. 

Como en la segunda guerra mundial, Gran Bretaña necesita nuevamente ahora mostrar que están siendo atacados, para que Estados Unidos acuda en su ayuda a salvarlos, al igual que en aquella ocasión cuando nunca fueron el objetivo primordial de los nazis, pero lograron con subterfugios demostrar esa situación para recabar recursos y preservarse bajo falsas premisas. Aunque toda vida humana tiene el mismo valor, la cifra de 430 mil británicos muertos y desaparecidos palidece ante los 32,5 millones de soviéticos, 16.6 millones de chinos, 7 millones de alemanes, 3,6 millones de polacos, 2 millones de japoneses y 1,6 millones de yugoslavos. 

Sin embargo, esta “pérfida Albión” con toda probabilidad está apostando nuevamente por la mentira, la tensión, el conflicto y la guerra. Tal actuación es inherente a su ADN, así surgió y así se ha comportado a través de la historia.

domingo, 25 de marzo de 2018

Donald Trump contra George Washington




En memoria y homenaje a Manuel Vadell

En su discurso de despedida, George Washington, enfermo y deseoso de descansar, informó a su amigos y conciudadanos que rechazaba ser considerado como candidato a presidente para un tercer período, considerando que estaba confiado en que sintiendo la “… bondad de mi país, y poseído de un ardiente amor hacia él, tan natural en el hombre que en esta tierra tuvo su cuna y la de sus padres por muchas generaciones, me regocijo anticipadamente al pensar en el tranquilo retiro donde pienso entregarme al reposo…”. De hecho, Washington falleció tan solo tres años después a los 67 años de edad.

Sin que el presidente escribiera nada al respecto, y tampoco sin que su proclama se transformara en ley de la unión americana, la decisión de Washington de retirarse tras su segundo mandato, se convirtió tácitamente en paradigma de democracia, sin embargo, cuando en su país transcurría la hasta entonces peor crisis económica de su historia iniciada en 1929, devenida posteriormente en segunda guerra mundial tras la llegada al poder de Adolfo Hitler en Alemania, el establishment no dudó en elegir hasta por cuatro veces (1932, 1936, 1940 y 1944) a Franklin Roosevelt como presidente. A Roosevelt no sólo le correspondió enfrentar la crisis, también tuvo que tomar la decisión de incorporar a Estados Unidos a la guerra, cansado de esperar que los nazis derrotaran a la Unión Soviética y tras permitir el ataque de los japoneses a Pearl Harbor para justificar su entrada en la conflagración, incluso, a él le cupo en nombre de su país la responsabilidad de participar en la Conferencia de Yalta en febrero de 1945 junto a Churchill y Stalin para comenzar a trazar el mundo de la posguerra. Solo en 1951, Estados Unidos legisló sobre el tema, estableciendo los dos mandatos como período máximo para que un presidente esté en el poder. 

Es decir, en dos de los momentos más críticos de la historia de Estados Unidos: (crisis económica y guerra), su sistema político no dudó en pasar por encima del paradigma legado por su padre fundador y poner de lado toda la nauseabunda retórica democrática para salvaguardar la integridad y la estabilidad del país.

Esta reflexión viene a la memoria, después de observar la virulenta alharaca mediática que la tarifada prensa occidental ha desatado tras las respectivas reelecciones de los presidente Xi Jinping en China y Vladimir Putin en Rusia. En el caso de China, además los diputados de la Asamblea Popular Nacional, -órgano máximo del poder del Estado-, han reformado, -de acuerdo a las potestades que le confiere el artículo 62, numeral 1 de la Constitución Nacional-, el artículo 79 de la Carta Magna que limitaba a dos mandatos consecutivos el tope de tiempo para la estadía en ese cargo, permitiendo de esa manera la reelección continua en el mismo. Así, Rusia y China dan continuidad y generan estabilidad en la conducción de sus países, en momentos en que no sólo ellos, toda la humanidad, vive tiempos de extrema tensión, dada las intempestivas e imprevisibles decisiones del presidente Trump, que tienen al mundo (incluyendo al propio Estados Unidos) en un estado de permanente incertidumbre y preocupación. 

Lo paradójico del hecho es que en la misma semana que Xi y Putin fueron elegidos, lo propio ocurrió con Ángela Merkel quien por cuarto período consecutivo fue investida como Canciller Federal de Alemania. En este caso, no hubo ninguna alusión por parte de los terroristas de la información a prácticas antidemocráticas ni perpetuación en el poder, después que Merkel lograra un acuerdo de fuerzas conservadoras entre su partido el Demócrata Cristiano, la Unión Cristiano Social y el partido Socialdemócrata. En este caso si fue válida la necesidad de lograr un acuerdo de gobernabilidad entre los partidos de derecha y centro derecha del país a fin de generar estabilidad en el mismo. De la misma forma, es posible decir que en Alemania, el paradigma washingtoniano tampoco tiene validez alguna.

Lo cierto es que el problema real de la situación internacional actual es Trump y sus actuaciones que parecieran que su país está solo en el planeta, su inestabilidad emocional y la ausencia de parámetros de comportamiento, está afectando y teniendo incidencia negativa en todo el mundo. En la misma carta de despedida, Washington avizoraba y alertaba con preocupación que: “[Las facciones] colocan en lugar de la voluntad delegada de la nación, la voluntad de un partido, y las miras pequeñas y artificiosas de unos pocos, y siguiendo los alternativos triunfos de las facciones diferentes, dirigen la administración pública por mal concertados e intempestivos proyectos, no por planes consistentes y saludables, dirigidos por consejos comunes, y modificados por intereses recíprocos. Por ahora no tenemos tan tristes acasos, pero en la serie de los tiempos y de las cosas, pueden aparecer hombres astutos, ambiciones, y sin principios, que logren trastornar el poder del pueblo, y usurpar las riendas del mando, arruinando después a aquellas mismas máquinas que les proporcionaron elevarse a una injusta dominación”.

Al mirar la actuación internacional del actual presidente de Estados Unidos, basada en la exacerbación del excepcionalismo de su país y un desprecio hacia otros pueblos, que raya en prácticas cercanas al fascismo, es dable recordar que el propio padre de la patria estadounidense rechazaba que se expusieran “antipatías permanentes e inveteradas contra naciones particulares”, por el contrario, animaba a cultivar “sentimientos justos y amistosos hacia todos”. Consideraba que las naciones que se entregaran al odio como habito eran en cierto modo esclavas de su animosidad o de su afecto, cualquiera de los cuales las podía conducir a desviarse del deber e interés de la propia nación. Este sentimiento predisponía “…más fácilmente a insultar y herir, a aferrarse a causas leves de resentimiento y a ser altiva e intratable, cuando ocurren ocasiones accidentales o insignificantes de disputa” y como consecuencia a “colisiones frecuentes, concursos obstinados, envenenados y sangrientos”. Washington exponía que estos sentimientos, impulsaban la guerra, la cual en su opinión era contraria a lo que debía ser la práctica de la política, afirmando que un gobierno no puede dejar llevarse por la pasión, en contra de lo que indica la razón, porque hacía que el ánimo de la nación se subordinara a una hostilidad instigada por “el orgullo, la ambición y otros motivos siniestros y perniciosos”.

Como mirando la odiosa paranoia anti rusa, la enfermiza confrontación contra China y el brutal acoso a Cuba, Venezuela, Irán y Corea que el sistema imperial estadounidense enarbola como causas de su responsabilidad global, pero que en realidad es expresión de su declive interno, George Washington en su adiós a la política activa, advertía que se debía estar despierto frente a la influencia extranjera, pero actuando con imparcialidad, porque, “de lo contrario, se convierte en el instrumento de la misma influencia que debe evitarse, en lugar de ser una defensa en su contra”.

Por supuesto, es muy difícil suponer que Trump haya leído esta carta alguna vez en su vida, dentro de la crisis general que afecta a Estados Unidos, la crisis moral, la de sus valores, la de no ser capaces ni siquiera de soportar los principios que le dieron origen como nación libre, corroen los cimientos de su edificio imperial. La respuesta es la fuerza y la imposición: incluso con sus aliados, Trump recurre al sucio instrumento de aplicarle sanciones, para que éstos: los gobiernos de México, la Unión Europea, Brasil, Argentina y Canadá sin asco por la indignidad manifiesta, se arrodillen vergonzosamente pidiendo misericordia para sus empresarios. Y ahí, aparece el presidente inmobiliario, los mira con no poca ni disimulada repugnancia, los ve allá abajo, sumisos, arrepentidos de pecados que no han cometido… y los perdona: el objetivo ha sido logrado, ya están a su lado para embestir unidos al enemigo: China y Rusia. El problema no resuelto es cómo evitar para siempre a dos potencias que día a día muestran éxitos, enarbolan logros y generan estabilidad y futuro a través de la continuidad de sus gobiernos y la persistencia de sus políticas a favor de la paz. 

viernes, 16 de marzo de 2018

Una manera distinta de leer las noticias


La avalancha de información política que recibimos cada día está orientada a mostrarnos realidades que señalan derroteros dirigidos a fijar puntos de vista y opiniones, así como a hacer dictámenes y veredictos sobre los distintos temas del acontecer nacional e internacional. Otro tanto ocurre con lo relacionado a la publicidad y la propaganda comercial dispuesta y configurada para forjar gustos y crear intereses, encaminados a incrementar las ventas de una serie de productos no obligatoriamente necesarios para la vida cotidiana. La información política es algo parecido: los ciudadanos terminan consumiendo lo que el vendedor (en este caso los medios de comunicación del establishment) desean que sean consumidos, de esa manera dirigen la construcción de razonamientos y la aprobación de juicios acerca de temas que incluso, resultan perjudiciales para el que los recibe y los transmite. Esta es una manifestación de la lógica perversa del capital, para el que los ciudadanos son solo objetos de consumo, no sujetos de cambio de la sociedad que los oprime, lo cual se debe impedir a toda costa. Para ello, se utiliza lo que Carlos Fazio llama “instrumentos de colonización mental”. 

Pero, en el mundo siguen ocurriendo hechos que influyen, condicionan y transforman la cotidianidad de los ciudadanos. Hoy, este proceso transcurre a tal velocidad que no tenemos capacidad de medir cuánto ascendiente tienen en nuestras vidas, aunque lo peor no es eso, sino la evolución de lo anormal, lo inusual, lo aberrante, lo brutal a estadios de normalidad y natural convivencia que casi pasan inadvertidos. Sin embargo, podríamos leer las noticias desde diferentes ópticas, siempre y cuando uno tenga la imaginación necesaria… y algo de valor para hacerlo, si quiere desprenderse de la visión dominante y totalizante que nos vende verdades como si fuéramos ignorantes e iletrados. 


En Colombia, donde su gobierno regurgita democracia cotidianamente, han intentado asesinar a un candidato presidencial, pero eso es tan normal en ese país, que a nadie le importó, ninguna autoridad se ha inmutado. En el caso que lamentablemente tal bochornoso hecho se hubiera concretado, sólo habría constituido uno más en la larga lista de eventos de ese tipo que han ocurrido a la largo de la historia colombiana donde la vida tiene poco valor a la luz de las más de 200 mil personas asesinadas y los 83 mil desaparecidos en los últimos 60 años. De ellos, 282 líderes sociales, 106 defensores de derechos humanos asesinados impunemente desde el año pasado, así como 47 combatientes desmovilizados de las FARC, desde que comenzó ese proceso. En ese marco, en la “normal” Colombia, el jefe paramilitar John Jairo Velázquez, alias Popeye opinó en público, -a través de las redes sociales- a favor del asesinato de Gustavo Petro, quien curiosamente puntea en las encuestas de cara a los comicios presidenciales de ese país. Unos días después, con la mayor naturalidad, el presidente de la máxima instancia electoral, en medio de los comicios para elegir en primarias a los candidatos de las alianzas que aspirarán a la más alta magistratura del país, ordenó que se sacaran fotocopias de las papeletas electorales, ante la carencia de las mismas en las mesas de votación. No cabe duda, que si Gabriel García Márquez estuviera vivo tendría suficiente material para una nueva novela de ese gran Macondo que es su país de origen. 

Todo esto puede ocurrir en Colombia, porque tiene el aval de la llamada comunidad internacional (es decir Estados Unidos y Europa) para hacer cualquier desmán, Al presidente, confeso de ordenar la invasión militar de un país vecino y autor intelectual de la creación y aplicación de la política de “falsos positivos”, consistente en asesinar ciudadanos para mostrarlos como combatientes guerrilleros a fin de argumentar a favor de la eficiencia de las fuerzas armadas en la lucha contra los insurgentes y, de esa manera, hacerse acreedor de mayores recursos financieros de Estados Unidos, se le recompensó con el premio Nobel de la Paz. Es la razón por la cual el presidente de Estados Unidos ha dicho que ambos países tienen similares intereses y valores, lo que ha conducido a que las más altas autoridades militares y civiles estadounidenses hayan hecho de Bogotá su destino preferido en América Latina y el Caribe, incluyendo al propio Trump quien ha anunciado viaje para abril. 

Por su parte en Chile, con total normalidad se ha producido el cambio de un gobierno de la derecha anti pinochetista a otro de la derecha pinochetista. Solo en eso radica la diferencia. Cuando menciono que tal traspaso del poder se ha dado en un marco de normalidad, no lo digo porque mi aspiración haya sido que el mismo se produjera en un ámbito de violencia, todo lo contrario, solo que uno podría suponer, que ante el retorno del pinochetismo al poder se produciría un estremecimiento de la sociedad. Nada de ello ocurrió, lo cual es normal, cuando no existen diferencias de fondo entre ambas administraciones. Finalmente, uno tiene que entender que ambos gobiernos son neoliberales, compiten por su lealtad y sumisión a Estados Unidos, protegen a los criminales de la dictadura y reprimen las justas demandas de estudiantes, trabajadores y mapuche. Bachelet pasará a la posteridad como el mayor fraude de la historia de Chile y la mayor traidora en transitar por la presidencia de la república, superando a González Videla y a Pinochet, su traición comienza por haber mancillado la memoria de su propio padre, asesinado por la dictadura. Quedará para siempre como el peor esperpento que haya pasado jamás por La Moneda. Ojo, en política, traidor no necesariamente es quien hace algo contra el pueblo, sino quien dice defenderlo y hacer todo lo contrario. Se fue Bachelet, se fue Heraldo, el estercolero de la historia los espera junto a su amigo el corrupto General de Carabineros Bruno Villalobos a quien protegieron hasta el último momento, mientras que a Piñera les bastaron solo unas horas de gobierno para mandarlo a su casa. 

Hablando de la toma de posesión de Piñera, pareciera que la era de los grandes eventos al que asistían decenas de jefes de Estado ha quedado en el olvido. Si al fraude que impuso a Juan Orlando Hernández en la presidencia de Honduras no asistió ninguno de sus colegas, el de Chile no fue menos sombrío: además de los ilegales mandatarios de Honduras y Brasil, solo estuvieron presentes, Macri, hijo de p…, la p…que te parió, según la frase de la canción más escuchada en los eventos públicos recientes de Argentina; también Kuczynski, quien fue a intercambiar experiencias de cómo se libera y se protege a un dictador asesino, a fin de sostenerse en el poder. Así mismo, Enrique Peña Nieto, acudió para conocer los hábitos del Chile dictatorial en materia de desapariciones forzadas, sin que posteriormente los culpables sean juzgados ni condenados. Él sabe que el fin de su mandato se acerca y los familiares de los 42 estudiantes de Ayotzinapa, además de la mayoría del pueblo mexicano claman por verdad y justicia. Además estuvo presente en el evento, el controversial presidente ecuatoriano quien sostuvo una “importante” reunión con Bachelet, cuyo contenido pareció no interesarle a nadie. El más aplaudido entre todos los jefes de Estado presentes fue Evo Morales, quien aprovechó la ocasión para dar a conocer un mensaje de futuro del pueblo boliviano al pueblo chileno, dando un furibundo golpe con puño de seda al racismo y la xenofobia que la oligarquía chilena interesadamente ha inoculado para mantenerse en el poder y maximizar sus riquezas. Hay que recordar que uno de los mayores detentores modernos de la riqueza producida por los territorios bolivianos usurpados en la guerra imperialista que enfrentó a ese país con Chile, es el yerno de Pinochet, quien utilizó esa riqueza para comprar indiscriminadamente a políticos de todas las corrientes de ese país, con la “vista gorda” necesaria de los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría, incluyendo a la ”izquierdista” Bachelet y su gobierno. 

En fin: siguen pasando cosas, ocurren eventos y acontecimientos a los que los medios le dan una mirada condicionante, dirigida a ocultar la podredumbre del sistema capitalista, mientras esconden tras de sí, procesos que inexorablemente avanzan en otra dirección y que anuncian que no todo está perdido como nos quieren hacer suponer.

lunes, 26 de febrero de 2018

PPK, historia profunda e historia reciente de un perrito simpático.


Un país cuya sede de gobierno lleve el nombre del peor asesino y depredador de su historia, es un país gobernado por una clase política que evidentemente tiene graves problemas de identidad. Es el caso del Perú cuyo palacio presidencial se llama “Casa de Pizarro”, recordando el apellido del más brutal entre todos los enviados del rey español para someter a sangre y fuego la Abya Yala. Pero no es la única situación de tales características en América Latina: en la plaza principal de Santiago de Chile, majestuosa y enhiesta se erige la estatua ecuestre de Pedro de Valdivia, el conquistador e iniciador del genocidio mapuche.

Pero volviendo a Perú y a su historia, es menester recordar que posiblemente no haya en nuestra región otra oligarquía tan ancestralmente traidora como la peruana. Imitando el comportamiento de Pizarro, quien atrajo a Atahualpa a través de una artimaña para robarle y asesinarlo, la oligarquía limeña desde los mismos prolegómenos de la independencia actuó con similar catadura, traicionando a San Martín con quien había hecho arreglos, a los que el Libertador del Sur se había visto obligado para intentar construir una correlación de fuerzas que le permitiera gobernar y generar estabilidad en el país. Sin embargo, junto a ello, San Martín tomó medidas de corte popular que no agradaron a la casta oligárquica que ambicionaba para sí todo el poder que no pudieron arrebatarle a los españoles en combate, y que solo lograron obtener gracias a las acciones emprendidas por el general rioplatense. Después de haberlo recibido con gran alborozo y hasta con una actitud bastante lambona, comenzaron a conspirar en su contra para expulsarlo del país. Antes, ordenaron el asesinato de Bernardo de Monteagudo, intelectual, abogado, político y militar y uno de los más preclaros promotores de la lucha integracionista latinoamericana, quien había fungido como ministro de guerra y marina primero, y de gobierno y relaciones exteriores después, entre agosto de 1821 y julio de 1822 y que había jugado un papel decisivo en la creación de condiciones operativas y políticas para lograr la independencia del Perú. Sus imperfecciones: ser muy inteligente y ser mulato, dos “abominables” características imposibles de aceptar por la aristocracia limeña. 

Después de la retirada y regreso de San Martín a Argentina en 1822, Bolívar se propuso dar continuidad, y culminar su obra en el país. No obstante, debió también chocar con la clase dirigente peruana escondida tras un falso nacionalismo, indulgente con los españoles y de férrea oposición al Libertador. De la misma manera que lo habían hecho con el Protector, escondidos tras un manto de chovinismo, recelaban de los padres de la patria latinoamericana que solo fueron a Perú a prestar sus servicios y los de sus ejércitos formados por hombres y mujeres de todas las latitudes de América del Sur, sin pedir nada a cambio.

Esta oligarquía, intrínsecamente traidora se hizo del poder casi inmediatamente después de concretada la gesta libertadora de Ayacucho en 1824 comenzando de esa manera 200 años de desgracias para el valeroso pueblo peruano. Por supuesto, el Perú también ha visto nacer a muchos hijos dignos y honorables. Durante los años 1847-1848 y 1864-1865, se organizaron el I y II Congreso Americano de Lima con el objetivo de dar continuidad a las ideas bolivarianas que habían quedado truncas después del Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826.

En enero de 1864, el Canciller Juan Antonio Ribeyro, envió invitación a los gobiernos de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela. El último asunto de la agenda, el número 6, era la penalización (por la vía de "castigos morales") de aquellos gobiernos que establecieran "compromisos contra la independencia de alguno de los Estados, contra sus instituciones y contra la estabilidad de la paz general", antagónico comportamiento con el de la actual pantomima de Canciller que tiene el Perú. Cayetana ni debe saber quien fue el canciller Ribeyro. 

Por cierto, vale recordar que Colombia manifestó su firme oposición a invitar a Estados Unidos a este evento (Santander ya había fallecido). A ese respecto, la cancillería colombiana argumentó que la potencia del norte "profesa y practica el principio de absoluta prescindencia en los negocios políticos de las repúblicas hispanoamericanas, rehusándose [...] a toda especie de alianzas", agregando que invitar a ese país, "embarazaría no poco a la misma acción independiente" de las nuevas repúblicas en razón de "la preponderancia natural de una potencia vecina que tiene ya condiciones de existencia y tendencias propias de un poder de primer orden, las cuales pueden venir a ser alguna vez antagonistas". Como se puede ver, también ha habido gobiernos dignos y cancilleres honorables en Colombia. No todos han sido como Santos y María Ángela.

En años recientes, el desventurado pueblo peruano ha tenido que soportar presidentes que hacen campaña con un discurso y gobiernan con otro, de esa manera, la traición sigue presente: Fujimori (1990-2000) fue elegido por los votos para terminar gobernando como dictador, estuvo preso diez años por corrupto y liberado gracias al acuerdo del actual presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) con un sector del partido fujimorista para mantenerse en el poder. Alejandro Toledo, (2001-2006) inició su gobierno con grandes perspectivas después de la década fujimorista, prometió medidas de carácter social y un repunte macroeconómico pero culminó su mandato con solo el 8% de aceptación popular. Actualmente es prófugo de la justicia, que lo demanda junto a su esposa, acusado de lavado de dinero y tráfico de influencias, además de estar sindicado de haber recibido un soborno por 20 millones de dólares de parte de Odebrecht. 

Alan García (2006-2011), el más incombustible de todos los presidentes peruanos recientes. A pesar de haber tenido un primer gobierno (1985-1990) plagado de hechos de corrupción que lo llevó a finalizar su mandato con 9% de apoyo popular, fue electo para un nuevo período no consecutivo en 2006. En 2001, prescribieron los delitos por los que fue acusado en su primer gobierno. Sin embargo, dando continuidad a sus prácticas del pasado, este líder social demócrata que mantuvo ideas equidistantes entre la izquierda y la derecha, reincidió en sus prácticas corruptas y terminó desarrollando un gobierno neoliberal que contrariaba las originarias ideas que adquirió en el partido APRA. Varios de sus ministros han sido acusados por recibir sobornos de Odebrecht.

Ollanta Humala (2011-2016) contendió dos veces a la presidencia por el partido Nacionalista, una definición que no decía nada. Su actitud timorata llevó a que las riendas del poder y del gobierno las manejara su esposa. Su mandato se caracterizó por una transición acelerada desde posiciones de centro izquierda a acciones represivas anti populares y apoyo a los sectores empresariales que es el que verdaderamente ha gobernado durante todos estos años, hasta que uno de los suyos: Kuczynski llegó en 2016 a ostentar el poder de manera directa, mientras tanto Humala se encuentra detenido al igual que su esposa, acusado de corrupción y de estar involucrado en el escándalo Lava Jato que estalló en Brasil con ramificaciones en varios países. 

Por su parte Kuczynski, un ex funcionario del Banco Mundial y primer ministro durante el corrupto gobierno de Alejandro Toledo, representa lo más putrefacto, entreguista y la actitud más sumisa de esa oligarquía peruana, nutrida a través de la historia con nuevas adquisiciones como este empresario y empleado de grandes firmas del área financiera y de la minería. Al igual que Alan García, fue sobreseído por la justicia de su país, tras haber sido acusado de prácticas ilegales en la gestión pública por lo cual se refugió, -como es habitual en estos casos- en Estados Unidos. Llegó al gobierno en julio de 2016, sin embargo, ya en diciembre de ese año, la justicia lo comenzó a investigar por su actuación como primer ministro de Toledo, a fin de conocer, si favoreció a Odebrecht mientras ostentó ese cargo. En esas condiciones, el Congreso del Perú llevo a votación a fin del año pasado la comparecencia de PPK para decidir su destitución, si se constataba su incapacidad moral para ejercer el cargo. Ese fue el contexto en el cual, el 21 de diciembre pasado se produjo el acuerdo de PPK con el hijo de Fujimori para que los diputados de su partido rechazaran la destitución, a cambio del indulto al ex dictador que fue el regalo de navidad que el presidente peruano le dio a su país el 24 de diciembre. PPK pasará a la historia por caracterizar a América Latina como “perrito simpático acostado en la alfombra de la Casa Blanca. 

Vista la historia profunda y conocida la historia reciente, ¿alguien podría sorprenderse por las actuaciones impías de la clase política peruana y del actual gobierno de ese país, que actuando al margen del derecho internacional, y asumiendo con alta responsabilidad su papel de “perrito simpático” le lame las botas…y algo más a su amo?

sábado, 17 de febrero de 2018

Estados Unidos siempre necesita ir a la guerra.


Cuando era niño, todo era muy simple: se circunscribía a los buenos y los malos, sin importar si la referencia estaba relacionada con la segunda guerra mundial, el lejano oeste, el correcaminos o las telenovelas. Tal vez, ello estaba vinculado a los tiempos de guerra fría y al mundo bipolar, lo cual tenía un evidente influjo en el cine y la televisión. De hecho, el análisis en esta época era menos complejo que en la actualidad, se ajustaba a la simpleza de que lo que era bueno para uno, era malo para el otro y viceversa. Sin embargo, el mundo unipolar que emergió tras el 11 de septiembre de 2001 y los intentos de Estados Unidos por perpetuarlos por un lado, y las resistencias que eso ha generado, por el otro, han complicado la determinación de las variables positivas y negativas en el estudio de la dinámica internacional.

No obstante lo anterior, si hay un elemento que no se ha modificado un ápice, es el papel agresivo de Estados Unidos y su persistencia en la utilización del conflicto y la guerra como principal instrumento de su política exterior. Los días recientes además, han sido testigos ya no sólo de su perseverante búsqueda de cauces violentos para dirimir los trances de la política, sino que ahora han agregado una obsesiva intencionalidad de impedir a toda costa cualquier atisbo de negociación, diálogo y demanda de paz, a través de formas civilizadas, democráticas y ajustadas al derecho internacional.

El 29 de enero se realizó en Sochi, Rusia, el Congreso del Diálogo Nacional Sirio, con la participación de 1.393 delegados de la muy variada sociedad siria, incluyendo dirigentes de oposición que asistieron a título individual, así como miembros de las minorías kurdas, yazidíes, drusas y turcomanas, para reunirse a fin de hacer un esfuerzo en pos de una solución pacífica a la crisis del país, además de impulsar los trabajos para la redacción de una nueva Constitución. Junto a Turquía, Irán y Rusia (países del grupo de Astaná) garantes del alto al fuego en Siria, estuvieron presentes como observadores, representantes de Egipto, Jordania, Irak, Kazajistán, Líbano y Arabia Saudita, la que sin embargo dio órdenes de no asistir, a las fuerzas bajo su control agrupadas en la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), que a su vez forma parte de la Coalición Nacional Siria (CNS), alianza en la que confluyen fuerzas políticas y organizaciones terroristas armadas y financiadas por Estados Unidos. Empero, estuvo presente el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, llevando la palabra del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien manifestó que el evento sería “una contribución importante a un proceso de conversaciones revivido dentro de Siria bajo los auspicios de las Naciones Unidas en Ginebra, basado en la plena aplicación del Comunicado de Ginebra (2012) y de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad (2015)". Sin embargo, Estados Unidos además de no asistir, opinó que era una reunión innecesaria porque sus acuerdos serían “por una única vez”. Solo unos días después las organizaciones terroristas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) Y Estado Islámico (EI), lanzaron un ataque en el este del país en la provincia de Deir Ezzor, con la participación de fuerzas terrestres y apoyo aéreo estadounidenses, causando la muerte de unas 100 personas miembros de fuerzas locales que combaten al terrorismo. Esto podía dar la pista de porque Estados Unidos rechaza el dialogo y asume que los acuerdos logrados no tendrán efectos.

Otro escenario con una situación similar es Corea. Los juegos olímpicos de invierno que se desarrollan en la localidad de Pyeongchang en Corea del Sur, han servido para producir un impensado acercamiento entre las dos partes de la península. La República Popular Democrática de Corea (RPDC) envió al evento, además de una delegación deportiva, otra cultural y una de alto nivel estatal encabezada por el presidente de la Asamblea Suprema del Pueblo de la RPDC Kim Yong-nam y por Kim Yo-hong, hermana del líder Kim Jong-un. El acontecimiento posibilitó varios intercambios amistosos que derivaron en la invitación al presidente surcoreano, Moon Jae-in, para visitar Pyongyang "lo antes posible". Moon aceptó la invitación, afirmando que acudirá a la capital del país vecino una vez se realicen los preparativos necesarios. Ante esta posibilidad, el líder norcoreano afirmó que "Es importante seguir obteniendo buenos resultados, alentando aún más el clima cálido de reconciliación y diálogo creado por las fuertes ganas y la voluntad común del Norte y el Sur, que aprovecharon los Juegos Olímpicos de Invierno como un impulso". Tales declaraciones produjeron indudable jolgorio en la mayor parte del mundo y una sensación de distensión que augura la posibilidad de iniciar un camino de paz. No obstante, en Washington la impresión fue diferente: la Subsecretaria de Estado para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, Susan Thornton hablando sobre el tema, expuso que el objetivo de Estados Unidos era lograr la desnuclearización de la península, en ningún momento mencionó la retirada del gigantesco contingente militar de su país de corea del Sur, verdadera causa de la tensión en la región. Pero, Thornton fue incluso más allá: en tono amenazante aseguró que alcanzarían ese objetivo “de una forma u otra”, contrariando así el proyecto de paz de China y Rusia que apunta a ambas acciones, es decir lo que se ha dado en llamar un “plan de doble congelación”. Reafirmando la opinión de la subsecretaria, el vicepresidente de la belicista nación, Mike Pence afirmó que Estados Unidos se propone seguir presionando a Pyongyang a través de “elevadas y crecientes sanciones” hasta que de "pasos claros" hacia la desnuclearización, insistiendo en que: "La idea es que no quitaremos la presión hasta que realmente estén haciendo algo significativo hacia la desnuclearización", a partir de lo cual "… la campaña de presión máxima continuará y se intensificará. Pero si quieren hablar, hablaremos".

Vistas así las cosas, no hay porque sorprenderse ante la llamada de teléfono que le hicieran Tillerson y Santos desde Bogotá, al representante de la oposición venezolana Julio Borges, obligándolo a no firmar el acuerdo al que habían llegado con el gobierno, teniendo como testigos al presidente de República Dominicana Danilo Medina y al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Al igual que en los dos casos anteriores, la actuación del canciller imperial sigue una norma de conducta de su gobierno, para lo cual utiliza a Santos, un militarista confeso, que ya dirigió un ataque armado contra otro país, hecho del cual se vanagloria públicamente mientras le disputa a Uribe su autoría intelectual.

Cuando observo estos hechos, siempre recuerdo al periodista británico George Monbiot, columnista del periódico londinense The Guardian, quien en los días previos a la invasión de la OTAN a Irak afirmó que: “Si Estados Unidos no se estuviera preparando para atacar Irak, se estaría preparando para atacar otra nación. Estados Unidos irá a la guerra porque necesita un país con el cual ir a la guerra”. 

domingo, 11 de febrero de 2018

La orden de combate fue dada: La guerra de Santos contra Venezuela


Los medios de comunicación internacional divulgaron con mucha estridencia que el viaje del Secretario de Estado Rex Tillerson a América Latina y el Caribe, fue diseñado para poner de acuerdo a la región en contra de Venezuela y poner presión a Caracas a través del incremento de las sanciones económicas, aunque también Tillerson se proponía pulsar el sentir de los gobernantes de la región para logar un apoyo a Estados Unidos y Colombia en su afán de producir una agresión militar contra Venezuela. Por eso, visitó a algunos de sus más cercanos aliados, sobre todo aquellos que han sido particularmente agresivos contra Venezuela. La estadía en Jamaica, un cercano cófrade de Estados Unidos en el Caribe, perseguía el objetivo de atraer a los pequeños países de la Cuenca, que hasta ahora han resistido con firmeza y decisión, amenazas de todo tipo provenientes de Estados Unidos para que cesen su apoyo a Venezuela. Si en lo político, Jamaica era el país menos importante en la gira de Tillerson, en términos diplomáticos, fue el propósito más preciado del viaje del Secretario de Estado.

Sin embargo, en los hechos (así lo hizo saber el propio Tillerson antes de comenzar su periplo), el objetivo de su largo desplazamiento a la región era contrarrestar la creciente presencia de Rusia y China en América Latina y el Caribe, que se ha manifestado a través de una nutrida y progresiva agenda de cooperación. No es casual que la gira de Tillerson se produzca casi inmediatamente después de la realización del II Foro ministerial China-CELAC en Santiago de Chile con la presencia del canciller Wang Yi. 

En este marco, el objetivo táctico de la visita fue Venezuela. En esa lógica, y como manifestación de su desprecio por los países caribeños, México significaba la posibilidad de saber cuánto petróleo podía aportar para “comprar” a los gobernantes de esas naciones insulares, a fin de “liberarlos de la obligación” de seguir recibiendo petróleo venezolano y poder seguir intentando la vía diplomática de cara a la VII Cumbre de las Américas a realizarse en Lima, en abril próximo. El mismo designio perseguía su pasada por Perú, país en el que su presidente en alianza con el partido del ex dictador Fujimori, servirán de anfitriones a dicha reunión, en que una vez más se buscará expulsar a Venezuela del sistema panamericano. Argentina, fue objeto de inspección por Tillerson, a fin de asegurar que asumiera la responsabilidad de conducción política de la agresión, ante la inminente (esta si es inminente) salida de Bachelet y Heraldo, quienes jugaban ese rol hasta ahora, ante la convicción estadounidense de que Piñera, su canciller Ampuero y el gabinete pinochetista que tomará las riendas de Chile, no tienen capacidad para liderar la arremetida contra Venezuela.

Así como Jamaica era la escala más importante en términos diplomáticos de la gira de Tillerson, en términos operativos, Colombia fue la parada más transcendental a fin de ultimar detalles para la agresión. A las pruebas me remito.

Si aceptamos la conocida máxima de Von Clausewitz de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” a la que Lenin le agregara “…por medios violentos”, tendríamos que afirmar que como se dice en términos militares: “la orden de combate fue dada”. Desde Colombia, (no se sabe si Santos o el mismo Tillerson), ordenaron a la oposición venezolana que no firmara el acuerdo al que había llegado con el gobierno en Santo Domingo, teniendo como testigos al presidente dominicano Danilo Medina y al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Vistas así las cosas, tendríamos que aceptar que cuando Santos, Macri y otros adláteres vociferan que no reconocerán los resultados de las elecciones venezolanas, le están diciendo a la oposición que aunque ellos ganaran, no serán reconocidos, porque el único camino que aceptarán es el de la guerra. De ahí, la orden de no firmar el acuerdo.

La preparación de la guerra ya comenzó. En el Catatumbo, región del Departamento del Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, específicamente en las poblaciones de Tibú y el Tarra, los grupos armados ilegales han tomado el control de la seguridad, sin que el ejército, la policía o las instituciones del Estado hagan nada por evitarlo, como lo han denunciado las propias víctimas de estas bandas armadas. Estos grupos terroristas han aprovechado la desaparición del Frente 33 de las FARC que operaba en esa zona, para realizar sus acciones con total impunidad. Por su parte, en Villa del Rosario, en el mismo departamento, el grupo armado “Los Pelusos” y las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) combaten en la búsqueda de tomar el control de seis barrios (Galán, La Palmita, Pueblito Español, Montevideo, Primero de Mayo y San José) de esta ciudad de 90 mil habitantes, en donde se han desplegado para preparar la invasión a Venezuela a ojos vista del ejército y las autoridades del Estado colombiano.

En la propia Cúcuta, en ocho de las diez comunas que conforman el casco urbano de la ciudad existe presencia de bandas armadas. Así mismo, los paramilitares tienen áreas bajo control en Los Patios, Villa del Rosario, San Cayetano, La Parada, Juan Frío, la Uchema, Palo Gordo y Ragonvalia y Puerto Santander, bajo el mando de “Cochas” alias de Luis Jesús Escamilla Melo, jefe del Ejército Paramilitar del Norte de Santander (EPN). También en la ciudad fronteriza operan Los Rastrojos. En Venezuela ya tiene representación en Llano Jorge y San Antonio del Táchira. A pesar de los ingentes llamados de la ciudadanía al gobierno nacional, a los gobiernos regionales y municipales, las autoridades sospechosamente se hacen “de la vista gorda” ante tan evidente afectación a la ciudadanía y amenaza contra Venezuela.

Junto a ello, se han observado movilizaciones en las bases militares estadounidenses en Colombia y la llegada de un contingente de 415 miembros de la fuerza aérea de Estados Unidos a Panamá, que arribaron de manera ilegal al país, aún antes de que ese gobierno autorizara su presencia en el país como denunciara el analista político panameño Marco A. Gandásegui h.; así mismo, se debe considerar como parte de estos preparativos, que fueron realizadas las maniobras navales Tradewinds 2017 en junio del año pasado en Barbados a menos de 1.100 km. del litoral venezolano y los ejercicios militares AmazonLog17 en la Amazonía brasileña con participación de tropas de ese país, además de Colombia y Perú, en noviembre del año pasado, a tan solo 700 km. de la frontera con Venezuela.

La más elemental teoría muestra que independientemente de las características de una agresión militar extranjera, el éxito depende de la existencia de un frente interno. Así fue en Afganistán, Irak y Libia. En Yemen no lo tenían y debieron contratar mercenarios que hicieran la guerra, casualmente el mayor reclutamiento se produjo en Chile (de ex miembros de las fuerzas represivas de Pinochet) y de Colombia (de integrantes de la multitud de grupos paramilitares que pululan en ese país). El problema es que en Venezuela, Estados Unidos no ha podido construir ese frente interno necesario. Nadie se imagina a Henry Ramos Allup, Julio Borges o Henrique Capriles comandando tropas desde la clandestinidad o desde alguna montaña del territorio nacional. Por eso, auparon a Óscar Pérez quien debió jugar ese papel, que la incapacidad de los líderes de la oposición no pudo asumir. Quienes no fueron capaces de dirigir la movilización contra el gobierno, ni conducir un parlamento democrático, tampoco llevar la insurrección en las calles a la victoria, mucho menos atraer a un sector de la fuerza armada para sus oscuros designios, difícilmente podrá regir los destinos de un contingente bélico.

Esa es la responsabilidad que el canciller imperial le ha dado a Santos, a la oligarquía colombiana y a su gobierno. Antes, en tiempos de Obama, le ordenaron hacer la paz con las FARC para desmovilizar a la única fuerza militar junto al ELN que podían haber contrarrestado las acciones armadas del ejército paramilitar protegido por Uribe y Santos. 

Sin embargo, el show había comenzado antes de la llegada de Tillerson a Bogotá: ya en noviembre del año pasado Lorenzo Mendoza estuvo en esa ciudad, un mes después la ex fiscal Luisa Ortega, su marido, un tal Ferrer, la “dirigente sindical” Marcela Máspero y los “magistrados” embarcados por Ramos Allup y Borges, que hormiguean por el mundo buscando qué hacer y cómo sobrevivir, se reunieron también en Bogotá antes de fin de año para intentar dar soporte jurídico a la invasión. Un mes más tarde conocidos personajes de la oposición venezolana viajaron a Bogotá y en la localidad de Usaquén se reunieron con grupos de venezolanos radicales que se concentran en ese lugar, con apoyo de las autoridades colombianas. Así mismo, el ministro de Hacienda de Colombia Mauricio Cárdenas dijo en Davos, Suiza, –una vez más- que la caída de Maduro era inminente y habló de la necesidad de un plan económico para enfrentar la situación. Este es el mismo ministro, del mismo gobierno que no ha hecho nada para solucionar el problema de los 8 millones de desplazados y re desplazados de su país, tampoco ha dado respuesta a la reconstrucción de la ciudad de Mocoa, capital del departamento del Putumayo, casi un año después de la tragedia que la devastó.

En el mismo orden, Monseñor Héctor Fabio Henao, secretario nacional de la Pastoral Social de Colombia y miembro del mismo partido político que conforma la Conferencia Episcopal Venezolana, quienes bajo dirección del cardenal Parolin hacen oposición al Papa Francisco en el Vaticano, monta su trama de “ayuda humanitaria” a Venezuela, sin mencionar a los miles de niños wayúu que mueren cotidianamente por desnutrición, a los cientos de activistas sociales y de derechos humanos asesinados en las últimas semanas en Colombia, el último de los cuales Temístocles Machado conmovió al país por su liderazgo y lealtad con su comunidad. Tampoco habla Henao y su mentor Santos de los maltratos a los colombianos que quieren regresar desde Venezuela a su país y que son segregados y lastimados por haber aceptado tener también la ciudadanía venezolana.

Mientras Colombia se cae a pedazos, con un desempleo que está a punto de llegar al 10%; un virtual paro de la educación en los próximos días; el desplome del puente de Chirajara que se cayó, aún siendo el proyecto ganador del premio nacional de ingeniería, pero ante lo cual nadie dirá nada, a pesar que 9 inocentes ciudadanos colombianos fallecieron, porque fue construido por Coviandes, una empresa propiedad de Carlos Sarmiento Angulo el mayor millonario del país; y cuando un alto, muy alto personaje del país, (tan alto que se dice que si llega a caer, se estremecerá el país entero) se protege cobarde e impunemente en su investidura, tras la denuncia de violación hecha en su contra por una conocida periodista, Santos está preocupado de Venezuela. Lo cierto es que su partido desapareció, no tiene candidato y no sabe que va a hacer para garantizar impunidad ante el desastre que se avecina…mejor dicho si sabe: piensa limpiar sus culpas, dirigiendo el ataque contra Venezuela para buscar indulgencias en el norte. Le queda tiempo hasta el 10 de agosto. Hay que impedirlo, ¡el pueblo venezolano lo impedirá! 

sábado, 3 de febrero de 2018

China, ¿Otro Estados Unidos para América Latina?


Con mucha sorpresa he leído unos documentos que me hicieron llegar desde Chile algunos amigos que tuvieron acceso directo a ellos, los mismos están referidos a la propuesta que la República Popular China hizo a los países de la región durante el recién finalizada II Foro ministerial China-Celac realizado en Santiago de Chile en enero pasado. El asombro viene dado porque dicho ofrecimiento no ha sido dado a conocer a la luz pública y no aparece en la “Declaración de Santiago” firmada por los participantes al finalizar dicho evento. De este documento vale resaltar el enciso 2.5 que en una de sus partes dice “Reconocemos que los Estados tiene derecho a su propio sistema político, social y cultural, como base indispensable para fomentar la paz y la armonía mundial, respetados los compromisos asumidos en los instrumentos regionales pertinentes”. Parece contraproducente, que menos de 24 horas después de firmada esta declaración, el Grupo de Lima autodenominado “perritos simpáticos en la alfombra de la Casa Blanca” se reuniera para decidir todo lo contrario, es decir acordar una declaración para no reconocer el derecho de los venezolanos a tomar sus propias decisiones políticas.

Pero, volviendo a la propuesta de China, en ella se incluía:

1. Construir la gran interconectividad tanto terrestre como marítima. China participará de manera activa en la construcción de los campos de transporte, infraestructuras, energías, apoyará proyectos como el tren bioceánico y túneles bioceánicos, así como la apertura de más líneas marítimas y aerolíneas directas entre China y América Latina. Así mismo, China manifestó su disposición a firmar más convenios en el marco de la Franja y la Ruta de la Seda en la región, para obtener resultados prácticos cuanto antes.

2. Cultivar un gran mercado de beneficio mutuo. China se dedicará a la facilitación comercial y de inversión con la región cultivando un Gran Mercado de 2.000 millones de habitantes entre China y América Latina. China le da la bienvenida a todos los países latinoamericanos a participar en su Primera Exposición de Importación, que se celebrará en noviembre de este año, para que América Latina y el Caribe (AL y C.) exporten más artículos de alta calidad a China.

3. Crear una gran industria independiente y avanzada. China tiene la capacidad de ofrecer equipos, tecnologías, fondos y capacitaciones relacionadas con los países latinoamericanos. Ambas partes pudieran acelerar la cooperación en cuanto a la capacidad productiva, construir los tres canales de logística, electricidad e información, poniendo en pleno juego los papeles de empresas, la sociedad y los gobiernos y ampliando los canales de financiamiento a través de fondos, créditos y seguros. Se propuso discutir la posibilidad de crear una mancomunidad de órganos financieros de explotación, construir más parques industriales y zonas económicas especiales. 

4. Aprovechar la gran oportunidad de innovación. La parte china está dispuesta a realizar el acoplamiento del Plan de Innovación Científica “la Franja y La Ruta” con América Latina para fundar una Ruta de la Seda de internet y la Ruta de la Seda digital entre ambas partes. Se puede fortalecer la cooperación en terreno aeroespacial, energías renovables, inteligencia artificial, grandes datos, internet y medicina biológica.

5. Desarrollar un gran intercambio de igualdad y confianza mutua. China está dispuesta a fortalecer los intercambios de experiencias de gobernabilidad entre Estados, ampliar los intercambios entre partidos políticos, autoridades locales, medios de comunicación, think tanks, personas y juventud con AL y C. Ambas partes pueden establecer mutuamente más centros de cultura y más Institutos Confucio. China invitará a más de 600 líderes de partidos políticos de AL y C. a visitar el país en los próximos tres años, además de ofrecer 6.000 becas gubernamentales.

Lamentablemente, la declaración final y la declaración especial sobre la Franja y la Ruta de la Seda, no recogen estas precisiones que exponen la real magnitud de la cooperación china, más allá de rimbombantes declaraciones generales que los pueblos no entienden. Llama la atención que no hay ninguna manifestación de injerencia en los asuntos internos de ningún país, ni mención alguna a instalación de bases militares chinas en la región, tampoco insinuaciones acerca de la necesidad de crear bloques militares agresivos, no se observan condicionantes políticas o de otro tipo, así como imposiciones, a cambio de firmar esta declaración.

Tras el Foro y la presencia del Canciller Wang Yi, en la región, la respuesta estadounidense no se hizo esperar. Ante la preocupación manifiesta porque a pesar del trabajo de sus adláteres, cada vez más sumisos, Estados Unidos esté perdiendo posiciones en la región, de inmediato la contraparte de Wang, el ex director de Exxon Mobil y ahora, transitoriamente Secretario de Estado, Rex Tillerson, emprendió un viaje por la región. El objetivo de esta gira fue expuesta con claridad por el propio Tillerson en una conferencia impartida en la Universidad de Texas, en Austin el día antes de viajar a México, primera escala de su gira. Usando la típica retórica de su país en el siglo XIX, pero adaptada a los nuevos tiempos, el ministro imperial de relaciones exteriores comenzó por dar precisas instrucciones a las cancillerías latinoamericanas para contrarrestar la propuesta de Wang: “América Latina no necesita de nuevos poderes imperiales que solo miran por su interés. Estados Unidos es distinto: no buscamos acuerdos a corto plazo con ganancias asimétricas, nosotros buscamos socios".


Asimilando el golpe recibido en Santiago, donde el dueto Bachelet-Heraldo, dos de sus más cercanos vasallos, estaban más preocupados de su TPP11 y de asociar a América Latina y el Caribe contra Venezuela para pavimentar el camino al conflicto y la guerra, que de impedir el éxito de China en voz de su canciller y del propio presidente Xi Jinping quien saludo el evento, Tillerson respondió diciendo que por América, “se extiende la amenazante sombra de China y Rusia, dos países que han expandido su influencia económica en la región pero que son ajenos a sus aspiraciones democráticas”. Diría mi padre que está predicando moral con los genitales, aunque no precisamente usando esas mismas palabras. Tillerson quiso ser más preciso al referirse a China y Rusia, a fin de que no quedaran dudas de la llamada de atención, se refirió a las otras potencias afirmando que son fracasadas: “… la primera por exportar un modelo de explotación basado en los bajos salarios y el desprecio a los derechos humanos; y la segunda por vender armas a regímenes no democráticos”. Debe ser que Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, los tres mayores compradores de armas de Estados Unidos, deslumbran por sus avanzados modelos de democracia.

Sin embargo, hay que reconocerle a Tillerson que con mucho dolor se vio obligado a decir algunas verdades: “No nos gusta reconocerlo, pero nosotros somos el principal mercado de drogas”, sobre el mismo tema, refiriéndose a Colombia, aseveró que: “Es un fiel aliado, pero quedan retos por superar. Sigue siendo el mayor productor mundial de cocaína y el principal proveedor de Estados Unidos”. No se sabe si su visita a ese país será para intentar detener ese flujo o para mejorar la imagen de su “fiel aliado” habida las gigantescas ganancias que le produce tal negocio al sistema financiero de Estados Unidos, sin que el gobierno haya movido un dedo para suponer que realmente se desea contener ese comercio ilegal, fácilmente detectable si se quisiera, revisar las cuentas de los bancos, la proveniencia de las transacciones y los receptores de las mismas. Cuando lo desean hacer, lo ejecutan y con mucha eficiencia. Al parecer, los “fieles aliados” y los “perritos simpáticos”, que parecieran ser lo mismo, se entienden muy bien con su amo.

Finalmente, el tema siempre presente de la guerra contra Venezuela será prioritario durante toda la gira y en cada punto de la agenda. Además del interés político de su país por derrocar al gobierno constitucional, en Tillerson concurre su motivación personal como directivo de la industria petrolera por hacerse de las formidables reservas energéticas del país. Como si del siglo pasado se tratara, y suponiendo revivir a Pinochet, Videla y otros personajes similares, presentes hoy en los gobiernos de Macri y en el próximo de Piñera, Tillerson apeló a las fuerzas armadas venezolanas para que den un golpe de Estado contra el gobierno. La respuesta vino del propio Ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López quien expresó sin objeciones que “…a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no le viene a dar instrucciones un señor imperialista”.