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jueves, 7 de octubre de 2021

Venezuela: desconocer la realidad no justifica la carencia de razón ni la farsa

 


Las miradas erróneas sobre Venezuela que observan al país a partir de visiones estereotipadas, han llevado muchas veces a gobiernos y organizaciones internacionales a tomar decisiones a partir de opiniones pre establecidas que se sustentan más en deseos que en realidades. Por supuesto al considerar a Venezuela como una amenaza, han transformado al país en un enemigo que hay que derrotar.

Esto llevó a que Estados Unidos y Europa idearan planes sustentados en informaciones falsas que anunciaban casi cotidianamente el inminente derrocamiento del presidente Maduro. A partir de ello y con el soporte de pretensiones, aspiraciones y ambiciones personales de una caterva de maleantes que hicieron de la política un negocio, configuraron fantasmagóricos proyectos que no tenían ningún asidero en el escenario nacional. Así mismo, el afán de lucro que puso en segundo plano el interés nacional y la vida de millones de ciudadanos, los llevó a proporcionar imaginarias apreciaciones que condujeron a Washington y Bruselas a constantes traspiés y a un ridículo colosal del cuál apenas están intentando salir.

Lo cierto es que los poderes globales que intentaban derrocar al gobierno constitucional de Venezuela creían o querían y estaban interesados en creer las mentiras que durante largos años les decían. Justo al momento de redactar estas líneas, se ha dado a conocer una nota del New York Times que reseña una carta enviada la semana pasada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) a sus oficinas en otros países en la que se asevera que: “El problema central en esto [se refiere a la pérdida creciente de informantes locales] es que los agentes de la CIA subestiman las capacidades de los cuerpos de contrainteligencia de otros países”. Asimismo, en la carta se “critica la baja competencia técnica de sus propios oficiales y su excesiva confianza en sus fuentes” según lo afirma la nota del periódico neoyorquino.