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viernes, 7 de noviembre de 2025

Desde Moscú. “Estoy enamorado de esta ciudad exagerada…”[1]



Para Carlos Jiles Vázquez “Popeye”,
compañero entrañable, amigo eterno, hermano 
siempre, que se fue para estar siempre presente.
Si alguna vez un escultor quiere hacer una estatua
a la amistad y a la lealtad, tendrá que buscar al Pope 
como modelo inigualable.


El domingo pasado regresé de Moscú. Mi viaje anterior a esa ciudad fue hace 39 años. De hecho, todavía existía la Unión Soviética. Después de eso, no había regresado. Hacerlo era un deseo muy íntimo y soñado.

En esta ocasión viajé invitado por la “Agencia Federal rusa encargada de la cooperación internacional humanitaria, los asuntos de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y el apoyo a los compatriotas en el extranjero” (Rossotrudnichestvo) por su nombre en ruso) gracias a la propuesta de la Embajada de Rusia en Venezuela y del propio embajador Sergio Mélik-Bagdasárov a quienes agradezco por la distinción. En el evento participaron alrededor de 600 personas de más de 60 países

Rossotrudnichestvo es una institución que se encarga de fortalecer la influencia humanitaria de Rusia en el mundo y promover la cultura, la educación, el deporte y la ciencia rusa, en otras palabras, su misión es acercar a Rusia a los pueblos de todo el mundo y hacer que estos conozcan la vida, la cultura, la historia, el idioma y las costumbres del país más extenso del planeta. Ahora, se organizó un evento para conmemorar el primer centenario de la fundación de lo que en Rusia se denomina “diplomacia popular”.

El evento me condujo a una vieja discusión acerca de los errores que se cometen por no diferenciar los conceptos de política exterior y relaciones internacionales que se usan indistintamente como si fueran lo mismo. Hay misiones específicas para la política exterior que son responsabilidad de los Estados a fin de realizar distintas labores fuera de sus fronteras. Bajo la conducción del Jefe de Estado y la ejecución de las cancillerías, las Constituciones políticas de cada país establecen con precisión cuáles son esas funciones de lo que se llama diplomacia. Pero, más allá de esto, hay una vasta gama de asuntos que no pasan por las cancillerías -aunque se relacionan con ellas- y que dicen relación a las actividades internacionales de actores no gubernamentales que involucran básicamente a los pueblos y sus organizaciones.

El poder soviético lo entendió muy pronto y en fecha tan temprana como el año 1925, creó esta agencia que ha evolucionado, se ha modificado y modernizado en el tiempo y que hoy, ha cumplido un siglo de existencia. En 2008 se transformó en una agencia federal que realiza sus actividades a través de representaciones propias o formando parte de las embajadas de Rusia. En total administra 52 centros de ciencia y cultura y 26 representaciones.