Vistas de página en total

domingo, 11 de septiembre de 2011

Dios los cría y el Diablo los une

Se cumplen 10 años de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 sin que se sepa a ciencia cierta quiénes fueron los causantes de dichas acciones. La respuesta de Estados Unidos no se hizo esperar y en su política de venganza dio inicio a la doctrina de “guerra preventiva contra el terrorismo”. Una serie de organizaciones y personalidades de todo el mundo fueron consideradas como tal por el Departamento de Estado, sin embargo no ha existido un marco conceptual preciso para definir estas organizaciones y por tanto hay un limbo de indefiniciones para establecer que una estructura u otra, esté vinculada al delito organizado, al narcotráfico y/ o al  terrorismo. El concepto es tan amplio que puede aplicarse a cualquier organización delictiva, incluso al margen de la propia definición que ha elaborado la ONU.

Sin embargo, la mascarada imperial ha quedado al descubierto. La ejecución sumaria  de Bin Laden, ex agente de la CIA, sin que la opinión pública sepa su verdadero papel y responsabilidad en los hechos de  2001 y la agresión de la OTAN contra Libia, han mostrado que el verdadero objetivo era legalizar la intervención militar en cualquier lugar del mundo en el que los Estados Canallas lo consideren necesario para sus intereses. Con ello, se ha pretendido legitimar los asesinatos selectivos, las cárceles clandestinas,  el mantenimiento ilegal  de otras como la de Guantánamo que Obama prometió cerrar, el uso de la tortura y finalmente la violación de toda norma de derecho internacional, hasta cuestionar la propia validez de la Carta de las Naciones Unidas.

Recientemente, el imperio se salió de toda norma cuando después de 10 años de bombardear al mundo con su supuesta lucha contra Al Qaeda, favoreció, entrenó, y dio armas a ese grupo terrorista para que llevara adelante la guerra de invasión en Libia. Se ha hecho pública la colaboración de Al Qaeda con Estados Unidos y Gran Bretaña al saberse que Abdelhakim Belhaj, un antiguo dirigente de esa organización que estaba en la lista de terroristas más  buscados por Estados Unidos, dirigió la toma de Trípoli, y en premio fue nombrado máximo jefe militar de la capital libia. Aproximadamente 800 militantes del “Grupo Islámico Combatiente Libio” una de las ramas  de Al Qaeda en ese país,  participaron en la toma de Trípoli bajo el mando de la OTAN.

Según un artículo de Walter Goobar en Miradas al sur (http://masticandonoticias.blogspot.com/) “…desde hace tiempo se conocen las relaciones oscuras entre el servicio de inteligencia británico MI6 y este grupo terrorista libio”

No hay comentarios:

Publicar un comentario