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viernes, 27 de agosto de 2021

Afganistán: Radiografía de un fracaso

 


La semana pasada analizábamos las repercusiones geopolíticas que podría tener la derrota de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. Por supuesto, es una situación en evolución que todavía no alcanza a mostrar su verdadera dimensión. De ahí que parece justificado el protagonismo que el tema ha cobrado entre analistas y políticos, obviamente visto desde disimiles perspectivas. En esa medida, no deja de causar profundo estupor la superficialidad, banalidad y hasta ignorancia con que se refieren algunos de los líderes occidentales a la situación generada por su propia estulticia que se puede entender solo como expresión de su prepotencia imperial. Causa desasosiego constatar que la paz del mundo está en manos de esta cáfila de irresponsables. La “retirada” de Afganistán lo ha puesto en evidencia.

Al respecto, el presidente Joe Biden ha afirmado que Estados Unidos está llevando a cabo una de las mayores y más difíciles evacuaciones de la historia asegurando que es “el único país del mundo capaz de proyectar tanta fuerza en un lugar tan remoto”. Además de ser falso, Biden despliega toda su ignorancia en pos de construir un nuevo relato dirigido a incentivar el trabajo de los estudios de Hollywood. Lo más probable es que ya –al igual que en Vietnam- se estén proyectando centenares de películas en las que se mostrará la victoria estadounidense, el heroísmo de sus soldados y la genialidad de sus generales, hasta que surja un nuevo Oliver Stone y otro film como “Pelotón” desmienta y desmitifique tal falacia.


¿Sabrá Biden lo que ocurrió en Dunkerke a finales de mayo de 1940 donde tuvieron que ser retirados 330 mil soldados a Inglaterra? ¿Habrá conocido Biden lo que sucedió a mediados de octubre de 1941 cuando el gobierno soviético y parte importante de la población se vieron obligados a abandonar Moscú en el momento en que las tropas nazis estaban a solo 120 km. de la capital?

jueves, 19 de agosto de 2021

Repercusiones regionales y globales de la derrota de Estados Unidos en Afganistán

                     


La llegada al poder de los talibán en Afganistán, no solo marca la derrota de Estados Unidos en la guerra más larga de su historia, más importante aún es que pone formal colofón al intento estadounidense de implantar un sistema internacional unipolar tras los atentados terroristas en ese país el 11 de septiembre de 2001.Este hecho motivó que la administración estadounidense declarara la guerra al terrorismo y a todos los países que protegieran a terroristas, en lo que denominó “Operación Libertad Duradera”, señalando a Osama Bin Laden como el principal sospechoso de los ataques y al gobierno talibán de Afganistán, como su protector. Tal decisión estableció el riesgo de que la agresión de Estados Unidos pudiera extenderse (como efectivamente ocurrió) a otros países de Asia Central, Asia Occidental e incluso el norte de África utilizando el subterfugio del “terrorismo islámico” como instrumento.

Tal decisión condujo a trascendentes cambios en el sistema internacional. En el trasfondo, Washington trataba de definir a su favor la disyuntiva entre un mundo multipolar y uno unipolar que se resolvió a favor de este último. Estados Unidos emergió como única potencia mundial con el apoyo de todos para luchar contra el nuevo "comunismo" ahora denominado "terrorismo". Las declaraciones de Bush del 11 y 12 de septiembre de 2001 y sobre todo la del día 20 de septiembre de ese año son -al igual que la Declaración Monroe y el Destino Manifiesto del siglo XIX y las 14 medidas de Wilson en el XX- el elemento ordenador y de principios de la política exterior de Estados Unidos para el siglo actual.

Lo que podríamos denominar Doctrina Bush de política exterior de Estados Unidos se caracterizó entre otras cosas por las siguientes definiciones: La utilización de cualquier arma de guerra que sea necesaria; la prolongación en el tiempo de las operaciones militares; la obligación de los países de asumir una postura ante la decisión de Estados Unidos que no dejaba espacios a posiciones alternativas: “Cualquier nación, en cualquier lugar, tiene ahora que tomar una decisión: o están con nosotros o están con el terrorismo” dijo Bush. Era la definición de un mundo falsamente bipolar. Los nuevos polos serían Estados Unidos y el terrorismo. Ante la imposibilidad de estar con el terrorismo lo que hizo fue imponer por primera vez en la historia un mundo unipolar.

miércoles, 11 de agosto de 2021

Estados Unidos trata inútilmente de politizar la pandemia

                             

Hace dos años, se conmemoró el 70 aniversario del nacimiento de la República Popular China. Han sido siete décadas de esfuerzo denodado para superar las condiciones de atraso y miseria en que estaba sumido el país. Hace solo 40 años, el 25% de la población vivía por debajo de la línea de pobreza. El PIB per cápita anual era de sólo 127 dólares ubicando al país en los últimos puestos mundiales.

Desde 1978 el gobierno chino se abocó a la lucha por el desarrollo y la superación de la pobreza en el esfuerzo por hacer del país una nación moderna en la que los ciudadanos tuvieran condiciones para llevar adelante una vida armoniosa y plena.

En el plano internacional, el inicio de la política de reforma y apertura tuvo importantes repercusiones porque se reafirmó el carácter independiente que habría de tener su política exterior. En relación con Estados Unidos, implicaba el convencimiento mutuo de la necesidad de coexistir y colaborar. La desaparición de la Unión Soviética y la inexistencia de un “enemigo” común fueron forjando otro tipo de relación, que sin embargo no se caracterizó por una idea similar respecto de la estructura que debía tener el orden internacional. Durante algunos años prevaleció la necesidad mutua de poner el énfasis en la utilidad que tenía para uno y otro mantener los mejores vínculos.

viernes, 6 de agosto de 2021

Colombia y EE.UU. Productores y consumidores unidos jamás serán vencidos


La ley económica fundamental del capitalismo es la de la oferta y la demanda. Ella permite entender como el sistema “regula” el mercado para que produzca ganancias en interés de las empresas, manteniendo la estabilidad del sistema. Una de las mercancías más importante del mercado global para sostener esa estabilidad son las sustancias sicotrópicas que producen un exorbitante lucro para los “empresarios” que trafican este producto, bajo normas que establecen los países desarrollados a fin de nutrir a los potenciales clientes sin traumas ni quiebres sociales, garantizando que los dividendos fluyan sin conflicto por el sistema financiero global.

La semana pasada, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), dio a conocer que los cultivos de coca en Colombia bajaron un 7% en 2020 respecto a 2019, con 143.000 hectáreas, frente a las 154.000 del año anterior. Sin embargo, aunque la superficie sembrada se redujo, su rendimiento aumentó 8%, a 1.228 toneladas de cocaína por hectárea, frente a las 1.137 del año anterior. En los hechos, las políticas anti drogas han naufragado, entre otras cosas porque no se han propuesto atacar al mercado sino a los campesinos que producen la coca.


Según Leonardo Correa, coordinador del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos y autor del más reciente informe de la Unodc, esta situación es el resultado de una producción más eficiente debido a aprendizajes y cambios tecnológicos que "suceden principalmente en los enclaves productivos". Curiosamente, estos enclaves se encuentran en las regiones fronterizas con Ecuador y Venezuela. Mucho más curioso es que se hayan incrementado en grado superlativo en el límite con Venezuela (siendo el Norte de Santander el departamento de mayor área sembrada con 40.084 hectáreas) a pesar que ahí se encuentra el mayor y más sofisticado contingente militar colombo-estadounidense. Resulta inexplicable que el 40 % de la coca producida en 2020 guarde relación con estas zonas fronterizas y que se haya experimentado un comportamiento ascendente desde 2010, año en el cual solamente reportaron 1.700 hectáreas sembradas.