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domingo, 26 de septiembre de 2021

Estados Unidos: reflexiones dramáticas en voz alta


En Estados Unidos están ocurriendo algunas cosas sorprendentes, la presidenta de la cámara de representantes Nancy Pelosi durante un evento en Londres ha admitido que el capitalismo “no ha servido a nuestra economía tan bien como debería”. Asumiendo la diferencia entre la economía especulativa que hoy domina el país y la economía productiva que le dio esplendor en el siglo XIX, cuando tras la guerra de secesión pudieron unificarse en torno al capitalismo, Pelosi ha afirmado que “el cambio económico de las últimas décadas ha favorecido al 'capitalismo de accionistas'”.

Aunque parezca insólito, la influyente dirigente demócrata, llegó a decir que: "No se puede tener un sistema en el que el éxito de algunos emana de la explotación de los trabajadores y brota de la explotación del medioambiente y el resto, y tenemos que corregirlo”. Ella cree que el sector privado se ha dado cuenta de esta situación y comprende la necesidad de hacer cambios.

No obstante, cuando el gobierno chino hace unas semanas se propuso incrementar el aporte que los ricos debían entregar a la sociedad a fin de avanzar hacia la prosperidad común, en Estados Unidos y Occidente pusieron el grito en el cielo.

Sin embargo, el propio presidente Biden se ha quejado de que desde el inicio de la pandemia, la fortuna de los multimillonarios haya aumentado en 1,8 billones de dólares, y que 55 de las corporaciones más grandes del país no pagan ni un céntimo en impuestos federales sobre la renta. Biden calificó tal situación de “simplemente injusta”. Entonces, uno podría preguntarse, ¿por qué es injusta en Estados Unidos y no en China?

En Estados Unidos, la Cámara de Representantes se propone discutir una ley que aumentaría los impuestos sobre la renta a los ricos y a algunas corporaciones a fin de financiar la mayor parte del proyecto de ley de gastos públicos valuado en 3,5 billones de dólares elaborado por el presidente Biden. La medida impositiva elevaría las tasas de impuestos corporativos del 21 al 26,5%. La tasa máxima de ganancias de capital aumentaría a solo el 25%, lo que está muy por debajo de la tasa impositiva sobre las ganancias de capital de casi 40% propuesta por Biden.

El trasfondo de la preocupación viene dada, entre otras cosas, porque un informe de la ONU ha constatado que en Estados Unidos, una de cada tres familias con hijos pasó hambre. Incluso antes de la pandemia, en 2019, las estadísticas oficiales del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) detallaban que 35 millones de personas pasaban hambre y 10 millones de ellas eran niños.

De hecho, a mediados de este año, 63 millones de personas en Estados Unidos dijeron a los investigadores del gobierno que no podían pagar los gastos habituales de su hogar, en particular, el equilibrio entre la comida y el alquiler, pero que también incluía los préstamos estudiantiles y los medicamentos. Según el informe, la cifra también es muy desigual entre negros, latinos y blancos en términos de la insuficiencia alimentaria.

Por eso y no porque se haya vuelto socialista, Biden ha insistido en que: “Las grandes corporaciones y los súper ricos tienen que comenzar a pagar su parte equitativa de los impuestos” agregando que: “Hace mucho que esto debería haberse hecho”. ¡Biden hablando de equidad! Algo raro está pasando en Estados Unidos, tal vez sea que no saben como manejar la crisis porque ya no es solo de carácter coyuntural, sino que pareciera apuntar a las bases mismas del sistema capitalista.

jueves, 16 de septiembre de 2021

¿Hacia un nuevo orden mundial?

 


Hace pocos meses atrás, en vísperas de la IX Conferencia sobre Seguridad Internacional, que se realizó en Moscú entre el 22 y el 24 de junio el coronel general Alexander Fomin, viceministro de Defensa de Rusia declaró en una entrevista para RT que se podía "observar la formación de un nuevo orden mundial". Para sostener su punto de vista argumentaba que había una tendencia por llevar al mundo a una nueva guerra fría y a una nueva bipolaridad.

El viceministro ruso aseveró que en la actualidad se está produciendo “una destrucción sistemática del sistema establecido de relaciones internacionales [y] de la arquitectura de seguridad", mientras paralelamente disminuye "el papel de las organizaciones internacionales como herramientas para la adopción colectiva de decisiones en el ámbito de la seguridad". Con preocupación señalaba que estaban apareciendo novedosas armas que alteran de forma radical el equilibrio de poderes en el planeta, llevando el conflicto a un terreno distinto al tradicional, el cual incluye la consideración del espacio y el ciberespacio como escenarios de guerra, lo cual está obligando a cambiar los principios y métodos para su ejecución.

Estas declaraciones, hechas por el segundo jefe de una de las fuerzas armadas más poderosas del planeta deben ser tomadas en cuenta con mucha atención. Aunque apuntan a un análisis de largo plazo y se produjeron solo unas semanas antes de la hecatombe estadounidense y de la OTAN en Afganistán, hay que observar que este hecho ha comenzado a generar una serie de tendencias interesantes en torno a la dinámica internacional global que deberían estudiarse en términos de coyuntura sin obviar que también podrían tener influencia desde el punto de vista estratégico.

jueves, 9 de septiembre de 2021

China: hacia la prosperidad común (II)

 


Las formas y métodos de construcción del socialismo no están escritos en ninguna parte. Los padres del socialismo científico hicieron un análisis materialista de la historia utilizando el método dialéctico para señalar algunas pautas, pero como dijo el propio Marx su teoría no es un dogma.

Cada país debe hacer su propia práctica e ir desbrozando el camino a partir de la aplicación de la teoría a las condiciones de cada país, considerando su historia, cultura y tradiciones. En el caso de China, Mao Zedong trazó las líneas fundacionales del “socialismo con peculiaridades chinas”, Deng Xiaoping lo adaptó a una nueva situación que exigía solucionar los problemas de la pobreza y el desarrollo cuando las fuerzas productivas del capitalismo reinaban impolutas en un mundo en el que los capitales y la tecnología eran patrimonio exclusivo de Occidente y algunos otros países. Ahora, Xi Jinping ha propuesto construir el “sueño chino” que es el avance de la sociedad hacia la disolución de las diferencias que aún hoy exponen las dificultades para llevar adelante un desarrollo equilibrado y armónico de la sociedad hacia el socialismo. Es lo que se ha llamado el camino hacia la prosperidad común en los prolegómenos de la primera etapa de la transición al socialismo.

Pero ello no está exento de contrariedades, errores en algunos casos, situaciones imprevistas en otros. No se puede obviar que las sociedades de clases que han imperado por milenios en el planeta han forjado hombres y mujeres en los que aún prima lo individual sobre lo colectivo, la obtención del lucro y la ganancia de un grupo o sector por encima de los intereses supremos de la sociedad y la comunidad y, la consecución de bienes materiales como expresión de la felicidad y el éxito, soslayando la importancia de la realización plena, espiritual y de valores como objetivo eminente de la humanidad. Se hace necesario entonces, “hacer camino al andar” como dijo Antonio Machado en su hermoso poema “Caminante no hay camino”. Eso es el socialismo, un camino que se debe andar.

En el caso de China, los últimos años han aportado un aumento considerable de la riqueza, al punto que hoy cuenta con una “clase media” de 340 millones de personas que ganan entre 15.000 y 75.000 dólares al año previéndose que esa cifra alcance los 500 millones en 2025. Así mismo, a finales de 2020, China también contaba con 5,28 millones de “ricos”, con un patrimonio familiar superior al millón de dólares. En 2020, el 1% más rico de los chinos poseía el 30,6% de la riqueza del país, frente al 20,9% de hace dos décadas, según un informe de la empresa de servicios financieros suiza Credit Suisse con sede en Zurich.

jueves, 2 de septiembre de 2021

China: hacia la prosperidad común (I)

 


El pasado martes 24 de agosto se realizó en Beijing una reunión del Comité Central del Partido Comunista para Asuntos Financieros y Económicos con el objetivo de debatir acerca de la “prosperidad común”, es decir cómo producir crecimiento con equidad. El centro de la discusión estuvo puesto en la necesidad de generar bienestar para todos los ciudadanos en la ruta dirigida a alcanzar el objetivo de que, en 2049, cuando se conmemore el centenario de la fundación de la República Popular China, el país cuente con una sociedad socialista moderna.

Durante el evento, las discusiones más candentes estuvieron dadas por el llamado del presidente Xi Jinping a aplicar medidas drásticas sin precedentes en varios sectores de la economía como la tecnología, la educación en línea y el sector inmobiliario, que habían crecido de forma exorbitante y sin control, aupando una creciente desigualdad de ingresos, aumento de los niveles de deuda y ralentización del consumo.

Xi opinó que una vez que el país ha sacado a todos los ciudadanos de la pobreza, debía orientarse hacia un sistema que se preocupe mucho más de los sectores que aún no alcanzan óptimas condiciones de vida. Esto es lo que llamó “prosperidad común”, que se definió como la posibilidad de que todos puedan compartir la riqueza, para lo cual se necesita una economía fuerte que permita una mejor distribución de la misma.