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lunes, 8 de octubre de 2012

Hoy es día de victoria, mañana de reflexión.


Todo ha concluido…Por ahora! Como cada evento electoral y como cualquier hecho en el que se manejen cifras las interpretaciones son muchas, pero hay una que es inobjetable: Hugo Chávez será presidente de Venezuela por seis años más porque esa es la decisión del pueblo venezolano expresada en las urnas electorales. La victoria popular fue un hecho cierto cuando un poco después de las 10 y media de la noche de este pasado domingo 7 de octubre, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral Tibisay Lucena anunció los resultados preliminares que mostraba datos irreversibles.

Aquí hay dos grandes ganadores que han sido los protagonistas de este momento de la historia: el pueblo venezolano y el presidente Chávez. Nadie más se puede atribuir méritos que no le corresponden.

Un estudio preliminar de los datos que arrojan las cifras finales del evento comicial muestra una serie de informaciones que deben ser evaluadas de cara al futuro. La más importante de ellas es el alto nivel de participación, más del 80% de las venezolanas y venezolanos acudieron a votar, ello es expresión del alto talante democrático de la ciudadanía que le concede cada vez más, mayor valor a la participación como forma de hacer política, consolidando de esa manera el modelo democrático venezolano. Cuando se compara esta cifra con las de otros países de la región, pero sobre todo con Estados Unidos que vende su imagen de patrón de la democracia, se hace evidente que en Venezuela la democracia y la participación han trocado en característica nacional que invade como una totalidad el ámbito de la política.

En la República Bolivariana no hay espacio para aventuras al margen de la Constitución porque el compromiso de las Fuerzas Armadas con el pueblo es garante de ese sentir. Así lo hizo patente el General Wilmer Barrientos, Jefe del Comando Estratégico Operacional de las FANB, para cerrar toda duda respecto a la actitud de los militares ante cualquier intentona que se propusiera alterar la voluntad popular. Fue enfático al decir que “el Plan Republica seguirá garantizando la seguridad del país hasta que el último de los votantes ejerza su derecho al voto”



El Presidente Chávez ha obtenido la victoria en 22 de las 24 entidades federales incluyendo, Zulia, Carabobo, Nueva Esparta y Miranda (aunque por un margen ínfimo), en las que gobierna la derecha, además de Lara, Monagas y Amazonas en las que gobernadores renegados con proyectos individuales que se pusieron al servicio de la oposición, fueron aplastados por la avalancha de votos que apoyó al Presidente Chávez.

Los factores internacionales jugaron un papel decisivo en la disposición de la derecha que fue obligada por la embajada estadounidense a un comportamiento cívico. La crisis mundial jugó en favor de garantizar la estabilidad en un país que envía diariamente y sin contratiempos el petróleo que está convenido con Estados Unidos y que significa el 11% de lo que este país importa. Los conflictos en el Medio Oriente y en las cercanías del mar Caspio, las dos grandes regiones petroleras del mundo obligan a Estados Unidos a destinar importantes contingentes militares a la salvaguarda de sus intereses, lo que hace del petróleo venezolano un recurso que además de importante, es el único que obtienen sin enfrentar peligros de ningún tipo. En ese sentido la orden fue terminante: tienen que aceptar los resultados.

Ello se pudo observar en cuatro momentos durante el domingo, el discurso posterior al voto de Capriles en el que por primera vez, con voz pausada y calma llamaba a votar y a participar. Poco después, en la mitad de la tarde. Ramón Guillermo Aveledo, coordinador estratégico del Comando de Capriles, ante una pregunta de un periodista rechazó enfáticamente la utilización de la violencia de cualquier tipo para dirimir eventuales conflictos relacionados al proceso electoral que pudieran surgir. Entrada la noche, Armando Briquet, Jefe del Comando de campaña del candidato de la derecha, manifestó el apoyo de su alianza a los resultados electorales y a la actuación de las instituciones garantes del proceso comicial.

Pero la mejor pieza oratoria surgida desde la oposición el domingo pasado fue la de Henrique Capriles ya sabiéndose perdedor. Fue, de hecho, su mejor discurso. Reconoció el resultado, despejando la duda que nunca quiso aclarar durante la campaña, se mostró seguro, no dubitativo como en los últimos meses y lanzó su propuesta de futuro, tratando de salvaguardar en el momento crítico un liderazgo que ya hoy se cuestiona por la menguada votación que obtuviera su partido Primero Justicia. Parecía haberse quitado un peso de encima. Lució fresco y hasta las ojeras habían dado paso a una mirada vivaz que trataba de sentenciar lo que explicaba por primera vez sin las incoherencias que le caracterizaron. Parecía sentirse mejor en la derrota, que siendo candidato.

Sabiendo que el comandante Chávez entró a la historia al pronunciar el “Por ahora” que perdura en el espacio, hizo un remedo para tratar de igualarse “El tiempo de Dios es perfecto”. En los hechos, el tiempo de Dios se puede interpretar como “El que no logró la victoria fui yo. Aquí que el pueblo no se sienta derrotado, porque abrieron un camino y ese camino está ahí”. El camino es elecciones de gobernadores en 2012 y alcaldes en 2013, Asamblea Nacional en 2013 y Referéndum Revocatorio el 2016. Les deben haber dicho desde Washington, “Podemos esperar, en 4 años no se va a acabar el petróleo, podemos esperar que la fruta esté madura, caerá por gravedad”. En el fondo, a Capriles le preocupaba salvar su liderazgo ante los más de 2 millones de votos que aportaron adecos y copeyanos, superando la votación de Primero Justicia. Ahora tendrá que negociar con aquellos a quienes durante toda la campaña marginó, excluyó y humilló.

La victoria, sin embargo, no puede obviar un análisis crítico de las cifras que muestran un crecimiento muy alto de la votación de la derecha en comparación con la que obtuvo el Presidente Chávez. De alrededor de 3 millones 200 mil nuevos votantes en comparación con las elecciones de 2006, Chávez creció sólo en unos 700 mil votos, mientras que las fuerzas que apoyaron al otro candidato aumentaron en más de 2 millones. En 2006 Chávez obtuvo casi el 63% y ahora poco más del 55%. Ese es un dato que obliga a la reflexión crítica, no sólo de cara a las próximas elecciones de gobernadores en diciembre y de alcaldes en abril de 2013 sino sobre todo, a la investigación de las causas de un fenómeno que podría marcar una tendencia hacia el futuro y que tiene que ver con el quehacer político cotidiano, el cual debe llevar a las fuerzas políticas que apoyan al gobierno a vincularse a la ciudadanía no sólo en tiempos electorales, sino como necesidad vital para nutrirse de la sabiduría y el empuje de un pueblo que una vez más ha sido capaz de triunfar en otra contienda decisiva.

Por ahora la victoria, por ahora la celebración. El presidente Chávez felicitó al pueblo venezolano desde Miraflores, habló de “renacimiento de la patria” en “un día memorable, signado por el talante democrático de todos los venezolanos y venezolanas”. Reconoció a todos los que votaron por la derecha por “su participación democrática y demostración cívica”, así como “a la dirigencia opositora que no se prestó a los planes que algunos estaban fraguando”. En su grandeza de estadista y presidente de todos los venezolanos, el Comandante Chávez consideró que se crearon condiciones para la reconciliación, la convivencia y la construcción de la paz.

Hoy es día de victoria, hoy es día de celebración, mañana tendrá que venir la reflexión necesaria.

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