El Departamento de Estado de Estados Unidos está observando con suma intranquilidad que en América Latina se han comenzado a producir movimientos que salen de su control y que podrían afectar su sistema de dominación regional.
En algunos de los principales bastiones en los que predomina la anti democracia y el neoliberalismo, una suma de acciones motiva tal desasosiego. En Chile, la Convención Constitucional ha elegido a una mujer mapuche como su presidenta y a un abogado constitucionalista de claro talante progresista como vicepresidente, señalando con ello el curso de los posibles debates que podrían concluir en una Constitución democrática después de 48 años de dictadura y pos dictadura. De la misma manera, de cara a las elecciones presidenciales de fin de año, el candidato comunista Daniel Jadue puntea todas las encuestas, enviando una clara estela de “peligro” para Washington.
En otros escenarios, la victoria electoral de Pedro Castillo en Perú, y la eventual elección de Lula en los venideros comicios del próximo año en Brasil, señalan un curso no deseado por Estados Unidos para la región, que a finales del próximo año podría tener una correlación de fuerzas totalmente distinta a la actual.