Escribo hoy, viernes 15 de febrero, en el día en que se conmemoran 200 años del inicio del Congreso de Angostura, magno evento que dio origen a las instituciones que formalizaron la creación de la República de Colombia. En una coyuntura muy difícil, Venezuela recordará la fecha por todo lo alto, rindiendo homenaje al fundador de la República y padre de la Patria, cuyo genio político sobrepasaba por mucho el talento militar que como única virtud nos quisieron mostrar -durante casi dos siglos- las oligarquías que se apoderaron del país y han escrito una falsa y acomodaticia historia que eleva sin razón a grandes prohombres surgidos de su seno, al mismo tiempo que menosprecian y subestiman el papel del pueblo como verdadero protagonista de la historia.
No sé si en Colombia, cuyo presidente -fiel al legado de Santander- le adjudicó a los líderes de la independencia de Estados Unidos la encomienda principal en la lucha libertaria de nuestros países contra el colonialismo español, celebre la fecha con el merecimiento que esta tiene; tampoco si el cobarde y traidor presidente de Ecuador, también actuando como Santander, quien no logró asesinar a Bolívar, pero si obtuvo su propósito en Berruecos, donde vilmente fue ejecutado al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, evoque esta fecha patria. Mucho menos Panamá, donde resulta dudoso que el ex vicepresidente del gobierno del delincuente Martinelli y presidente en funciones Juan Carlos Varela, un hombre de mente subordinada a los poderes imperiales, tenga la voluntad de recordar una fecha que es expresión de independencia de todo poder y de decisión de construir una vida propia a partir de los intereses nacionales.