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domingo, 24 de febrero de 2019

Escenarios de guerra para Venezuela



La invasión a Venezuela ya tiene fecha: 23 de febrero de 2019. Si no se llama así, ¿de qué manera se puede denominar la entrada por la fuerza a un país en contra de la voluntad de su gobierno, de sus fuerzas armadas y de la aplastante mayoría del pueblo?, sobre todo cuando las operaciones en terreno las dirige el Almirante Craig Faller Jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y cuando quien funge como comandante en jefe es el presidente del país militarmente más poderoso del mundo, teniendo como lugartenientes a dos personajes con dudosos pasados democráticos: el primero, Sebastián Piñera, presidente de un país cuyo gobierno tiene su principal base de apoyo en un partido pinochetista e Iván Duque, elegido con el apoyo del partido del paramilitarismo, los falsos positivos, la represión y la muerte en los últimos años en Colombia. 

Para los que crean que esta es una invención deben saber que la cancillería de Rusia que suele estar bien enterada, informó hoy que Estados Unidos se estaba preparando para entregar armas a la oposición venezolana, lo cual crearía un escenario similar al de Siria. 

Si el plan de Estados Unidos se concreta (escribo este artículo hoy viernes 22 de febrero), mañana se iniciará una guerra en la región que como todos los conflictos bélicos se sabe cuando comienzan, pero no cuando terminan, pero de lo que si se tiene seguridad es de que al final dejan un reguero de cadáveres que poco importan a Estados Unidos, porque en tiempos recientes no son sus hijos los que van a al combate. 

martes, 19 de febrero de 2019

Angostura 1819: 200 años después el enemigo es el mismo.


Escribo hoy, viernes 15 de febrero, en el día en que se conmemoran 200 años del inicio del Congreso de Angostura, magno evento que dio origen a las instituciones que formalizaron la creación de la República de Colombia. En una coyuntura muy difícil, Venezuela recordará la fecha por todo lo alto, rindiendo homenaje al fundador de la República y padre de la Patria, cuyo genio político sobrepasaba por mucho el talento militar que como única virtud nos quisieron mostrar -durante casi dos siglos- las oligarquías que se apoderaron del país y han escrito una falsa y acomodaticia historia que eleva sin razón a grandes prohombres surgidos de su seno, al mismo tiempo que menosprecian y subestiman el papel del pueblo como verdadero protagonista de la historia. 

No sé si en Colombia, cuyo presidente -fiel al legado de Santander- le adjudicó a los líderes de la independencia de Estados Unidos la encomienda principal en la lucha libertaria de nuestros países contra el colonialismo español, celebre la fecha con el merecimiento que esta tiene; tampoco si el cobarde y traidor presidente de Ecuador, también actuando como Santander, quien no logró asesinar a Bolívar, pero si obtuvo su propósito en Berruecos, donde vilmente fue ejecutado al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, evoque esta fecha patria. Mucho menos Panamá, donde resulta dudoso que el ex vicepresidente del gobierno del delincuente Martinelli y presidente en funciones Juan Carlos Varela, un hombre de mente subordinada a los poderes imperiales, tenga la voluntad de recordar una fecha que es expresión de independencia de todo poder y de decisión de construir una vida propia a partir de los intereses nacionales. 

domingo, 3 de febrero de 2019

En la primera trinchera del combate.



El mundo asiste con verdadero terror a un resurgimiento de las formas más retrógradas del totalitarismo y la negación del pueblo como protagonista de las decisiones políticas; a semejanza del período iniciado en 1933 cuando Adolfo Hitler tomó el poder en Alemania, esta nueva etapa está caracterizada por un rechazo a la democracia, la persecución de las minorías, el linchamiento social, la segregación, el militarismo, el racismo y la exaltación de la violencia como forma fundamental de hacer política.

La diferencia es que, en el siglo pasado, el interés capitalista en destruir a la Unión Soviética le dio vía libre a Hitler para realizar sus desmanes siempre que se dirigiera hacia el este y Estados Unidos solo actuó tras permitir que Japón destruyera parte de su flota en el Pacífico, a fin de tener los argumentos para contrarrestar tal acción, limitándose a operar en ese océano, para intervenir en Europa cuando la derrota nazi estaba casi consumada.

Al contrario, hoy Estados Unidos es el actor principal de las acciones violentas, es el promotor de la anti democracia, la guerra, el militarismo y actúa desembozadamente sin importarle si tiene causas (que son reales), ni siquiera si tiene motivos (que son falsos) para poner al mundo en un estado de tensión generalizado.

sábado, 26 de enero de 2019

Estados Unidos contra Venezuela: un bufón para un circo de 12 países.


Es difícil responder algunas preguntas en la Venezuela de hoy. Creo que ni el gobierno de Venezuela ni el de Estados Unidos (los únicos actores verdaderos en este conflicto tienen todas las respuestas), sobre todo porque lo ocurrido es una situación inédita, en Venezuela, en América Latina y posiblemente en el mundo, es decir un golpe de Estado que se planifica, organiza y dirige desde el exterior, lo cual es normal desde que Estados Unidos existe como potencia, pero en este caso también se ejecuta en el exterior, lo cual es una novedad. El resto de participantes de este drama, incluyendo la oposición venezolana y los 10 países del Grupo de Lima más Ecuador -que se plegó a éste para ajustar el comportamiento fascista del traidor que ostenta la presidencia, al de sus colegas de la región- son meras fichas de relleno para la consumación de los planes imperiales. 

En Venezuela, el golpe de Estado se inició con las declaraciones del vicepresidente Pence y se consumó con el reconocimiento de Guaidó por parte de Trump. De hecho, la manifestación convocada por la oposición amenazaba con ser un nuevo fracaso y fue solo tras el reconocimiento de Trump que las fuerzas opositoras se movilizaron masivamente al sentir el respaldo de Estados Unidos, esto se corrobora con las declaraciones de Diosdado Cabello respecto de su reunión el día anterior con Juan Guaidó ( que no desmintió en una entrevista con una periodista colombiana de Miami) en la que éste hizo ciertos compromisos que fueron incumplidos al día siguiente después de recibir una llamada desde Washington. En este sentido, se repite la actuación en República Dominicana, en años anteriores, cuando tras llegar a un acuerdo negociado con el gobierno para solucionar pacíficamente las controversias, dos llamadas telefónicas, una desde la capital imperial y otra desde Bogotá, hicieron que sus delegados no suscribieran el acuerdo. Esto reitera que la oposición venezolana no tiene criterio propio y actúa como marioneta de la presidencia de Estados Unidos. 

jueves, 24 de enero de 2019

Grupo de Lima: cuando la ignorancia se pretende convertir en derecho


En julio de 1867, en su primer manifiesto dirigido al pueblo mexicano después de haber entrado triunfante a la capital tras la derrota del imperio austríaco, el presidente Benito Juárez enunció una frase que marcaría para siempre la historia de México y dejaría una impronta en América Latina: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Tal vez, podría considerarse esta frase como uno de los pilares fundantes del derecho internacional latinoamericano y un aporte a la búsqueda de mantener relaciones armoniosas entre los pueblos y gobiernos del mundo.

Unos años antes, Andrés Bello, en su obra “Principios de Derecho internacional” publicada en Caracas en 1837, transformada en texto obligado de consulta de las cancillerías de la región y adoptada como texto de estudio en varias universidades de América Latina, el educador, diplomático y jurisconsulto venezolano hizo mención a las particularidades y a la diversidad de la región, buscando sin embargo -en términos del derecho- conciliar el pensamiento universalista vigente con el americano emergente.

martes, 15 de enero de 2019

Deseos e indignidad: el camino de la oposición en Venezuela


El pasado 20 de octubre, una entrevista realizada a Miguel Henrique Otero por el periódico digital español Diario de Avisos aliado de El Español, otro periódico digital muy cercano al ex presidente José María Aznar, rotuló bajo el titular (que ponía entre comillas una frase de Otero en dicha entrevista) que en su periódico El Nacional: `”Antes de diciembre publicaremos el titular ‘Venezuela vuelve a la democracia”. 

Vale decir que la inmoralidad de Otero llega a tal punto que al referirse a su padre solo dice que fue “…una persona muy de izquierdas y tenía un semanario humorístico que se había convertido en un fenómeno en Venezuela”, obviando que fue uno de los mejores escritores e intelectuales venezolanos del siglo XX y olvidando -seguramente por vergüenza- que Miguel Otero Silva fue militante comunista y uno de los 17 participantes en la Primera Conferencia del Partido Comunista de Venezuela realizada en agosto de 1937. 

Otero, quien es popularmente conocido en Venezuela con el apodo de “bobolongo” precisamente por haber dilapidado la herencia material y moral y no haber llegado ni remotamente al talante intelectual y a la actitud rebelde su padre y de su madre María Teresa Castillo, incurrió una vez más en la intención de transformar un deseo en postverdad al afirmar, -ante una pregunta del periodista referida a la situación de Venezuela que: “Es un escenario en el que todo indica que está a punto de que ocurra algo. No sé cómo será el modelo de salida, pero veo que antes de diciembre publicaré el titular Venezuela regresa a la democracia”. 

domingo, 6 de enero de 2019

La mentira, principal arma de guerra del Grupo de Lima




La incertidumbre es una variable siempre presente en el análisis de los temas referidos al funcionamiento del sistema internacional, sobre todo porque es imposible obviar el impacto que el factor subjetivo tiene sobre la realidad que se va a estudiar. Sin embargo, los últimos años (en particular desde la llegada de Donald Trump a la más alta instancia de administración del poder de Estados Unidos) han estado impregnados de una alta dosis de indecisión, perplejidad y duda respecto de las decisiones que se toman, y que tienen transcendente influencia en la vida de los pueblos, de los países y del mundo. 

En ese marco (cuando la subjetividad y la incertidumbre se manifiestan en tan elevados niveles) las decisiones no dan certezas respecto de su veracidad y posibilidades reales de ejecución.