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sábado, 25 de mayo de 2019

Mucho más que una guerra comercial. El conflicto de Estados Unidos contra China I.


El planeta se encuentra suspendido de un hilo y sigue con suma expectación las noticias vinculadas a lo que se ha dado en llamar “guerra comercial” entre Estados Unidos y China. Vale debatir si en realidad se trata de una guerra y si en verdad las causas de su inicio y la actual escalada tiene un trasfondo de orden comercial. 

Como es sabido, este conflicto fue iniciado en marzo de 2018 tras un anuncio realizado por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien informó su decisión de imponer aranceles por un monto 50 mil millones de dólares a los productos chinos bajo el artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, sustentado en el supuesto de “prácticas desleales de comercio” y “robo de propiedad intelectual” por parte de la nación asiática. Unos días después, China respondió aplicando aranceles a 128 productos estadounidenses, dando origen de esa manera a un escalamiento del diferendo que pareció entrar en una etapa de tregua y posteriores negociaciones tras el encuentro de los presidentes de ambos países en Buenos Aires el pasado 1° de diciembre en el marco de la celebración de la Cumbre del G-20. 

Sin embargo, tras 11 rondas de conversaciones realizadas en ambas capitales, el conflicto lejos de acercase a una culminación exitosa, ha escalado incluso con la decisión de imponer nuevos aranceles por parte de Estados Unidos justo cuando estaba por comenzar la realización de ese décimo primer encuentro bilateral que se habría de realizar en Washington durante la segunda semana de este mes de mayo. 

viernes, 3 de mayo de 2019

Urgente, urgente, vea hoy el 13er. show de la saga “El día decisivo”



A mediados de la década de los 80 el partido comunista de Chile, en su combate contra la dictadura de Pinochet, proclamó que 1986 sería el “año decisivo” en la lucha para derrocar al tirano. De manera privada se le consultó al Comandante Fidel Castro su opinión sobre tal decisión. Conocedor de su prestigio y su influjo sobre el movimiento revolucionario y la izquierda en general, Fidel era muy cauto a la hora de emitir opiniones sobre las disposiciones adoptadas por otras organizaciones y se limitó a hablar de la experiencia propia. Dijo que fue un error de su parte haber declarado que en el año “56 seremos libres o seremos mártires”, no sólo porque tal opinión generó presión para él mismo y para sus compañeros por la necesidad imperiosa de cumplir la palabra empeñada con el pueblo, explicó que de la misma manera un eventual atraso por cualquier situación no prevista iba a ver quebrantadas las expectativas creadas, lo cual también iba a generar un impacto negativo en el pueblo. 


Por supuesto, yo no espero que Juan Guaidó o Leopoldo López hayan estudiado a Fidel Castro, ni mucho menos que tengan una dignidad y un respeto por el pueblo, que los haga sentir que comprometer la palabra genera una obligación con el pueblo, porque es la forma como un político refrenda su compromiso con ese pueblo que dice representar. Estamos hablando de antípodas: el honor frente a la desvergüenza, la defensa de los principios frente a la actuación a cambio de dinero, el valor personal frente a la cobardía, el compromiso político sin cálculo frente al cálculo político para estar en la mirada de los líderes de Estados Unidos, el actuar con la mirada siempre puesta en los intereses del pueblo frente al interés del pueblo usado para obtener objetivos personales, la defensa irrestricta de la soberanía y la integridad de la patria frente a la impudicia de entregar la patria al extranjero. 

sábado, 27 de abril de 2019

El amor vuela de noche y anida en otro abril cualquiera





Sergio Rodríguez Gelfenstein 

La muerte no es verdad, 
cuando se ha cumplido bien 
La obra de la vida 
José Martí 

A mi hermano y amigo Rolando Corao 

A finales de este mismo mes de abril, pero del año 2006, escribí una nota que envié al Comandante Chávez en el que argumentaba acerca de las razones por las cuales me atrevía a darle carácter de contradicción estructural de nuestra política exterior a la pertenencia de Venezuela a la Organización de Estados Americanos (OEA), considerando que tal hecho negaba nuestra condición de república bolivariana, generando una incompatibilidad identitaria que en los hechos significaba una afrenta al Libertador Simón Bolívar. Además de esto, alegaba las conocidas razones de orden político que establecían el contrasentido que emanaba de la historia de esta institución en relación con las normas fijadas en el propio preámbulo de nuestra Constitución que, entre otras asuntos, se propone impulsar y consolidar la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos. Todos estos puntos de vista concluían fundamentando la necesidad de la inmediata salida de Venezuela de tan desprestigiada organización 

Un año después, en mayo de 2007 escribí un artículo titulado “Salirnos de la OEA es lo único congruente con el ideal bolivariano” en que ya de manera pública exponía objeciones y expresaba mi repudio a la membrecía de Venezuela en la OEA. Para no repetir argumentos, voy a copiar algunos párrafos de dicho escrito. Después de presentar el contexto de su surgimiento y los objetivos iniciales de su propuesta originaria, explicaba que el fin de la segunda guerra mundial modificó las circunstancias que habían permitido desarrollar la política del Buen Vecino por parte de Estados Unidos en su relación con América Latina, a partir de lo cual se había desatado una feroz persecución anti comunista, que agrupaba a todo tipo de actividad democrática y de defensa de la soberanía, lo que tenía su epicentro en las acciones que el senador Joseph McCarty desarrollaba dentro del propio Estados Unidos, rotulando y dando a partir de ello el trazado que habría de seguir la OEA: “Se reservaron para Washington la sede e iniciaron una “diplomacia regional” a través de la amenaza, el chantaje, la coerción y la extorsión de gobiernos que además no mostraban gran interés en oponerse a ello. Vale decir que el año anterior, en Río de Janeiro, se había creado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) como instrumento militar hegemónico controlado por Estados Unidos para asegurarse la lealtad de las Fuerzas Armadas de los países latinoamericanos en su confrontación estratégica con la Unión Soviética” 

A continuación, hacía una revisión histórica de la imposición de las ideas panamericanas sustentadas en la Doctrina Monroe en contraposición a las ideas bolivarianas de integración latinoamericana y caribeña que habían sido magistralmente completadas por José Martí en su ensayo “Nuestra América” de 1891 y la conferencia “Madre América” en 1899 que dieron continuidad y sustento al ideal bolivariano cuando ya fenecía el siglo XIX. 

domingo, 21 de abril de 2019

¡Humanidad o Muerte. Venceremos!


Tal vez la humanidad no haya vivido un momento tan complicado como el actual desde la irrupción de Adolf Hitler y el nazi fascismo al poder en 1933, lo que llevó a la peor conflagración bélica de la historia desde 1939 hasta 1945. Las evidencias apuntan en la dirección de entender y aceptar que el mundo se encuentra en manos de una camarilla de fanáticos extremistas y fundamentalistas, que al igual que en la segunda década del siglo pasado miran con desesperación que el capitalismo ha entrado en fase de crisis y que deben salvarlo por cualquier medio. La diferencia fundamental entre un momento y otro es que en aquella ocasión la bomba atómica se usó para darle “formal” fin a la guerra y ahora podría utilizarse para darle “formal” inicio.

Esto es lo que se puede inferir al observar la solicitud de presupuesto que hizo el presidente Trump para el año 2020: indudablemente se elaboró sobre la base de una hipótesis de guerra. Aumentó el dinero para la secretaría de defensa y para la seguridad nacional, mientras que lo redujo para salud, trabajo, educación, medio ambiente y cooperación internacional estableciendo como prioridad la construcción del muro en la frontera con México a un irracional costo de 8.6 mil millones de dólares de los cuales 5 mil millones salen del presupuesto de seguridad nacional y 3.6 de defensa.

domingo, 14 de abril de 2019

Seminario del PT de México: Para la izquierda no hay ni rendición ni derrota.


El mundo está tan convulsionado y la dinámica global se mueve tan vertiginosamente que resulta complicado decidir cuál debe ser el tema al que dedicar estas reflexiones semanales. Es imposible abstraerse de la agresión cotidiana de la derecha internacional y Estados Unidos contra Venezuela, pero de manera simultánea se están produciendo hechos que apuntan a hacer evidente que el mundo se mueve hacia transformaciones estructurales que -todo indica- no se harán sin antes pasar por tan profundas turbulencias y conflictos que incluso amenazan la existencia de la vida en el planeta. 

Sin embargo, me resisto al derrotismo, no se trata de ser optimista a ultranza, sino de vivir la realidad en su esencia más profunda y de forma dialéctica entender que todo lo que ocurre es porque la vida avanza indefectiblemente y que las fuerzas que pretenden retrotraer el sentido de la historia serán derrotadas, aunque en el camino dejen un reguero de esa destrucción y muerte que ha sido propia de las sociedades de clases desde su origen. Sigo pensando que el espíritu de derrota que permea en la actualidad a algunos sectores de luchadores progresistas y democráticos en América Latina y el Caribe es generado por los medios transnacionales de noticias con el fin de crear el caldo de cultivo para la penetración de su idea de “fin de la historia” teniendo como objetivo más estratégico, crear las condiciones de aceptación de que la lucha anti imperialista no tiene sentido y que el momento que se vive ha sentado las bases para la consolidación de Estados Unidos como amo continental. No obstante, lo que veo es que la región avanza en otra dirección, aunque los instrumentos de la democracia representativa mediática lo quiera ocultar.