La historia y sus veleidades hicieron que Venezuela y Argelia, dos países hermanos en la lucha contra el imperialismo y el colonialismo y a favor del respeto de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, conmemoraran el mismo día, la fecha de su independencia.
El pueblo argelino celebró este 5 de julio, sesenta años de su emancipación y de su nacimiento como país libre tras 132 años de una ocupación colonial brutal por parte de Francia, período en el que los argelinos se mantuvieron firmes, desarrollando una larga lucha de resistencia que perduró todo el siglo XIX y más de la mitad del XX hasta que la gloriosa Revolución del 1° de noviembre de 1954 estalló en todo el territorio nacional llevando a la victoria del 5 de julio de 1962.
De hecho, la ocupación francesa provocó una profunda fisura en la construcción de la sociedad, tras su empeño por detener el crecimiento cultural y social de Argelia durante todo el período colonial en el que la metrópoli trató de borrar la identidad nacional y liquidar los cimientos materiales y morales sobre los cuales se fue creando el sentir del pueblo argelino, golpeando la unidad tribal y familiar y llevando a cabo una política “misionera” con el objetivo de borrar la religión y las creencias islámicas. Sin embargo, todos sus intentos fracasaron ante la firmeza del pueblo argelino.
Hoy, Argelia celebra el sexagésimo aniversario de su Revolución victoriosa, por la cual más de un millón y medio de mártires se sacrificaron para poner en alto la bandera libre de su patria. En la historia reciente, su lucha se convirtió en un modelo a seguir como expresión de las ansias de libertad y justicia que condujeron a la independencia y a la construcción de un Estado Nacional capaz de encarnar la libre voluntad popular y alcanzar los objetivos trazados en la lucha contra el colonialismo.
La Argelia independiente ha llevado adelante una larga batalla de 60 años tanto en el ámbito interno como en el externo. A través de la construcción de un Estado fuerte, capaz de salvaguardar sus recursos e intereses vitales y conquistar metas de estabilidad, progreso, desarrollo global hasta ganarse una posición de respeto en el mundo en el que ha desempeñado un rol activo y positivo en la defensa de las causas y derechos legítimos de los países y pueblos que luchan por alcanzar su autodeterminación.
La invocación de este aniversario coincide con una serie de logros concretados en varios niveles y escalas a pesar del difícil período que atravesó el país a principios de los años noventa del siglo pasado, que obligó a la nación argelina a fortalecer su cohesión social gracias a la adhesión de los ciudadanos a los valores de la reconciliación nacional y los principios del 1° de noviembre que siguen siendo una fuente de inspiración para el desarrollo de la política del Estado.
En sus de 60 años de vida independiente, Argelia tuvo que librar la batalla en contra de la yihad, en la que tuvo que enfrentar grandes desafíos con firmeza, consiguiendo conquistar importantes logros en varios sectores y áreas, que han dado y darán testimonio de la gloria del pueblo argelino.
Tras esos años de oscurantismo que trastornaron el proceso de desarrollo del país, el Estado logró recuperar el tiempo perdido y pudo vencer a las fuerzas del mal, derrotando las ideologías basadas en el extremismo y la violencia con el sacrificio de sus mejores hijos. En esta difícil situación, el Ejército Nacional Popular y los aparatos de seguridad debieron asumir su responsabilidad de vanguardia de la sociedad para hacer frente al terrorismo ciego que asoló al país.
Desde su restablecimiento Argelia ha hecho grandes esfuerzos para consolidar los principios sobre los que se erigió la revolución del 1° de noviembre de 1954, entre los que destacan el sostenimiento de la democracia, la gratuidad de la educación y la formación, el aseguramiento de la promoción y protección de los derechos humanos, políticos, económicos, sociales, culturales, mediáticos y de los demás valores de la civilización que allanaron el camino para que Argelia pasara de la legitimidad revolucionaria a la legitimidad constitucional.
Argelia también se ha empeñado en un camino de evaluación de lo ocurrido, concluyendo en la necesidad de la reforma de las estructuras del Estado y sus misiones, a fin de darle a las instituciones, herramientas imprescindibles para apoyar el camino democrático, consolidar la buena gobernanza, modernizar la economía y promover el progreso social. Estos instrumentos han contribuido a transformar Argelia en un expandido laboratorio en el que sus logros y los diversos proyectos de desarrollo que se han realizado, redundan en un indudable beneficio para el pueblo.
Las cifras de la economía argelina en el año 2021 indican la contribución del sector agrícola al PIB en un 20%, es decir alrededor de 32 mil millones de dólares. El gobierno se ha comprometido a duplicar esa cifra apoyando la agricultura a través de la ampliación de las regiones irrigadas con agua de pozo profundo en las regiones del Gran Desierto, para mejorar la explotación racional de las tierras agrícolas a través de la digitalización del programa de este sector estratégico.
Desde principios de los años setenta y ochenta del siglo pasado, Argelia se ha interesado por el desarrollo de proyectos en el campo de la industria, mediante la creación de polos y polígonos en todo el territorio nacional, inicialmente enfocados en las industria pesada a partir de un modelo del sistema socialista propio, con el fin de garantizar que todos los sectores, como los de los fertilizantes, la industria alimenticia, metalúrgica, petroquímica, eléctrica, siderúrgica, mecánica, farmacéutica y otras, estén incluidos. Estos grandes proyectos han contribuido a proporcionar puestos de trabajo a pesar de las dificultades que emergen de la necesidad de seguir el ritmo del progreso y el desarrollo tecnológico que tiene lugar en el mundo.
En el campo de la energía, y dado que Argelia es uno de los mayores productores de petróleo y gas a nivel mundial, y el segundo proveedor de gas a Europa tras Rusia, sus intereses se han centrado desde principios de los años 90 del siglo pasado en la realización de múltiples proyectos gigantes, entre los que se destacan el desarrollo de la actividad de la empresa estatal Sonatrach, mediante la realización de tres plantas de refinación de petróleo y dos plantas de producción de amoníaco y urea. También completó 13 plantas desalinizadoras de agua de mar y cinco grandes gasoductos para transportar el gas desde Argelia hacia Europa.
Así mismo, está en ejecución el llamado “c”, que es el gasoducto transahariano que viene desde Nigeria a través de Níger hasta Argelia, cuyos trabajos han alcanzado un ritmo avanzado, con una longitud de 4.128 km., y una capacidad de más de 30 mil millones de metros cúbicos anuales, esperando que se pueda conectar con la red de gasoductos argelinos con destino a Europa.
Argelia apuesta por hacer del 2022 un año de despegue económico a partir de capacidades propias y abierta a la cooperación sobre la base de intereses comunes y beneficios mutuos en medio de una tendencia a revisar su entramado jurídico, incluyendo la ley de inversiones y las leyes municipales y estatales que están íntimamente relacionadas con las cuestiones del desarrollo.
Por otra parte, la diplomacia argelina ha podido resolver muchas crisis y tensiones a nivel regional e internacional a lo largo de décadas, gracias a su historia, su eficacia, la firmeza de sus principios y su compromiso inquebrantable en la defensa de las causas de los pueblos que luchan por su independencia. En este sentido, cobra especial relevancia su continuo apoyo a la causa palestina y la del pueblo saharaui. Así mismo ha hecho una gran contribución a la solución de varios conflictos internacionales, entre los cuales se puede mencionar, el acuerdo firmado en 1975 sobre la disputa territorial entre Irak e Irán, la liberación de rehenes estadounidenses en Teherán en 1981 y el acuerdo de paz entre Etiopía y Eritrea en 2000. Argelia también logró durante su presidencia de la Asamblea General de Naciones Unidas en 1974, suspender la membresía de Sudáfrica en el organismo internacional debido a la política de discriminación racial practicada en aquel entonces.
Desde este punto de vista, la diplomacia argelina prosigue su incansable labor de plasmar las grandes orientaciones de su política exterior, enfocada en darle especial importancia a la cooperación Sur-Sur, fortalecer su presencia e influencia en las regiones de la costa y el Gran Magreb, así como promover las dinámicas de cooperación en todas los organismos internacionales a los que pertenece.
Su rol en el escenario internacional se ha visto reforzado desde que el presidente Abdelmajid Tebboune asumió las riendas del gobierno, especialmente en la solución de espinosas disputas, gracias a la moderación y neutralidad que marcó su crédito diplomático desde la independencia.
En lo relacionado a la crisis libia, Argelia se empeñó en instar a las partes en conflicto a entablar un diálogo político global bajo el patrocinio de Naciones Unidas y los países vecinos, a fin de construir instituciones legítimas a través de elecciones libres y justas que conduzcan al país a su salvación, priorizando los intereses supremos del pueblo libio mediante el diálogo como camino más eficaz para resolver esta crisis.
Paralelo a ello, la diplomacia argelina está activa en la región de la costa y el desierto en Mali que es inseparable de la cuestión libia, y busca sin descanso activar el plan para la paz y la reconciliación firmado entre las partes del conflicto maliense, de acuerdo a las aspiraciones de su pueblo en materia de seguridad, estabilidad y desarrollo.
En cuanto a la causa del Sahara Occidental, la posición de Argelia es firme y está acorde con sus principios, ya que apoya el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, según la legitimidad internacional y las correspondientes resoluciones de Naciones Unidas y la Unión Africana. Ante la peligrosa escalada que experimentó el conflicto luego de la agresión marroquí contra la región del Guerguerat y la represión y violación de los derechos del pueblo saharaui en los territorios ocupados, Argelia advirtió de las consecuencias que esta situación pudiera significar para la seguridad y la paz de la región y llamó a Naciones Unidas y a la comunidad internacional a asumir sus responsabilidades.
Además, Argelia ha contribuido desde su independencia, a apoyar la causa palestina por diversos medios y se ha esforzado particularmente por unificar las posiciones árabes hacia ella. El apoyo de Argelia no se ha limitado al nivel oficial, sino que el pueblo se ha movilizado con todos sus actores y componentes para lanzar iniciativas de solidaridad y apoyo al pueblo palestino, expresando su condena a las prácticas de la entidad sionista y apoyando al pueblo palestino en la recuperación de todos sus derechos legítimos, en particular el de construir su Estado independiente con Jerusalén como su capital. Argelia, basada en sus firmes convicciones y su apoyo incondicional a la causa palestina, ha rechazado toda forma de normalización de relaciones con la entidad sionista.
A nivel internacional, Argelia ha reclamado durante varios años la necesidad de una reforma integral de Naciones Unidas, con el fin de mejorar su desempeño y aumentar su eficiencia y capacidades, con el fin de atender mejor las muy variadas causas que movilizan al planeta, especialmente a la luz de las actuales condiciones regionales y globales. Así lo reafirmó el presidente Tebboune, durante su participación vía teleconferencia en la 75º sesión de las Naciones Unidas, celebrada en septiembre de 2021 en Nueva York.
En este marco, las relaciones entre Argelia y Venezuela marchan con buen pie como lo ratificó la reciente visita del presidente Nicolás Maduro a Argelia durante el pasado mes de junio. A su llegada a Argel el presidente Maduro informó que: “Llegamos a la República Argelina Democrática y Popular, en el marco de nuestra agenda internacional, estamos muy felices de reencontrarnos y poder revisar nuestra agenda de cooperación y complementariedad, a favor de los pueblos”,
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