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miércoles, 31 de julio de 2013

Política, democracia y socialismo


Al examinar los últimos 50 años de la historia, tal como opinan los teóricos norteamericanos James Rosenau y Mary Durfee, se puede observar que la Guerra Fría no estimuló el cambio, sino que lo enmascaró y que al finalizar el mundo bipolar, apareció la globalización como paradigma que trata de expresar una visión del orbe, un marco conceptual, ideológico e interpretativo, el cual ha sido aceptado sobre todo por aquellas sociedades que no tienen un modelo propio para enfrentar desde sus perspectivas un futuro que sea posible y que no repita las concepciones impuestas desde el exterior.

Este marco de referencia trata de mostrar una visión particular de la democracia y la libertad de mercado que no siempre responde a los intereses de nuestros pueblos, ya que como fuerza dominante desde la última década del siglo XX, la globalización ha estado marcada por los aspectos económicos y por la expansión de los mercados, limitando el desarrollo humano y provocando beneficios para algunos y marginación para la mayoría.  En un ámbito ideal, desde la visión  reformista,  este proceso podría llegar a tener un rostro humano si se lograra una nueva aproximación desde los gobiernos, si es que ella preserva las “ventajas ofrecidas por los mercados globales y la competencia”, pero que permita al mismo tiempo que los recursos  humanos, comunitarios y ambientales aseguren que la globalización trabaja para los pueblos y no  para las ganancias. Es la visión social demócrata que trata de conciliar los intereses del mercado con los intereses de los pueblos. Con Juan Pablo II rechazan el neoliberalismo salvaje, pero no hacen nada por cambiar el estado de la situación.  

Por otro lado, la política juega un papel trascendente, al igual que la cultura, lo cual se debe tener en cuenta si le queremos dar coherencia a un mundo donde los nacionalismos, los conflictos étnicos y la religión han adquirido relevancia en la agenda actual, todo lo cual es contradictorio con la globalización abarcante que pretende hegemonizar costumbres, tradiciones y hábitos, a fin de hacer de los pueblos, meros objetos de uso. Dicho en palabras del presidente Rafael Correa, “…una globalización que no busca crear sociedades planetarias, sino tan solo mercados planetarios; que no busca crear ciudadanos del mundo sino tan solo consumidores del mundo”. 

Hoy, quienes hacen política tienen que ocuparse de temas como la corrupción, el narcotráfico, la protección del ambiente, las minorías, la pobreza y la exclusión. Además, la presión del mercado para que el Estado limite su accionar a áreas estrictamente administrativas, ha obligado al primero a iniciar un proceso de modernización que le permita mantenerse como actor importante, cuando el mercado no ha podido legitimarse como referente valorativo- normativo de las sociedades.

En este contexto, se ha empezado a vivir un nuevo ambiente cultural donde pugnan por un lado, las tendencias por imponer formas de actuación y de consumo ajenos a las culturas tradicionales y por otro, aquellas que en medio de la vorágine mass-mediática trata de mantener un espacio que le dé sentido a la política y que le permita actuar en sociedad.

Este es el marco para que la democracia  cobre su verdadero valor, poniendo al ser humano en el centro de su interés y de su acción. La democracia no debe ser entendida como un punto de llegada, sino como un camino a ser transitado, en el cual, asumir las transformaciones de la política permitirán que ese recorrido sea más provechoso, garantizando el espacio para el libre desarrollo de la actividad de los hombres.

En América Latina, la situación de extrema pobreza afecta a la tercera parte de la población, que subsiste con ingresos inferiores a un dólar por día por persona. El 20% más pobre de la población recibe menos del 4% del ingreso en tanto que el 10% más rico recibe más del 30%.

Por ello, uno de los grandes retos que enfrentan los países latinoamericanos radica, precisamente, en lanzar la justicia social, para lo cual es indispensable crear riqueza y que ésta sea bien y equitativamente distribuida.

En algunos países de la región, a la crisis económica y la complicación social corresponden deformaciones y carencias culturales y tendencias a la anarquización política; patrones de tipo pragmático o utilitarista, sobrevaloran el dinero, el éxito y el poder económicos logrados  con cualquier método y a cualquier precio. Recurrir al autoritarismo, a la coerción, la violencia y el menosprecio a la democracia y el imperio del derecho son preferidos tanto por grupos que pretenden conservar el status quo como por los que buscan destruirlo y reemplazarlo. Asimismo, en varios países de Latinoamérica existe una crisis de los partidos políticos y los parlamentos, que a su vez se integran en la constelación de factores y procesos con efectos negativos para el sistema y la vida de la democracia. Así, el reordenamiento de las fuerzas y sectores políticos, ya no obedece solamente a las prioridades del desarrollo, sino también y de manera fundamental a la estructuración del poder estatal en torno al proyecto democrático. De modo tal que las nuevas alianzas que se realizan bajo el signo de la democracia, deben hacerse siempre sobre la base del máximo consenso. En todo caso, el llamado a la participación resulta por demás imperativo para la consolidación del proyecto democrático, sin embargo, no hay que obviar que las tendencias en contra de la organización de la política de ese modo se revelan en nuestros días muy persistentes, obligándonos a permanecer siempre atentos a las repercusiones que esto pueda tener.

Esta situación obliga a que el discurso democrático actual en América Latina conlleve signos forzados que expresen la voluntad de apertura hacia la participación popular, como muestra real de la voluntad política de hacer cambios; esto es, practicar y reconocer la política democrática como un vínculo permanente entre los ciudadanos y el gobierno. Este se establece y reconoce las libertades civiles, los derechos políticos básicos, el principio de la mayoría y los derechos de las minorías, elecciones libres y el respeto total a los derechos humanos, para la regeneración de la vida ciudadana, el fortalecimiento de las organizaciones intermedias entre las que destacan los partidos políticos, pero también los sindicatos, las cooperativas y otros grupos de interés organizados en la sociedad.

No se puede negar que la democracia ha ampliado los espacios de libertad, la actuación de la sociedad, la responsabilidad política, el control civil de las fuerzas armadas y ha dado lugar a una preocupación veraz por la equidad social y una distribución más justa de las riquezas, sin embargo, es evidente también que persisten los enclaves autoritarios, precariedad de las instituciones representativas y de los derechos de los ciudadanos, así como niveles intolerables de exclusión y pobreza.

Este contexto de realizaciones no obsta para decir que hoy, todo ello es insuficiente. Muchos se preguntan por qué en un país como Brasil con un gobierno de izquierda, se han producido las multitudinarias manifestaciones populares de protesta. Son las mismas que se han realizado en años recientes en países como Túnez, Egipto, Grecia, España, Chile o Estados Unidos. Los participantes no luchan por la revolución ni por el socialismo. Sólo exigen democracia, participación, justicia y equidad. Todas podrían ser consideradas demandas liberales que están consagradas constitucionalmente y que seguro fueron objetivos de campaña de los partidos en el gobierno sean estos de izquierda o derecha. El problema no pasa por ahí. Es mucho más profundo. Es el de un sistema en crisis que no es capaz de  dar respuestas a las demandas populares. Es cierto que los gobiernos del PT han sacado de la pobreza a 30 millones de brasileños y nadie puede poner en duda que esa es una acción revolucionaria, pero no basta. Varios millones continúan aún excluidos.  Ni hablar de aquellos países gobernados por la derecha donde la respuesta es más represión y más medidas neoliberales.


Sólo una democracia plena, participativa, solidaria y equitativa en la que los pueblos dejen de ser objeto para transformarse en sujeto de la política puede producir los cambios necesarios. Cuando las posibilidades económicas no lo permiten, la conciencia consentirá comprender las dificultades, de manera que pueblo y gobierno sean uno sólo en la búsqueda de las soluciones. Ello, únicamente es posible en socialismo.  

jueves, 25 de julio de 2013

Las regiones transfronterizas, futuro de la integración regional


Ha sido un gran acierto que la reunión Cumbre binacional Colombia–Venezuela se desarrollara  en la ciudad de Puerto Ayacucho el pasado lunes 22 de julio. Sacar la actividad internacional de los países limítrofes de las capitales y darle mayor relevancia a las regiones fronterizos es manifestación de una perspectiva encaminada a resolver los problemas comunes que se suscitan a un lado y otro de áreas geográficas que muchas veces tienen una identidad común y que solo fueron separadas por una decisión colonial a partir de intereses propios que no contaron con la opinión ni decisión de los ancestrales habitantes de esos territorios. Además, en una perspectiva positiva, los vínculos transfronterizos permiten resolver problemas concretos en plazos cortos si existieran estructuras adecuadas aprobadas por los gobiernos centrales de los países involucrados.

El Presidente Nicolás Maduro anunció que la lucha contra el contrabando en la frontera sería uno de los temas centrales  de las conversaciones con su homólogo colombiano Juan Manuel Santos. Éste incluyó la lucha contra el narcotráfico y los grupos armados ilegales en la agenda de trabajo y, también un viejo sueño que tuvo el presidente Hugo Chávez de convertir el río Meta -que conecta a los dos países- en un polo de desarrollo.

Esta última idea del presidente Chávez es expresión de una visión de futuro en las relaciones internacionales en primer lugar de la práctica integracionista que –por razones obvias- se manifiesta de manera práctica en primera instancia en las regiones fronterizas.

Una de las características de la globalización es la pérdida de poder del Estado nacional por diferentes razones. Una  tiene que ver con el creciente poder de las empresas transnacionales a las cuales pugnan por la existencia de Estados débiles en los que sea cierta la posibilidad de imponer reglas de juego favorables a sus intereses sin importar las necesidades y las dificultades de los pueblos. Pero, por otra parte la integración que transcurre como proceso paralelo a la globalización se proyectará –de alguna manera- como el debilitamiento de los Estados centrales en  favor del fortalecimiento de los gobiernos y autoridades locales.

Este fenómeno ha ido generando una serie de procedimientos y acciones que comienzan a influir en el accionar de los gobiernos subnacionales y de los pueblos  que habitan sus territorios. En Europa este proceso es patente y acelerado. El estatuto de la Unión Europea favorece el desarrollo local y la integración regional.  Para ello el Parlamento Europeo, el Comité de las Regiones y el Consejo de Europa han apoyado la creación de diferentes instancias que se han denominado  Comunidades de Trabajo, Eurorregiones o Europaregiones. Así mismo se ha concebido el Programa INTERREG con el objetivo de construir instrumentos que faciliten la cooperación transfronteriza e interregional entre los socios de la Unión Europea, además se propone promover relaciones específicas de cooperación interregional entre las regiones europeas.

El camino que señala Europa muestra que las fronteras hay que irlas superando a través de un proceso de integración económica y de cooperación política a distintos niveles institucionales. Un aspecto muy importante de esa cooperación es el que se establece entre las regiones que bordean las actuales fronteras estatales, la cual a veces ha dividido espacios a los que la historia ha dotado de personalidad propia. Debemos saber que la palabra región viene del latín regere, que significa trazar una línea o un límite. Esto significa que las fronteras estatales a veces han dividido espacios a los cuales, sin embargo, la historia les ha dado una identidad común.

De esta manera, instaurar una verdadera cooperación transfronteriza ha sido siempre una tarea difícil. La diversidad de los territorios y del relieve han sido obstáculos naturales, aunque a ambos lados de la barrera geográfica se compartiese una misma lengua, mucho más cuando no es así.

Una de las más exitosas y avanzadas regiones transfronterizas es la que se ha establecido al norte de los Montes Pirineos en Francia y al sur de ellos en España y en medio de los dos el pequeño Principado de Andorra. Forman parte de esta Comunidad de Trabajo las Regiones de Aquitania, Languedoc-Rosellón y Midi-Pyrenées de Francia, las Comunidades Autónomas de Aragón, Cataluña, Navarra y el País Vasco de España además de Andorra. Aunque los conceptos aún no están claros, no está considerada  todavía como euroregión  aunque tres de sus colectividades (Languedoc-Rosellón, Midi-Pyrenées y Cataluña) sí han formado una desde 1998. Su objetivo era y es la búsqueda de soluciones a problemas comunes, haciendo de los Pirineos un territorio de unión entre pueblos que intentan conocerse mejor y trabajar juntos en ámbitos como medio ambiente y transporte.

En 2003, la Comunidad de Trabajo de los Pirineos dio el inteligente paso de convertirse en un consorcio para superar las trabas legales que le impedían acceder directamente a los fondos de la Unión Europea. Se ha hecho en un muy buen momento, primero, porque la Constitución europea señala la cohesión económica, social y territorial como uno de los objetivos clave de la Unión. Su entrada en vigor le dio un impulso importante a regiones con dificultades estructurales. Segundo, porque dentro de la reforma para la utilización de los recursos, la Comisión Europea presentó en julio de ese mismo año una propuesta para crear Agrupaciones Europeas de Cooperación Transfronteriza. Ello ha permitido a la Comunidad de Trabajo de los Pirineos una mejor gestión de programas transfronterizos a través de convenios con otras colectividades regionales o locales.

El debate abierto en Europa sobre el futuro de la política de cohesión va probablemente a modificar el mapa regional actual, tanto desde el punto de vista de las prioridades territoriales como de la distribución de fondos. Es seguro que en el futuro oiremos hablar con frecuencia de eurorregión. Hoy por hoy, ese concepto no se sustenta sobre ningún criterio jurídico concreto y sus estructuras son heterogéneas. Sin embargo, pueden convertirse en un nuevo pilar del regionalismo europeo si, una vez estructuradas institucionalmente y dotadas de personalidad jurídica, son reconocidas por la Comisión Europea, que, por ahora, sólo contempla a las regiones existentes en el actual mapa europeo.

 En América Latina, México ha comenzado a avanzar en la creación de este tipo de comunidades. En 2003 los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila instauraron la Región del Nordeste-Texas con ese estado de la Unión Americana y Chiapas estableció la Región del Quetzal con Guatemala. Así mismo, entre Argentina y Chile se han creado los comités de Integración  a lo largo de los extensos 5500 km. de su frontera común. Su actividad ha sido regulada por el Tratado  de Integración de Maipú, firmado por los jefes de estado de ambos países en octubre de 2009.

Generar una práctica de trabajo transfronteriza agilizaría las demandas regionales y coadyuvaría a crear mecanismos eficientes de solución de conflictos, enfrentamiento al delito organizado y prácticas de cooperación económica, que ayudarían a los pueblos de ambos lados de la línea trazada por los colonialistas españoles y que las oligarquías han fortalecido desde la Independencia cuando se apoderaron de los Estados nacionales para mantener y consolidar intereses que no son los de los pueblos que habitan esos territorios.

miércoles, 17 de julio de 2013

Nelson Mandela. 95 años.


En la mañana del 28 de mayo de 1948, tres hombres se reunían en la Calle Orlando West N° 8115 en Soweto, un suburbio de la ciudad de Johannesburgo en Sudáfrica. En la casa minúscula residía el joven abogado Nelson Mandela junto a su esposa y sus dos pequeños hijos. Además de él, asistían al cónclave,  Oliver Tambo, profesor de matemáticas de 27 años y Walter Sisulu, de 32,  pasante de un gabinete inmobiliario.

El objetivo de la reunión era debatir acerca de las perspectivas que se vislumbraban después de las elecciones que se desarrollaban ese día y en las que la mayoría formada por 25 millones de negros no podía participar. Sólo los 5 millones de blancos tenían derecho a votar. Aunque el ­régimen de discriminación racial había existido en el país por cerca de 3 siglos, esta vez, por vía electoral, se pretendía con la victoria del Partido Nacional Purificado, consagrar el establecimiento de un sistema de ­segregación racial inspirado en el ideario de Adolfo Hitler. Una vez obtenida la victoria, Daniel Francoise Malan, el líder de tamaño despropósito anunció “La historia de los afrikáners revela una voluntad y una determinación que permiten pensar que el destino de nuestro pueblo no es obra de los hombres, sino creación de Dios. Sudáfrica nos pertenece por fin. Roguemos a Dios que sea siempre así”. El apartheid había nacido como ideología oficial del gobierno y el Estado sudafricano.

Mandela fue enfático ante la situación creada,  entendió desde un primer momento que aunque el apartheid era un concepto nuevo, se sustentaba en una antigua idea. Lo novedoso era la legalización del modelo construido por tres siglos por lo que estableció que había que estar preparados para defenderse de una nueva ofensiva –ahora más peligrosa-  del Estado racista. Estaba absolutamente persuadido que los líderes que tenía en ese momento la principal organización política de lucha contra la segregación racial, el Congreso Nacional Africano (ANC), fundado por el abogado Pixley Seme en 1912 no estaban a la altura de los acontecimientos y que se hacía necesario un relevo generacional que asumiera el pensamiento nacionalista africano a partir de la Liga de los Jóvenes que había creado en 1943 junto a Tambo, Sisulu y otros militantes y, que predicaba el derrocamiento de la supremacía blanca y el papel protagónico de los negros en su propia liberación y construcción  de un régimen democrático. Así mismo, Mandela se preguntaba cuánto tiempo se podía seguir sosteniendo el ideal de no violencia que había sustentado el ANC a través de sus  tres décadas y media de lucha.

Así, el 26 de junio de 1952 dio inicio a la Operación de Resistencia “Defiance Campaign” que en varias ciudades del país movilizó  a grandes multitudes de ciudadanos negros que comenzaron a resistir las leyes segregacionistas. Mandela arengaba a los manifestantes “El tiempo de la resistencia pasiva ha terminado. La no violencia es una estrategia vana y no será capaz de derribar a una minoría blanca decidida a conservar el poder a toda costa. La violencia es la única arma que destruirá el apartheid. Amigos, debemos estar listos en un futuro próximo para emplearla”. La represión fue brutal, miles de manifestantes fueron encarcelados, los allanamientos se multiplicaron en residencias y oficinas. Mandela es detenido y condenado a suspender toda actividad política por dos años.  Sin embargo, la “Defiance Campaigne” trajo como consecuencia la incorporación de cientos de nuevos militantes a la causa anti apartheid que reconocían al ANC como su organización y a Nelson Mandela como su líder.

Acorde con las nuevas necesidades de la lucha el CNA asume que tiene que prepararse para conducir las inéditas formas de lucha y pasar a la clandestinidad.  Sus principales cuadros viajan al exterior.  Mandela recibe instrucción en Argelia.  A su regreso  a Sudáfrica, la situación del ANC es difícil, la policía sudafricana ha logrado infiltrar a un agente en la dirección del movimiento, lo que conduce a la detención de la mayor parte de sus dirigentes. Poco tiempo después, Mandela corre la misma suerte, es capturado y enjuiciado. El 21 de junio de 1964 es condenado a trabajos forzados a perpetuidad. Durante el juicio, decide defenderse a sí mismo. En su alegato expone: “Creo que los hombres de este país no pueden permanecer sin reaccionar frente a la injusticia, no pueden permanecer sin protestar contra la opresión, sin tratar de establecer una sociedad capaz de vivir según sus aspiraciones” y reafirma que “… es la tiranía que reina en este país la que ha hecho de mí un criminal. No mis actos. Soy declarado criminal por el solo hecho del ideal que defiendo”.

Mandela y sus compañeros son trasladados a la prisión de la isla de Robben donde se le asigna el número 466/64. Permanecerá ahí por los próximos 18 años. En ese largo período sus carceleros intentaron todo tipo de medida de amedrentamiento, al no tener relojes, pierden la noción del tiempo, se les obliga a romper bloques de cal durante 10 horas diarias, son mal alimentados, los hacen dormir desnudos y sólo puede llegar una carta cada seis meses,  es el mismo tiempo que demora en recibir una visita aunque en ocasiones ese lapso se extendió hasta por dos años. Así mismo, sus familiares son acosados, perseguidos, amenazados y hasta encarcelados.  Este hombre de hierro muestra su mayor fragilidad cuando recibe las terribles noticias del fallecimiento de su madre y su hijo mayor.

Pero, la lucha no cesa, cientos de miles se incorporan al combate, muchos asumiendo la lucha armada para enfrentar al régimen racista. La resistencia del pueblo sudafricano y de sus líderes en prisión comienza a estremecer las conciencias en distintas latitudes del planeta. La ONU decretó un embargo para la compra de material militar y se estableció un boicot para comerciar con el gobierno segregacionista. Así mismo, el mapa de África empezó a cambiar, sobre todo en la región austral del continente. El sistema colonial se derrumbaba.  Angola y Mozambique lograron su Independencia, así mismo en Rhodesia del Sur y Rhodesia del Norte sus gobiernos segregacionistas se derrumbaron surgiendo las nuevas repúblicas de Zimbabwe y Zambia. Sólo Namibia ocupada por Sudáfrica quedaba como aliada del apartheid, pero los combatientes de la Organización del Pueblo del Suroeste de África (SWAPO) también desarrollan la lucha armada en contra del ejército  sudafricano de ocupación. Años después este país también logró su Independencia.

El ejemplo de resistencia de Mandela y sus compañeros atravesaba los barrotes de su pequeña celda e inundaba todos los rincones del país que crecientemente se rebelaba, a pesar de los miles de asesinados, detenidos y torturados.  Transcurría el cuarto mes de 1982 cuando Mandela y tres  de sus compañeros son transferidos a una prisión en el continente donde les dan “mejores condiciones” de subsistencia. Era una primera manifestación de “debilidad” que auguraba el fin del apartheid. Se le ofrece su libertad a cambio de rechazar la violencia que su organización lleva adelante como forma principal de liberarse del apartheid. El prisionero responde públicamente en voz de su hija Zindzi en un gran acto en el Estadio del Soweto: “No amo menos la libertad que ustedes. Pero no voy a mercadear el precio de esa libertad ni el derecho de mi pueblo a esa libertad…”.

Madiba, como lo llama cariñosamente el pueblo sudafricano debe permanecer en prisión otros 8 años. El 2 de febrero de 1990 el jefe del apartheid, Frederick de Klerk anuncia las negociaciones para el establecimiento de los derechos de todos los ciudadanos del país, asimismo informa acerca de la legalización del CNA, el Congreso Panafricano y el Partido Comunista y  comunica la próxima libertad de todos los presos políticos. Mandela y sus compañeros son liberados sin condiciones  el 11 de febrero.

Las negociaciones son largas y complicadas. Durante 4 años se manifiestan resistencias de ambos lados, pero finalmente el 3 de junio de 1993 los negociadores anuncian que el 27 de abril de 1994, por primera vez habrá elecciones libres en Sudáfrica. Mandela es elegido presidente con el 62,65%  de los sufragios.  El 10 de mayo, Madiba asumió el cargo  de presidente de Sudáfrica. Sus palabras vibrantes estremecieron la conciencia de millones de personas en todo el país y el mundo cuando demandó “Que nunca, nunca, nunca más, este hermoso país conozca la opresión de un hombre sobre otro”.

El hombre que estuvo injustamente privado de su libertad por 27 años salió del presidio para ser presidente de Sudáfrica, Ninguna de sus acciones de gobierno estuvo motivada por la venganza o los deseos de retaliación. Quien entendió que se debía utilizar la violencia para derrotar al oprobioso régimen que imperaba en su país, ahora clamaba por la paz para construir el futuro. Al finalizar su gobierno en 1999 abandonó la vida política activa.


Mañana, 18 de julio cumplirá 95 años, sigue luchando y lo hará hasta el último minuto de su existencia. Cuando llegue ese momento entrará al Olimpo de los inmortales de la historia. Feliz cumpleaños Madiba!!!!!!!! 

jueves, 11 de julio de 2013

Egipto: otro eslabón del fracaso de la maniobra contra Siria.


El derrocamiento de Mohammed Mursi  en Egipto viene a dar continuidad a una serie de acciones que se han desarrollado durante los últimos días en algunos países de la región, las que analizadas desde un punto de vista unilateral y descontextualizado aportan información parcializada que en el mejor de los casos dicen relación con acontecimientos que ocurren en un solo país, pero que cuando se estudian en su conjunto contribuyen a dar una idea que refiere a conflictos de carácter regional, que además por sus características tienen incidencia global.

En el caso de Egipto, -tal como ocurriera hace un año en Paraguay- los especialistas conocedores del intríngulis del Medio Oriente no se ponen de acuerdo respecto a la definición de lo que allí ocurrió. De la misma manera que el debate estéril que buscaba definir teóricamente si en Paraguay había ocurrido un golpe de estado para derrocar al presidente Lugo o si el movimiento que lo depuso del poder era legal y constitucional, hoy en Egipto asistimos a una situación similar.

Y, no es que yo quisiera soslayar la importancia del debate teórico, pero para mí el problema en uno y otro caso es que se está descuidando la esencia de la contradicción fundamental cual es, que el modelo de democracia representativa surgida a partir de la Revolución francesa, que adquirió forma después de la independencia de Estados Unidos cuando los principios que la sustentaron se plasmaron en su Constitución y que se ha vendido al mundo como panacea y paradigma de comportamiento democrático, ha comenzado a mostrar sus insuficiencias y deficiencias sencillamente porque no ha sido capaz de resolver los grandes problemas  de la humanidad. Estos, no son solo de orden material- de por si inmensos- sino que tiene que ver con elementos encaminados a la necesidad de las mayorías de tener presencia y opinión en la toma de decisiones y de generar mecanismos de participación real en las disposiciones y decretos sobre temas que le incumben. Ya el Libertador Simón Bolívar alertaba sobre el tema en su discurso en la instalación el Congreso de Angostura cuando se preguntaba si el espíritu de las leyes de una nación pudiera servir a otra. El Libertador se cuestionaba respecto del carácter de las leyes y de la Constitución de un país que era lo que estaba en el centro del debate: “¿… qué las Leyes deban ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos?, ¿referirse al grado de Libertad que la Constitución puede sufrir, a la Religión de los habitantes, a sus inclinaciones a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales?” y, al referirse a la Constitución que se debía aprobar para Colombia, concluía con una sentencia de presente y de futuro “He aquí el código que debemos consultar, y no el de Washington!!!”.

Doscientos años después, no es el código de Washington el que debemos consultar. Caracterizar lo que ocurre en Egipto y en el Medio Oriente y actuar en consonancia es algo que compete hacer a los pueblos involucrados a partir de su propia visión, experiencia y vivencia. Es tan complejo comprender esta región, que connotados estudiosos y analistas de reconocida posición anti imperialista han coincidido con el presidente Obama en que en Egipto no ha habido un golpe de Estado.  

Lo cierto es que, independientemente de las causas el derrocamiento del presidente egipcio que originó la situación actual y de las consecuencias que de ellas se derive en el terreno de lo interno, este hecho ha venido a consumar una derrota estratégica de Estados Unidos, Israel  y las fuerzas reaccionarias del mundo árabe y musulmán. Esto adquiere particular importancia en lo que se refiere al acoso y agresión contra Siria, cuando ha cambiado el gobierno en uno de los principales eslabones de la alianza que pretende derrocar al presidente El Assad.

El 16 de junio pasado, el ex presidente Mohamed Mursi anunció que su país rompía relaciones con Siria. Así mismo apoyó la creación de una zona de exclusión aérea y exigió  al grupo chiita libanés Hezbolá  abandonar ese país, donde lucha junto al presidente Bachar el Asaad  en contra de los mercenarios que lo invaden jugando un papel relevante en la toma de la estratégica ciudad de Al Qussair con lo que se impidió la continuidad del suministro  de armas y apoyo occidental a las fuerzas opositoras al gobierno. Tal declaración, rompió una tradición de Egipto que ha evitado involucrarse en conflictos inter árabes lo que le ha permitido –siendo neutral- jugar un papel de mediador ante diferendos y disputas. Pero, lo más importante es que colocó abiertamente a Egipto en la alianza anti Siria de la cual también forman parte Turquía, Arabia Saudita y Catar.

Turquía, el otro ariete imperial en la confabulación contra Siria, también está atravesando por graves dificultades de orden interno. Como dice el periodista francés  Thierry Meyssan, “…los turcos no están protestando contra el estilo autoritario de Recep Tayyeb Erdogan sino en contra de su política, o sea contra la Hermandad Musulmana, a la que Erdogan apadrina. No se trata de una revolución de color en la plaza Taksim en contra de un proyecto inmobiliario sino de un levantamiento en todo el país, de una verdadera revolución que está cuestionando la ´primavera árabe`”. Hasta hace unos días, alrededor de 5000 ciudadanos habían sido detenidos y se contabilizaban 4000 heridos en las manifestaciones que ya duran alrededor de un mes. Según cifras oficiales más de 2,5 millones de personas han salido a las calles en 79 ciudades turcas desde que se iniciaron las jornadas de protesta que lejos de bajar de intensidad, han aumentado el caudal de participación popular.

Los manifestantes, quienes forman parte del movimiento de protesta nacional turco en contra de las políticas y la represión violenta del gobierno de la Hermandad Musulmana (HM) lanzaban consignas como “En todas partes Taksim”, “En todas partes resistencia”, “La lucha vuelve a empezar”, “Erdogan dimisión”. En esas condiciones los dirigentes turcos  han mantenido absoluto mutismo  respecto de los acontecimientos en Egipto con el que mantuvieron una estrecha relación mientras estuvo Mursi en el poder. La caída del gobierno de los HM en Egipto y las manifestaciones contra el gobierno de Erdogan son, sin duda, un duro golpe a la legitimidad de este último. El primer ministro turco ha quedado bastante limitado para seguir teniendo una participación protagónica  en el conflicto sirio.

En este contexto, cobra gran validez resaltar que el nuevo emir de Catar casi simultáneamente con la defenestración del primer ministro, ordenó la expulsión del territorio del emirato de  Yusuf al-Qaradawi, uno de los líderes radicales más importantes de la HM quien ocupaba el cargo de  Director del Centro sunita de la Universidad de Catar. Al-Qaradawi fue un acérrimo opositor del Presidente Nasser en los años 60, fue encarcelado por sus actividades violentistas hasta que se refugió en Catar en 1961, regresando a su país natal sólo en 2011 cuando la HM accedió al poder.

La debilidad creciente de la alianza occidental-musulmana contra Siria, ha traído consecuencias en el frente interno. El pasado sábado 6 de julio se produjo un cambio en la conducción de la oposición armada siria. El nuevo líder Ahmed Jarba propuso  al gobierno de El Assad un alto al fuego para respetar el sagrado mes del Ramadán que se inició el martes 9 de julio. No sabemos la respuesta del gobierno a esta propuesta, pero es evidente que el mando mercenario necesita tiempo para oxigenar su cada vez más difícil situación en los campos de batalla que ahora, además ha sufrido golpes muy significativos en el ámbito internacional.

Así vistas las cosas, las negociaciones en Siria sobrevendrán más temprano que tarde. Estados Unidos tendrá que aceptar la debacle de su política y se verá obligado a sentarse a deliberar con los actores internacionales protagónicos de este conflicto: Rusia e Irán. Llegarán a Ginebra junto a Arabia Saudita para evitar que predomine la presencia chiita. Será la aceptación de su derrota y la consolidación del frente de la resistencia desde Teherán hasta Gaza.


jueves, 4 de julio de 2013

El contexto internacional de la agresión contra el presidente Evo Morales


La  reciente acción agresiva y criminal de los gobiernos europeos  en contra del presidente Evo Morales son  expresión de una serie de fenómenos negativos que están ocurriendo en el escenario internacional y que vale la pena estudiar en su contexto para dar las respuestas más adecuadas a la trama imperial que se ha estado construyendo desde 2001. Veamos:

1.     Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos le permitieron al gobierno de George Bush implantar un sistema unipolar en la política internacional que estableció al terrorismo como enemigo. La definición de quien es o no terrorista lo hace la potencia norteamericana a partir de su doctrina e intereses.
2.    El gobierno de Barack Obama  ha profundizado esa doctrina, sin que hasta el momento se observen cambios que puedan establecer fisuras en la aplicación de la política exterior de Estado que diligencia el sistema bipartidista de Estados Unidos.
3.    El Presidente Rafael Correa ha dicho muchas veces que no vivimos una época de cambio sino un cambio de época. Sin embargo, no hemos sido capaces de sistematizar de forma teórica ni ejecutar de forma práctica  acciones regulares que sean expresión del cambio de época que vivimos.
4.    Una de las manifestaciones claras del cambio del que habla el presidente Correa es la incapacidad del sistema jurídico internacional de sostener el modelo surgido al finalizar la segunda guerra mundial, toda vez que han ocurrido transformaciones sustanciales en la estructura del poder mundial.
5.    En ese sentido, pilares fundamentales que dieron origen a los documentos rectores del derecho internacional han comenzado a ser continua y permanentemente pisoteados por las potencias desde el momento que los mismos se han transformado en un obstáculo para las tropelías que a diario se cometen en el mundo.
6.    En años recientes, Estados Unidos en alianza con Europa y la OTAN han incurrido en el establecimiento de cárceles secretas, escuchas ilegales, vuelos clandestinos trasladando prisioneros, operaciones encubiertas incluso en países a los que califican de aliados, violación de acuerdos del Consejo de Seguridad de la ONU, invasión y violación de la soberanía de otros países, apoyo financiero, militar y diplomático a países donde se producen flagrantes violaciones de los derechos humanos, apoyo al terrorismo (inmunidad a terroristas  en su territorio, financiamiento  y organización de acciones terroristas) y, ahora han intentado asesinar, secuestrar y violentar la inmunidad de un jefe de Estado elegido democráticamente. Todas estas acciones contravienen la Carta de la ONU y las normas más elementales que regulan el Derecho Internacional.
7.    En el caso de América Latina, en lo que va de siglo intentaron derrocar al presidente Chávez en Venezuela en 2002, secuestraron y expulsaron de su país al presidente Aristide en Haití en 2004, intentaron secesionar Bolivia en 2008, dieron un golpe de Estado, secuestraron y expulsaron de su país al presidente Manuel Zelaya en Honduras en 2009, intentaron dar un golpe de Estado contra el presidente Correa en Ecuador en 2010, violentaron la Constitución y derrocaron al presidente Lugo en Paraguay  en 2012 y ahora intentan asesinar al presidente Evo Morales de Bolivia, inventando un absurdo subterfugio que no tiene asidero en ninguna norma legal.
8.    El argumento para intentar el asesinato y posterior secuestro del presidente Morales es que éste trasladaba en el avión presidencial al ex agente de la agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos Edward Snowden. Estados Unidos y Europa han recurrido una vez más a una mentira y han puesto en riesgo la vida del presidente boliviano y su comitiva.
9.    El caso de Snowden es digno del libro de Eduardo Galeano “Patas arriba. El mundo al revés”. El agente estadounidense denunció que todos los países del mundo son sujeto del espionaje y las escuchas ilegales por parte de las agencias de inteligencia de su país y por tal “crimen” se transforma en perseguido de la justicia. Se va a Hong Kong, territorio autónomo bajo soberanía china y éstos cortésmente le dicen que tiene que abandonar su territorio. Se va  a Rusia y el presidente Putin le dice que puede quedarse si se queda callado y no afecta ”a sus socios”. Son los nuevos tiempos en que las potencias disienten pero siempre se ponen de acuerdo en detrimento de los pueblos del sur. Ahora, el descubridor del crimen es transformado en criminal y en su persecución, incluso se atenta contra la vida de un presidente.
10. Los  gobiernos europeos que dicen ser aliados de Estados Unidos,-lo cual no obsta para que sean espiados por ellos- para guardar las formas ensayan una tímida exigencia de “aclaración” mientras actúan como borregos subordinándose a la “potencia madre” y hacen gala de complicidad en el intento de asesinato del presidente Morales. En esto no hay diferencias entre el “socialista” Hollande y el derechista Rajoy. Ambos provienen de la misma cloaca colonial. Los gobiernos europeos han perdido toda dignidad y hoy actúan como sendos jefes provinciales del imperio que tiene su sede en Washington. Los pueblos del viejo continente tienen la palabra.
11.  Todas estas acciones son expresión de la agresividad imperial de un sistema en crisis el cual  se ve obligado a sobrepasar la ley para mantener sus poderes y sus designios. Para América Latina y el Caribe sólo queda la integración y la unidad si no queremos perecer en el intento válido de la lucha por la independencia y la soberanía.
12. Hoy, eso se debe expresar en la irrestricta solidaridad y apoyo al presidente Evo Morales y al pueblo boliviano. Como dijo el presidente Correa, “… o nos graduamos de colonias o reivindicamos nuestra independencia, soberanía y dignidad”
 

miércoles, 3 de julio de 2013

Notas para entender el Medio Oriente


Como hemos dicho en otras oportunidades es imposible estudiar la problemática del mundo árabe y musulmán sin comprender la lucha por la hegemonía que ha estado presente en esa región desde el desmembramiento del Imperio Otomano al finalizar la primera guerra mundial en la que los turcos fueron aliados de Alemania. La disputa por el dominio y control de dichos territorios concluyó con una distribución “amistosa” de los mismos entre Gran Bretaña y Francia.

El instrumento utilizado para “legalizar” este acuerdo franco-británico fue el Tratado Sykes Picot, firmado ya antes de finalizado el conflicto el 16 de mayo de 1916. Su denominación responde al nombre de los negociadores Mark Sykes por Gran Bretaña y Charles Picot por Francia. Tal como había ocurrido 30 años antes cuando durante el Congreso de Berlín de 1884-1885 las potencias coloniales se habían repartido el territorio africano, ahora repetían la operación en la extensa área del desaparecido imperio que se extendía por tres continentes y en cuyo subsuelo se encontraban las mayores reservas de energía del planeta. Al margen, vale decir que este tratado del cual fue  desplazado y marginado Estados Unidos fue lo que llevó a la potencia norteamericana a decidir poner el énfasis en Venezuela,  -en la búsqueda de petróleo fuera de sus fronteras- donde encontró ambiente propicio durante la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Pero, volviendo al tema, es trascendente decir que este Tratado consagró cinco zonas, una de control británico y una de control francés, otra que dio forma a un protectorado británico, una cuarta, a uno francés y, finalmente una de administración internacional en las ciudades de Nazareth y Jerusalem.

Gran Bretaña recibió el actual Irak, Persia (ahora Irán), Palestina y toda la península arábiga, Francia asumió el control de los territorios vigentes de Siria y Líbano. El Tratado Sykes-Picot   dio origen  al mapa actual del Medio Oriente que respondía más a los intereses coloniales y hegemónicos de las potencias que a las verdaderas identidades culturales y religiosas de los pueblos que desde hace milenios viven en la región. Así surgió Arabia Saudita, de un acuerdo británico con la familia Saud y crearon Transjordania (hoy Jordania) donde instalaron a la monarquía hachemita que había sido desplazada en Arabia. Inventaron el territorio de Irak, uniendo a Bagdad, con Basora y Mosul, pero antes le arrebataron la estratégica provincia de Kuwait, creando una monarquía regida por un emir que se mantuvo como protectorado británico hasta 1961. Lo mismo ocurrió con los Emiratos Árabes Unidos hasta 1971.

De igual manera, este tratado dio la pauta para que posteriormente Gran Bretaña “autorizara” la creación de un Estado sionista en Palestina a través de la Declaración Balfour en 1917. En ese marco, “rebanó” una parte del territorio sirio (bajo mandato francés)  a fin de transportar petróleo a través de un oleoducto que iba desde Irak a Palestina en el mar Mediterráneo. El Tratado Sykes-Picot es el origen de la mayoría de los conflictos en el Medio Oriente porque tuvo una clara orientación colonialista e imperialista.

La respuesta de los pueblos árabes provino desde todas las expresiones de la política y la ideología. Un fuerte sentimiento nacionalista e islámico comenzó a generar una lucha de resistencia a la ocupación que a través de diversas manifestaciones dio origen a organizaciones que se enfrentaban a los colonialistas británicos y franceses. 

Sin embargo, aunque algunas de estas organizaciones nacieron enarbolando las banderas del nacionalismo y la lucha anticolonial, pronto sus líderes fueron cooptados por las metrópolis y crecieron en las últimas décadas bajo el alero y la protección de Gran Bretaña con la que han mantenido sólidas y permanentes relaciones de colaboración. Entre ellas hay que mencionar en primer lugar, a la cofradía de los Hermanos Musulmanes (HM), fundada en 1928 y perteneciente a la rama suní del islam. Los HM son la más antigua, influyente y radical organización islámica. Son partidarios de una aplicación violenta de su religión que apela a la necesidad de que los países de mayoría musulmana practiquen un islam “puro y riguroso”.

El origen religioso de los HM hay que buscarlo en las tendencias más radicales del islam: el salafismo y el wahabismo. Los primeros propugnan que los musulmanes deben vivir el islam como lo hicieron los primeros antecesores, aplicando las leyes islámicas. Las fuentes de la ley islámica son el Corán, la sunna y en el islam sunnita, las cuatro escuelas o madahib, mientras que los chiitas siguen una sola escuela diferente de las sunnitas.

Los salafistas son expresión de una corriente radical musulmana  que predica la idea de que se debía aplicar el principio de que “Dios me ordenó luchar contra todos aquellos, que no manifiesten la declaración de fe musulmana”. Sin embargo, la mayoría de los musulmanes rechazan la violencia y el terrorismo del cual han sido víctimas por casi un siglo.

Por su parte, la otra corriente que impera entre los HM es la wahabita que tuvo su origen en Arabia y hoy es la que permite dar la interpretación oficial del islam en Arabia Saudita, toda vez que la familia real ha prestado un enorme apoyo financiero y logístico para su crecimiento y expansión.  Es una corriente ultra radical que se ha propuesto un amplio plan de implantación en el mundo.

Es así que los HM se han asumido como el brazo político de estos movimientos ultra radicales. A partir de 1949 su liderazgo lo asumió Sayid Qotb quien desde muy joven se formó en Estados Unidos, regresando a Egipto con ideas extremistas que lo llevaron a desarrollar una política de terror dentro y fuera del país por lo que el presidente Gamal Abdel Nasser acusó oficialmente a los HM de terroristas, prohibió su funcionamiento en Egipto, deteniendo y ejecutando a su principal líder en 1966.

El pensamiento y las ideas de Qotb fueron tomadas por la mayoría de los grupos islámicos terroristas nacidos en los años setenta  como Al Qaeda y sus líderes Osama Bin Laden y Ayman Al Zawahiry. A partir del apoyo que han recibido de las monarquías petroleras árabes se han fortalecido y expandido por el mundo árabe y por Occidente

Hoy los HM gobiernan en Egipto, Turquía, Marruecos y Somalia y, tienen importante presencia en Gaza, en la oposición siria al gobierno de Bashar el Assad, Jordania, Sudán, Irak, Túnez, Libia y Nigeria. En Afganistán, los talibanes  son  expresión de estas ideas  musulmanas fundamentalistas. Como caso curioso, se puede mencionar que el partido  de la  Justicia y el Desarrollo que es la expresión en Turquía (único país musulmán de Europa) de los HM fue aceptado como observador en el Partido Popular Europeo, conglomerado de derecha que cuenta con más de 70 miembros de 40 países y que lidera los gobiernos en la mayoría de ellos.  

Para Estados Unidos ha sido muy complicado explicar su ambivalente relación con estas organizaciones y países. Varios de los Estados mencionados son los principales aliados de Occidente en la región sirviendo a sus intereses en contra posición de la voluntad de la mayoría de los pueblos árabes. Ayudaron a negociar el aplastamiento de la rebelión en Egipto para instalar a los HM en el poder; armaron, fortalecieron e instruyeron militarmente a Al Qaeda, para después declararlos terroristas cuando según ellos atacaron su propio territorio, pero recientemente han recurrido  a sus servicios  para instrumentar la invasión a Libia y la guerra para derrocar al gobierno sirio; no tienen manera de explicar la ausencia de democracia y violación de los más elementales derechos humanos por las retrógradas monarquías árabes que son sus principales abastecedores de hidrocarburos y, a la vez, sus más privilegiados compradores de armas.


Mientras tanto, a través de sus medios de comunicación y su cine pretenden crear una visión falsa y estereotipada de los pueblos musulmanes y árabes poseedores de tradiciones ancestrales y una vasta cultura que ya existía miles de años antes que Estados Unidos -e incluso la mayoría de los países europeos- se constituyeran como nación. Al contrario, sus vínculos más sólidos son con las corrientes más reaccionarias y atrasadas del mundo árabe que finalmente son sus aliados porque sirven a los intereses imperiales en contra de la voluntad de sus propios pueblos.