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domingo, 25 de agosto de 2019

Estados Unidos contra el mundo. La amenaza como política.



Continuando con la observación del sistema internacional a la luz de los acontecimientos más relevantes que marcan la agenda y que están signados -como se dijo la semana pasada- por una creciente agresividad del gobierno de Estados Unidos que ha trastocado todos los valores y principios alrededor de los cuales se ejecutaban las relaciones internacionales y que tienen hoy en el conflicto de la potencia norteamericana contra China el elemento más dinámico en cuanto a su influencia a lo largo y ancho del planeta, vale dar seguimiento a éste y otros hechos que dan cuenta de una incertidumbre pocas veces vista en el pasado. 

El devenir político planetario se debe mirar desde la consideración del carácter aciago de las previsiones económicas del futuro inmediato para Estados Unidos, Europa y América Latina en especial. El presente marca una realidad que se distingue por la caída de las inversiones en Estados Unidos motivada en el clima de guerra y conflicto que ha generado el presidente Trump en sus relaciones internacionales, por supuesto, esto tiene consecuencias inmediatas en la totalidad de la economía mundial en tanto la balanza comercial se torna cada vez más deficitaria, unas exportaciones en franco declive, que lo ha llevado a apelar al gasto público como impulsor principal de la economía, haciendo la salvedad de que su componente más dinámico es el que emana del ámbito militar. En este sentido, como afirman Oscar Ugarteche y Alfredo Ocampo, economistas e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): “No hay evidencia que el gasto militar arrastre la economía ni tampoco la expansión de crédito interno, antes. Desde el segundo trimestre del 2018 el crecimiento del PIB estadounidense lleva una tendencia descendente que continuará como efecto de todo lo anterior y de la guerra comercial”. 

Este es el contexto que empieza a generar una serie de escenarios que vislumbran -aunque aún de manera indefinida- un futuro de contradicciones cuyo devenir se visualiza de forma difusa bajo el manto que le impone el protagonismo del presidente Trump. Lo único cierto es que el mundo ha entrado en una fase de conflicto global que se manifiesta de formas multidimensionales y en escenarios tan diversos que cubren la casi totalidad del planeta. 

viernes, 16 de agosto de 2019

Los nuevos escenarios del conflicto de Estados Unidos contra China.



Desde hace varios meses se percibe que el sistema internacional se mueve en un proceso de transformación que ha venido a acelerarse desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Junto a él, han accedido al poder algunos de los personajes más conservadores y retrógrados de la historia de ese país. En el ámbito planetario, al evaluar su perversidad, el actual gobierno estadounidense pareciera no tener parangón en el pasado, llegando incluso a ser comparado por algunos analistas con la Alemania hitleriana de la primera mitad del siglo XX. 

La dinámica introducida por Trump a su política exterior viene produciendo mutaciones trascendentales en las relaciones internacionales que son imposibles de obviar si se considera que se está hablando de la primera potencia mundial. Trump, en su afán de regresar a los orígenes de una nación que se sustentó en el proteccionismo en lo económico y el aislacionismo en lo político, intenta repetir el largo período de crecimiento económico que llevó a Estados Unidos a convertirse en primera potencia mundial en la penúltima década del siglo XIX, para lo cual no ha escatimado esfuerzos de ningún tipo. 

Pero, él o sus asesores se equivocan. El siglo XIX estuvo marcado por una ”exitosa” expansión territorial a costa del exterminio de millones de seres humanos de los pueblos originarios que habitaban los espacios que estaban siendo fruto de tal propagación. Eso es imposible hacerlo ahora sin que haya resistencias en buena parte de las áreas ambicionadas por Estados Unidos en el planeta. 

miércoles, 7 de agosto de 2019

La traición de Lenin Moreno: “…es peor que asesinar”


He intentado comprender la actitud de Lenin Moreno después de haber sido elegido presidente de Ecuador, o incluso mejor, tratar de saber si la forma de actuar que comenzó a manifestar a partir de su asunción a la más alta investidura de su país es nueva o, ha sido una constante de su vida. La respuesta a esta pregunta es muy importante porque aunque es evidente que Moreno traicionó al presidente Correa lo cual es el problema menor, toda vez que lo más relevante es el carácter pernicioso que lo llevó -con premeditación y alevoso cálculo- a engañar a millones de ecuatorianos que le dieron su voto pensando que iba a dar continuidad al proceso de la revolución ciudadana que se inició en 2007 y que cambió sustancialmente la vida del país. 

Eso tampoco debe sorprender, en tiempos de Trump, Bachelet, Macri, Bolsonaro, Abdo Benítez, Uribe, Mujica, Kuczynski, Peña Nieto y otros, la simulación, los ardides y la utilización del pueblo con fines políticos personales y de grupos se ha transformado en la panacea de la democracia. Esta ha dejado de ser un instrumento para servir al pueblo para mutar en un instrumento para servirse del pueblo en pro de objetivos propios. 

La democracia ha dejado de ser el gobierno de las mayorías, para ser el gobierno que sirve a las minorías. La democracia ha dejado de ser el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo para ser el gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos.