La semana pasada cerramos este espacio diciendo que: “El gigantesco mercado chino es la primera arma que tiene ese país para enfrentar la guerra de Trump…pero no es la única”. Efectivamente, en el desenvolvimiento de este conflicto se ha podido observar como China con su habitual pensamiento de largo plazo, comienza a prepararse para enfrentar el diferendo en esos términos, tal vez esa sea otra ventaja a su favor: mientras Estados Unidos lo asume en el plano coyuntural y específicamente hoy con la mirada puesta en las elecciones del próximo año, el país oriental –fiel a su tradición- lo encara en perspectiva estratégica y no circunscrito a la figura que está dirigiendo el ejecutivo.
En este momento la frase más socorrida en los ámbitos políticos y académicos chinos es que esta confrontación es una oportunidad para ampliar, mejorar y acelerar los planes de inversión en ciencia y tecnología a fin de lograr en cortos plazos, aquellos objetivos que se habían propuesto un margen superior de realización.