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jueves, 18 de abril de 2024

Laura Richardson: una moderna Atenea

 


Entre febrero y marzo del año pasado escribí un largo reporte titulado “La creciente presencia militar de la OTAN en América Latina y el Caribe”. En tres entregas daba cuenta de la fuerte injerencia de Estados Unidos y afirmaba que no sólo en Europa del este y en Asia-Pacífico, el conglomerado militar terrorista se estaba expandiendo, también al sur del Río Bravo. En ese entonces dije: “Otro tanto ocurre en América Latina y el Caribe, en la que Estados Unidos está iniciando un agresivo plan de expansión a lo largo de todas las latitudes y longitudes de la región”.

Ha pasado un poco más de un año, la tendencia se mantiene e incluso se ha incrementado. Con una clara orientación militarista desde la llegada de Joe Biden a dirigir la administración en Washington en 2021, la política estadounidense hacia la región se ha puesto en manos del Pentágono y en específico del Comando Sur dirigido por la generala Laura Richardson. Es ella la principal protagonista y ejecutora de las decisiones de la Casa Blanca en la región.

Desde un primer momento, Richardson estableció el carácter estratégico de América Latina y el Caribe para Estados Unidos. Al preguntarse porque era importante la región, ella misma respondió: “Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras poco comunes, tienes el triángulo del litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo está en el triángulo del litio: Argentina, Bolivia, Chile”. Agregó que “tenemos [sic] 31% del agua dulce del mundo en esta región” y que “con ese inventario, a Estados Unidos le queda mucho por hacer”. Además, mencionó que a su país le interesaban “las grandes reservas de petróleo y los recursos de Venezuela en petróleo, oro y cobre [y] los bosques de Amazonia que son los pulmones del mundo”

Argumentó que eso tenía que ver con la seguridad nacional de su país por lo cual Washington debía establecer los parámetros de conducta de los países latinoamericanos y caribeños y alejar de ellos a los ”adversarios”, es decir China, Rusia e Irán, según sus propias definiciones.