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miércoles, 9 de octubre de 2024

La historia, poderosa fuerza que nos permite resistir

  

”No haremos el futuro grande que estamos buscando,
si no conocemos el pasado grande que tuvimos.”
Comandante Hugo Chávez
15 de enero de 2006


Hace unas semanas escuché una rueda de prensa y una entrevista a Jorge Rodríguez. En ambos hechos noticiosos, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela explicó los acontecimientos vividos en el país tras la huida del ex candidato de la derecha terrorista en las elecciones presidenciales, Edmundo González Urrutia. En relación a ello y en particular en lo referido a la actuación del Estado español, me di a la reflexión para recordar que a lo largo de la historia, la familia Borbón y sus subordinados han utilizado un patrón de conducta similar recurriendo a la mentira y la instrumentalización de la información para defender sus oscuros intereses.

Por su parte, el gobierno de Venezuela, recogiendo el testigo de las enseñanzas de nuestra historia y en primer lugar de las lecciones que legara el Libertador y Padre de la Patria en el manejo de los altos intereses del Estado ha asumido – desde 1999- la responsabilidad de rescatar los valores y los principios que configuran nuestra nacionalidad. Para ello ha sido imperativo entender la historia como continuidad, no como quiebre.

A comienzos del año 1818, estando en Angostura, entre sus múltiples tareas y responsabilidades, Bolívar se preocupaba de revelar las maniobras que realizaban los españoles para desinformar sobre el curso de la guerra, minimizando los éxitos de los patriotas venezolanos. Con ese objetivo, en un bando publicado en Angostura por el Gobernador Civil de Guayana Juan Vicente Cardoso el 6 de febrero de 1818, se hizo constar que el enemigo estaba haciendo esfuerzos por destruir el sistema político de la República y que para ello se valía de todos los medios a su alcance.

En consideración a esta situación, se le comunicó a la población que debía informar al gobierno aquellas noticias falsas que se propagaban sobre “sucesos favorables a las armas enemigas”, así mismo se debía dar cuenta de documentos de autores conocidos o anónimos que perseguían el mismo objetivo además de denunciar espías que circularan en la provincia, entendiendo que quienes contravinieran estas medidas, serían tratados como adversos a la república.

En el mismo sentido, el Libertador envió una misiva a los gobernadores y capitanes generales de las Antillas el 1° de septiembre de 1818 con el fin de refutar las falsas informaciones que transmitían los realistas. En particular, le escribió una misiva al capitán general de Barbados a fin de desmentir un informe que el general español Pablo Morillo le había dirigido al funcionario británico en el que notificaba de supuestas victorias de sus fuerzas.