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jueves, 28 de noviembre de 2019

China en el siglo XXI. El despertar de un gigante


El pasado 10 de noviembre en Caracas y 14 de noviembre en Buenos Aires fue bautizado mi libro “China en el siglo XXI. El despertar de un gigante”. Con prólogo del profesor Xu Shicheng, investigador titular del Instituto de América Latina y miembro honorario de la Academia de Ciencias Sociales de China, la obra fue presentada por el Canciller de Venezuela Jorge Arreaza en Caracas. En Buenos Aires las palabras introductorias al texto estuvieron a cargo del catedrático y dirigente del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) Mario Morant director del Instituto Pedagógico Latinoamericano y del Caribe (IPLAC), quien además escribió el prólogo a la edición argentina, así como del Miguel Ángel Barrios doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador de Buenos Aires.

El libro es el producto final de la tesis para aspirar al título de Doctor en Estudios Políticos por la Universidad de los Andes, Venezuela, en una investigación que fue tutorada por el Dr. Vladimir Aguilar Castro, recogiendo los resultados de tres años y medio de trabajo que incluyen 7 viajes a China en los que tuve la oportunidad de conocer 32 grandes, medianas y pequeñas ciudades de 9 provincias, 2 regiones autónomas y 3 municipios directamente subordinados al poder central, es decir 14 entidades administrativas de las 34 que conforman el país, viajando a lo largo de alrededor de 6360 Km. por vía terrestre, además de los traslados aéreos a ciudades tan apartadas como Kashgar, ubicada en la región autónoma uygur de Xinjiang aproximadamente a 4 horas de vuelo de Shanghái.

Tan impresionante recorrido en el que pude intercambiar con dirigentes políticos, académicos, estudiantes, trabajadores, ciudadanos de las minorías étnicas, niños, funcionarios públicos, pequeños empresarios, campesinos, comerciantes e intelectuales entre otros, me permitió comenzar a tener una idea germinal de este extraordinario y enigmático país para los que nacimos y vivimos en la otra parte del mundo.

sábado, 29 de junio de 2019

¿Hacia donde va China? (II y final)


En 1991 durante una visita a China, la primera ministra británica Margaret Thatcher le dijo al presidente Jiang Zemin que era imposible establecer un sistema con las características que se proponía China, es decir que combinara la sociedad socialista con algunas reglas del mercado. Según Thatcher, el socialismo era incompatible con la economía de mercado. Los dirigentes chinos, por el contrario, preconizaban que tal propósito si era posible en los marcos de la teoría marxista del materialismo histórico y dialéctico y la idea de “buscar la verdad en los hechos” que propugnaba Mao Zedong. 

En este sentido, Deng Xiaoping expuso que un país como China que había vivido tantas adversidades a través de su historia, solo había podido levantarse tras hacer suyo el marxismo como instrumento de liberación, que le permitió construir un nuevo país de orientación socialista, lo cual habría sido imposible si hubiera elegido el camino capitalista, según él, la prueba fueron los más de treinta años de gobierno del Kuomintang tras proclamar la república. 

Deng pensaba que la integración del marxismo con la realidad china para crear un camino propio, permitió la liberación del país en 1949, esto no sólo proporcionó la independencia, también la unidad del país que es el bien más preciado tras milenios de separación, conflicto y guerras intestinas. El marxismo contribuyó no sólo como teoría necesaria para vencer en la guerra de liberación, también después de la victoria aportó elementos valiosos para terminar con el caos, controlar la inflación, comenzar a combatir la miseria y el atraso secular y empezar la transformación de la industria y la base material necesaria para la evolución del país, todo esto obligaba a persistir en el marxismo y el socialismo de forma creadora. 

domingo, 23 de junio de 2019

¿Hacia dónde va China?


Hace aproximadamente un mes publiqué en este mismo espacio dos artículos titulados “Mucho más que una guerra comercial. El conflicto de Estados Unidos contra China” en los que daba datos para argumentar las razones por las que considero que existe un trasfondo mucho más profundo y de carácter estructural en este conflicto. Creo que darle denominación de “guerra comercial” da sustento a una parte de la contienda: su condición de guerra, pero no la otra, la de ser estrictamente comercial. 

En ese sentido apuntaba a entregar información que permitía razonar sobre este ámbito, afirmaba que había una base política y filosófica en esta contienda que si bien no retrotrae a la guerra fría, coloca otra vez sobre el tapete del debate internacional elementos de carácter ideológico que parecían haber desaparecido de las discusiones sobre la estructura y el contenido del sistema internacional. 

A este respecto, algunos lectores de estas líneas me escribieron para preguntarme que quería decir al hacer tal afirmación. Este trabajo pretende, sino dar respuesta total a la pregunta, al menos entregar algunos elementos de análisis para que cada quien se forme su propia idea al respecto.