Según Noam Chomsky, la guerra contra el terrorismo, de
acuerdo a lo que se define en altas esferas del gobierno de Estados Unidos es
la “lucha contra una plaga, un cáncer esparcido por bárbaros, por ´depravados
enemigos de la mismísima civilización`”.
El terrorismo se constituye así tanto en el ámbito
interno como en el mundial, como una vía
abierta a todo acto violento e intimidatorio, aplicado sin reserva o
preocupación moral alguna. Los fines buscados por esta forma de
"guerra" no convencional pueden ser políticos, religiosos, culturales
y la toma del poder por un medio totalmente ilícito.
En su sentido más
amplio, el terrorismo es la táctica de utilizar un acto o una amenaza de
violencia contra individuos o grupos para cambiar el resultado de algún proceso
político. Ahora bien, puede ser definido de manera más específica como el uso
coercitivo de la violencia. Sin embargo, hay que decir que no se ha hecho una
definición única de terrorismo, incluso en el período de la guerra fría se comenzó
a hablar de “terrorismo de Estado” como aquella acción violenta organizada por
estos y ejecutada desde sus aparatos de inteligencia.
Esta definición dio origen, durante el gobierno de Ronald
Reagan a la idea que transformó la guerra contra el terrorismo en el eje
ordenador de la política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, la respuesta
fue en sentido contrario, se creó una “extraordinaria red terrorista
internacional, de una dimensión totalmente novedosa”, lo cual ha generado
crueldades generalizadas en toda la superficie del planeta como afirma Chomsky.
Al
finalizar la guerra fría, la política de la única potencia mundial se vio
forzada a abandonar los métodos clásicos que aplicó en el marco del mundo
bipolar y los sustituyó por otros que sin embargo perseguían el mismo objetivo:
preservar mercados y fuentes de materias primas, incrementar las ganancias
monopolistas, impulsar y reforzar el capitalismo y garantizar su posición
económica, política, ideológica y estratégico-militar.
En este marco la acción ejecutada el 11 de
septiembre de 2001 contra Estados Unidos por presuntos terroristas árabes, se hizo aparecer como la respuesta en el nuevo
siglo, a las acciones de Estados Unidos a lo largo de años en que era habitual
el uso continuo de la fuerza en todo el planeta.
Esta política originó la formación de
movimientos que se manifestaban contra la actuación de Estados Unidos, algunos
de ellos, ante el cierre de las posibilidades democráticas de participación
política, principalmente en países periféricos, comenzaron a utilizar acciones
armadas como forma de expresión de sus ideas con el deseo de provocar un cambio
en sus países y en el mundo. En estas condiciones, después del 11 de septiembre
el Presidente Bush, creó las condiciones para que cualquier acción contra los
intereses de Estados Unidos fuera considerada como terrorista “O están con
nosotros o están con el terrorismo”. Eso hizo que la definición de terrorismo
se hiciera difusa, lo que permitió un uso interesado de la misma por las
potencias occidentales para quienes el solo hecho de disentir de ellas
catalogaba a un movimiento o ciudadano en esta condición, mientras que quienes
se pusieran a su lado adquirían patente de corso para todas sus tropelías al
margen del derecho internacional.
Así por ejemplo, Estados Unidos calificó a
Al Qaeda como organización de liberación cuando luchaba contra la Unión
Soviética en Afganistán en los años 80 y 90 del siglo XX. Pasó a ser terrorista
después del 11 de septiembre de 2001 y
nuevamente “luchadora por la libertad y la democracia” en Libia en 2011 y más
recientemente en Siria, justificando de esa manera su armamento y
financiamiento
Esto
nos lleva a analizar en perspectiva histórica la acción terrorista realizada
recientemente en la ciudad de Boston, Massachusetts en contra de un evento
deportivo en el que participaban atletas de todo el mundo. En este sentido, el
investigador mexicano John Saxe-Fernández expone la gran vulnerabilidad interna
de Estados Unidos, considerando que hay más de
400 grupos paramilitares estadounidenses identificados como terroristas
por el FBI. Otro analista mexicano, José Vilchis Guerrero señaló en un artículo
publicado en septiembre de 2001 con el título de “Con el enemigo en casa” que
“No cabe duda que existen varios implantes en los centros de inteligencia y
seguridad nacional de Estados Unidos que colaboran con terroristas y que los
asistieron para decodificar señales que son clasificadas como top secret”.
Todo
lo anterior genera dudas respecto de la actuación contradictoria del gobierno
de Estados Unidos frente al terrorismo. Mientras desata una cinematográfica
cacería humana para atrapar a los autores del atentado en Boston, avala con su
silencio cómplice las acciones terroristas que la derecha venezolana realizó en
los días posteriores a las elecciones presidenciales del 14 de abril y que
causaron la muerte de 8 ciudadanos, incluyendo un niño e importantes pérdidas a
la infraestructura hospitalaria y de
distribución de alimentos del país.
Como
va siendo habitual, el payaso que desde la Casa Blanca de Washington se encarga
de administrar el terror en el mundo, -con una hipocresía incorporada a su
personalidad-, derrama lágrimas en los
frecuentes funerales de niños masacrados en las escuelas de Estados
Unidos por la violencia absurda incitada por los medios de comunicación que
promueven la muerte como negocio de los grandes productores de armas. Sin
embargo, no siente la menor angustia cuando da la orden para que aviones sin
piloto ataquen inermes poblaciones en Pakistán y otros países en los que una y
otra vez pierden la vida niños inocentes.
Así,
al mismo tiempo que asistía a un servicio religioso en la catedral de Santa
Cruz en Boston, permanecía impasible ante la barbarie que sus hordas asesinas
desataban en Venezuela. No reconocer al presidente Maduro bastaba para que los
salvajes se sintieran protegidos en sus andanzas.
Hoy,
debemos tomar sus palabras ante los fallecidos de Boston y, -aunque parezca
increíble hacerlas nuestras en Venezuela “Si ellos buscaron intimidarnos, aterrorizarnos,
sacudir de nosotros los valores…ahora debe estar claro que se equivocaron de
ciudad”. También podemos decir al igual que Obama que “Este es el mensaje que
enviamos a quienes llevaron a cabo esto y quien quiera hacer daño a nuestra
gente: Sí, vamos a encontrarlos, y sí, van a enfrentar la justicia. Los vamos a
encontrar, vamos a llamarlos a rendir cuentas”.
No
hay terroristas buenos y malos que se caractericen de esa manera de acuerdo al amo que sirvan. El
terrorismo es una lacra que debe ser perseguida en todas sus manifestaciones y
dimensiones. Las acciones militares y policiales en Boston ya han sembrado la
duda respecto de quién pueda estar detrás de esas operaciones
El ex funcionario
del FBI Sibel Edmonds comentó que “Después de la captura del segundo sospechoso
-Dzhojar Tsarnáev-
solo surgirán más preguntas sin respuesta, en una investigación plagada de
incoherencias y falsedades”, Según Edmonds, esta historia se desenvolverá en un
escenario similar al de la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin
Laden, donde las versiones sobre su muerte cambiaban día tras día. “Van a
cambiar la historia, van a lanzar tanta confusión, contradicciones y datos
contradictorios que nadie va a entender qué es lo que realmente ocurrió, sobre
todo si el segundo sospechoso muere”, señaló.
Ante los intentos de vincular a los hermanos chechenos
con redes terroristas, el ex miembro del FBI dijo que, “desde mediados de los
años 90, Washington directamente o a través de Turquía ha estado armando,
formando, gestionando, orquestando no solo a los chechenos, sino también a
otras facciones de la región de Asia Central y el Cáucaso”. Así que, “en
realidad estamos en medio del negocio de embalaje de terroristas y provocando
el terrorismo en esa región, tal como lo hemos hecho durante las últimas
décadas en Oriente Medio”, consideró.
Por su parte, el líder de la República de Chechenia en
Rusia, Ramzán Kadírov, dijo que los hermanos Tsarnáev, crecieron y se formaron
en Estados Unidos, no en Chechenia. Afirmó que “Cualquier intento de trazar algún
vínculo entre Chechenia y los Tsarnáev, si son encontrados culpables, será en
vano. Ellos crecieron en América, sus opiniones y convicciones se formaron
allí. La raíz del mal hay que buscarla en América”, dijo Kadírov en la red
social Instagram.
Kadírov, aseguró que “el terrorismo debe ser combatido en
todo el mundo: eso lo sabemos mejor que nadie”. “Hoy, según los medios, durante
un intento de detención fue abatido un tal Tsarnáev. Hubiera sido lógico que lo
hubieran apresado y efectuado una investigación para esclarecer todas las
circunstancias y determinar su grado de culpabilidad”, dijo. En cambio, añadió,
“parece que los servicios secretos necesitaban lograr resultados por todos los
medios para aplacar a la sociedad”.