Aunque sea duro decirlo, el Papa Francisco se estaba preparando desde hace mucho tiempo para su fallecimiento. No lo tomó por sorpresa. Su salud se venía quebrantando paulatinamente y a pesar de su gran esfuerzo, constancia y perseverancia, se tuvo que rendir a lo inevitable. En los últimos meses se propuso hacer algunas transformaciones que no quería dejar truncas. En el contexto, en el Vaticano daba inicio una brutal “guerra” por la sucesión. Como dice, Jaime Escobar Martínez, director de la revista chilena “Reflexión y Liberación” tal vez el más destacado vaticanólogo latinoamericano, “Cuando un Papa está muy enfermo, ingresamos en territorio desconocido e incierto”.
Autorizado por Escobar y tras una conversación sostenida con él hace dos meses, tomamos los elementos principales de su análisis sobre la sucesión papal. Afirma que la enfermedad de Francisco y su debilitamiento físico, aceleraron desde hace meses los debates internos del Vaticano en torno a su sucesión. Así, se comenzó a vivir un tiempo de Pre Cónclave, de lo cual no había porque sorprenderse toda vez que es una tradición centenaria que cuando se deteriora la salud del Pontífice, se comienzan a realizar movimientos cardenalicios para buscar un sucesor ideal para la Iglesia.
En este año 2025, el mundo está enfrentando una difícil coyuntura política, económica y social, además de guerras y el auge de un conservadurismo que parecía superado a inicios del siglo XXI. En esta turbulenta coyuntura global fue normal escuchar en variados círculos vaticanos que no pocos cardenales habían iniciado consultas internas para examinar nombres disponibles para nominar un nuevo Papa durante el próximo cónclave.
Los procesos internos en la Curia romana son lentos y poco visibles. Cada acción, normas o iniciativas de conducción y poder son estudiadas sin apuro. Para el Colegio Cardenalicio se trataba de no llegar desprevenido o desinformado para las votaciones. Todos los electores coincidían en que había llegado el tiempo de discutir acerca de nuevas líneas pastorales, diplomáticas y de acción de la Iglesia Católica para estos complejos nuevos tiempos.