Muchos temas trascendentes se debatieron en el recientemente finalizado XX Congreso del partido comunista de China (PCCh). Analistas chinos y de otros países han escrito profusamente sobre el tema. Como casi siempre cuando se opina sobre China, los análisis versan en su mayoría sobre los temas de Estado que –en este caso- se discutieron en el evento.
Pero si a mí me preguntaran que fue lo más resaltante de este acontecimiento, no tendría duda en afirmar que la magna cita del partido comunista de China tuvo una afanada orientación hacia el fortalecimiento interno de la organización para que pueda jugar su rol de conductora de la sociedad china en su camino al socialismo.
En ese marco, me parece necesario destacar el fuerte contenido ideológico de los debates de este Congreso en el que, dando continuidad a discusiones sostenidas en el pasado y en anteriores eventos similares, se ha hecho una sólida reivindicación del marxismo-leninismo como parte del soporte fundamental que ha permitido al partido Comunista de China…”dominar integralmente la gran lucha, la gran obra, la gran causa y el gran sueño …” que “…ha dado cima a la tarea histórica de la culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada y el consiguiente cumplimiento del objetivo de lucha establecido para el primer centenario [año 2021], y ha emprendido la nueva expedición de la construcción integral de un país socialista moderno rumbo al objetivo de lucha fijado para el segundo” [2049].