Vistos los acontecimientos actuales, quisiera que alguno de los defensores de la “teoría de los ciclos” me explicara, ¿en cuál estamos entrando ahora en América Latina y el Caribe? ¿En el “progresista” que marca la llegada al gobierno de Alberto Fernández en Argentina y antes, de Andrés Manuel López Obrador en México?, ¿ en el reaccionario que establece la derrota del Frente Amplio en Uruguay?, ¿ en el neofascista que inaugura el golpe de Estado en Bolivia?, ¿en el de la lucha creciente de los pueblos que se levantan contra el neoliberalismo como en Haití, Honduras, Ecuador, Chile y Colombia?, ¿en el de la resistencia anti imperialista de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Dominica?
La respuesta a esta pregunta (si es que la hay), solo puede hacerse en términos mecanicistas y anti dialécticos para justificar la idea de que los pueblos están condenados a que hagan lo que hagan y luchen lo que luchen, siempre volverán a un ciclo reaccionario y/o fascista. En este esquema, la historia no ha terminado, pero siempre volverá a su origen, es decir al de la dominación de una clase por otra o incluso a una supuesta e inevitable existencia de clases antagónicas porque “dios quiso que hubiera ricos y pobres”.
La multiplicidad de acontecimientos contradictorios que vive la región son expresión de las nuevas formas que va adquiriendo la lucha de clases en la que se manifiesta un permanente enfrentamiento entre lo viejo que trata de perpetuarse y lo nuevo que se abre paso. Parte importante del devenir está, y estará determinado por la capacidad de los pueblos (y también de sus enemigos) de aprender nuevas formas de lucha en un contexto cambiante y complejo.