La invasión a Venezuela ya tiene fecha: 23 de febrero de 2019. Si no se llama así, ¿de qué manera se puede denominar la entrada por la fuerza a un país en contra de la voluntad de su gobierno, de sus fuerzas armadas y de la aplastante mayoría del pueblo?, sobre todo cuando las operaciones en terreno las dirige el Almirante Craig Faller Jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y cuando quien funge como comandante en jefe es el presidente del país militarmente más poderoso del mundo, teniendo como lugartenientes a dos personajes con dudosos pasados democráticos: el primero, Sebastián Piñera, presidente de un país cuyo gobierno tiene su principal base de apoyo en un partido pinochetista e Iván Duque, elegido con el apoyo del partido del paramilitarismo, los falsos positivos, la represión y la muerte en los últimos años en Colombia.
Para los que crean que esta es una invención deben saber que la cancillería de Rusia que suele estar bien enterada, informó hoy que Estados Unidos se estaba preparando para entregar armas a la oposición venezolana, lo cual crearía un escenario similar al de Siria.
Si el plan de Estados Unidos se concreta (escribo este artículo hoy viernes 22 de febrero), mañana se iniciará una guerra en la región que como todos los conflictos bélicos se sabe cuando comienzan, pero no cuando terminan, pero de lo que si se tiene seguridad es de que al final dejan un reguero de cadáveres que poco importan a Estados Unidos, porque en tiempos recientes no son sus hijos los que van a al combate.