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martes, 25 de febrero de 2014

El contexto internacional de la agresión contra Venezuela


La intensidad de la actividad terrorista contra Venezuela no permite dar el seguimiento adecuado a los eventos internacionales, sin embargo, es importante constatar que lo que está ocurriendo en el país es -por condición natural- un hecho internacional, cuando se consideran las causas, el contexto y las repercusiones que las mismas generan en el entorno inmediato y más allá de la región.



En esa medida, es menester preguntarse qué elementos manejaba el gobierno de Estados Unidos para suponer que estaba en condiciones de emprender la “ofensiva final” para el derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro. En el trasfondo, trasluce la idea de que la potencia norteamericana ha comenzado a superar la crisis económica que transita y, en esa medida, viene por sus fueros a recuperar el espacio que los años de crisis le han restado en su confrontación estratégica con China y, de alguna manera con Rusia. 


Habida cuenta, que en la actualidad, la contienda estratégica entre poderes mundiales se manifiesta en la lucha por espacios de influencia e interés en las materias primas del sur y, que la misma adquiere una condición más retórica que real, los hechos demuestran que en Ucrania, Europa y Estados Unidos han jugado fuerte y han obtenido una victoria en las mismas narices de Rusia. Más allá de la vocinglería de esta última, no pareciera que la situación en Ucrania sea reversible.

Las potencias occidentales han tomado nota de Siria y han llegado a la conclusión de que ya no es viable utilizar el Consejo de Seguridad de la ONU para legitimar sus aventuras imperiales en el marco del derecho internacional. En Ucrania han optado por actuar sobre la base de los hechos consumados. Así, se ha utilizado el expediente “Paraguay” para organizar un golpe de Estado institucional. A su favor, encontraron un país quebrado en dos mitades, una al este más cercana a Rusia y otra al oeste, con una identificación mayor con Europa y Occidente. Da la impresión que la “solución” no será solución. Bajo el control de diplomáticos estadounidenses, el parlamento ha designado como presidente provisional al ex jefe de los servicios secretos Alexander Turchinov quien, en realidad es un peón de la millonaria ex primera ministra Yulia Timochenko quien seguramente regresará al poder después de estar presa por abuso de poder.

Sin embargo, el expediente de Ucrania también ha servido como globo de ensayo para actuar en Venezuela. No por casualidad, la prensa internacional se ha encargado de informar de ambas situaciones en simultánea, generando la idea de un paralelo que no se sostiene.

En Venezuela, no hay mitades soportadas por dos potencias extranjeras. En todo caso, la ultra derecha que conduce los destinos de la oposición desearía una intervención militar norteamericana como lo han anunciado públicamente en sus manifestaciones a través de los carteles que enarbolan. Por cierto, vale decir que en Venezuela, las Fuerzas Armadas han dado pruebas irrestrictas de lealtad a la institucionalidad vigente y a la Constitución Nacional. 

La similitud con Ucrania es mediática y manejada desde el exterior. Es irreal suponer que Leopoldo López puso en sintonía a Obama, Cher, Madonna, Paulina Rubio, Piñera, Martinelli, CNN, RCN y Caracol. Eso sólo lo puede hacer un poder superior, con capacidad financiera e influencia política. Que el propio presidente Obama –en un acto poco habitual- se haya referido al tema durante su viaje a México, indica cuán comprometido está su gobierno, o al menos cuánto poder tienen los que lo conminaron a actuar de forma tal que no resiste la más mínima norma de análisis en el marco del derecho internacional.

Vale mencionar que una encuesta dada a conocer en Washington durante la primera semana de febrero mostró que la popularidad del presidente Barack Obama se encuentra en su nivel más bajo, hace meses. Por primera vez, la mayoría de los estadounidenses considera que su presidente es deshonesto y no merece su confianza. El sondeo realizado por el Instituto de Sondeos de la Universidad de Quinnipiac, dijo que “el 54% de los encuestados desaprueba la política del mandatario, frente al 39% que lo respalda, y esas cifras bajaron más aún en las últimas semanas”.

En Venezuela, eso sí, se aprovecharon de las pugnas internas por la hegemonía de la derecha para aupar a Leopoldo López, dado el fracaso continuo de Henrique Capriles que los llevó a la derrota en dos elecciones presidenciales y una municipal. Capriles ya había tenido su aventura terrorista en abril del año pasado y estimaba que aún no existían las condiciones para repetirla. Así, el ímpetu, los deseos de protagonismo y la suposición que la violencia les podía traer la victoria que las urnas electorales le negaron, los llevaron nuevamente –cambio de líder por medio- a un nuevo lance golpista. 

Pero los golpes de Estado necesitan del apoyo de al menos un sector de las Fuerzas Armadas, éstas rechazaron de plano violentar la Constitución y han renovado su decisión de estar junto al pueblo. Mención especial tiene la gran disciplina, el elevado grado de organización y la conciencia política adquirida por el pueblo venezolano y sus colectivos de lucha más avanzados que no han caído en las provocaciones que desearían las huestes de la derecha internacional para justificar una intervención militar “humanitaria” en Venezuela.

La situación creada puso en evidencia el alto grado de penetración que por años han venido adelantando fuerzas paramilitares venidas de Colombia que se establecieron en el estado Táchira, una cabeza de puente para la invasión a Venezuela. La acertada decisión el gobierno de enviar a fuerzas especiales del Ejército a combatir ese cáncer maligno que pudre nuestra sociedad, da cuenta de la más importante de las decisiones tomadas por el gobierno durante estos días. Los paramilitares forman un componente de fuerzas extranjeras que han invadido el territorio de la República y que deben ser combatidos y expulsados del territorio nacional e incautadas todas sus propiedades en provecho de los ciudadanos. No habrá paz en Venezuela, mientras existan remanentes de fuerzas militares extranjeras en el país.

Pero mientras todo esto ocurría, Colombia no era ajena a las turbulencias de su situación interna. Aunque las negociaciones de paz que adelantan el gobierno y la guerrilla de las FARC en La Habana, aún no han concluido, ya comienzan a tener repercusiones en la vida política del país vecino. La posibilidad del fin de la guerra elimina una forma de vida y de actuación de más de 50 años para la guerrilla, pero también para el componente castrense. Como ha ocurrido en otros países con situaciones similares, existe una eventualidad cierta de disminución del contingente militar y del patrimonio que manejan. De la mano, se podría vislumbrar una posible reducción de los recursos del plan Colombia que colocaría a los militares –según visión propia- en una situación de minusvalía respecto de sus vecinos.

Así, un informe de la Revista Semana de Bogotá titulado “Los negocios del Ejército” dio a conocer la semana antepasada unas grabaciones que caracterizó como “evidencia de una presunta red de corrupción en el Ejército”. Esto motivó que alrededor de 12 generales fueran pasados a retiro, produciendo un cambio profundo en el Comando General de las Fuerzas Armadas y la cúpula del Ejército. Así mismo, dos generales de la policía siguieron el camino de los militares. A pesar que tanto el presidente Santos como el ministro de defensa Juan Carlos Pinzón se esmeraron en dar muestras de la respetabilidad de los oficiales pasados a retiro, estos, aún vistiendo el uniforme militar se encargaron de cuestionar públicamente a las máximas instancias del Estado. Semana lo informó así: “Yo renuncio por honor y dignidad (...) Y lo hago ahora porque lo que uno ve es un complot contra las instituciones, entre ellas el Ejército”. Así explicó su renuncia el general Rey a RCN Noticias. “Se lavan las manos con los generales”, dijo en la radio el general Guzmán. El más duro fue el general Reyes, quien habló de “persecución” y dijo: “Muy seguramente con su falta de carácter el señor ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, se dejó asesorar por el señor comandante del Ejército, Juan Pablo Rodríguez, y tomó la decisión de llamarnos a calificar servicios”.

Un verdadero escándalo del que apenas ha asomado la punta del iceberg, de cara a las nuevas grabaciones que han seguido dando a conocer los medios de comunicación colombianos. Lo que Semana ha dado en llamar un “revolcón” en las fuerzas militares produjo repercusiones ipso facto, la más inmediata la caída en 6 puntos del presidente Santos en las encuestas, lo que ha prendido las alarmas del vecino país, toda vez que si el voto en blanco (que en las encuestas sigue subiendo) supera a todos los aspirantes, según las leyes colombianas, las elecciones deben repetirse sin que ninguno de los candidatos participantes del evento comicial anterior puedan hacerlo nuevamente.

Así mismo, en el contexto de esa última semana se descubrió la intercepción del correo privado del presidente Santos y el atentado contra la vida de la candidata presidencial de la Unión Patriótica, hecho que hizo recordar de inmediato al pasado tenebroso de los años 80 del siglo pasado. El nuevo jefe del Ejército, de inmediato adjudicó tal acción a las FARC, lo que fue desmentido por la guerrilla y por la propia candidata Aída Avella. 

Pero, al parecer en Colombia, esas son noticias cotidianas y de poca importancia. Tal vez, por ello, el afán de los medios de comunicación colombianos de informar en primera plana sobre los sucesos en Venezuela como noticia más relevante. Sólo habría que imaginar qué dirían aquellos que se creen dueños de la verdad en el mundo si en Venezuela fueran destituidos los 12 generales de más alto rango de las fuerzas armadas, se interceptan las comunicaciones del presidente de la república y se atentara contra la vida de una candidata presidencial. 

miércoles, 19 de febrero de 2014

¡Fascismo!!!!!!!!!!


En mayo del año pasado, cuando aún la derecha no aceptaba reconocer el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de abril, escribí en este mismo espacio un artículo titulado “Derecha fundamentalista vs. derecha pragmática”. En ese escrito caracterizaba a la primera como “…una oligarquía primitiva, fundamentalista, vinculada a los sectores más reaccionarios de la iglesia católica como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y el Yunque, que se fundan en la idea de que la civilización occidental judeo-cristiana está amenazada por una oleada “comunista” y, por tanto se sienten obligados a  arrogarse como “salvadores” de dicha civilización. Asumen una posición altamente ideologizada, extremista que en algunas ocasiones raya en el fascismo. En esta lógica se inscriben –por ejemplo- Fox en México, Uribe en Colombia, Vargas Llosa y Fujimori en Perú, el partido pinochetista UDI y la democracia cristiana en Chile”. Hoy, sin duda alguna, hay que agregar a esa tenebrosa lista al Partido Voluntad Popular de Venezuela.

El fascismo  es un movimiento o ideología autoritaria que originalmente agrupó fuerzas conservadoras en el período entre las dos grandes guerras en la Europa del siglo XX. Las estructuras fascistas que tuvieron mayor alcance fueron la de la Italia de Mussolini,  de donde adquirió su nombre, el nazismo liderado por Hitler en Alemania y el falangismo en España cuyo máximo exponente fue Francisco Franco y del cual derivan el Partido Popular español y los partidos demócrata cristianos de todo el mundo. En Venezuela tuvo su expresión original en COPEI, del que provinieron, –después de múltiples fraccionamientos- otras organizaciones como Primero Justicia y Voluntad Popular.

El fascismo tuvo una gran influencia  de una versión ramplona de la teoría de la evolución de Darwin que establece la lucha interminable entre personas y naciones. De aquí emana el culto a la violencia porque, por esa vía se puede imponer la voluntad del grupo de personas o de la nación que la interpreta con el objetivo de sobrevivir a cualquier precio. El líder fascista pretende ser siempre la encarnación de la “voluntad de la nación”. De ahí, -tal vez- proceda el nombre que Leopoldo López le ha dado a su organización.

Según Gramsci, el fascismo nace cuando  “el mundo viejo se niega a morir y un mundo nuevo no puede nacer”. Así mismo, es válido decir que el fascismo siempre ha surgido en momentos de crisis del sistema capitalista, cuando los sectores que lo interpretan ven debilitadas sus posibilidades de actuar en los marcos del propio modelo de democracia representativa que engendraron y con el que pretenden perpetuar su poder. Desde el punto de vista de clases, el fascismo se apoya fundamentalmente en ciertas fracciones de una clase media arribista que es fácilmente cooptada a partir de su afán de deslindarse de los sectores populares a los que desprecia  profundamente en su intento de “diferenciarse”. Los ideólogos fascistas aprovechan esta condición para hacerlos sentir un grupo superior cuya sobrevivencia se ve amenazada, por la acción de segmentos marginados de la sociedad que comienzan a reivindicar espacios de participación.

En este sentido, vale recordar las palabras del luchador anti-fascista búlgaro Jorge Dimitrov quien en 1935 recalcaba de un modo especial el carácter verdadero del fascismo, “porque el disfraz de la demagogia social ha dado al fascismo, en una serie de países, la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacadas de quicio por la crisis, e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubiesen comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza”.
Dimitrov se pregunta, “¿De dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas?” y responde “El fascismo logra atraerse las masas porque especula de forma demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con sus tradiciones revolucionarias”.

Y cual si estuviera viviendo la Venezuela de hoy, el líder búlgaro recrea los ataques de esta derecha fascista a las iniciativas que pugnan por la relación solidaria y fraterna que ha establecido el proceso bolivariano con los pueblos del mundo y en particular con los de Nuestra América. Con prístina visión de futuro afirmó, “El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo, en política exterior, es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos”. Por eso atacan a la Alba , a Petrocaribe, a Unasur y la Celac.

En América Latina, esta corriente de la derecha ultra reaccionaria surgió a partir del influjo de lo que ocurría en Europa, sin embargo, adquirió motor propio sobre todo en Brasil, Chile, Argentina y Bolivia. En nuestra región, además, adoptó una postura ultra radical frente a la democracia liberal burguesa. Aunque el fin de la segunda guerra mundial, produjo un declive del movimiento fascista en Europa, en América Latina logró mimetizarse hasta adquirir razón y fuerza de Estado a partir de la implantación -en la década de los 60 y 70 del siglo pasado- de las dictaduras sustentadas en la Doctrina de Seguridad Nacional apoyadas por Estados Unidos.

Los gobiernos dictatoriales de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile fueron catalogados como fascistas por algunos académicos y/u organizaciones políticas, sin embargo fue en Chile, donde asumió posiciones más claras en cuanto a sus características más importantes.

El propio presidente Salvador Allende alertaba respecto de este maligno tumor en el acto multitudinario con el que se conmemoraban tres años de su victoria electoral, el 4 de septiembre de 1973, justo una semana antes que la derecha chilena amparada en el poder de las fuerzas armadas, derrocara por la fuerza al presidente constitucionalmente elegido.

El Héroe de la Moneda describía el papel que la derecha jugaba para detener el avance del pueblo  y  afirmaba que la misma “no vacila en recurrir a prácticas fascistas”. Enfático dijo “Los que crearon ayer el sistema de gobierno que nos rige, no aceptan hoy ser gobernados y quieren destruirlo. Los que apoyaron ayer las instituciones del régimen para mantenerse en el gobierno, consideran hoy que ya no les sirven para sus intereses. Llegan a dejar reemplazar sus partidos políticos por grupos aventureros. No vacilan en atacar a los rectores de las universidades, a la propia iglesia, a su Cardenal. Nada los detiene, sino nuestra propia fuerza, unidad y convicción por lo que estamos luchando. Han roto, o intentan romper, todas las formas de la convivencia. La legalidad ya no les sirve, y la pisotean”.

Y agregaba más adelante “En las barbaries provocadas por el fascismo, ante nuestros propios ojos, hay una fuerza de represión brutal, ejercitada con tal crueldad, que constituye una muestra de lo que sería capaz de hacer contra los trabajadores, si tuviera el gobierno en sus manos. Es una muestra mínima de su desprecio por la democracia, por la vida de los hombres, mujeres y niños; de su odio, de su insaciable capacidad de destrucción”.

La historia se repite como los hechos habitualmente nos lo recuerdan.  La reflexión, el conocimiento y la experiencia adquirida en las vicisitudes de la lucha popular  darán los instrumentos para aprender de ella, pero sólo la fuerza del pueblo organizado es capaz de maniobrar o  incluso acelerar cuando ello sea necesario.  La tradición de Venezuela es pródiga en ejemplos.


Finalizo como el mismo párrafo con el cual concluí el artículo antes mencionado, escrito en mayo del año pasado “… el gobierno debe saber administrar este nuevo escenario en que la confrontación será de otro tipo, sin olvidar que las huestes fascistas siguen vivas y conspirando y que Estados Unidos siempre ´juega una simultánea en varios tableros`”. 

martes, 11 de febrero de 2014

¡Que se joda la Unión Europea!


Después que sus principales líderes fueran sujeto de espionaje por parte de las agencias de seguridad de Estados Unidos, que la subsecretaria de Estado para asuntos europeos de ese país, Victoria Nuland haya prorrumpido en el “piropo” que titula este artículo, al referirse a sus aliados europeos, da cuenta de la muy poca estima que tiene la potencia norteamericana por sus amigos, poniendo en evidencia además, la dignidad en decadencia de sus líderes. Salvo una tibia reclamación de la canciller alemana Ángela Merkel, no se escucharon voces que salvaguardaran algo del decoro que en otros tiempos caracterizara al viejo continente. La política es así. Con cientos de satélites espiando sus comunicaciones, los dirigentes europeos pensaron que era mejor tragarse el insulto antes de despertar la ira de su aliado mayor. Esta vez la causa del exabrupto fue Ucrania.

La vida política de Ucrania ha estado marcada a través de la historia por su ubicación a medio camino entre Rusia y Europa. De ahí su nombre que significa “País de la Frontera”. Los ucranianos desarrollaron una larga lucha por su unidad y su independencia, lograda apenas en el siglo XX. La relación con Rusia es parte inseparable de su historia desde mucho antes de la existencia de la Unión Soviética.

Ucrania fue el espacio donde se desarrollaron algunos de los combates más cruentos de la Segunda Guerra Mundial o Gran Guerra Patria como la han denominado los pueblos que pertenecieron a la URSS. Su territorio fue escenario de la lucha de grandes destacamentos guerrilleros que operaban en la retaguardia de las fuerzas de ocupación nazis. Estas unidades actuaban de manera primordial contra los trenes y otros convoyes de medios de transporte que necesariamente debían pasar por su territorio para apoyar a las fuerzas que pugnaban por ocupar la Unión Soviética.

Se calcula que más de 6 millones de ucranianos fueron asesinados por las tropas nazis y alrededor de un millón y medio de soldados provenientes de este país entregaron su vida formando parte de las Fuerzas Armadas Soviéticas. 700 ciudades y más de 25 mil pequeños pueblos fueron destruidos por la barbarie fascista.

El gobierno soviético se volcó a la reconstrucción de Ucrania en el período posterior a la guerra. Eso permitió que el país desarrollara un gran potencial industrial, de los más importantes del campo socialista y de toda Europa. 

Ucrania heredó parte significativa de la industria de armamento y de las Fuerzas Armadas de la Unión Soviética. Su ubicación geográfica y su soberanía sobre Crimea desde 1954, le permiten tener algunos de los puertos más importantes en el mar Negro. En Sebastopol se encuentra –después de un acuerdo bilateral- la gigantesca Flota Rusa del Mar Negro que opera en el flanco sur del territorio ruso y en el Mar Mediterráneo, lo que le da importancia estratégica.

Ucrania es un país de gran desarrollo industrial. Una vez superada la aparatosa caída de su economía, signada por el incremento de la pobreza, altísimos niveles de inflación y una ola de privatizaciones durante la transición del socialismo al capitalismo tras la desaparición de la Unión Soviética, el país se ha ido reponiendo durante este siglo.

Su economía está considerada entre las 40 más importantes del mundo por su PIB, aunque el PIB per cápita la ubica en lugares cercanos al 80 en el mundo. Su riqueza se basa en el desarrollo industrial, la alta tecnología, la producción de vehículos de múltiples usos, particularmente camiones, así como aviones de todo tipo. Se destaca también en el desarrollo espacial y el turismo. Sin embargo, es un importador neto de petróleo y gas, en primer lugar desde Rusia y en segundo de los países que bordean el Mar Caspio. Casi la mitad de su energía es nuclear.

La victoria electoral de Viktor Yanukovich tuvo importantes implicaciones políticas para el país y para la región. Su acercamiento a Rusia, generó condiciones óptimas para una alineación de estos gobiernos con el de Belarús, impidiendo en los hechos los planes de la OTAN para extenderse hacia el este. Esto cambió la correlación de fuerzas en la geopolítica de Europa Central y de todo el continente. La posibilidad de reactivar una alianza similar a la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que se creó al desaparecer la Unión Soviética, hizo que el eje que tiene centro en Moscú se pudiera articular nuevamente desde Europa oriental hasta las profundidades de Asia. Las buenas relaciones actuales de Rusia con China crearon -en los hechos- un polo de poder que mermará el posicionamiento de la OTAN y Estados Unidos en esta parte del planeta. La importancia de Ucrania en esta lógica es trascendental por su ubicación geográfica como puerta de entrada y salida de Europa y por su privilegiado litoral sobre el Mar Negro.

La Unión Europea y Estados Unidos han puesto en funcionamiento a tope su diplomacia tratando de buscar una salida favorable a sus intereses y ajenos a los de Rusia. Sus negociadores han actuado coordinadamente durante todo el invierno hablando con uno y otro actor del conflicto. Sin embargo, lo han tenido que hacer con suma prudencia a fin de no exaltar los ánimos de Yanukovich, llevándolo a caer mansamente en los brazos de Moscú. 

El malestar de la subsecretaria Nuland surgió por la diferencia de visión entre su país y Europa en torno a la salida de la crisis. Mientras Estados Unidos apuesta por Arseni Yatseniuk, abogado y ex ministro de economía de la República Autónoma de Crimea en el sur de Ucrania, los europeos lo hacen por el ex campeón mundial de boxeo y actual parlamentario Vitali Klichkó, para controlar un potencial gobierno post Yanukovich. Los intentos de encontrar una opinión de consenso han fallado una y otra vez. La impotencia de Nuland por la incapacidad para imponer la alternativa estadounidense a Europa causó su destemplanza cuando hablaba por teléfono con su embajador ante Ucrania.

La imposibilidad de Occidente para alcanzar una solución del conflicto parte de su errada idea de buscar la misma entre las instancias políticas que hacen vida en el parlamento. Los manifestantes opositores que se encuentran instalados en la plaza Maidán en Kiev, responden a criterios diferentes y a reivindicaciones muy distintas de las que sustentan los políticos.

En una situación que guarda cierta similitud con el manejo de la crisis siria, Occidente apostó por los manifestantes opositores suponiendo que serían dóciles vasallos que podrían controlar para hacer caer a Yanukovich. Al igual que en Siria, cuando el conflicto se le escapó de las manos, buscaron a ciertos sectores proclives a sus intereses a fin de hallar una salida atinada al problema. Al igual que en Siria, tendrán que acudir a Rusia para que los salve. Al igual que en Siria, Rusia acudirá gustosamente.

Desde el primero momento. Moscú ha informado a Occidente que los manifestantes de la Plaza Maidán provienen de agrupaciones extremistas y xenófobas, vinculadas a organizaciones fascistas y, han alertado en torno a la orientación anti rusa de los líderes de las protestas. 

Estados Unidos y Europa hicieron caso omiso de las advertencias rusas y alentaron a los manifestantes de igual manera que en 2004 cuando impulsaron la Revolución Naranja. Aunque en esa ocasión lograron la anulación de las elecciones que tuvieron que realizarse nuevamente, la situación hoy es distinta. Las diferencias entre Europa y Estados Unidos dan cuenta de esta situación. 

Tal vez ahora, Rusia coincida con Nuland y parafraseándola, puedan afirmar lo mismo que ella, aunque probablemente agreguen a Estados Unidos en su imprecación. 

jueves, 6 de febrero de 2014

Crónica desde El Salvador en elecciones


En 1932, en el occidente de El Salvador se realizó un gran levantamiento campesino como respuesta a reformas llevadas adelante por el gobierno, que afectaban a los campesinos y favorecían a los terratenientes. El dictador Maximiliano Hernández Gutiérrez reprimió a sangre y fuego las manifestaciones que devinieron en un genocidio de 25 mil campesinos, en su gran mayoría indígenas. Si consideramos que la población de el país para la época era de alrededor de un millón de habitantes podemos tener una dimensión real de la magnitud que dada la composición de los asesinados ha llegado a ser catalogado también como un etnocidio.
El gobierno de Hernández Gutiérrez responsabilizó al Partido Comunista Salvadoreño (PCS) de las acciones de protesta que escalaron hasta llegar a lo que también se ha denominado como una insurrección campesina. El 1° de febrero de 1932, el líder comunista Agustín Farabundo Martí, junto a los dirigentes estudiantiles Alfonso Luna y Mario Zapata fueron fusilados en San Salvador.
Sobre estos hechos, Schafik Handal, Secretario General del PCS, miembro de la Comandancia del FMLN durante el período de guerra y líder de la organización al finalizar la misma, nos recuerda en sus memorias que al respecto se han escrito muchas mentiras, agregando que “No hubo durante muchos años posibilidad de replicar y se dieron por verdades, falsas historias como aquellas donde se relata que las ´hordas comunistas` entraban a las casas, violaban a las mujeres, mataban niños y asesinaban a mucha gente. Todo eso es y fue mentira. En verdad muy pocas personas murieron a manos de los insurgentes”. Este evento escrito con la sangre de miles de salvadoreños marcó indeleblemente la historia de este país centroamericano en el siglo XX.
En 1980, las fuerzas revolucionarias que luchaban contra el gobierno de facto que se había entronizado en el país en octubre del año anterior, formalizaron un proceso de unidad que conformó una única organización política-militar para llevar adelante la pugna contra la dictadura en los frentes militar, político y diplomático. Los hombres y mujeres que participaron en la creación de la nueva estructura no dudaron en denominar a la misma con el nombre de aquel adalid de las luchas de comienzos de siglo. Así, el 10 de octubre de ese año nació el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) como paso superior a la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU) que ya venía funcionando desde mayo.
El período de confrontación bélica iniciado a partir de entonces, obligó a los revolucionarios salvadoreños a elevar no sólo su nivel militar, sino también el político y el diplomático. Con grandes contratiempos al comienzo y, llevando adelante un proceso de elevación de la capacidad combativa de conjunto, el FMLN fue construyendo su unidad interna en la búsqueda de los objetivos que se iban trazando en el desarrollo de la guerra que duró doce largos años y en la que se calcula que murieron alrededor de 70 mil ciudadanos.
En 1989 se iniciaron conversaciones entre el gobierno y el FMLN para poner fin al conflicto bélico. Este proceso arduo y complicado llegó exitosamente a su fin el 16 de enero de 1992 tras la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, México, convirtiendo a la organización guerrillera en un partido político que a partir de entonces entraría a participar como tal en los marcos de una frágil democracia representativa que se propuso profundizar creando mecanismos reales de participación popular.
El FMLN es hoy la segunda fuerza política del país después de los comicios legislativos y municipales del 11 de marzo de 2012 tras obtener 31 diputados de los 84 que conforman la Asamblea y 85 alcaldías de las 262 que tiene, aunque en 2009 tuvo la capacidad necesaria para alcanzar al gobierno llevando a la presidencia al periodista Mauricio Funes.
Ahora, cinco años después, la nación centroamericana ha realizado la primera vuelta de las elecciones presidenciales donde no hubo ganador por lo que los ciudadanos tendrán que acudir nuevamente a las urnas el próximo 9 de marzo.
La víspera de las elecciones que se realizaron el pasado domingo 2 de febrero se conmemoró el 82 aniversario del fusilamiento de Farabundo Martí y sus compañeros. Muy temprano, en la mañana del sábado, dirigentes y militantes del FMLN acompañados por visitantes venidos de variados rincones del planeta llegaron al cementerio a rendir homenaje al héroe que diera su nombre a la organización. En el mismo camposanto, reposan los restos de Schafik Handal y del General Francisco Morazán, hondureño de nacimiento y poseedor de una extraordinaria visión integracionista que lo hizo ser el más importante de los continuadores del ideal bolivariano en Centro América durante el siglo XIX. Ante estos tres grandes de la historia salvadoreña, los militantes del FMLN, a través de las voces del Presidente de la Asamblea Nacional Sigfrido Reyes y la Secretaria de Relaciones Internacionales Nidia Díaz, ambos miembros de la Comisión Política se comprometieron a la victoria en la próxima jornada electoral.

A esa hora, el cementerio de los Ilustres, ubicado en una populosa barriada de San Salvador, rodeado -cosas de Nuestra América- del más importante mercado popular de la ciudad, rebosaba febril actividad de los pequeños comerciantes quienes con voces vocingleras anunciaban sus productos. Los sacos de mangos, jocotes, chayotes, güisquiles, ocras, carambolas y ayotes cubrían las aceras del mercado cuya retaguardia era cubierta por la pared de la necrópolis. El salvadoreño, pueblo humilde y muy laborioso desde estas tempranas horas del día trabajaban con un entusiasmo que los rebasaba transmitiendo la alegría que los caracteriza, a pesar de las dificultades de un país que intenta salir adelante a pesar de una derecha recalcitrante que durante décadas ostentó el poder, aprovechando para construir falsas verdades a través de feroces medios de comunicación que levantan inexistentes imágenes de terror e inseguridad si el FMLN continuara en el gobierno, ahora a través de un presidente salido de sus propias filas.

Bajo este marco transcurrió el proceso electoral del domingo. Los hechos de corrupción que cobraron fuerza en las semanas previas a las elecciones involucrando a altos dirigentes del ultra derechista partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), entre ellos a un ex presidente de la República, parecían haber decantado definitivamente a los votantes, augurando un probable triunfo en primera vuelta para el FMLN si obtenía el tan ansiado 50% + 1 voto.

Ello no ocurrió. Al obtener “sólo” el 48, 9% de las preferencias populares, se deberá realizar la segunda vuelta el próximo 9 de marzo cuando se dirimirá definitivamente quien será el próximo presidente del más pequeño de los países centroamericanos.

No fue la derecha quien impidió el triunfo electoral del FMLN el pasado domingo, sino una abstención que rondó al 50%. Esa oscura fuerza para la que pareciera no haber estado preparado no les permitió la victoria definitiva. Confrontaron exitosamente a la derecha cavernícola en el plano de las ideas, en la generación de propuestas y en la elaboración de un plan de futuro en el que la Alba tiene un papel preponderante, pero no previeron la inasistencia de tan alto número de ciudadanos a la contienda comicial. En El Salvador, la Alba se manifiesta de manera concreta y tangible: combustible a menor precio que el mercado, créditos y entrega de semillas para los productores, así como la seguridad de que su cosecha será comprada, becas para los jóvenes y muchas otras acciones en beneficio de los más necesitados e incluso de sectores de la clase media . Todo ello hace que encuestas realizadas en el país muestren que la Alba tiene un mayor nivel de aprobación que el propio gobierno, lo cual es calificado de insólito por muchos visitantes extranjeros que han acudido al país como observadores de las elecciones.


En el discurso de victoria, el candidato presidencial del FMLN y actual vicepresidente de la República, Salvador Sánchez Cerén resaltó la importancia de haber obtenido más de 10 puntos de ventaja sobre su contendiente de la derecha y llamó a trabajar para ensanchar el espectro de los que deben participar para conquistar la victoria del 9 de marzo. Un esfuerzo continuado para atraer a los potenciales votantes que no acudieron a las urnas el pasado 2 de febrero será la clave para lograr el tan anhelado triunfo por lo que lucharon y murieron Farabundo y Schafik, así como decenas de miles de salvadoreños.