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lunes, 24 de octubre de 2011

La victoria de Cristina.


Al escribir estas líneas es la 1 y media de la madrugada del lunes 24 de octubre en Buenos Aires y se ha consumado la aplastante victoria electoral de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al obtener casi el 54% de los sufragios de los argentinos. No sólo fue re elegida en su cargo sino que además, su agrupación política, el Frente para la Victoria obtuvo 8 de 9 gobernaciones provinciales en juego y el quórum necesario de 129 diputados y 37 senadores para controlar ambas cámaras del Congreso.

La presidenta Fernández obtuvo una de las más altas votaciones alcanzadas por un candidato/a a presidente/a en la historia, sacando más de 35 puntos porcentuales a su más cercano contendiente, el socialista Hermes Binner, dejando –dicho sea de paso- al candidato de la derecha en tercer lugar con un miserable 11%.

Entre los datos a considerar cuando se realizan los cómputos finales del evento electoral está la importante presencia de los jóvenes kirchneristas agrupados en La Cámpora que han obtenido al menos 10 diputados, los que sumados a la numerosa representación que tienen en otros cargos del gobierno y del Estado, así como de conducción y dirección de las organizaciones sociales dan cuenta de un movimiento que se prepara para mantener en el tiempo la estrategia elaborada por Néstor Kirchner a quien Cristina en su discurso de festejo en la tradicional Plaza de Mayo llamó “el fundador de esta victoria” y para que no hubiera equívocos destacó que “…sin él, sin su coraje y sin las cosas que se atrevió, hubiera sido imposible llegar hasta aquí. Jamás dejó sus convicciones mientras tuvo aliento”, y agregó: “no hablo de él como marido, que nadie se equivoque”. Los jóvenes que se agolpaban multitudinariamente en la madrugada bonaerense lo validaban: “Soy argentino, soy soldado del Pingüino”.

Para América Latina y el Caribe y en particular para el sur de nuestro continente este triunfo significa la posibilidad de dar continuidad a las políticas de integración en las que Néstor Kirchner primero, y Cristina Fernández después, han jugado un papel relevante en cada una de las instancias que se han ido creando para construir un espacio alternativo de acercamiento y participación en el desarrollo, la independencia y la defensa de la soberanía al margen de los dictados imperiales.

Es menester recordar en un día de victoria como éste que fue en Argentina en aquellas memorables jornadas de noviembre de 2005, hace casi 6 años cuando el engendro imperial llamado ALCA pasó a mejor vida por el empuje de los pueblos de la región y sus presidentes.
Hoy, también el pueblo argentino refrendó con su voto la voluntad integracionista de su presidenta, para que su gobierno siga jugando un papel apreciable en el acercamiento con sus hermanos de América Latina y el Caribe y para que el poderío económico de Argentina, su prestigio internacional y su talante democrático sean uno de los ejes sobre el cual gire la unidad de nuestros pueblos.

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