Con
la coordinación de investigación y la edición de Ariel Fernando Ávila, Coordinador
del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris, se acaba de lanzar en la Feria Internacional
del Libro de Bogotá el libro “La frontera caliente entre Colombia y Venezuela”.
La obra en la que participan otros cinco investigadores es el producto de una
pormenorizada y argumentada pesquisa como las que ya nos tiene acostumbrados la
prestigiosa Corporación Nuevo Arco Iris.
El
prólogo de León Valencia, director de la citada institución colombiana, señala que
el libro en cuestión en sus más de 500 páginas “Describe la
transformación y reconfiguración de los nuevos mercados legales e ilegales y
los altos grados de penetración institucional que alcanzan las estructuras
criminales en la zona fronteriza, sin desconocer fenómenos tradicionales como
el contrabando y el narcotráfico. Además analiza los grupos armados ilegales y
bandas criminales que actúan en la zona de frontera”.
Más
adelante señala que “En el desarrollo de la investigación se encontró algo
verdaderamente escandaloso: algunos grupos neoparamilitares –´Los Rastrojos`,
´las Águilas Negras` y el ejército privado del ´Loco Barrera`- se formaron en
Venezuela y de ahí se expandieron hacia las regiones próximas de Colombia. La consolidación violenta de
estas estructuras criminales a lado y lado de la frontera estuvo acompañada de procesos
de parapolítica, ascenso de élites políticas asociadas a la criminalidad, y
reconfiguración de la disputa territorial con grupos guerrilleros”.
Después
de una extensa introducción en la que se
hace un estudio profundo de la transformación del crimen en la frontera y en la
que se analiza de manera general la estructura criminal en toda la zona
fronteriza, la obra se adentra en investigaciones detalladas de la situación diferenciada
por región: Arauca- Apure, Norte de
Santander-Táchira y La Guajira y Cesar-
Zulia, las primeras en Colombia y las otras en Venezuela.
Las
conclusiones apuntan a señalar que lo que
en el libro se denomina “actores
armados ilegales” colombianos trascienden las fronteras de su país. Hace un
importante llamado de atención en torno a que esto no sólo es válido para los
grupos subversivos, que son los únicos de los que tiene eco en los medios de
comunicación, sino que “se hace imperativo ubicar a grupos neoparamilitares,
bandas de crimen organizado y narcotraficantes que actualmente se encuentran en
el vecino país ocasionando situaciones pandémicas que implican, entre otros
aspectos, altos niveles de violencia y criminalidad en ambos lados de la
frontera”
Las
autoridades deberían tomar nota de esta investigación. El conflicto colombiano
es el principal obstáculo a la integración en América del Sur, su
desbordamiento más allá de las fronteras del país vecino es la amenaza más
visible para la real transformación de América del Sur en zona de paz, uno de
los objetivos primordiales de Unasur. Los únicos interesados en que tal
situación se mantenga no están en nuestros países, sino al norte, aunque sus
cabezas visibles hablen castellano.
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