El próximo domingo 16 de octubre dará inicio en Beijing el XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), evento cumbre que trazará el rumbo para los próximos 5 años de vida del gran país asiático.
Los 2296 delegados se abocarán a discutir acerca de la puesta en práctica de la política de prosperidad común que significa que una vez superada la meta de eliminación de la extrema pobreza, el PCCh debe ahora considerar la reducción de la brecha de riqueza como su mayor reto en materia económica. En el ámbito internacional, el principal objetivo del Congreso será discutir acerca de la creación de la comunidad de destino compartido propuesta por el secretario general Xi Jinping.
En el plano interno, el Congreso elegirá un nuevo Comité Central de 203 miembros, el Buró Político de 25 y su Comité Permanente que ahora es de 7 pero que se especula que podría ampliarse a 9 o, incluso reducirse a 5 integrantes como señala el analista internacional y gran conocedor de la realidad china, Xulio Ríos.
En los asuntos relacionados a la política internacional, el máximo evento de los comunistas chinos debatirá acerca de la tensa relación con Washington que está en su punto más bajo por la utilización que hace de la particular situación de Taiwán a fin de generar conflictos y mantener una permanente tirantez que justifique la presencia creciente de las fueras militares de Estados Unidos en los mares adyacentes a China como instrumento de provocación para justificar el incremento de la venta de armas, su principal industria y sostén fundamental de su economía.
China se prepara para participar en la Cumbre del G-20 a realizarse en Indonesia los próximos 15 y 16 de noviembre, primer evento (tras el inicio de la operación militar especial, hoy devenida en antiterrorista en Ucrania) en el que posiblemente participen de forma presencial los líderes de Estados Unidos y Rusia y en el cual se espera que Beijing juegue un papel determinante para proyectar al futuro su condición de potencia.
Desde el punto de vista económico, el cónclave hará una evaluación de la lucha contra la pandemia de Covid19 y las implicaciones que ha tenido para la vida nacional en particular para la economía. Otros problemas que se analizarán en el Congreso serán los de la crisis demográfica y el desempleo juvenil que ha estado aumentando en los últimos años.
Una rápida mirada a la composición de los delegados da cuenta de las falencias y las potencialidades del PCCh como conductor de la sociedad china. Aunque el número de mujeres elegidas aumentó en un 2,8% respecto al anterior Congreso, todavía su cifra sigue siendo reducida, toda vez que asciende sólo al 26,95% del total. Así mismo, en el Buró Político de 25 miembros hay una sola es mujer y no se visualiza que esta situación vaya a cambiar. Es una gran deuda que el PCCh tiene con la sociedad.
Por el contrario, los delegados de las minorías alcanzan al 11,5% exponiendo aquí una sobre representación positiva, toda vez que los grupos étnicos minoritarios en China son expresión del 9% de la población total del país.
Por otra parte, resulta relevante la elección de un 33,6% de trabajadores vinculados directamente a la producción. Así mismo, es de destacar que la edad promedio de los delegados es de 52,2 años lo cual es expresión clara de la renovación y la apertura a las nuevas generaciones a responsabilidades superiores. En esta cifra es menester destacar que 18,9% son menores de 45 años y 59,7 menores de 55 años. El 52,7% tiene títulos de posgrado mientras que otro 36% ha alcanzado al menos un título universitario. También es notorio que el 96,9% de los delegados ingresaron al PCCh después de 1978 cuando dio inicio a la política de reforma y apertura.
Un aspecto de mucha importancia para la elección de los delegados fue su papel en la lucha contra el alivio de la pobreza y contra la pandemia de Covid19, así como en la promoción de la innovación tecnológica, áreas de donde han emergido verdaderos héroes y heroínas que ahora se les reconoce su esfuerzo y entrega, premiándolos con su selección como participantes en el cónclave más importante de la vida política en China. De ellos,710 han ganado títulos honoríficos por su encomiable labor.
En el plano de la renovación, el Congreso dirá adiós a la presencia “invisible” de Jiang Zemin, el principal heredero de Deng Xiaoping quien a pesar de estar apartado de la vida política activa, a sus 96 años sigue influyendo en un sector no menor del PCCh y del Estado. Aunque a Jiang se le reconoce ser el iniciador de una política económica de gran crecimiento, la misma fue generadora de altos desequilibrios que ahora Xi Jinping debe tratar de controlar. Jiang gobernó según sus principios de “primero eficacia, después justicia” y “primero manchar, después limpiar” que tantos problemas han producido. Xi ha tenido que hacer un esfuerzo superior para derrotar la creciente corrupción emanada del tiempo en que Jiang era la principal autoridad del país.
Aunque parece descontado que Xi Jinping será elegido para un tercer período como secretario general del PCCH, otros importantes líderes parecen haber llegado a su ocaso, entre ellos el actual primer ministro Li Keqiang y el vicepresidente Wang Qishan. También es probable que se jubile Yang Jiechi, máximo responsable de la política exterior del Estado y de la política internacional del PCCh.
Entre otros dirigentes que vislumbran su entrada al poderoso Comité Permanente del Buró Político cabe destacar a Hu Chunhua quien se menciona como probable nuevo primer ministro, Li Qiang y Chen Min´er quien pareciera proyectarse como el relevo de Xi Jinping cuando este se retire, tal vez en el próximo Congreso si el país y el mundo no está atravesando un período de tantas turbulencias como el actual.
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