Al escribir estas líneas, hoy viernes 4 de diciembre, Venezuela se prepara para que dentro de pocas horas se realicen las elecciones parlamentarias para renovar la Asamblea Nacional, sin embargo, como han sido todos los eventos electorales en el país (veinte en total, incluyendo presidenciales, parlamentarias, de gobiernos locales y referéndums ) durante los últimos 15 años, los mismos se transforman en verdaderas contiendas donde pareciera que se juega el todo por el todo, en una confrontación de vida o muerte. No hay otro país del mundo en que esto sea así. No hay otro evento de este tipo en el planeta que vuelque todas las miradas para buscar, previo a los comicios, los probables resultados y en ningún otro lugar del globo, se manifiesta una pugna política en la que actores de diferente índole y de las más diversas latitudes, se sientan con el derecho de intervenir y opinar como si de elecciones locales se tratara.
Algunos de los que leen estas reflexiones, ya sabrán el resultado del sufragio, no obstante, dados los compromisos de entrega con los medios que las publicarán, escribo sin saber los números finales y sus consecuencias. Mi única aspiración es que mientras examinen estas líneas, el país se mantenga en calma, los resultados sean reconocidos y prime la cordura y la racionalidad. El sistema electoral venezolano y su institución rectora, el Consejo Nacional Electoral han dado pruebas fehacientes de su efectividad, transparencia y neutralidad en el ejercicio de sus funciones. La tecnología introducida desde hace unos años imposibilita la alteración de los resultados como ha sido reconocido por algunas instituciones, personalidades y especialistas en el tema que han venido una y otra vez a Venezuela durante los últimos años. El ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, muy lejano políticamente del chavismo afirmó en 2006 que "… de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo", y de esa fecha hasta ahora, los avances tecnológicos y la profesionalidad del recurso humano han incrementado la eficiencia del sistema.
Dos días antes de los comicios, no es posible ofrecer resultados probables en lo que todo indica será una contienda muy cerrada en la que aún hoy, el número de indecisos es muy alto. Las empresas encuestadoras, mercenarias de los números, dicen lo que desean que digan quienes les pagan. En una verdadera actuación esquizofrénica, se equivocan una y otra vez y las siguen contratando como si fueran el “Oráculo de Delfos” de las elecciones. Es algo que no resiste la más mínima investigación seria. En Argentina se equivocaron en la primera vuelta cuando daban diez puntos a favor del candidato oficialista y en la segunda, lo volvieron a hacer cuando, esta vez daban los mismos diez puntos a favor del opositor., pero no tengo duda que en las próximas elecciones acudirán nuevamente para ellas para confundir y terminar sirviendo oscuros intereses que nunca son públicos.
Las verdaderas encuestas son las que no se publican, las que permiten elaborar políticas, no sólo en tiempos electorales, sino como verdadero instrumento científico para construir eficientemente una gestión u hacer oposición a ella. Las otras son un mero instrumento de manipulación, que además ahora tienen en las llamadas “redes sociales” un tambor de resonancia para engañar incautos. Vale recordar lo que al respecto de este tema dijo el destacado escritor y filósofo italiano Umberto Eco, quien por cierto, tampoco es chavista: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”.
Digo esto porque me parece sumamente peligroso el ambiente pre electoral creado por la oposición venezolana, al divulgar, -con los bombos y platillos que le ofrecen los medios transnacionales de la comunicación, la ultra derecha global y estas “redes sociales”- la idea de que va a obtener una aplastante victoria. Sin saber los números, creo que ese no es un escenario probable, que sin embargo, genera condiciones para desatar la violencia posterior como ya lo han anunciado Henrique Capriles y el director del pasquín caraqueño El Nacional, Miguel Henrique Otero. Todo ello, mientras un portavión de la armada de Estados Unidos estará surcando aguas del Mar Caribe el día de la elección y centenares de paramilitares colombianos se concentran en la frontera entre ambos países.
Pero hay un hecho, ocurrido recientemente que retrata en toda su magnitud, la catadura moral de esta gente y la de aquellos que los apoyan en el escenario internacional, lo cual incluye jefes de Estado y parlamentarios de varios países, pero en primer lugar de Colombia y Chile, que de estos temas no tiene un expediente muy limpio.
Al finalizar un acto político en la ciudad de Altagracia de Orituco, y en el momento en que se retiraba del lugar, en un ajuste de cuentas entre bandas delictivas, fue asesinado un conocido hampón que operaba en la zona y que era un connotado extorsionador, miembro de la banda los Plateados. El delincuente asesinado llamado Luis Manuel Díaz alias “La Crema”, había salido de prisión hace dos años por el asesinato de dos jóvenes. Este delincuente, además de realizar estas funciones no tan santas, fungía en la ciudad, desde hace dos meses como Secretario General de Acción Democrática, el partido de Carlos Andrés Pérez, uno de los principales de la oposición. Este hecho que se intentó politizar, fue resuelto policialmente con gran celeridad, los asesinos fueron capturados, declarando que en ningún momento el homicidio tuvo motivos políticos. De hecho, con la misma pistola que fue asesinado Díaz, unos meses antes había sido ultimado otro miembro de su banda.
Hasta ahí, el homicidio no hubiera superado las crónicas rojas de cualquier periódico en cualquier lugar del mundo, sin embargo acompañando al delincuente en el acto estaba la esposa de Leopoldo López quien se apresuró a decir que se había manchado de sangre de “este líder de la oposición asesinado por el gobierno”. La imaginación de la señora Tintori no tiene recato, toda vez que es falsa tal aseveración, porque ella se encontraba en el escenario del acto alejada por varios metros del lugar del asesinato. Esta señora a la que han dado rienda suelta para mentir, unos días antes regresando de Buenos Aires, armó un gran show en el avión de Aerolíneas Argentinas que la trasladaba a Caracas, haciendo aspavientos y diciendo que “dos funcionarios de la policía política venezolana la estaban siguiendo”. Las aeromozas siguiendo instrucciones del capitán de la nave la tuvieron que llamar a la cordura y tranquilidad. La misma puesta en escena fue repetida al ingresar al aeropuerto de Maiquetía en Caracas. Ella actúa bajo órdenes superiores que la instan a hacer escándalos en toda ocasión posible para que los medios internacionales puedan construir las falsas verdades que los receptores de la información aceptan como auténticas.
Lo cierto es que al funeral del señor Díaz asistieron muy pocas personas, entre ellas ninguno de sus “compañeros de partido” ni de ninguno de los partidos de la oposición. Así mismo, ciudadanos de Altagracia de Orituco, tanto proclives al gobierno como a la oposición, mostraron tranquilidad y alivio por “haber salido de tamaña lacra”. Algunos de ellos, productores agrícolas y pecuarios de la zona que van a votar por la oposición y que fueron extorsionados por “La Crema” manifestaron que el fallecimiento de éste, traerá mayor tranquilidad a la región y a la ciudad.
Enterado de la noticia del homicidio de Díaz, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos manifestó que “El mundo entero debe condenar este asesinato”, y a continuación, asumiendo a priori el engaño montado por la Tintori respecto del supuesto carácter político del hecho resaltó que “Esto que sucedió en Venezuela no tiene justificación. Hacemos votos para que Venezuela no tenga unas elecciones con violencia”
Resulta curioso que en un país en el que la violencia desde hace más de 65 años es cosa de todos los días, en el que se han asesinado varios candidatos presidenciales y un sinnúmero de parlamentarios y dirigentes locales, en el que sólo en el último año han sido victimizados 69 dirigentes sociales y de derechos humanos, el presidente muestre preocupación por la muerte de un delincuente. Si esta fuera una actitud permanente del señor Santos, prácticamente no podría gobernar, porque todos los días tendría que estar dando pésames, y lamentándose de la alta criminalidad de su país.
Pobre Colombia, mientras su pueblo y su sociedad luchan por la paz, su máxima autoridad está preocupada por la muerte de un delincuente, asesino y extorsionador quien en sus ratos libres hacía de dirigente de la oposición, ¿será que ambas funciones son compatibles?
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