Es difícil hablar un día como hoy cuando las emociones han desbordado la razón y un nuevo sueño se ha hecho realidad en El Salvador. Es mejor que hablen los protagonistas. Schafik Hándal, líder fundador del FMLN, fallecido lamentablemente en enero de 2006 y Salvador Sánchez Cerén, presidente electo de esa república centroamericana.
Este diálogo imaginario tiene textos extraídos del libro “Legado de un revolucionario de Schafik Hándal (SH) y “Con sueños se escribe la vida” de Salvador Sánchez Cerén (SSC). Los enlaces en cursiva son míos, solo para dar coherencia al texto
SH. Salvador, hay algunas ideas equivocadas
respecto al futuro.
“La tesis suprema de algunos compañeros es la
siguiente: `Los dirigentes históricos quieren mantenerse siempre en oposición,
nosotros queremos llegar al gobierno´ Estas afirmaciones son falsas, son
afirmaciones gratuitas, eluden analizar abierta y transparentemente las
capacidades y fraudes de la derecha para conservar el gobierno y nuestra eficaz
manera de derrotarla en base de una
creciente acumulación de fuerzas. Eluden reconocer nuestro consistente avance
en esa acumulación.
Para los revolucionarios el realismo responde a
otro concepto: conocer y estudiar la realidad para cambiarla, no para someterse
a ella. Y la viabilidad no tiene que ver con sacrificar principios y
misión, sino con saber definir y aplicar
estrategias de organización y lucha que nos lleven a niveles superiores de
conciencia, movilización del pueblo, alianzas, acumulación y vuelco a nuestro
favor de la correlación de fuerzas para
lograr el cambio”.
SSC. Claro Schafik. A veces pareciera que algunos
olvidan nuestros orígenes.
“En los
últimos años, tras la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de enero de 1992
visito con frecuencia Quezaltepeque, ubicado en el departamento de la Libertad.
Mi pueblo, paraíso de mi infancia, el lugar donde vine a la vida y crecí en el
seno de una familia numerosa, humilde, en la que me eduqué en valores humanos
que procuro me acompañen siempre. Cuando camino por sus calles, me vienen a la
memoria aquellos días felices de los años cuarenta y cincuenta y puedo verme a
mí mismo por las calles empedradas y polvorientas en las que jugábamos (…)
entre risas, gritos jubilosos y algún que otro pleito. Son raíces profundas las
que me devuelven siempre a este pueblito mío, mostrándome que en cierto modo la
vida es un eterno retorno y que a pesar
de los años no hay olvido sino necesidad de abrazar el paisaje de la niñez”.
SC. De ahí
venimos. Eso somos. Hombres y mujeres del pueblo, pero nos acusan de ser muy
radicales
“En
realidad, nuestro supuesto radicalismo no se puede definir en la actualidad
como anticapitalismo total. El programa que hemos elaborado tiene a la base la
conciencia de que no se trata de la volición inmediata del capitalismo en
general, de toda expresión de relaciones capitalistas de producción,
distribución e intercambio. De lo que se trata en nuestro Programa de la época
de la Revolución Democrática, es de abolir el capitalismo neoliberal
dependiente y asegurar el desarrollo nacional con justicia social y en
democracia participativa, que supere la pobreza, el desempleo profundo y crónico, el atraso
educativo-cultural y científico-técnico, que garantice la salud, la vivienda,
el medio ambiente, la equidad de géneros; que reactive la economía, reconstruya
y fortalezca el tejido productivo nacional
agropecuario e industrial apoyando la pequeña y mediana empresa, las
empresas cooperativas y desarrollando la integración regional. O dicho en pocas
palabras: construir la base económica y social que haga posible transitar a una
sociedad socialista”.
SSC. Esas ideas
fueron los que nos permitieron entrar a dialogar con la misma entereza que
fuimos a la guerra. ¿Te acuerdas Schafik?
“El proceso
de diálogo y negociación entre el gobierno y el FMLN fue complejo. Hubo que superar una alta
barrera de desconfianza. En segundo lugar nos vimos en la necesidad de
construir un espacio de interlocución con un lenguaje que ayudara a la
aproximación y no al distanciamiento. Un tercer esfuerzo se centró en la
elaboración de una agenda y en el manejo lo más unificado posible de conceptos.
En el interior del FMLN hicimos también un trabajo de inserción del proceso de
negociación en una estrategia más amplia y ambiciosa que de ningún modo
contemplaba un acuerdo de paz como el final del proceso revolucionario. En todo
caso la vía del diálogo político era parte de la filosofía y la visión del FMLN
desde 1981 cuando incorporamos a nuestra voluntad de lucha la hipótesis de modificar el escenario
institucional y político de nuestro país por la vía de un acuerdo político
basado en principios y reglas democráticas, y que significara un avance
sustantivo hacia la justicia social”.
SH. ..y ahí surgió
un nuevo problema
“Hay quienes argumentan que no es posible generar
un proceso de cambio desde dentro del sistema, actuando con las mismas reglas
del sistema. Estoy en desacuerdo con esta opinión que se presenta como verdad
absoluta e indiscutible. (…) Nada, pues autoriza hoy planteamientos dogmáticos
sobre la vía de la revolución: Todas son posibles si las fuerzas
revolucionarias, el partido de la revolución logra ganar el corazón y la mente
del pueblo y si lo sabe organizar y conducir con acierto. Ello exige un partido
fiel a su misión y un liderazgo experto y lúcido”.
SSC. Si, la
vida nos dio la razón
“En 1994, cuando participamos por primera vez en
las elecciones, llevamos un programa basado en los Acuerdos de Paz cuyo
contenido era el desarrollo de la transición democrática. En esas elecciones
generales en marzo de 1994, aspirábamos a ganar alcaldías, diputados, diputadas
y la presidencia de la república. Logramos ganar las primeras 15 alcaldías y 21
diputados (de un total de 84), y aunque perdimos las presidenciales, nos
convertimos en la segunda fuerza nacional”.
SH. Pero, eso
tuvo una respuesta inmediata de quienes querían detener la historia
“Que en El Salvador se repitiera el fenómeno de la
izquierda revolucionaria asumiendo el gobierno por vía electoral, fue lo que
llevó al pánico a la gran burguesía y a su partido Arena en las elecciones en
el 2004. Sus temores tenían fundamentos: para detenernos recurrieron a una
operación gigantesca de atemorizamiento en la que participaron altos
funcionarios de Estados Unidos (….). Y, sin embargo, gran parte de la
ciudadanía entendió nuestro mensaje. Nosotros llegamos a ochocientos doce mil
votos y eso es más que la suma de las dos veces anteriores que participamos en
elecciones presidenciales, más que los votos con los que ganó Arena la
Presidencia en cada una de las tres ocasiones anteriores y una vez y media más
que nuestra votación mayoritaria para diputados y alcaldes de 2003”.
SSC. Y tal como
dijimos, perseveramos y seguimos avanzando. Trabajamos en colectivo porque…
“…uno se comporta, crea y construye como parte de
un contingente destacado del pueblo. Tengo claro que el afán por lo justo es
una tarea comunitaria, popular, que no es suficiente con ser buena persona. Yo
he sido parte de esta obra colectiva, porque son los pueblos los que construyen
la historia, los que hacen las grandes transformaciones, las revoluciones, pues
la realización de los cambios sociales y democráticos solo puede ser una tarea
de las mayorías populares. De modo que integro ese segmento del pueblo más
organizado, comprometido con la lucha por defender los ideales más nobles del
ser humano, y en cierto modo mi vida personal, es al mismo tiempo expresión y
espejo de la vida de muchos, de una experiencia colectiva”
SH. Te toca
una gran tarea Salvador…
“Para nosotros es indispensable llegar al gobierno, pero no es suficiente; es
necesario preparar las condiciones que hagan posible que emprendamos verdaderas
transformaciones estructurales, capaces de superar las causas que dan origen a
la injusticia social, a la pobreza y al sistema político autoritario. Me estoy
refiriendo a ganar el corazón y la mente del pueblo, elevar su conciencia
revolucionaria mediante una intensa y sistemática lucha de ideas y propuestas
concretas de soluciones a sus problemas y sufrimientos, construyendo una
extensa, ramificada y poderosa organización popular, concertando y movilizando
un amplísimo sistema de alianzas sociales y políticas, vinculando profundamente
al FMLN con un creciente movimiento social; en fin, logrando un gran vuelco de
correlación de fuerzas a nuestro favor como la fuerza revolucionaria capaz de
transformar el país para bien de la gente”.
SSC. No te
preocupes Schafik. Me conoces bien.
“Me incorporé a las Fuerzas Populares de
Liberación Farabundo Martí y contribuí a unir nuestras fuerzas con otras
fuerzas político-militares. Fui fundador del Frente Farabundo martí para la
Liberación Nacional, FMLN, y no dudé cuando tuvimos que tomar la decisión de
firmar los Acuerdos de Paz e iniciar un nuevo período de lucha. Todo mi pasado
se vuelca hacia el presente y de manera especial hacia el futuro: sé que el
camino es largo, duro y complejo, pero he aprendido a ser paciente y constante.
No dudo de la victoria de nuestro pueblo y sé que la garantía de que ello
suceda radica en que siempre combatiremos, lucharemos, por alcanzar mayores
niveles de bienestar de la población de este pequeñito pero gran país”
Hoy
ganamos Schafik, el pueblo obtuvo la victoria, es nuestra victoria, es tu
victoria. Tu visión segura nos señaló el camino, la convicción de nuestras
ideas y la certidumbre en la política que hemos desarrollado en cada momento de
la lucha nos ha traído a este instante grandioso de la historia de El Salvador.
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