En la situación actual cuesta mucho abstraerse de lo que
está ocurriendo y comenzar el año
escribiendo de otra cosa que no sea expresando nuestro sentimiento de
solidaridad con el Comandante Chávez y su familia y el deseo de que lo más
pronto posible se produzca su restablecimiento.
El pueblo venezolano y los de las más disimiles regiones
del planeta han desarrollado su mayor creatividad
para encontrar distintas maneras de expresar su respaldo y transmitir un apoyo
que ha rebasado todas las fronteras para generar una corriente de energía que
ha unido opiniones, tendencias y religiones.
Intentaremos mantener y elevar el debate sobre las
variables que mueven las relaciones internacionales, tratar de comprender mejor
las dinámicas que están en el centro de la problemática planetaria en su lucha
por salvaguardar la vida, mantener la paz, resolver los acuciantes dificultades
que enfrenta la humanidad y avanzar hacia la construcción de una sociedad más
justa, equitativa y solidaria. Así,
apoyaremos de manera permanente al Comandante Chávez que ha sido un infatigable
combatiente internacional y que hoy lucha por su vida con el mismo ahínco y la
misma pasión que derramó por las más diversas latitudes de la esfera mundial.
Es imposible pensar el mundo del 2013 y el mundo del
mañana al margen de la crisis que vive el sistema capitalista. Es muy temprano
para aventurarse a decir que es una crisis terminal, pero, a diferencia del
pasado, su carácter transversal que involucra a diferentes estamentos nos
permite avizorar que el capitalismo comienza a mostrar más que fisuras,
verdaderas grietas que afectan las bases del edificio sobre el que se sostiene.
Hay que detenerse para
entender la crisis como un factor internacional. Tiene una serie de elementos que permiten
afirmar que no es como otras tantas crisis cíclicas que ha habido durante el
desarrollo del capitalismo, la más importante de las cuales fue la de 1929 a
1933. Ahora, se puede conjeturar que en esta crisis, concurren una serie de
elementos que están encaminados a tratar de salvaguardar el sistema y, a
mantener el modelo de consumo y de desarrollo capitalista. Además de ser financiera y económica, se adentra en otros aspectos de la
vida, del Estado y de la sociedad, por cierto, de la sociedad
internacional. Es energética, porque
tiene que ver con un modelo de consumo que se agota.
Es una crisis también
alimentaria, porque a pesar que la Tierra tiene la superficie suficiente y los
recursos para la producción de alimentos para los 7 mil millones de habitantes
del planeta, lejos de avanzar en el cumplimiento de los objetivos del milenio
para el año 2015, ha crecido la pobreza y –al contrario- nos alejamos de la posibilidad de solucionar
el problema del hambre.
Es una crisis política,
porque el modelo occidental que se sustenta en la democracia representativa, ya
no da solución a las demandas más elementales de los ciudadanos, de los pueblos
y hoy se descubre con sorpresa las ambigüedades y falencias del modelo de
democracia que han venido desde el norte. Las demandas democráticas en distintos
países de la geografía de la Tierra, ha
llevado a que los pueblos se movilicen parar reclamar un sistema político que
sea capaz de solucionar los problemas básicos de los seres humanos, -que además
son derechos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos de
Naciones Unidas-, lo que ha
conllevado a la búsqueda de nuevas
formas de participación, de quehacer político y a través de la movilización
social, cuestionar los modelos políticos en distintos países.
La crisis tiene un
carácter ambiental y ecológico. El analista Iñaki Gil de San Vicente explica que “Para sobrevivir, el
capital ha de crecer, lo que le obliga a devorar primero a la especie humana y
al planeta, y luego devorarse a sí mismo. Por ejemplo, cada vez hay más lugares
en los que el agua potable es más cara que la coca-cola, u otro ejemplo, para
producir un filete de ternera se necesitan 7000 litros de agua…” y agrega
“…Para conocer 2013 hay que estudiar las contradicciones del capital en su
momento auténtico, en sus crisis. Por ejemplo, el nivel de los mares seguirá
aumentando, ya lo ha hecho en 11 milímetros desde 1992, superando las peores expectativas
de la ONU y desencadenando una sinergia destructora aún desconocida“.
También la crisis es
moral y es ética, porque los basamentos ideológicos con los cuales se
sustentaba el modelo ya no son capaces de explicarlo. Hoy, la televisión, los
medios de comunicación masivo han venido a sustituir el papel que juegan los
partidos políticos y otros estamentos de la sociedad como vehículo catalizador
de la preocupación y de la actividad política de los pueblos y, en esa medida
hay un factor distorsionador porque finalmente los medios de comunicación
responden a una minoría que se agrupa en grandes monopolios, responden a las
potencias y a ese mismo modelo que está en crisis, el cual, sin embargo, se
sigue mostrando como una panacea para los pueblos.
En esta medida, podemos
llegar a la conclusión, de que el fin de la crisis que se vive no se avizora
pronto. Hoy sí podemos decir que este trance está vinculado a una crisis del
sistema y del modelo capitalista, que además
lleva varios años, empezó en 2008, en 2009 se inyectaron gigantescos
recursos para tratar de paliarlo, cuando
en realidad lo que se hizo fue “correr la arruga”, porque resurgió con más fuerza en 2010, se ha profundizado en estos dos últimos años
y va a hacer de 2013 un año muy difícil, tal vez el más difícil en mucho
tiempo, porque estos “pañitos tibios” que se pusieron en el 2009, tratando de
salvar a los bancos, no a los pueblos, alcanzó apenas hasta 2012 por lo que en este año que comienza se prevé una probable cesación de pagos en
algunos países como los que ya vimos en Grecia, que se manifestó de alguna
manera en Irlanda, se está comenzando a ver en España, Italia e incluso en Gran
Bretaña. En la medida que no hay capacidad de respuesta -porque esto no tiene
que ver con el color político de los gobiernos-, han sido afectados por igual
gobiernos socialdemócratas y de derecha, mientras los pueblos ven cada vez más
constreñidos sus beneficios sociales.
En
ese marco, la contradicción fundamental de las relaciones internacionales se
seguirá desplazando en dirección a Asia y se instalará definitivamente en esa
región. Estados Unidos continuará
implementando su política de explotar la mayor debilidad de China: su necesidad
de energía, concentrando su potencial militar en las inmediaciones del gigante
asiático a fin de controlar las rutas comerciales por las que transita el
indispensable oro negro que le debe permitir trazar planes de futuro en materia
de desarrollo económico y tecnológico. Así mismo, Estados Unidos reincidirá en
su política de incentivar conflictos en el mar de la China meridional a fin de
que los diferendos limítrofes de China con sus vecinos no se negocien a través
de la diplomacia y los métodos pacíficos de resolución de controversias, así se
mantendrá un estado de tensión permanente que “justifique” la presencia e
incremento de la fuerza militar estadounidense en la región.
Por su parte, en Europa se
prolongará la profundización de la crisis, incorporando a nuevos países en la
línea roja de la recesión y el default. Hoy, incluso se habla de que Alemania
podría entrar en recesión a final de año
después que la Eurozona lo hiciera en el tercer trimestre de 2012 al registrar su Producto
Interno Bruto (PIB) una contracción de 0,1 % y acumular cuatro trimestres
consecutivos sin crecimiento. De la misma manera, los 27 países de la Unión
Europea (UE) en su conjunto, evitaron la recesión técnica debido a un ínfimo crecimiento
de 0,1 % en el tercer trimestre, en relación con los tres meses anteriores. En
esta medida, el papel de la UE como actor relevante se mantendrá sólo por el
peso político y militar conseguido después de la segunda guerra mundial lo que
le concedió dos puestos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU. El
papel imperial de las potencias europeas tiene un carácter estructural. Queda
demostrado en la actitud intervencionista del gobierno del “socialista”
Hollande que no ha variado la política
de Sarkozy su antecesor, sobre todo en relación a África y el Medio Oriente.
América
Latina tratará de seguir profundizando su crecimiento económico y las dinámicas
integracionistas. Sería deseable que el nuevo gobierno del PRI en México
retorne a su tradicional política de acercamiento a América Latina. Hoy, tal
vez, México lo necesite más que el resto del continente si quiere salir airoso
de su lucha contra el narcotráfico que se ha desarrollado con la connivencia de
Estados Unidos en su afán de utilizar este flagelo como instrumento de penetración e intervención en
la región.
Habrá
elecciones en Ecuador, Paraguay, Honduras y Chile. El presidente Rafael Correa
será reelegido pudiendo dar continuidad a la revolución ciudadana y a su
política internacional independiente y de defensa de la soberanía. Honduras y
Paraguay, a pesar de los golpes de
Estado que derrocaron a sus presidentes
no se han podido liberar del permanente tutelaje de las oligarquías
terratenientes que son las que verdaderamente ejercen el poder, tratarán de
retomar un camino que los ubique –nuevamente- en la ruta de sus pares del
continente. En Chile, las permanentes y
continuadas movilizaciones de mapuche, estudiantes y trabajadores no parecen
haber confluido hacia la construcción de una alternativa electoral de cambio.
La disyuntiva entre dos sectores de la derecha: la alianza pinochetista y la
concertación bacheletista parecen copar el escenario de cara a las elecciones
de fin de año. Sin embargo, la movilización y la lucha de su pueblo conducirán
irremediablemente “más temprano que tarde” a construir la conjunción de fuerzas
que desplace del poder al duopolio de la derecha.
Las
conversaciones en La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC son una
esperanza para ese país y para toda la región que ve con esperanza la
posibilidad de terminar con la guerra más antigua del continente. Un resultado
favorable generaría un clima de paz que redundaría positivamente más allá de
sus fronteras nacionales.
El
Medio Oriente y el mundo musulmán seguirá moviéndose en torno al conflicto
palestino-israelí, la intervención extranjera en Siria y los preparativos para
un futuro ataque occidental a Irán. Sin embargo, nuevos peligros se adicionan a
la inestabilidad de la región, el ataque permanente de Estados Unidos -a través
de drones- contra Pakistán causan cientos de muertos entre la población civil y amenaza con la inestabilidad a un país que posee armas nucleares y que se
encuentra en una encrucijada estratégica en el Asia Central. Así mismo, la lucha del pueblo kurdo por
conquistar un territorio para su nación genera inseguridad en toda la región,
toda vez que el área que reivindican como propio se encuentra en Irán, Irak,
Siria y Turquía, países involucrados directamente en el conflicto sirio que
tiende a escalar. El papel relevante
que comienza a jugar el gobierno egipcio de Mohamed Mursi cambia la correlación
de fuerzas en la región y visualiza de otra manera el manejo de los conflictos
en la misma, sobre todo en relación a la ocupación de Palestina por Israel. Así
mismo, habrá que dar seguimiento al problema generado en las provincias chiitas del este de Arabia Saudita
fronterizas con Bahréin, país a su vez de mayoría chiita con un gobierno
sunita, donde se encuentra estacionada
la V Flota de las fuerzas navales de Estados Unidos. Finalmente, el despliegue
de misiles Patriot en la frontera
turca-siria con un criterio supuestamente defensivo por parte de Turquía y la OTAN fueron una excusa que en realidad tiene que
ver con Irán y su potencial nuclear. Ahí, se ha instalado uno de los puntos de
mayor tensión de la región y el planeta, dado el alto nivel de belicosidad de
las partes en contienda.
En
África, además de las persistentes epidemias de enfermedades y la hambruna que
afecta a cientos de miles de habitantes, los países donde parecieran concentrarse
las mayores tensiones son Congo, Sudán y Mali.
Congo es el tercer productor mundial de tantalio, metal
usado en la alta tecnología electrónica. Incluso un corte temporal de su
suministro le supondría una sacudida seria a la industria electrónica con
consecuencias de largo alcance. Además, el país posee extensas reservas no
explotadas de petróleo, oro, diamantes, cobre, uranio, cobalto y otros
minerales. La posibilidad de una guerra civil alentada por las empresas
transnacionales sería un drama de gigantescas proporciones para un país que
prácticamente no ha tenido paz desde su independencia.
Por su parte, en Sudán sigue habiendo una guerra a pesar
que las potencias coloniales que habían creado el país, ahora lo dividieron. En el territorio del estado recién surgido,
Sudán del Sur existen importantes
yacimientos de petróleo pero, para ser exportado debe pasar necesariamente por
Sudán, lo cual ha derivado en el conflicto actual, toda vez que no ha habido un
acuerdo en ese sentido.
La situación en Mali es cada vez más dramática. El
régimen que se ha consolidado en el norte del país ha prosperado en el control territorial y ha
avanzado hacia el sur. El problema surge
de la activa presencia de Al Qaeda entre sus fuerzas principales,
creando una situación de caos y desestabilización que amenaza a toda la región,
incluyendo Argelia, Níger y Mauritania. En esta zona se encuentra el aeropuerto más grande de toda África
Occidental capaz de recibir a los aviones más pesados a través del cual se trafican drogas desde América Latina para
su distribución a través de Guinea-Bissau y otros estados costeros africanos.
La intervención militar de la OTAN a través de Francia pudiera contener el
esfuerzo bélico de los insurgentes estableciendo la ocupación militar imperial
en la región.
Sin tener la posibilidad de esbozar en tan pocas líneas
toda la dinámica internacional que se prevé para este año, pareciera que lo
expuesto en las líneas anteriores podría constituir algunos de los ejes sobre
los que girará el mundo y los conflictos más relevantes del año 2013.
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