En 1998 Venezuela era un país
que poseía un marco muy estrecho en sus relaciones internacionales. Visto de
otra forma, sus vínculos con el mundo –más allá de con cuántos Estados tuviera
relaciones- se orientaban casi exclusivamente a ser un apéndice de la hegemonía
estadunidense, lo cual se manifestaba en el aspecto político y también en el
económico. Nuestro papel en los
organismos multilaterales siempre fue opaco, restringido y poco protagónico.
Eso comenzó a cambiar con la
llegada del presidente Chávez al poder, se reorientaron las prioridades, se diversificaron los mercados
para nuestros productos de exportación, en primer lugar -por razones obvias-
para el petróleo, se privilegiaron las relaciones sur-sur, se puso de relieve la necesidad vital de la
integración latinoamericana y caribeña, se reavivó la OPEP, se jugó un
protagonismo trascendente en la creación de nuevos mecanismos de integración
como Alba, Petrocaribe, Unasur, Celac y el Banco del Sur y hemos hecho los
mayores esfuerzos por entrar a Mercosur con el objetivo de ser partícipes y
pugnar por relaciones económicas de otro tipo entre los países de la región.
Por otro lado hemos abierto vínculos con innumerables países de África y Asia, los que en el pasado -salvo en muy escasas excepciones-
prácticamente no existían en el quehacer cotidiano de nuestra diplomacia. Hemos establecido relaciones de equidad con
centros de poder mundial como China, Rusia y Europa, dejando atrás la
dependencia unilateral hacia Estados Unidos.
Hay que ser ciego o idiota para
no querer ver estas y otras evidencias que marcan un cambio radical respecto de
la presencia de Venezuela en el mundo, con los efectos positivos que esto ha
tenido en el funcionamiento de la economía y en el mejoramiento de las
condiciones de vida de los ciudadanos. Todo eso se perdería si volviéramos al
pasado de sumisión colonial e imperial que ofrece el candidato de la derecha
Capriles Radonsky. Basta estudiar las acciones y declaraciones que en materia
de política internacional maneja su comando de campaña.
Beatriz de Majo, la asesora internacional de Capriles afirmó
que Colombia es el país con la mejor democracia de la región, incluyendo el
gobierno de Álvaro Uribe. Esta señora no debe saber que el Tribunal
Internacional de Opinión del Parlamento Europeo reunido en Bruselas del 15 al
17 de septiembre de 2008 dictaminó que “…más de 4 millones de colombianos han
sido desplazados dentro del país; otra cantidad superior ha huido al exterior.
El desplazamiento se lleva a cabo por medio de fumigaciones de cultivos, aún en
regiones sin coca, bombardeos indiscriminados, asesinatos, hostigamientos por
paramilitares, capturas masivas. Además, entre 2002 y 2007, se registraron al
menos 955 casos de ejecuciones extrajudiciales cometidas por las fuerzas
militares, casi en el mismo período 11.292 personas fueron asesinadas o
desaparecidas. En los últimos 30 años solamente los desaparecidos llegan a
30.000 personas. ¿Será esa la democracia que quiere Capriles para Venezuela?
¿No les bastan los más de 300 dirigentes sociales, campesinos e indígenas
asesinados desde hace 12 años por las bandas armadas al servicio de los
latifundistas que apoyan su campaña?”
La Señora de Majo, no se quedó
ahí. Con el mayor desparpajo afirmó en una entrevista con el periodista Ronald
Muñoz que “Nos estamos quejando en toda Latinoamérica, y se queja tanto el
chavismo como la oposición, del olvido tan absoluto que hay de parte de Estados
Unidos en los últimos 20 años de lo que es su patio trasero, de lo que debería
ser su área de influencia…”. El asombro del comunicador fue mayúsculo. Para
estar seguro de lo que escuchaba le preguntó “¿Latinoamérica es el patio
trasero de Estados Unidos?”. A fin de que no quedaran dudas del pensamiento de
la derecha venezolana, la consejera de Capriles reafirmó que “Sí, pues claro
que América Latina es el patio trasero de Estados Unidos…”, y agregó:
“…Nosotros somos su área de influencia natural, históricamente lo hemos sido”.
En una cosa concuerdo con la
señora de Majo, América Latina ha sido históricamente zona de influencia de
Estados Unidos, y no sólo de influencia, también de hegemonía, de intervenciones militares , de apoyo a
dictaduras, de violación de los derechos humanos y de injerencia en los asuntos
internos de las naciones de la región, pero eso era posible porque había
gobiernos lacayos que se lo permitían y porque creó una tríada formada por la
Organización de Estados Americanos (OEA), el Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca (TIAR) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para
legalizar y legitimar todas esas acciones.
Esto es lo que ha comenzado a
cambiar, no sólo en Venezuela, sino cada
vez en mayor cantidad de países de
nuestra región y a eso es a lo que nos devolvería un eventual triunfo de
Capriles Radonsky.
En
otro ámbito de la actuación internacional del Comando de Campaña de Capriles,
no se puede dejar pasar por alto la visita que realizó a España una delegación
de la derecha venezolana. La misma estaba conformada por Ramón Guillermo
Aveledo, Secretario Ejecutivo la MUD, Omar Barboza, Presidente de Un Nuevo
Tiempo (UNT), Julio Borges, Coordinador Nacional de Primero Justicia (PJ) y
Henry Ramos Allup, Secretario General de Acción Democrática (AD). En un
encuentro informal que ni siquiera fue recogido en las previsiones informativas
de la página web del senado español, fueron recibidos por miembros de la
Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado. En una nota informativa que
ellos mismos tuvieron que elaborar ante el desplante que le hicieron sus
propios colegas del fascista Partido Popular, mienten cuando afirman que la
reunión se produjo con el "Comité Iberoamericano del Senado de
España". No existe tal Comité, se llama Comisión. La orfandad de estos
personajes es tan patética que la “reunión”
fue una invitación informal de 4 miembros de esa Comisión (de los 30 que la
componen), realizada en una sala de
reuniones del Senado español. Nadie se enteró.
En el documento que presentaron, al que
denominaron "Palabras ante el Comité Iberoamericano del Senado de
España" y que fue publicado por la MUD con un talante
colonialista y sumiso, realzan una idea expuesta en la constitución de España
de 1812 que expone que “La nación española es la reunión de los españoles de
ambos hemisferios”. Se olvidaron que por suerte ya en 1811 habíamos dejado de
ser españoles y no queremos volver a serlo.
Después
de una perorata que pretende demostrar lo maravilloso que es la democracia
española, la misma que tiene sumida al país en la peor crisis de su historia,
la que ha llevado a más del 20% de los ciudadanos y a más del 50% de los
jóvenes al desempleo, la que reprime a los mineros que luchan por sus justas
demandas, la que elimina conquistas sociales logradas por los trabajadores en
años de lucha, la que promueve diputadas que le dicen a los españoles “que se
jodan”, se dedican a realzar la figura de Antonio Cánovas del Castillo, un
político español de mediados del siglo XIX que fue conocido por su profundo
conservadurismo, por defender a la monarquía, promover la intervención de las
universidades y patrocinar la esclavitud. A ese señor fueron a alabar a
España los socios de Capriles como
modelo a seguir. Por supuesto trataron de ocultar que Cánovas era un político
ultra conservador y lo presentaron como “moderado”. ¿Querrán establecer un
paralelo con su candidato suponiendo que, -de esa manera- engañarán al pueblo?
El
colmo de Capriles fue querer identificarse con Lula. Fueron los propios
brasileños quienes le respondieron. Mientras que el presidente del PT, Rui Falcao, ratificó el “total apoyo” a
la reelección de Chávez, Valter Pomar, secretario de Relaciones Internacionales
de ese partido, señaló que “la derecha tiene mucha dificultad de presentarse
con sus consignas y busca metamorfosearse, mimetizarse y presentarse con un
discurso distinto. Si no hace esto no tiene la menor posibilidad electoral y
política. En muchos países empezó a pasar esta cosa curiosa de que un candidato
de derecha diga que él quiere hacer aquí (en su país) lo que la izquierda está
haciendo en otro país (...) Si me preguntas si el PT tiene opinión sobre lo que
es mejor para América Latina y el Caribe, yo no tengo dudas: que venza Chávez”.
La respuesta
demencial de los voceros de Capriles no se hizo esperar. Acusaron a Pomar de
“hacer gala de un chavismo primitivo”, de tener “una posición desmedida” y de
“reacción agresiva”. Si estas son las
barbaridades que hacen en campaña, habrá que imaginarse a dónde pretenderán
llegar si logran manejar el gobierno del país. Es fácil saberlo: construir una
democracia como la de Colombia y España, a que volvamos a ser patio trasero de
Estados Unidos y a atacar a nuestros vecinos porque no se quieren parecer a
ellos. Yo me pregunto, ¿quién quiere eso?
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