Al parecer, mi artículo de la semana pasada sobre la transición en Cuba, despertó cierto interés en quienes lo leyeron. Algunos de ellos, me escribieron o se comunicaron conmigo para recordar mi libro publicado en 1993 con el sugestivo título de ¿Y cuándo Fidel no esté?, insinuándome que hablara de ello. Aunque en agosto del año pasado, escribí sobre el tema, me pareció válido rememorarlo a partir de la dinámica que ha adquirido el mismo tras el fallecimiento del líder cubano Fidel Castro.
Inquieto por la situación que habría de crearse cuando ello ocurriera, en fecha tan lejana como 1991 me propuse indagar acerca del pensamiento y la visión de los jóvenes cubanos sobre el tema. Entre diciembre de ese año y enero de 1992 realicé en La Habana una serie de entrevistas a mujeres y hombres cubanos que bordeaban los 30 años. Trece de estas entrevistas dieron origen en 1993 a este libro con portada del artista plástico Aníbal Ortizpozo y publicado por el Vice rectorado Administrativo de la UCV que conducía el profesor Elías Eljuri en coedición con la revista Ko´eyú Latinoamericana que dirigía el entrañable amigo Joel Cazal. En la presentación del libro se expone que el mismo cubre” un espectro de la juventud cubana suficientemente representativo a pesar que el imperativo del regreso nos obligó a postergar otras conversaciones que también tentaban nuestro interés”.
Hoy, ante la fatalidad del hecho cierto: la desaparición física del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro, me parece muy pertinente, dar a conocer nuevamente la respuesta final a la pregunta que cierra la entrevista (que además es la última del libro) a Bruno Rodríguez Padilla, quien en ese momento, a sus 33 años, era miembro del Buro Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y director de su órgano oficial, el periódico Juventud Rebelde. Desde marzo de 2009, Rodríguez Parrilla, quien es abogado de profesión, es el ministro de relaciones exteriores de Cuba y desde diciembre de 2012 miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, la más alta instancia de conducción política del país.
Las opiniones dadas hace 25 años por el hoy Canciller cubano cobran gran vigencia y legitimidad cuando se observan en el contexto del momento actual que vive Cuba. Quisiera extraer dos respuestas de la entrevista que podrían dar luces a aquellos que se inquietan por la llamada “transición cubana” y suponen que la misma comenzó ahora, tras el fallecimiento de Fidel.
Ante la pregunta de ¿Qué significa para un joven cubano en lo individual, y qué significa para tu generación, “mantener el poder conquistado en 1959 en las nuevas condiciones” (difíciles por lo demás?), Bruno afirmó que: “Yo conquisté el poder con un año de edad, en el 59. Se oye mucho en el mundo discutir sobre el poder, sobre cuotas de poder: Mi generación participa del poder, como participan las otras, lo que no quiere decir que la Juventud (Se refiere a al UJC. Nota del autor) no favorezca procesos que aceleren la promoción social de los jóvenes, la presencia de los jóvenes en las tareas vitales del país, incluso en los niveles de dirección y en las responsabilidades políticas y estatales más importantes: por eso más que consecuencias de una política , es consecuencia de un hecho de la realidad, como te decía la juventud tiene el espacio que nadie le ha dado, sino que se lo ha ganado con su presencia, donde se decide la Revolución, donde se hace la revolución todos los días. Si tú te pones a revisar la composición del partido, de los órganos locales de gobierno, de los aparatos económicos, de las empresas encontrarás a una generación muy fuerte representada, incluso a generaciones más jóvenes. Eso significa que nosotros asumimos siempre una gran responsabilidad, de hecho sentimos la responsabilidad de compartir el poder de una manera importante. No pretendemos mayores ni menores cuotas de poder, porque en una revolución que sobrevive en las circunstancias actuales, no es realista pretender distribuir el poder en cuotas”.
Agregó que “Esta es una Revolución y un país cuyo poder se sustenta en las mayorías. Lo único que nos queda son las mayorías. A un amigo le preguntaba hace poco: ´¿Ustedes piensan abandonar, dejar la Revolución?`. Él decía ´Eso no lo podemos hacer porque en Cuba lo único que hay es Revolución y mosquitos`. De manera que nosotros participamos del poder de la Revolución en todos los órdenes, en lo que hacemos y en la mayoría que aportamos. El día que la Revolución no tenga una sustancial mayoría, dejará de ser, y dejará de ser una Revolución auténtica”
Finalmente, la indagatoria cerró con la siguiente pregunta: “¿Consideras que tu generación está capacitada para asumir responsabilidades superiores? Y entre otras cosas algo que en Cuba es una realidad: ¿podrán suplir el ascendiente moral, la capacidad y la experiencia de la generación que derrocó a Batista, en particular el presidente Fidel Castro? ¿Crees que les den esa posibilidad de sustituirlos?
He aquí su respuesta: “En lo personal me siento cumpliendo funciones y asumiendo tareas muy responsables. Me es difícil decir si estoy preparado para desarrollar nuevas responsabilidades en el entendido de responsabilidades superiores. Francamente no me siento desbordado, pero si ante una responsabilidad que considero muy grande, está relacionada con un trabajo en la Juventud y con la dirección de un periódico en las condiciones actuales del país. Es difícil imaginarme una tarea que me sea más complicada. Me siento privilegiado de tener una responsabilidad, la cual todos los días se me presenta difícil, me exige soluciones y me deja poco tiempo.
En lo personal, estoy preparado para hacer varias cosas distintas. He tenido una vida muy dispersa. Fui bastante tiempo dirigente estudiantil, soy abogado, trabajé en los medios académicos, fui profesor universitario, trabajé en los sectores artísticos y literarios ya en la Juventud, estuve en las Fuerzas Armadas un tiempo, estuve en el trabajo internacional de la Juventud y en el servicio exterior y ahora soy director de un periódico, es decir, he hecho cosas bastante diferentes”.
Agregaba más adelante “Hay gente con una visión extraña de la juventud, a veces peyorativa, son los que hablan mucho de la madurez, como si fuera cronológica, y uno no conociera gente muy madura y muy joven y gente muy inmadura y poco joven, como los conozco yo también.
En fin, en esto hay que avanzar, pero, creo que esta es una generación que dispone de un espacio amplísimo, dispone de todo el espacio que se ha ganado, lo cual es decir mucho, y también es decir que los espacios de que no se dispone hoy, son espacios a ganarse.
La Revolución es mucho más que Fidel. Sin lugar a dudas que su peso y su participación son extraordinarios, sobre todo en la conducción de este momento súper crítico, no sólo de la Revolución, sino de la historia nacional, pero estoy convencido que no se trata de salir a buscar otro Fidel, entre otras cosas porque no se puede. Tuvimos un Martí, y no tenemos otro, tenemos ahora a Fidel, y soy un convencido, no vamos a tener otro, porque eso es irrepetible, pero hay una generación, (política más que biológicamente hablando) de la que han surgido una cantidad importante de compañeros cuya madurez es capaz de suplir el vacío que deje la dirección histórica de la revolución. Si eso saliera mal, querrá decir que nos equivocamos rotundamente y lo que hicimos tuvo poco valor, pero es necesario decir que una de las extraordinarias virtudes de Fidel, es precisamente ser portador de ese concepto, el haber inculcado eso, el abrir esos canales de participación, y estoy seguro que sin Fidel, todo el mundo, quien esté y quien no esté en la dirección, sentirá una responsabilidad mayor que la que siente hoy.
El relevo de la Revolución está asegurado por la Revolución misma. Es parte de la obra de la Revolución. Ella existe hoy y seguirá existiendo, porque como hasta hoy, en cada momento ha habido una generación que ha asumido su responsabilidad con la patria, y lo que es más importante, ha gestado y ha hecho crecer el relevo necesario”.
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