La delegación militar soviética que fue a Cuba regresó
con la aprobación de Fidel Castro para dar inicio a la Operación Anadir.
Así, se organizó una nueva reunión de la más alta instancia del Comité Central
del Partido Comunista, la que se llevó a cabo el 10 de junio de 1962.
Uno de los asistentes a la reunión, el Mariscal
Biriuzov Jefe de las Tropas Coheteriles Estratégicas quien había formado parte
de la delegación que visitó Cuba, manifestó
que las autoridades cubanas consideraban que con su decisión estaban apoyando
la posición soviética, a ello le daban más valor que a la importancia de la
misma para su propia defensa. La propuesta presentada fue debatida brevemente y
aprobada de inmediato. Se trataba de enviar a Cuba un “contingente con cohetes
nucleares de alcance medio e intermedio para garantizar la defensa de la Isla,
disuadiendo al posible agresor” como lo explica el investigador cubano Rubén
Jiménez Gómez.
La delegación soviética se había reunido en Cuba
con Fidel y con Raúl Castro. Las
palabras de Fidel fueron textualmente "Si hacen falta esos proyectiles
aquí para fortalecer las defensas de la Unión Soviética y del campo socialista,
y, además, sirven para prevenir una agresión militar directa por parte de
Estados Unidos contra Cuba, se pueden instalar en nuestro país los proyectiles
que sean necesarios. Todos los proyectiles que sean necesarios"
El 10 de junio de 1962 comenzó la movilización de
las tropas que ya estaban designadas para integrar la Agrupación. Los medios que se trasladarían a Cuba
formando parte de esta operación serían:
·
24 rampas para cohetes
R-12, de alcance medio (de 700 a 2100 kilómetros), portadores de una cabeza
nuclear de 1 megatón (77 veces la potencia de la bomba que destruyó Hiroshima).
·
16 rampas para cohetes
R-14, de alcance intermedio (1900 a 4500 kilómetros), portadores de una cabeza
nuclear de 1,65 megatones (127 veces la potencia de la bomba que destruyó
Hiroshima)
·
Además de estos medios, se
emplazarían otros cuyo propósito era defender las instalaciones de ataques
terrestres, marítimos o aéreos, para lo cual se trasladarían a Cuba:
o Cohetes tierra aire FKR-1 (Área de acción 150
kilómetros, alcance en altura 2 kilómetros)
o Cohetes tierra aire SA-75 (Área de acción 34 kilómetros,
alcance en altura 300 metros)
o Bombarderos IL-28 (Independencia de vuelo 200
millas, puede transportar una bomba de 6 kilotones)
o Helicópteros MI-4
o Barcos cruceros
o Destructores porta cohetes
o Submarinos porta cohetes
o Tropas terrestres, tanques y cohetes tácticos
Luna.
·
Total 50,000 efectivos.
Raúl Castro llegó a Moscú el 2 de julio de 1962. En
las reuniones con la parte soviética, reiteró
el criterio de Fidel de hacer público el acuerdo militar cubano-soviético como
acto soberano entre dos Estados. Sin embargo, Jruschov insistió en el secreto
del mismo.
El 7 de julio,
en un encuentro con la jefatura de la agrupación que marcharía a Cuba, Jruschov
expresó "Nosotros en el Comité Central decidimos llenarle el camino de espinas
a los Estados Unidos, instalar en Cuba nuestros cohetes para que ellos no
puedan tragarse a la Isla de la Libertad. Tenemos el consentimiento de la parte
cubana” y afirmó confiado que, “…cuando los cohetes estén instalados, ellos
sentirán que si quieren castigar a Cuba tendrán que vérselas con nosotros".
El 18 de julio llegó a Cuba
la misión soviética de reconocimiento, encargada de determinar la micro
localización de las unidades coheteriles.
El 26 de julio al hablar en el acto por la conmemoración
del aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, Fidel expresó: "¿Qué peligro queda a nuestra
Revolución? Una invasión directa. Tenemos que prepararnos contra esa invasión
directa, tenemos que organizar las defensas necesarias para rechazar una
invasión directa de los imperialistas (...) Por lo tanto, la Revolución tiene
que tomar medidas que garanticen la efectividad de la lucha y de la respuesta a
cualquier ataque directo de los imperialistas yanquis (...)”. Ese mismo día estaba llegando a Cuba el primer barco con tropas y equipos
En paralelo a esta situación, Cuba se preparaba
para la invasión sobre la que cada día había mayores evidencias. El 20 de agosto, el general Maxwell Taylor, Presidente de la Junta de
Jefes de Estados Mayores informó a Kennedy que el alto mando militar pensaba que la única
forma de derrocar al gobierno cubano era mediante la intervención militar
directa de Estados Unidos. Kennedy dio órdenes de preparar una propuesta de
forma urgente al respecto.
El 27
de agosto tuvo lugar en Moscú una reunión del Comandante Ernesto Che Guevara
con Jruschov. Reiteró la idea de que las acciones que se estaban llevando a
cabo debían ser públicas, pero los soviéticos insistieron en que sería más conveniente el anuncio
cuando se hubieran emplazado los cohetes y la Operación ya fuera un hecho
consumado. Cuba propuso firmar de inmediato el documento que establecía el Acuerdo
bilateral. Jruschov dijo que sería mejor que ello se hiciera durante su próxima
visita a la Isla. Ese documento nunca sería firmado.
Sobre
esta decisión, Fidel dijo posteriormente "Si Jruschov hubiera escuchado los planteamientos que le hicimos, no
ocurre la crisis, porque estábamos actuando dentro de la ley, dentro del
derecho internacional, dentro de la moral; pero si tú dices una mentira, si tú
engañas, entonces pierdes fuerza ante la opinión pública, pierdes fuerza moral,
pierdes fuerza política".
Mientras
tanto, en Estados Unidos arreciaba el discurso agresivo de sus personeros
políticos. Kennedy invocaba la Doctrina Monroe y el senador Keating instaba al
presidente a enviar un equipo de
investigadores de la OEA a la isla. El 29 de agosto habían sido detectadas por
un avión U-2 las evidencias de emplazamientos de cohetes antiaéreos en Cuba.
El 4 de
septiembre el Fiscal General de Estados Unidos Robert Kennedy, le expresó al Embajador
soviético en ese país, Anatoli Dobrinin,
la preocupación del Presidente por el equipamiento militar soviético que
estaba llegando a Cuba. Dobrinin le aseguró que era armamento defensivo. Sin
embargo, se logró instalar con fuerza en
las autoridades estadounidenses una sensación de ansiedad en sentido contrario,
los que llevaron al presidente Kennedy a hacer una declaración denunciando la
adquisición por Cuba de una supuesta capacidad militar, que según su criterio
amenazaba la seguridad de Estados Unidos, al mismo tiempo, rechazaba la
posibilidad de instalación de armamento ofensivo soviético. En esto estaba la
clave. Mientras el armamento fuera defensivo no se violaba ningún acuerdo
internacional. Pero, a Kennedy se le estaba presionando para que pensara lo
contrario.
Jimenez
Gómez dice que sobre el engaño al presidente Kennedy, Fidel planteó posteriormente: "Jruschov le mandó a decir a Kennedy por
distintas vías, le dio a entender, que no había armas estratégicas y que no
había necesidad de armas estratégicas. Mi percepción es que Kennedy creyó los
informes de Jruschov. A mi juicio éste cometió un error grave de tipo político
y de tipo ético, y creo que no puede haber política sin ética (...) Kennedy
estaba en una posición muy difícil políticamente, puesto que creyó los mensajes
de Jruschov, y recibía grandes presiones. Creo que al adversario no se le debe
colocar en una situación de esa naturaleza y, realmente, Jruschov no tomó en
cuenta que con esto colocaba a Kennedy en una situación inmanejable, en una
situación muy difícil".
El 10
de septiembre, al intervenir en el Tercer Congreso Nacional de los Consejos
Municipales de Educación, Fidel Castro expresó -entre otras cosas- que “Ante
sus amenazas decimos: ¡Estamos dispuestos a morir junto a nuestro pueblo!...
Pero lo que no sabemos es si el Gobierno de los Estados Unidos, los generales
del Pentágono y los senadores que proclaman la guerra contra nuestra Patria
están dispuestos a morir también”.
El 10 de octubre de 1962, el
Comandante Raúl Castro, firmó la Directiva Operativa 1, a través de la cual se
impartían las órdenes necesarias para el despliegue estratégico de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias en caso de producirse una agresión estadounidense.
El 16 de Octubre, un avión
U-2 estadounidense fotografió rampas de cohetes en construcción, lo que
permitió a la CIA asegurar la presencia de armas nucleares soviéticos en Cuba.
Estados Unidos se había
estado preparando para invadir a Cuba y derrocar al gobierno revolucionario. Pero, esta nueva situación había cambiado las
reglas de juego. La posibilidad de una guerra nuclear en el planeta ensombrecía
cualquier análisis previo que aceptara cierta racionalidad, si es que es
posible hablar de racionalidad en un conflicto de este tipo.
La crisis de octubre
había comenzado. La crisis de los cohetes había llegado a un aparente punto de
no retorno. (CONTINUARÁ)
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