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domingo, 25 de septiembre de 2011

La ONU ha muerto


A través de la historia, el fin de una guerra siempre ha traído nuevos repartos territoriales en distintas partes del mundo y con ello un sistema internacional que responde a la lógica de los vencedores. En nuestro entorno inmediato Trinidad que fue española terminó siendo inglesa y Curazao, que era una posesión inglesa pasó a la historia como holandesa.

En el pasado más reciente, el fin de la primera guerra mundial vio nacer a la Sociedad de Naciones como organización donde se debían dirimir las controversias entre los países. Asimismo, al concluir la segunda guerra mundial se creó la Organización de Naciones Unidas (ONU) como instrumento para garantizar la paz en el planeta ante la devastación que las dos grandes guerras del siglo XX habían causado y sobre todo, para controlar la amenaza anunciada al mundo por Estados Unidos al lanzar innecesariamente las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki cuando la guerra ya había terminado. Antes 5 países se reservaron el derecho de decidir por el resto del mundo generando una contradicción que aún hoy no se resuelve: la que existe entre el carácter democrático de la Asamblea General y el autoritario y dictatorial del Consejo de Seguridad.

Más aún, 20 años después del final de la guerra fría, el mundo no ha tomado nota de la situación internacional creada para dar origen a una nueva organización con una lógica distinta que considere los actores internacionales emergentes y sobre todo, una nueva agenda de cooperación y paz que ponga en el centro los graves problemas que aquejan a la humanidad.

Los acontecimientos de los últimos años signados por una unipolaridad cerrada entre 2001 hasta 2008 y la transición hacia una situación de balance de poder ante la debilidad económica y financiera de Estados Unidos desde esa fecha dan cuenta de una ONU inoperante y plegado a la voluntad de los Estados canallas.

La resolución unánime de condena a Irán por la supuesta intención de construir armas atómicas contrasta la existencia de las mismas en países como Israel, India y Pakistán, que poseen la común característica de estar entre los mayores compradores de armas a los países productores que son básicamente los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

La aprobación, también unánime de las potencias para autorizar -a través de la resolución 1973- lo que derivó en el bombardeo indiscriminado a las ciudades libias y el asesinato de miles de ciudadanos, dan cuenta de una organización que ya no es garante de la paz sino promotora de la guerra. Igual hecho ocurrió durante los recientes acontecimientos en Costa de Marfil, donde el propio Secretario General de la ONU dio órdenes a los Cascos Azules de involucrarse militarmente bajo órdenes de las FF.AA francesas que invadieron el país africano.

Finalmente, el anunciado veto de Estados Unidos al ingreso de Palestina a la organización como Estado con plenos derechos, no lleva más que a decir que la ONU ha muerto.

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