Actividades Académicas

viernes, 23 de septiembre de 2016

Un viento que viene de fuera: Estados Unidos amenaza a China


La situación internacional actual se ha visto matizada por una actitud hipócrita del presidente de Estados Unidos, que promueve mayor incertidumbre en el sistema y que sólo puede ser causada por un alto nivel de debilidad o por la estupidez sin límites de un mandatario mediocre. Un eventual triunfo de Hillary Clinton en las próximas elecciones de noviembre, volverá a Estados Unidos a la tradición republicana, de agresividad frontal, agresión e injerencia sin cortapisas que ya conocimos con Nixon, Reagan y los Bush, padre e hijo. Atrás quedará la condición farsante del profesor de Harvard, quien es de los que “tira la piedra y esconde la mano”. 

En el colmo de su desfachatez ha afirmado recientemente que “la paz en Colombia fue una prioridad de su gobierno”, como si no hubiera existido el Plan Colombia, instrumento para favorecer a los carteles de la droga no controlados por la DEA que producen y transportan los estupefacientes necesarios para mantener idiotizados a los jóvenes estadounidenses, a fin de hacerlos más “moldeables” al sistema y de paso, inyectarle un flujo importante de dinero al sistema financiero de su país, evitando así un probable colapso. De la misma manera, sin ruborizarse, dijo que era necesaria la creación de un Estado palestino independiente, al mismo tiempo que llegaba a un acuerdo para aportar 38 mil millones dólares en “ayuda” militar a la entidad sionista en un lapso de 10 años. ¡Qué forma tan extraña de cooperar con la creación de un Estado palestino!

Finalmente en el colmo de su paroxismo fulero y mendaz, llegó a un acuerdo con Rusia y con el legítimo gobierno sirio para gestar un cese al fuego en la guerra en ese devastado país, pero a los pocos días lo boicotea, ordenando un ataque contra las fuerzas armadas sirias que significó la muerte de 62 soldados inermes ante el “fuego amigo”. De la misma manera, bajo su protección, oscuras fuerzas terroristas bombardearon un convoy que transportaba ayuda humanitaria de la ONU. Resultado: cese del alto al fuego y cese de la ayuda humanitaria de la ONU. ¿A quién puede interesar eso? Solo a esas mismas organizaciones terroristas que bajo el influjo y contando con el soporte de las “heroicas” fuerzas armadas de Estados Unidos pasaron a la ofensiva en Alepo, en momentos en que estaban en una situación de franca debilidad en el terreno de las acciones bélicas y también en el ámbito político y diplomático. Sólo una mente perversa y perturbada es capaz de diseñar estas acciones y al mismo tiempo engañar al mundo con una retórica dulcificada y ambigua.

No obstante, mientras todo esto ocurre, siguen sucediendo hechos preocupantes en la región más explosiva del planeta: el Mar del Sur de China, donde se juega la real estabilidad estratégica global y donde Estados Unidos ha hecho presencia para intentar presionar a China, quien apuesta a ser primer poder económico del mundo, sin apelar a la fuerza militar, la intervención, la injerencia y la guerra, rompiendo cualquier paradigma construido en ese sentido a través de la historia. Sin embargo, el gigante asiático se ha visto obligado a desplegar todo su potencial militar defensivo a fin de disuadir a Estados Unidos de su presencia beligerante en un área muy distante de su territorio y muy cercano a las costas de China.

En semanas recientes, varias vicisitudes, poco mencionadas, pusieron la región y el planeta en una situación de extrema tensión. Desde que en 2011, el presidente Obama declarara que esta centuria sería el “siglo asiático de Estados Unidos” sus fuerzas armadas han incrementado la presencia naval y marítima en la región de Asia y el Pacífico, calculándose que en breve plazo mantendrá el 60% de sus fuerzas navales y aéreas en esta región.

Todo esto ocurre en un contexto en el cual Estados Unidos continúa desarrollando iniciativas militares en la zona. La estrategia norteamericana para una guerra con China, conocida como Air Sea Battle, incluye ataques masivos aéreos y con misiles contra su territorio unido a un bloqueo naval de las rutas comerciales por las que China importa suministros de energía y materias primas de Oriente Medio y África, a fin de dañar gravemente su economía. Al mismo tiempo, Washington fortalece la relación con sus aliados Japón, Australia, Filipinas y otros con el fin de cercar a China mediante un sistema de bases y acuerdos militares. Todo esto, sin embargo, crea un peligro real de un conflicto devastador entre ambos países. Para ello Estados Unidos está dispuesto a todo, incluso a que el presidente de Filipinas Rodrigo Duterte, caracterizara a Obama como “hijo de puta” sin que hubiera ninguna reacción por parte de éste o de su gobierno, lo cual hizo evidente que la “necesidad de contener” a China, acepta cualquier barbaridad.

En ese marco, usando el manido recurso de “cometer un error y después pedir perdón” como ha ocurrido recientemente en Siria, la Armada de Taiwán lanzó un misil supersónico desde una base naval, matando a una persona e hiriendo a otras tres. El misil fue lanzado en dirección de la República Popular China, impactando contra un barco pesquero frente a las islas Penghu. Este tipo de misiles tiene un alcance de unos 300 kilómetros suficientes para llegar hasta la costa china en la provincia de Fujian. El vuelo del proyectil terminó a los 75 kilómetros, por lo que no llegó a entrar en el territorio nacional chino sobre el estrecho de Formosa. Evidentemente, Estados Unidos intentaba probar la disposición combativa de la defensa china, usando para ello al gobierno títere de Taiwán. 

Ya en octubre de 2015, la Marina estadounidense llevó a cabo varias maniobras navales dentro de las 12 millas náuticas alrededor de islotes chinos en el Mar de la China Meridional. En junio de este año, dos portaaviones norteamericanos y sus grupos de asalto realizaron unos ejercicios que simulaban un choque armado con China, lo cual trajo como respuesta el mayor despliegue de las fuerzas armadas chinas en un simulacro de defensa en sus costas meridionales entre los días 5 al 11 de Julio, utilizando para ello dos destructores lanzamisiles y una fragata. Estos ejercicios, tuvieron lugar en un área de unos 100.000 km2, y son, sin duda, una clara advertencia a Estados Unidos en contra de más provocaciones en las inmediaciones de las islas chinas. Así mismo, este mes de septiembre China y Rusia realizaron gigantescas maniobras navales en la zona.

De esta forma, se está dando respuesta al alarde de poder estadounidense que llegó a desplegar hasta ocho navíos en la región incluyendo dos portaaviones, dos cruceros y cuatro destructores. Así mismo, el 16 de agosto, China se convirtió en el primer país del mundo en lanzar al espacio un satélite con capacidad para la comunicación cuántica, la cual “está basada en cambios del estado de las partículas subatómicas a través de los cuales se puede establecer un sistema de transmisión de datos muy rápido e imposible de interceptar o manipular, algo que podría tener importantes usos tanto militares como civiles” según el experto militar ruso, Vasili Kashin. En la práctica, esta tecnología anularía toda capacidad de espionaje satelital norteamericano sobre territorio de China, dándole a ésta una ventaja superlativa en la guerra electrónica.

Así mismo, China ha hecho saber que no siente temor ante la agresividad estadounidense en la cercanía de su territorio. El veterano diplomático chino y Presidente de la Universidad de Jinan, Dai Bingguo, ha afirmado que "Beijing no se dejará intimidar aunque Estados Unidos envíe diez portaviones". Por su parte, Yang Yujun, portavoz del Ministerio de Defensa chino ha sido más enfático:"Algunos países, especialmente de fuera de la región, vienen con variados pretextos para ocultar sus propios intereses en un intento de provocar y generar problemas: esto supone una amenaza a la paz de la zona". El portavoz militar ha afirmado que los problemas del mar del Sur de China atañen solo a los países de la región y que Beijing está trabajando con ellos para resolverlos, pero esos esfuerzos se ven entorpecidos por "un viento que viene de fuera". ¿Es un tifón? ¿Es un tornado? No lo sabemos, pero sí sabemos que viene de fuera; en cuanto sus barcos dejen sus provocaciones en el mar, tendremos más paz y seguridad". Como dice el evangelio cristiano “El que tenga oídos, que escuche”.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Las nuevas realidades del sistema internacional II


La semana pasada hablábamos del G-20 y los esfuerzos en la búsqueda de un consenso que ayudara a mantener los equilibrios del sistema internacional entre las potencias. Al finalizar el cónclave el presidente chino, anfitrión de la reunión, afirmó que”…se planea construir una economía mundial más inclusiva para promover el desarrollo incluyente y coordinado a fin de que los logros del G-20 puedan beneficiar a todo el mundo. Desde la mirada a este discurso, una reflexión positiva apuntaría a reconocer que un encuentro de líderes mundiales que apunta a la disminución de la contaminación global y a fortalecer la economía global debería ser bien recibida por todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin embargo, los ciudadanos deben saber a qué precio se consigue esto. Solo voy a dar a conocer algunas perlas que se han dicho en eventos recientes para que cada quien saque sus conclusiones:

1. Moscú y Riad están dispuestos a intensificar el diálogo, lo que podría nivelar sus discrepancias actuales acerca del conflicto en Siria, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. "Ambas partes manifestaron el interés por elevar las relaciones bilaterales a un nivel más avanzado en el ámbito económico, comercial, de inversión y político", señaló el portavoz del Kremlin, al comentar un encuentro que el presidente ruso, Vladímir Putin, sostuvo con el príncipe heredero sustituto de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán, el principal promotor del apoyo a las organizaciones terroristas en Siria y responsable directo de la invasión a Yemen. El príncipe señaló que el reino saudí prioriza la cooperación con Rusia. "Queremos poner en marcha la rueda de la cooperación económica y no solo asegurarnos de que sigue girando, sino lograr que sea más rápido que ahora", dijo en palabras citadas por la página web del Kremlin.

Todo esto ocurre cuando el filósofo y lingüista estadounidense Noam Chomsky denuncia que Occidente se ha hecho de la “vista gorda” frente a los desmanes de Arabia Saudí. Chomsky afirmó que Estados Unidos. y sus aliados están perfectamente enterados del apoyo que la monarquía wahabita proporciona a grupos terroristas. Según el intelectual estadounidense, “Estados Unidos, Reino Unido y Francia saben que Arabia Saudí está utilizando dinero para aumentar su influencia en la región” Desde su punto de vista, el régimen de Riad, en particular, estimula a organizaciones extremistas de Oriente Medio como el Estado Islámico y el Frente Al Nusra” (el cual cambió de nombre para intentar eludir su carácter terrorista). Afirma que "Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, son perfectamente conscientes de que la monarquía árabe, con los bolsillos repletos de dinero, busca ampliar su dominio e influencia en la región, pero no dice nada".

2. Previo a su viaje a Rusia, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan comentó que "Será una visita histórica, un nuevo comienzo. En las conversaciones con mi amigo Vladímir, creo que se abrirá una nueva página en las relaciones bilaterales". Cabe destacar que Rusia es uno de los pocos países que ha apoyado a Erdogán y se ha abstenido de criticar la involución democrática que ha seguido a la asonada militar desde el pasado 15 de julio. Tampoco se ha referido al genocidio kurdo, que emula la tradición turca de hace un siglo cuando exterminaron a millones de armenios. Es pasmoso el silencio de las potencias ante la invasión turca a Siria, bajo el subterfugio de luchar contra ISIS, lo que en realidad oculta el apoyo para que el aspirante a nuevo sultán otomano actúe con total impunidad en su proyecto de limpieza étnica.  


3. "Estoy muy feliz de visitar China por primera vez desde que asumiera oficialmente el cargo de presidente", dijo el “primer mandatario” de Brasil, Michel Temer, el 3 de septiembre en Hangzhou, durante una entrevista con Diario del Pueblo. El 31 de agosto, el presidente Temer asumió oficialmente su cargo. Esa misma noche, su delegación partió hacia China, “lo que demuestra la importancia que Brasil le concede a China y a la Cumbre del G20 de ese año”, según declaraciones del golpista que actúa como presidente de Brasil. El 2 de septiembre, el presidente Xi Jinping utilizó el término "viejo amigo" para describir su relación con el presidente Temer cuando se encontraron de nuevo. En este sentido, Temer dijo: "Creo que el término "viejo amigo” que utilizó el presidente Xi Jinping tiene dos significados; por un lado se refiere a las sólidas relaciones entre China y Brasil; en segundo el presidente Xi se ha reunido en numerosas ocasiones conmigo".

4. El ministro de Defensa del gobierno de Mauricio Macri, Julio Martínez, se pronunció, durante una reunión con su homólogo ruso, Serguéi Shoigú, por profundizar las relaciones con Rusia en materia de defensa. Respecto de la historia de las relaciones diplomáticas entre Argentina y Rusia afirmó que "… debemos profundizarlas y convertirlas en resultados, en alguna relación bilateral profunda, productiva, de cooperación en temas de defensa, en temas de operaciones de paz, los temas que tienen que ver también con las emergencias, y demás temas que en épocas de paz nuestras Fuerzas Armadas tienen que cumplir, y lo vamos a hacer, lo estamos haciendo y creemos que hay un campo importante para transitar junto a usted", dijo el ministro. Martínez reafirmó que "las relaciones que hoy tenemos, en cuanto a la transferencia de tecnología y cooperación en ámbito militar y producción para la defensa, deben ser profundizadas, deben avanzar".

Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, afirmó que Moscú está dispuesto a fomentar las relaciones con Buenos Aires en el terreno militar "Estamos satisfechos de que la parte argentina esté dispuesta a ampliar los vínculos en el ámbito militar, y por nuestra parte estamos dispuestos a contribuir al máximo a reforzar la interacción, en particular sobre la base del acuerdo interdepartamental ruso-argentino de cooperación militar que firmamos en 2014", declaró el ministro. Shoigú destacó que Argentina es para Rusia "un socio prometedor en América Latina". "Nuestros países tienen una relación histórica de amistad basada en el respeto mutuo y la confianza. Su visita a Moscú es una clara prueba de ello", dijo a Martínez.

Hace dos años publiqué mi libro “La Balanza de Poder. Las razones del equilibrio del sistema internacional”. Ahí argumenté con varios estudios de caso que el mundo avanzaba hacia una falsa multipolaridad, porque en realidad lo que estaba ocurriendo era un proceso de construcción de equilibrios que aseguraran a las potencias, garantizar un espacio de influencia en función de sus intereses nacionales. Dije que estos podrían coincidir o no con lo de algún país subdesarrollado y que en esa medida se podrían crear alianzas transitorias que debían ser utilizadas para la lucha contra la pobreza y el avance hacia un modelo de desarrollo sostenido, pero que lo único que permitiría a América Latina y el Caribe tener presencia en el mundo global era avanzar hacia su integración. De ahí el supremo esfuerzo de Estados Unidos por impedirlo. Cuando observamos que los representantes de América Latina en el G-20 son el México del violador de derechos humanos y plagiario Peña Nieto, la Argentina del neoliberal Macri y el Brasil del golpista Temer, los cuales son recibidos en gloria y majestad por los líderes globales, podría afirmarse sin ninguna duda que la política y la ética han muerto como vehículo prioritario de las relaciones internacionales, mientras se imponen los intereses económicos, lamentablemente no los de la mayoría de ciudadanos, sino los de las élites. La vida pareciera estar demostrando que la sobrevivencia depende del pragmatismo, del abandono de principios y que la victoria obedece a quien se adapta a estas condiciones. Está en manos de los pueblos romper esta lógica maligna y gestar una democracia real tanto en el ámbito local como en el internacional. 

domingo, 11 de septiembre de 2016

Las nuevas realidades del sistema internacional I

Si afirmo que la guerra fría finalizó y el mundo bipolar caducó no estaré diciendo ninguna novedad, todos coincidirán con esa aseveración. El problema comienza a surgir cuando se discute qué tipo de sistema internacional ha sustituido al que feneció el siglo pasado. Lo cierto es que en los últimos 25 años el mundo no se ha podido poner de acuerdo para estructurar un modelo que sea ventajoso para llevar adelante los más preciados anhelos de la humanidad: vivir en paz, utilizar los recursos para el desarrollo, eliminar el hambre, evitar las epidemias, lograr el acceso universal al agua e impedir el proceso continuo de destrucción del planeta, entre otros. Nadie podrá dudar que el capitalismo fracasó en hacer un planeta vivible solucionando esas elementales demandas para la vida humana.

Es común escuchar que tras la imposibilidad de Estados Unidos por implantar un sistema unipolar, avanzamos hacia la construcción de uno multipolar, lo cual es parcialmente cierto toda vez que se ha ampliado la distribución del poder en el sistema internacional. Sin embargo, el problema de fondo es que sea cual sea la estructura política del globo, la misma sigue siendo injusta, sobre todo porque su característica primordial es la exclusión de la mayoría de la población.

Y así será mientras Estados Unidos sea la principal potencia militar y económica del planeta. La multipolaridad deseable para los latinoamericanos y caribeños sería aquella en la que podamos participar a través de un bloque propio en la estructura de poder mundial. En ello, también Estados Unidos ha hecho lo imposible por impedirlo, sobre todo en los últimos 15 años cuando se había avanzado más en esa dirección. Por ello, la integración de América Latina y el Caribe es la más débil y la que menos ha evolucionado en el mundo, incluso por detrás de Asia o África. Si en aquellas regiones, el factor ideológico dejó de tener importancia para las relaciones internacionales, en América Latina, 25 años después del fin de la guerra fría, Estados Unidos sigue estimulando su validez a nivel regional.

Decía que la existencia de un mundo multipolar es parcialmente cierta porque su existencia supone bloques de poder en conflicto, es decir la lucha por el poder existe en medio de la no aceptación del papel relevante que otro actor pueda tener y se lucha por el desgaste del rival como potencia planetaria. En realidad lo que observamos es una tendencia al equilibrio, dada la imposibilidad de un actor de imponerse sobre otro. En esa medida, aunque el conflicto es retórico, lo real es la cooperación y la búsqueda de los acuerdos. Eso sería muy sano para el planeta si efectivamente condujera a la paz y a evitar la destrucción del medio ambiente. Lamentablemente no es así, porque el equilibrio de los poderosos, se sustenta en la exclusión de la mayoría.

En ese contexto, como decía antes, a pesar que Estados Unidos nos sigue imponiendo el factor ideológico como eje articulador de las relaciones internacionales, los poderosos prescindieron de esa condición y ahora imponen una lógica basada en los intereses nacionales, alejados de principios y donde el “sálvese quien pueda” es la norma del comportamiento de los gobiernos, sea cual sea su orientación política o ideológica. Casi la totalidad de los países han comenzado a adoptar tal conducta, donde la ética ha dejado de ser un valor que se imponga en el ámbito internacional.

La cercanía (subordinación en algunos casos) de un país del sur a una u otra potencia jamás será garantía de salvaguarda frente a la agresión imperial. Las amistades son coyunturales y sujetas a los vaivenes del poder y a los intereses tácticos de las potencias, así como a los equilibrios necesarios para hacer valer esos intereses. La reciente Cumbre del G-20 celebrada en China es una expresión clara de esta tendencia.

Previo a ese evento, se realizó en la ciudad rusa de Vladivostok, el Foro Económico de Oriente. En tal evento, se concretó una reunión entre el presidente de ese país Vladimir Putin y su homóloga surcoreana, Park Geun-hye.

Refiriéndose a la república Popular Democrática de Corea, Putin afirmó "… que nuestros países no aceptarán el autoproclamado estatus nuclear de Pyongyang". Tras el apoyo recibido, la presidenta surcoreana Park fue enfática al decir "Es muy importante resolver cuanto antes el problema nuclear norcoreano, que representa la mayor amenaza a la seguridad en esta región". Nada se habló de la verdadera amenaza para la península coreana y para toda la región que es la presencia de un contingente de más de 30 mil soldados estadounidenses, acompañados de misiles, barcos y aviones que alteran la correlación de fuerzas militares en la península y que están estacionados ahí desde muchas décadas antes que se iniciara el programa nuclear norcoreano. Por otro lado, si se trata de programas militares nucleares no autorizados, por qué no se dice nada respecto del de Israel que significa una amenaza permanente, bajo protección de Estados Unidos, a toda la región del Medio oriente y el norte de África. La ley debería aplicarse para todos por igual o, ¿es que acaso hay un acuerdo secreto entre las potencias en ese sentido?.

En el mismo evento, y a pesar de profundas contradicciones por el diferendo territorial en las islas Kuriles, Rusia y Japón empezaron a evaluar una asociación económica, “lo que es algo positivo porque en el ámbito político existen muchas diferencias””, según la opinión de Dmitri Streltsov, director de Estudios Orientales del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú quien agregó que ”…la visita de Putin a Japón, la cual ha sido aplazada en varias ocasiones, se realizará en diciembre conforme a lo previsto”. Es evidente que a diferencia del pasado, hoy, las contradicciones políticas no son óbice para estrechar las relaciones económicas.

La tendencia se mantuvo y profundizó durante la Cumbre del G-20 que se inició en días posteriores en China. En ese ámbito, mientras las tensiones entre Estados Unidos y el gigante asiático se incrementan por la actitud militar injerencista de la potencia norteamericana en el mar de la China Meridional, los presidentes de los dos países anunciaron la ratificación de ambos del Acuerdo de París sobre cambio climático, dándole al mundo un respiro de alivio en ese sentido si es que lo llegaran a cumplir, toda vez que entre ambos producen el 40% de las emisiones contaminantes globales, mientras que se necesitan que los causantes de hasta un 55% de las mismas y 55 países lo ratifiquen para que entre en vigor.

En el evento, donde hubo un llamado del presidente chino a poner la política en segundo plano y preocuparse más de la búsqueda de beneficios económicos que puedan ser accesibles para los países subdesarrollados, se realizaron innumerables reuniones bilaterales que parecían superar las tensiones de una conflictividad mundial, signada por la guerra en Siria, el diferendo en Ucrania, la agresividad imperial de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, el desmembramiento del estado de bienestar en Europa, así como las amenazas desintegradoras al interior de la Unión Europea y la incapacidad del viejo continente por detener las olas de migrantes que huyen de guerras creadas por ellos mismos. (CONTINUARÁ)

sábado, 3 de septiembre de 2016

Brasil y Venezuela. Entendiendo el problema del poder


 
















La semana política de América Latina estuvo signada por trascendentes eventos de carácter contradictorio. Por una parte, el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia llegaron a un compromiso para el cese definitivo del fuego, lo cual allana el camino para que los Acuerdos de La Habana puedan seguir avanzando hacia su implementación. Así mismo, en Cuba, específicamente, la ciudad de Santa Clara, la misma que recibió alborozada el 1° de enero de 1959 al Comandante Ernesto Che Guevara, ahora acogió el primer vuelo comercial directo de Estados Unidos a la isla antillana.

Pero los acontecimientos que coparon el universo informativo fueron el fallido intento de la oposición venezolana de “toma de Caracas”, y sobre todo la destitución ilegítima de la presidenta Dilma Rousseff por el senado brasileño.

Estos sucesos son indudable expresión paradójica del sentido dialéctico de la historia que nos muestra que su desarrollo no es lineal y que está sujeta a condiciones objetivas y subjetivas que indican su rumbo, ritmo y devenir. Brasil y Venezuela nos señalan algunas experiencias que vale la pena rescatar de cara al futuro. Esbocé algunas ideas al respecto en artículo publicado durante la primera semana de mayo de este año, pero ante la consumación de hechos que transformaron el acontecer histórico, vale la pena volver a ellos.

Decía en aquella ocasión ( y me disculpan por repetirlo) que: “Las nociones de respeto a la pluralidad, soberanía popular, representación, vocación de servicio, honorabilidad y honestidad administrativa entre otras, vinculadas al quehacer cotidiano de la democracia y la política han sido sustituidos por discernimientos de carácter económico como costo-beneficio, intereses personales, posibilidades de obtener ganancias y poder, lobbies empresariales, financiamiento de campañas y recuperación de la inversión, que han hecho que el discurso con el que durante siglos nos han atiborrado el sentimiento y la razón, no sea más que verborrea barata o dicho en buen castellano, masturbaciones mentales para capturar incautos.

Los sucesos de Brasil demuestran fehacientemente que el poder político está desapareciendo para dar paso a la dictadura de las empresas, los mercados y los poderosos que tienen capacidad de comprar cualquier cosa, incluyendo a los políticos, la mayoría de los cuales no parecen tener problemas en ponerse precios en el mercado. En esa medida, también como lo señala la experiencia brasileña, los partidos políticos han sido desplazados por los medios de comunicación (en particular la cadena Globo) como los creadores de la agenda”­­­.

Ahora, una vez que definitivamente Dilma ha sido desplazada de la presidencia, mientras que el gobierno de Venezuela resiste brutales embates de una oposición que se ha visto obligada a ceder el liderazgo a la Embajada de Estados Unidos, la cual, cansada de despilfarrar dinero ha impuesto una línea de conducta más acorde a sus intereses estratégicos, vale la pena debatir sobre democracia, poder y gobierno.

¿Qué clase de democracia puede ser aquella en la que 61 individuos, entre los cuales 41, son potenciales delincuentes pueden torcer la voluntad de 54 millones de electores? Esto vulnera su propio concepto: “gobierno del pueblo”. Por eso, hay que aclarar, -y esta situación lo ha hecho- que la democracia no es un problema de números ni de mayorías, eso es retórica barata. Es un problema de poder. Es lo que le permite al presidente de Estados Unidos ejercer su cargo a pesar de ser elegido por menos del 25 % de los ciudadanos en edad de ejercer el voto, lo cual nadie se atreve a cuestionar.

El golpe de Estado que se ha consumado en Brasil, mientras la mayoría de los gobiernos “democráticos” de la región se hacen de la “vista gorda” y ante el cual, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) -supongo que en nombre de la OEA- solo ha expresado “preocupación”, no es otra cosa que muestra viva de la anti-democracia, el instrumento mediante el cual la oligarquía se propone recomponer un resultado electoral que le ha sido adverso en cuatro comicios presidenciales continuos, en los que supuestamente el pueblo manifestó su voluntad. Para las élites de poder, estas no son más que patrañas, en las que se pueden defecar cuando quieren.

De esa manera, se entronizan gobiernos neoliberales que excluyen a la mayoría de la población, a fin de maximizar ganancias para las grandes empresas locales y transnacionales a los cuales se entregará el país con total impunidad. Este modelo de democracia representativa que tiene su origen ­­en los planteamientos del filósofo inglés John Locke, adquiere su dimensión actual a mediados del siglo pasado cuando se concibe la democracia no como un objetivo a lograr, sino como un método de elección y legitimación de autoridades, mediante la competencia de élites que dirimen sus diferencias en paz y con un electorado preferiblemente indiferente y despreocupado de la política. Esta teoría de democracia de carácter elitista es la que se ha impuesto en Occidente y en la mayor parte del mundo. Los ciudadanos están ajenos a la toma de decisiones, por lo que no son sujeto de la política, sino objeto de las decisiones de las élites.

Este concepto de democracia en el que está formada la clase política dirigente de América Latina, se expresa de forma práctica en el desprecio por los pueblos y en su impertérrita voluntad de pasar por encima de ella, cuando la misma no le sirve a sus intereses. De ahí, que los recientes golpes de Estado en Honduras, Paraguay y ahora Brasil no sean más que la continuidad de procesos democráticos que se han hecho caducar, ahora no utilizando a las fuerzas armadas, sino al parlamento como ejecutor de las operaciones. El resultado es el mismo: la burla de la voluntad popular.

Pero, no se trata de llorar, finalmente el imperio y sus adláteres latinoamericanos siguen el mismo guión desde hace siglos. Si tienen algo claro, es cómo defender sus intereses. Hoy, el problema es que lamentablemente las izquierdas le facilitan su trabajo, cuando una vez instalados en el gobierno, se cometen errores que desmovilizan al pueblo, alejándose de quienes los eligieron. Peor aún, suponen que hacer alianzas con sus enemigos de clase, les va a facilitar el trabajo, sin entender que las oligarquías no van por migajas, sino por todo el poder. En esas condiciones, en años recientes y estando en el gobierno, algunas izquierdas, entre las que lamentablemente destaca el PT de Brasil se han transformado en los grandes defensores del Estado capitalista y la democracia representativa, sin entender que llegar al gobierno es solo un paso para tomar el poder y entregarlo al pueblo. Que ese sea un proceso largo, de muchos años, tal vez siglos de duración, es otra cosa, pero solo teniendo claridad del objetivo estratégico se pueden hacer concesiones de carácter táctico. Es un problema de hegemonía y de entender cuál es el problema cardinal, que es el del poder.

Es lo que no entendió el PT en Brasil y están comenzando a entender los chavistas en Venezuela. Dilma y Lula pensaron que por haber llegado al gobierno, habían obtenido el poder, cuando en realidad los instrumentos de coerción del Estado: Fuerzas Armadas, policía y Poder Judicial, siguieron siempre en manos de sus opositores, y ahora, son los que derrocaron a Dilma. Es lo que permite que Maduro y los chavistas sigan en el gobierno. La oposición, -como quedó demostrado el pasado jueves 1° de septiembre- no lo ha logrado entender. En Venezuela, la oposición no tuvo sus 61 senadores y aunque movilizaron miles de ciudadanos, no logran entender –como si lo ha hecho la Embajada de Estados Unidos- que el problema no es numérico porque la democracia, –repito- no es un problema de números, es de poder.

Habiendo movilizado decenas de miles de ciudadanos no lograron ninguno de sus objetivos políticos: no pudieron llegar a Miraflores para desatar un show mediático que iba a ser transmitido al mundo por las grandes corporaciones de la comunicación global; no pudieron desatar la violencia como método de hacer política porque la misma fue desactivada por las agencias de seguridad del gobierno en los días previos; no pudieron liberarse de la ambigüedad respecto de su voluntad violentista, porque tienen dudas de su propia capacidad de conducción; no pudieron quebrar a las fuerzas armadas, ni siquiera a un sector de ellas o a algún oficial de alto rango; finalmente no pudieron derrocar al gobierno. Esto fue lo que la élite que dirige la oposición prometió a sus militantes y eso fue lo que no pudo cumplir. De ahí el desasosiego, la frustración y la rabia manifestada en la noche.


El gobierno de Venezuela utilizando los instrumentos de poder que la Constitución le concede, desactivó todo intento golpista, impidiendo así que el expediente Brasil no pudiera ser usado en Caracas.

Mientras estas cosas ocurren en Brasil, y cuándo la guerra en Colombia parece estar concluyendo porque, por una parte los objetivos políticos de la guerrilla no pudieron ser conseguidos por vía armada y por otra, el gobierno entendió que no iba a lograr ganar la guerra en el terreno militar y decidieron recurrir a la democracia representativa para dirimir sus diferencias, las oligarquías en otras latitudes pretenden empujar a los pueblos a tener que apelar a otros medios para hacer respetar su voluntad.

No quisiera que ello aconteciera, pero para mi desdicha, esta situación me hizo recordar el poema “¡Izquierda, marchen!” escrito por el poeta ruso Vladimir Maiakovsky en 1932:

                                                    ¡Adelante! ¡Marchemos! ¡Marchemos!
                                                        ¡Basta ya de frases y de parches!
                                                       ¡Hay que poner fin a la frivolidad!
                                                   ¡Tiene la palabra el Camarada Máuser*!

*Fusil insigne del ejército alemán desde finales del siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial