Actividades Académicas

domingo, 28 de junio de 2015

Con Guyana, firmeza estratégica y flexibilidad táctica


El territorio venezolano usurpado por Gran Bretaña de manera injusta y arbitraria a través del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899 no ha sido reconocido ni aceptado por ningún gobierno venezolano desde esa fecha hasta ahora.

Desde el punto de vista histórico, la posesión de todo el territorio -hoy en reclamación- por parte de España desde el siglo XV es innegable y reconocida por todas las potencias existentes en la época. La República de Venezuela creada en 1810 fue heredera del territorio que hasta ese momento conformaba la Capitanía General de Venezuela. En 1648, por el Tratado de Münster, Holanda había reconocido que las zonas comprendidas entre los ríos Orinoco y Esequibo eran españolas, dando configuración a la Guayana española. España, por su parte reconoció la soberanía holandesa de la Guayana oriental, la cual fue cedida posteriormente a Gran Bretaña a través de un tratado que firmaron británicos y holandeses en 1814, esto incluía un territorio de 20 mil millas al este del Esequibo.

Aunque desde finales del siglo XVI Gran Bretaña había ocupado áreas españolas y holandesas en América, es a partir de 1814 cuando inicia su agresiva y hostil política de expansión hacia el oeste desde las regiones bajo su soberanía en Guayana. Así, las 20 mil millas originales de su posesión, se fueron ampliando a 60 mil a mediados del siglo XIX, a 76 mil en 1855 hasta llegar a las 109 mil millas. Hay que recordar que Gran Bretaña era la principal potencia colonial y ejercía su hegemonía sin cortapisas en el mundo a través de la fuerza, la agresión y el avasallamiento.

En este contexto, Venezuela permanentemente protestó por la actitud prepotente y expansionista de Gran Bretaña y en 1897, solicitó la evacuación del área en conflicto. La respuesta británica a través de su embajador en Caracas, F. Saint John fue desafiante y amenazadora. Antes, en 1895, el gobierno de Venezuela, -apelando a la Doctrina Monroe- había solicitado al de Estados Unidos que intercediera en el conflicto. Por esta razón, en 1896 Estados Unidos y Gran Bretaña inician conversaciones sobre el problema limítrofe de esta última con Venezuela. Esto condujo en 1897 a un tratado para establecer el arbitraje.

Estados Unidos logró imponer condiciones de arbitraje absolutamente lesivas para Venezuela y favorables a Gran Bretaña. La debilidad del gobierno venezolano no pudo impedir tales reglas. Este arbitraje es el que en 1899, al margen del derecho internacional, incumpliendo las normas que él mismo había establecido y sin que Venezuela pudiera exponer sus argumentos, falló legitimando la usurpación. El verdadero alcance de la expoliación, sólo se vino a saber muchos años después.

En 1949 se dio a conocer un memorándum escrito por el abogado estadounidense Severo Mallet-Prevost quien había actuado como consejero de Venezuela en la negociación. Vale decir que todos los “representantes” de Venezuela en el arbitraje, encabezados por el ex presidente Benjamin Harrison también eran estadounidenses. En el documento, publicado después de su fallecimiento, Mallet-Prevost reconocía que el Laudo fue producto de un arreglo político entre Estados Unidos y Gran Bretaña, acordado al margen del derecho internacional y, que hizo un trazado arbitrario de la frontera. Vale decir que dos de los cinco jueces que fallaron eran británicos y otros dos estadounidenses.

Esto demuestra la naturaleza viciada del Laudo y es la razón por la que ningún gobierno venezolano lo ha reconocido. En 1951, durante la IV Reunión de Consulta de cancilleres de la OEA, Venezuela hizo reserva pública del Laudo. A partir de ese momento, el país hizo permanentes gestiones a favor de buscar reconocimiento internacional a su posición, rechazando la validez jurídica del Laudo e insistiendo en la necesidad de la negociación para una salida pacífica al diferendo. En 1966, Gran Bretaña aceptó finalmente, iniciar negociaciones con Venezuela, llegando al Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966. Este acuerdo fue reconocido por Guyana al acceder a su independencia el 26 de mayo de ese año.

Venezuela, reconoció la independencia de Guyana, reservándose el mantenimiento de su demanda histórica, y por tanto estando de acurdo con la soberanía del nuevo Estado a partir del territorio al este de la línea media del Río Esequibo desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico.

A través del tiempo, este diferendo se ha mantenido en términos amistosos y en los marcos del derecho internacional, independientemente de los gobiernos que haya habido en uno y otro país. Como se ha demostrado, a Venezuela le asiste la razón histórica y jurídica.

Dando continuidad a la tradición de la diplomacia venezolana, de manejar el conflicto en el marco del principio de solución pacífica de las controversias, el Comandante Hugo Chávez puso el énfasis en los intereses de los pueblos de ambos países, insistiendo en los términos amistosos que signan las relaciones entre Venezuela Y Guyana, y en los objetivos supremos de la integración latinoamericana y caribeña. 

La primera señal de alarma en fechas recientes evidenciando una alteración de esta situación, se produjo cuando Guyana renunció a dar continuidad al trabajo del buen oficiante designado por Naciones Unidas. Esta fue una indicación inequívoca que anunciaba la intención guyanesa de llevar el conflicto por otra ruta. Lamentablemente así fue. Por primera vez en la historia, el diferendo fue tema de campaña electoral, desatando un furibundo nacionalismo anti venezolano, oportunamente utilizado por el candidato que hoy es primer ministro. 

La concesión a la Exxon Mobil se inscribe en la lógica de escalar el conflicto para poner a Venezuela en el banquillo de los acusados. Esta empresa, actuando bajo protección de poderosos intereses económicos y políticos trasnacionales, ha optado por actuar como cabeza de playa de una nueva escalada intervencionista contra Venezuela. Es el mismo método de la declaratoria de Venezuela como amenaza que emitiera el presidente Obama el pasado 9 de marzo y que fracasara ostensiblemente. Sin embargo, este caso es mucho más delicado porque pone a prueba con mayor profundidad los equilibrios de la integración latinoamericana y caribeña y los esfuerzos que han llevado a crear Unasur, Celac y Petrocaribe.

La escalada se propone establecer la idea de que Venezuela es un país agresor. Ello, la diferencia de la declaración del 9 de marzo, porque mientras ésta exponía a Venezuela de forma enunciativa como una amenaza en contra de Estados Unidos, en este caso, si Venezuela se viera obligada a tomar medidas para defender su soberanía en las aguas territoriales en disputa, sería “prueba” de su “manifiesta voluntad agresiva contra un país pequeño como Guyana”

Nuevamente, como en la declaración del 9 de marzo, el objetivo inmediato es Venezuela, pero la meta ulterior es destruir el proceso de integración. Se pretende poner a prueba todo lo que con gran esfuerzo se ha podido construir en materia integracionista. Las transnacionales de la desinformación, de inmediato han comenzado a vociferar sobre el “espíritu agresivo de Venezuela”.

En este marco, la creación de las Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima e Insular (Zodimain) ha despertado “preocupación” en nuestro flanco occidental. Al respecto el presidente Santos ha declarado que “… estamos en este momento estudiando ese decreto, se lo hemos sometido a la Comisión negociadora que tenemos hace ya muchos años con Venezuela y por supuesto, si encontramos algo que nos afecte, haremos la protesta diplomática del caso en forma inmediata. Pero en este momento estamos estudiando el decreto y sus repercusiones sobre Colombia”. 

Para echarle “más carbón al fuego” los medios de comunicación colombianos se han apresurado a informar que “según expertos internacionalistas consultados” el decreto de Venezuela que crea la Zodimain occidental no tiene validez, pues “el decreto emitido por Venezuela establece unilateralmente la delimitación marítima entre Colombia y Venezuela, cosa que no ha sucedido con ningún país, salvo con Guyana, que protestó y hoy tienen un litigio que está siendo objeto de mediación por un delegado de la ONU” y rematan afirmando que “en el caso con Colombia ¬porque las otras zonas operativas creadas mediante el decreto afectan a países como Guyana, Surinam y Francia¬, lo que hicieron fue establecer unilateralmente la delimitación marítima entre los dos países, cosa que no tiene precedentes”. Si esperábamos escalamiento del conflicto, aquí lo tenemos. La mención de Francia, país miembro de la OTAN y permanente del Consejo de Seguridad de la ONU no es gratuita.

Una vez más, la diplomacia debe estar alerta y actuar a la máxima altura para impedir que las huestes imperiales, obtengan beneficios del estímulo de contradicciones que perfectamente se pueden mantener en el terreno de la negociación y las relaciones amistosas entre pueblos hermanos. Como siempre, la firmeza estratégica debe ser acompañada de la flexibilidad táctica que nos lleve a buenos resultados, evitando el conflicto tan deseado por el monstruo imperial.

sábado, 13 de junio de 2015

“Sin embargo se mueve”. Elecciones en España, Turquía y México


Los días recientes fueron testigos de la realización de elecciones de distinto tipo en 3 democracias formales del hemisferio occidental: municipales y en 13 de las 17 comunidades autónomas de España el 24 de mayo; de diputados federales para renovar toda la Cámara baja del Congreso y elecciones locales para elegir 9 gobernadores y alcaldes, congresos estadales, ayuntamientos municipales en 16 estados de México el pasado 7 de junio, así como comicios generales en Turquía el mismo día.

Tres países disimiles, los europeos con sistemas parlamentarios y México con uno presidencialista. Aunque podrían mostrar distintas realidades económicas, políticas y sociales si se diera una detenida mirada para permitir analizar el contexto en que estos acontecimientos se han llevado a cabo, también sería posible establecer algunas similitudes que conseguirían dar luces respecto de los resultados obtenidos en los eventos electorales. El principal símil es que se trata de tres gobiernos neoliberales, aliados de Estados Unidos que atraviesan profundas crisis de credibilidad. También hay que decir, que los tres partidos de gobierno sostenedores del sistema en cada uno de los países obtuvieron victorias cuantitativas al alcanzar la mayor cantidad de votos, sin embargo las horas posteriores al fin de los comicios y sobre todo, en los días siguientes, cuando se comenzó a visualizar la realidad cualitativa, fue patente que los “vencedores” no podían sacar cuentas alegres de los resultados. Son “cosas de la democracia” diría alguien, toda vez que no siempre gana el que más votos saca. Ese predicamento que durante decenas de años, enrostraron los factores de poder a las minorías, hoy, cuando se comienza a transformar en un factor de derrota, se cuestiona por las huestes neoliberales. Fue patético escuchar a un alcalde derrotado del Partido Popular (PP) de España después de haber obtenido la mayor cantidad de votos, sin poder refrendar su triunfo, dada la alianza construida por sus opositores. Decía casi sollozando que “no era justo”. Es curioso que hoy, después de casi un siglo, les comienza a preocupar la justicia. 

España atraviesa una profunda crisis económica y financiera y está acosada por escándalos de corrupción de los que no se salva casi nadie, ni siquiera la monarquía que se había hecho aparecer como impoluta y garante de la democracia. Tal como ocurrió desde comienzos de siglo en América Latina, la izquierda y otras organizaciones ciudadanas han aprendido a utilizar las reglas de la democracia representativa para obtener victorias parciales que van configurando el camino para desalojar a las fuerzas neoliberales del gobierno. En Europa, Grecia dio una campanada, que parece extenderse por otras latitudes y longitudes del viejo continente. Las elecciones del pasado 24 de mayo parecieran dar continuidad a ese trazado.

Esta situación ha llevado a que en España, las tres principales ciudades del país, Madrid, Barcelona y Valencia, van a comenzar a ser gobernadas por alcaldes que no pertenecen ni al PP ni al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Vale destacar que en Madrid fue derrotada la “casi dueña” del gobierno de la ciudad Esperanza Aguirre, alta dirigente del PP.

Los resultados de las elecciones españolas dejan varias enseñanzas para el futuro. Por una parte, ha quedado claro que los españoles comenzaron a tomar nota de la corrupción galopante en todo el Estado y en la que los partidos políticos tradicionales llevan la voz campante: pagos ocultos, desvío de fondos, subvenciones sin justificación y financiamiento ilegales que están siendo investigados por la justicia, en los cuales están incursos altos dirigentes del PP y el PSOE, lo cual al parecer han empezado a colmar a los votantes que han reflejado su descontento en las urnas. Tanto la derecha franquista del PP, como estos modernos socialistas neoliberales del PSOE han fracasado en la suposición de que el modelo se sostendría para siempre.

Vale decir, que el “target” Venezuela ha fastidiado a los españoles a tal punto que su prédica no surgió ningún efecto. Ni siquiera, los intentos de sus líderes históricos José María Aznar y Felipe González más preocupados de sus labores como lobistas de las grandes trasnacionales y de usar la política como vehículo de enriquecimiento personal y de desestabilización de gobiernos legítimos, pudo jugar un papel decisivo en la contienda. Despreciando al pueblo, no fueron capaces de leer sus necesidades y disgustos por la mala política. Podemos y sus aliados han emergido como una poderosa fuerza electoral de cara a las elecciones en Cataluña el 27 de septiembre y las generales de finales de año.

En México, el Instituto Nacional Electoral (INE), informó que hubo el boicot electoral más amplio de la historia al impedirse la instalación de 603 mesas de votación, además de lo cual, hubo también una muy alta cantidad de votos anulados a partir de un llamado en ese sentido hecho por algunas organizaciones sociales. Si sumamos a esto, la elevada abstención que rondó el 52% según cifras oficiales, es muy difícil entender la prédica de los partidos tradicionales y del propio presidente de la república que se solazaban del “éxito de la fiesta democrática”. He aquí, otra práctica que se está haciendo común: a diferencia del pasado, hoy el laurel pareciera ser que se valora a partir de la votación de la minoría. 

Aunque, -como se dijo antes- el Partido de la Revolución Institucional (PRI) del presidente Peña Nieto obtuvo la mayor cantidad de votos, la alta abstención muestra a un pueblo cansado de las privatizaciones, de la entrega del país a las transnacionales, de la corrupción de la clase política, de la pobreza creciente, de los partidos y de la marginación progresiva de las comunidades indígenas. Esta abstención, que supera­­­­ la mitad de los electores es un castigo transversal al sistema.

Por otro lado, las recientes elecciones en México han hecho surgir dos fenómenos novedosos en la historia del país. El primero, es la emergencia de candidaturas independientes que han logrado, por primera vez, derrotar al binomio PRI-PAN (Partido de Acción Nacional). La victoria de Jaime Rodríguez como Gobernador en el rico estado de Nuevo león, fronterizo con Estados Unidos y del diputado Manuel Clouthier en el también norteño estado de Sinaloa son expresión de descontento incluso en sectores de la burguesía que busca opciones al modelo narco neoliberal sembrado en el último cuarto de siglo por los gobiernos alternativos del PRI y del PAN. Sus intereses están en juego, los peones utilizados amenazan con desestabilizar el sistema y necesitan buscar salidas que no cuestionen al mismo.

Pero la mayor conmoción en las elecciones vino dada por la irrupción del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que lidera Andrés Manuel López Obrador, el cual participó por primera vez en unas elecciones locales. Aunque obtuvo solamente el 8,52% de los votos, los mismos fueron suficientes para catapultarlo al cuarto lugar como fuerza electoral del país. Sin embargo, lo más relevante es que se ha transformado en el principal referente político de la capital al derrotar al Partido de la Revolución Democrática que ha gobernado la ciudad por más de 25 años, pero que se ha visto incurso en alianzas pecaminosas con el PRI y el PRD, situación que al parecer han rechazado los electores.

El evento comicial mexicano podría ser retratado en las palabras del prestigiado periodista de ese país, Luis Hernández Navarro quien afirmo que “En estas circunstancias, hablar de que los comicios fueron un éxito o de que la democracia avanza en el país, es un despropósito. Es cierto que fue una elección histórica, pero no por lo que sus apologistas esgrimen sino por lo contrario. El saldo final arroja que hay un grave problema de representación política y de malestar con el sistema de partidos existente. Una crisis de representación en serio”.

Por su parte, los resultados de las elecciones del 7 de junio en Turquía tuvieron como resultado más asombroso que el movimiento kurdo junto a la izquierda obtuvieran 80 diputados. Aunque al igual que los dos casos anteriores, el partido de gobierno (AKP) liderado por el presidente Recep Teyyip Erdogan logró la mayor votación, su retroceso respecto de los anteriores comicios fue más que ostensible al quedar imposibilitado de alcanzar la mayoría necesaria para implementar la reforma constitucional que deseaba a fin de solidificar su poder tras la transformación política del país en un sistema presidencialista que incrementara y solidificara su poder. Erdogan ha sostenido un férreo modelo neoliberal en alianza con Estados Unidos que ha servido para transformarse en ariete de la política de la OTAN en el Medio Oriente, apoyando las más agresivas campañas intervencionistas en Libia y Siria, actuando además de soporte al Estado Islámico en este país y en Irak, con el ulterior objetivo de desarticular las organizaciones políticas y sociales del pueblo kurdo y debilitar el liderazgo de Irán en la región.

El Partido Democrático del Pueblo (HDP) máximo representante de los 20 millones de kurdos que habitan el país obtuvo un importante 13% de los votos en alianza con movimientos progresistas y de izquierda. Sus logros no sólo se produjeron en el territorio noreste del país donde vive ese pueblo, sino que también en otras regiones y en el propio Estambul, a pesar de la sucia campaña del AKP y del mismo Erdogan buscando satanizarlos como terroristas y enemigos del islam. Su planteamiento ha sido expresión de los sectores más pobres y marginados y acogido por la diversidad de pueblos que residen en Turquía.

En los tres casos observados, a pesar de haber logrado el triunfo numérico los partidos de gobierno y del sistema han volcado su imprecación contra las minorías perdedoras. Su discurso de victoria, ha tenido sabor a derrota. Habrá que decir como Galileo “Sin embargo se mueve”, cuando lo condenaron por afirmar que la tierra giraba alrededor del sol. Así, es visible que algo se está moviendo en la base de los modelos neoliberales. Estas elecciones son expresión tangible de ello.

domingo, 7 de junio de 2015

FBI, FIFA, deporte y corrupción. Muchas preguntas sin respuestas


Lo dijo la fiscal general de Estados Unidos, Loretta E. Lynch, y el FBI lo confirmó: la FIFA es corrupta. Tan pronto como algunos secuaces que habían callado por décadas comenzaran a hablar, se desataran todos los demonios, la noticia hizo las delicias de los medios de comunicación, sobre todo de las grandes cadenas transnacionales como si ellas no fueran cómplices de todo lo que se había descubierto o estaba por descubrirse. Los periodistas deportivos competían para ver quién sabía más, quien tenía más información del escándalo “más grande en la historia del futbol”. Después de haberse burlado y tras vilipendiar una y otra vez a Romario, Chilavert y Maradona entre otros, algunos tristes repetidores de falsas verdades, -que además lo hacen por oficio- tuvieron que aceptar que estos habían tenido razón cuando -desde hace años- venían denunciando malos manejos y corrupción en la conducción del fútbol mundial.

En primera instancia, cayeron algunos peces menores, mientras Blatter trataba de escabullirse tras una nueva “elección democrática” que lo designaba presidente de la magna institución futbolística mundial por un período más. Algún día, se sabrá cuánto costó cada uno de esos votos que condujo a este nuevo nombramiento de Joseph Blatter el pasado 29 de mayo, pero ese no es el tema más importante ahora. En el contexto, el FBI no estaba dispuesto a cruzarse de brazos, siguieron apareciendo pruebas y la renuncia del presidente de la FIFA fue imposible de evitar. Claro, a pesar de la flagrancia tendrá un tiempo en la dirección de la organización para entregar “cuentas claras” o, para ocultar las oscuras, dependiendo del punto de vista que se quiera ver. En este caso, pareciera que la máxima jurídica que dice que “todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario”, opera al revés: podríamos decir “todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario”.

Mientras tanto, el paso de las horas conducía al surgimiento de algunas interrogantes que comenzaron a flotar en el ambiente cuando las aguas parecían aquietarse. Algunas de ellas: ¿Qué tiene que ver el FBI con un delito que técnicamente se cometió en Suiza? ¿Por qué hubo tanta celeridad en las detenciones iniciales tras un pedido en ese sentido de las autoridades de Estados Unidos? ¿Por qué Estados Unidos esperó hasta horas antes del inicio del Congreso de la FIFA para dar el gran golpe? Estas y otras preguntas dieron paso a una segunda etapa de debates en la que se tenía mucho cuidado de no vincular deporte con política, como si ello fuera posible. 

Tal suposición entraña un falso pensamiento que pretende ocultar o, al menos impedir ver, el trasfondo de este escándalo que mancilla el espíritu original del deporte como actividad humana de paz y confraternidad, el espíritu olímpico que proyectó el Barón Pierre de Coubertin, inspirador y creador de la estructura moderna del deporte. Por supuesto, no vale comparación, entre aquel que pretendía competir por amor a un país o a una camiseta, y hoy, cuando el deporte es una industria, un excelente negocio que atrae multitudes, y que ocupa el tiempo de diversión de miles de millones de ciudadanos a lo largo y ancho del planeta, en tanto un pequeño grupo oculto en las sombras obtiene pingües ganancias que se soportan en el esfuerzo, la dedicación, el sudor y la entrega de los atletas y de miles de entrenadores que en comunidades, barrios y escuelas aportan su sabiduría y conocimientos para que los niños y los jóvenes se desarrollen plenamente desde el punto de vista físico y espiritual.

Lo que no se dice es que la FIFA es parte de la podredumbre de un sistema económico que trasforma a los atletas en mercancía. ¿En qué se diferencia un deportista profesional de un carro o un mueble? En nada. Todos ellos son objetos de transacción, se pueden vender, comprar, trasladar sin que nadie les pregunte su aceptación o no. Al contrario, entrevistados después de un cambio, los deportistas suelen decir: “esto es un negocio y debo estar preparado para ello”. Estamos ante un moderno tráfico de personas, esta vez legal. Detrás de la súper estrella que nos muestran como imagen del éxito, hay centenares, miles de jóvenes frustrados, amargados y aniquilados por la vida, por no haber podido llegar. Lo que impera es una lógica de mercado en una economía capitalista en la que la corrupción es parte de ella, es inherente a la misma.

¿Quién puede imaginar que la FIFA es diferente de otras instituciones del sistema? ¿ por qué el FBI y el sistema judicial estadounidense no ordena una investigación del Fondo Monetario Internacional, cuyos últimos tres directores generales, Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Kahn y Christine Lagarde han sido investigados por actos de corrupción, pasando incluso por prisión, los dos primeros?¿ qué paso en 1982 cuando el gobierno de Estados Unidos ordenó la operación Greenback para seguirle la pista al dinero del narcotráfico que fluía por su sistema financiero?. El entonces zar anti drogas, jefe de la DEA, George Bush, decidió suspender abruptamente las investigaciones sin dar explicación alguna, seguramente cuando descubrió las poderosas redes del tráfico de estupefacientes que vinculaba a altas personalidades de la política y la sociedad de su país, tal como ha ocurrido más recientemente en Colombia, Afganistán y México, tres poderosos aliados de la potencia norteamericana. O, ¿Por qué el FBI no investiga las redes de corrupción y negocios del Vaticano que el propio Papa Francisco ha denunciado y que están documentadas en cientos de miles de páginas de pesquisas realizadas por prestigiados y valientes periodistas de varios países del mundo? Finanzas, droga y manipulación de la fe: tres poderosas armas, que –junto al deporte- soportan la estructura de poder y control del planeta por parte de las grandes transnacionales. 

Alguien podría preguntarse si las fallidas ambiciones estadounidense y británica de organizar los mundiales de 2018 y 2022, que finalmente favorecieron a Rusia y Catar, no están detrás de esta investigación y el momento que se da a conocer el delito. El multi millonario negocio que significa hoy el futbol mundial es claramente ambicionado por velados intereses transnacionales. Nunca nadie se preocupó que Catar, además de intentar organizar el mundial, establece y financia día a día al terrorismo internacional que asesina a miles de inocentes en Siria e Irak, donde por cierto, tiene una relación carnal con la monarquía jordana, uno de cuyos príncipes intenta hacerse con la jefatura de la FIFA. Mucho menos, se menciona que la máxima organización del fútbol mundial ha guardado vergonzoso silencio respecto de la violación de derechos laborales y humanos y la muerte diaria de decenas de trabajadores de países pobres contratados casi en condiciones de esclavitud para construir las instalaciones del evento para el año 2022.

Se dice por otro lado, que esta acción, está encaminada a quitarle a Rusia -como parte de las sanciones de Occidente a ese país- la organización del mundial de 2018. Pero, resulta difícil de poner en el mismo plano a dos Estados tan distintos como Rusia y Catar. El problema es mucho más profundo que ese. En cualquier caso, si impidieran que Rusia organizara la próxima magna cita mundial del fútbol, el espíritu y la esencia corrupta de la FIFA y de todo el entramado de este deporte profesional en el planeta no habrá cambiado, mientras el deporte se siga estructurando sobre las leyes de la oferta y la demanda y mientras siga produciendo las multimillonarias ganancias que genera.

Al final, todo gira en torno a Estados Unidos: la investigación del FBI se inició tras la información entregada por Chuck Hagel, estadounidense, ex secretario general de la Confederación de América del Norte, América Central y el Caribe de Fútbol (Concacaf) entre 1990 y 2011, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA entre 1997 y 2013. Ahora, la poderosa cadena de televisión deportiva de ese país ha anunciado que el presidente de la asociación de fútbol de Estados Unidos sería un buen candidato para sustituir a Blatter, ¿Será que dejaremos de jugar fútbol y nos dedicaremos al soccer?

Finalizo con un recuerdo y una última pregunta. Nunca hablé con el Sr. Esquivel, ex presidente de la Federación Venezolana de Futbol (FVF), ahora preso por supuesta corrupción en Ginebra, sin embargo en el año 2008, coincidí con él en una sala de la vicepresidencia de la República mientras él esperaba para hablar con Jorge Rodríguez quien en ese momento ostentaba tal responsabilidad y había sido encargado por el Comandante Chávez por parte del gobierno para la organización de la Copa América 2008. No tengo ningún elemento para emitir una acusación contra Esquivel, pero la conversación que sostenía con sus adláteres trasuntaba enrevesados elementos de negociación con el gobierno, que apuntaban a un ser repugnante. Al parecer el gobierno de Venezuela y los órganos de investigación judicial del país ya iniciaron una investigación de la FVF. Ojalá se sepa que pasó con los miles de millones de bolívares que se destinaron a ese efecto. Pero, me pregunto que si en ese momento el gobierno venezolano hubiera detectado irregularidades y las hubiera denunciado, ¿Cuál habría sido la reacción de las grandes transnacionales mediáticas? No tengo la menor duda que habrían salido en defensa de Esquivel y con toda seguridad, Chávez hubiera sido puesto en el pabellón de los sentenciados junto a los hoy reivindicados Romario, Chilavert y Maradona.

martes, 2 de junio de 2015

Entrevista al investigador venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein “Atacan a Venezuela para dividir a América Latina”. Página 12. Buenos Aires, Argentina. 1° de junio de 2015


Experto en relaciones internacionales, explica los objetivos últimos de Washington cuando demoniza a su país. El enfoque global de China, las razones de la presencia rusa y la debilidad de Obama en el frente interno.

http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Natalia Aruguete
Al término de su viaje a China, Sergio Rodríguez Gelfenstein pasó una semana por Buenos Aires y mantuvo reuniones con diversas instituciones. En el encuentro con Página/12, el investigador venezolano dio una clase magistral sobre política exterior y criticó la resolución de Estados Unidos contra Venezuela, que terminó favoreciendo al gobierno de Nicolás Maduro –cohesionó al chavismo y debilitó a la oposición– y provocó una fuerte reacción contra la decisión de Obama, en la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá. “Quise escribir una columna titulada ‘Gracias, compañero Obama’, pero me pareció una provocación”, confesó con el micrófono apagado.
–¿Dónde ubica la causa del conflicto entre Estados Unidos y Venezuela?
–Creo que esta situación tiene su origen en un tema de política interna más que de política internacional de Estados Unidos. Es decir que hay variables de su política interna frente a lo cual se tomó una decisión de política internacional.
–¿A qué variables se refiere, concretamente?
–Estamos hablando de un presidente sumamente débil, que se encuentra en medio de una confrontación con el Partido Republicano. Un punto de inflexión fue la contundente derrota del Partido Demócrata en las últimas elecciones legislativas, que lleva al presidente Barack Obama a gobernar la segunda parte de su segundo mandato en condiciones de minoría en ambas cámaras. Y eso genera una situación particular. Por otro lado, en el terreno de la política exterior, el sector más extremo del Partido Republicano, ha tomado control de la Comisión de Política Exterior del Senado y la ha transformado en una trinchera de confrontación con el presidente Obama. Según la información que tengo, la decisión de Obama respecto de Cuba fue tomada en el más absoluto secreto con su equipo más cercano, la Agencia de Seguridad Nacional. La señora Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado para Asuntos Latinoamericanos, se enteró por la prensa.
–¿Y qué análisis hace de este escenario, respecto de la posición de Obama?
–Cuando un presidente de los Estados Unidos tiene que actuar en esas condiciones, te das cuenta de la extrema debilidad en la que se mueve. Las elecciones de Estados Unidos son indirectas y hay cinco Estados que definen la elección: California, Texas, Florida, Nueva York y Ohio. Los primeros cuatro tienen importantes colonias hispanas. Vamos a tener un candidato por los republicanos, Jeb Bush, que es de Florida y está casado con una mexicana. Eso le da una relación especial con los hispanos. Es decir que el voto latino podría volcarse hacia los republicanos. Por otro lado, en la dinámica global de América latina, tenemos un año 2014 en el cual tanto el presidente de China, Xi Jinping, como el presidente ruso, Vladimir Putin, hicieron giras por América latina y establecieron acuerdos muy exitosos. Mientras, el presidente de Estados Unidos, que debería ser la relación primordial de las potencias con América latina, está en condiciones de conflictividad creciente con la región.
–¿Con qué países observa esa conflictividad?
–Ya no solamente con los países que adversan la política de Estados Unidos, sino incluso con los aliados: Colombia, México, Chile, Perú. Estos países aliados de Estados Unidos firman todo tipo de declaración pidiendo el fin del bloqueo a Cuba y tienen una política que rechaza las decisiones de Estados Unidos en materia migratoria. Asimismo, por unanimidad, rechazaron el decreto ejecutivo de Obama del 9 de marzo declarando a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.
–De hecho, la Cámara de Representantes de Estados Unidos bloqueó las acciones ejecutivas de Obama en materia de inmigración.
–En Estados Unidos, el Congreso de mayoría republicana rechazó la iniciativa migratoria y resiste la iniciativa hacia Cuba. ¿Qué es lo que hizo Obama el 3 de diciembre? Mandó la iniciativa migratoria al Congreso y el 17 de diciembre anunció una nueva relación con Cuba. Eso se puede entender en la intención del presidente Obama de haber llegado a la Cumbre de Panamá en condiciones mucho más favorables, y evitar las fuertes críticas por parte de América latina a las que fue sometido en Cumbres anteriores.
–Usted advirtió que existen diferencias respecto del tipo de acuerdos que China y Rusia establecen con los países de la región y el que logra Estados Unidos. ¿En qué consisten esas diferencias?
–El año 2015 empezó con un foro China-Celac, que se celebró el 9 de enero en Beijing. Es decir, China conversa con los latinoamericanos como bloque, les da reconocimiento como bloque. La idea de Estados Unidos era tenerlos separados para que fueran débiles. Esto se revierte y se les empieza a reconocer en calidad de bloque por otras potencias. Lo mismo comienza a pasar con Rusia. En cambio, Obama debe mostrarse firme respecto de América latina, en especial con su actitud hacia Venezuela, que es la moneda de cambio.
–¿Por qué Venezuela es la moneda de cambio?
–Porque este es un mensaje hacia América latina, pero también hacia los estadounidenses. Está diciendo: “Señores, yo no creo que la iniciativa migratoria y la iniciativa hacia Cuba sean signos de debilidad. Aquí seguimos siendo fuertes y, por eso, vamos a luchar contra un país que viola los derechos humanos, que no respeta la democracia”. Respecto de Cuba, hay una presión muy fuerte del lobby de los estados del sur de los Estados Unidos que son productores de alimentos. Para ellos, Cuba siempre fue un mercado natural que está a dos o tres horas de navegación. Un mercado que están perdiendo a manos de Brasil, de Argentina y de otros países que están comenzando a comerciar con Cuba. Fíjate que la acción contra Venezuela se da al día siguiente de la iniciativa hacia Cuba. El 17 de diciembre se da el discurso sobre la iniciativa hacia Cuba y el 18 de diciembre es la primera declaración en contra de Venezuela.
–¿Venezuela es el objetivo último?
–Yo creo que no. Obama aspiraba con esto a la polarización. Retomaba la idea de (George) Bush: “Están con nosotros o están con el terrorismo”. Ahora, el discurso sería: “Están con Estados Unidos o están con Venezuela”. Y eso pretendió generar una polarización, sobre todo en los países del Caribe, que son pequeños pero son una cantidad importante (14) dentro de los treinta y cinco que fueron a Panamá. Dirigió este discurso a los países del triángulo del norte de Centroamérica, con eso llegamos a diecisiete países. Es decir que hubo una presión diplomática muy fuerte de Estados Unidos sobre la mitad de los países que fueron a Panamá.
–¿Cuál fue el mensaje de Estados Unidos a los países de Caricom?
–El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, les dijo a los centroamericanos: “Sálganse de PetroCaribe, la relación con Venezuela no les conviene porque el gobierno de Venezuela está a punto de caer”. El objetivo macro de la decisión de Estados Unidos es avanzar hacia un proceso de polarización creando un monstruo donde no se respetan los derechos humanos, no se respeta la democracia, un monstruo del cual hay que alejarse. Fue ostensible la sorpresa de Estados Unidos cuando se produjo la declaración unánime de Celac; y antes, de la Unasur. Nunca pensaron que habría tal declaración unánime de la Unasur. Entonces, la intención de Estados Unidos de llegar a Panamá con una América latina dividida fracasó.
–¿Qué análisis hace de los resultados de la Cumbre en Panamá?
–A mi juicio, hay cuatro elementos destacables de la Cumbre. En primer lugar, la realización de la Cumbre de los Pueblos que, a diferencia de la de los presidentes, sí tuvo una declaración final concertada y consensuada. En segunda instancia, la presencia de Cuba por primera vez en más de 50 años, fruto del tesón, la valentía y la resistencia de su pueblo. En tercer término, la calidad y contundencia de los discursos de varios presidentes que arrinconaron a Obama y lo llevaron a una huida vergonzosa. Fue muy impactante observar a los jefes de gobierno de varios países pequeños defender sus puntos de vista y rechazar los de la potencia imperial que pretendió avasallarlos. Finalmente, el apoyo unánime de América latina y el Caribe a Venezuela y su rechazo a la declaración del presidente Obama del 9 de marzo.
–¿Qué busca Estados Unidos con una América latina dividida?
–Poder negociar con una América Latina y el Caribe dividida. No es lo mismo negociar con un bloque, que es lo que China demostró que puede hacer. Tal vez se pueda negociar de igual a igual con Brasil o con México, incluso con Argentina, pero con El Salvador, con Honduras...
–¿Qué cuestiones le interesa negociar a Estados Unidos con esos países?
–La apertura de mercado, la cuestión geopolítica, sobre todo el tema de las bases militares. Quiere limitar los procesos de integración que terminen en la creación de un bloque que pueda ser poderoso y se convierta en un actor en la negociación multilateral y en el escenario global. Acuérdate que el ALCA fracasó en Mar del Plata en 2005 y, a partir de allí, empezaron a lanzar tratados de libre comercio bilaterales. Pero esos TLC los pueden lograr si hay gobiernos débiles y entreguistas, los gobiernos fuertes se han resistido. Y la posibilidad de generar mecanismos como la Unasur, que apunten estratégicamente hacia un bloque regional, dificulta el plan de Estados Unidos. Por eso es que hay una ofensiva tan grande hacia Uruguay, tratan de encaminar a Uruguay hacia la Alianza del Pacífico y a tratados bilaterales con Estados Unidos, porque eso significaría romper el Mercosur. Con Paraguay intentan tácticas similares. Cuando Pepe Mujica era presidente de Uruguay, eso era imposible. Hoy ya no lo es.
–En la primera presidencia de Tabaré Vázquez, el entonces ministro de Economía, Danilo Astori, se mostró favorable a la relación con Estados Unidos. Más aún, en 2007 Estados Unidos y Uruguay firmaron un Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversiones (TIFA, por su sigla en inglés).
–Y no sólo regresa Danilo Astori. El canciller Rodolfo Nin Novoa es un hombre cercano a Washington. Eso ya se empezó a ver, porque en la postura hacia Venezuela hay un cambio en el gobierno uruguayo o, por lo menos, posiciones diferentes entre Tabaré, su vicepresidente y sus ministros.
–¿Por qué Estados Unidos apunta a generar acuerdos con Uruguay y Paraguay? Hay que tener en cuenta que estos países manifestaron desacuerdos respecto de las relaciones comerciales dentro del Mercosur. ¿Cree que eso puede incidir?
–Creo que Uruguay resiente la idea de ser un socio menor en el Mercosur. La posibilidad de irse del Mercosur es un instrumento de negociación que Tabaré siempre ha usado. En el caso de Paraguay, ellos están permanentemente midiendo cuánto les puede aportar una relación con Estados Unidos o con otros mercados versus la relación que tienen con Argentina y Brasil, que es abrumadora. Pero cuando hablamos de esto, nos referimos a los intereses de las elites, en una perspectiva de corto plazo.
–¿Y cómo habría que pensarlo desde una perspectiva de largo plazo?
–En una perspectiva de mediano plazo, para cualquier país de América latina, la única oportunidad de tener presencia en el mundo global es estando integrados. Y eso no tiene que ver con cuál sea la orientación política del gobierno de turno que haya en uno u otro país. Ningún vínculo preferencial con Estados Unidos –pero tampoco con Europa o con China o Rusia– es suficiente. En una negociación futura, lo único que dará capacidad de negociación a cualquier país, incluso a Brasil, es negociar como bloque. Eso es lo que han entendido los chinos.
–¿Por qué el gobierno chino negocia con América latina como bloque? ¿Ese tipo de negociación le resulta más conveniente al gobierno chino?
–La respuesta a esa pregunta es compleja, porque deberíamos debatir sobre la política en general y, en especial, sobre la política exterior china y los supuestos filosóficos sobre los cuales se construye el gobierno de China. Son modelos que se sostienen en supuestos filosóficos distintos, que tienen objetivos de corto, mediano y largo plazo también distintos. Y mientras la visión del mundo de Estados Unidos se sustenta en el conflicto, la visión del mundo que tiene China es la del equilibrio. Y ese equilibrio supone evitar el conflicto, por precepto filosófico. Eso se relaciona también con que la conformación de las fuerzas armadas chinas no es ofensiva. China está pensando en su desarrollo, para eso necesita recursos respecto de los cuales es deficitario. Y entiende que los recursos los puede obtener sin necesidad de invadir, sin necesidad de guerras ni de amenazas ni de extorsiones.
–En términos económicos, ¿qué le significa a China negociar con bloques y no con países?
–China constata que en América latina se ha avanzado hacia un bloque, no estimuló la creación del bloque ni estimula su desaparición. Hay un bloque que pidió hablar con ellos y ellos aceptaron conversar. Cuando ellos hablan con un bloque, hablan con uno. Y es más fácil hablar con uno que con treinta y tres. El presidente Jinping dijo: “En los próximos diez años vamos a dar una ayuda para cooperación e inversión”. Pero no se trata de darle más a uno que a otros, eso no funciona en China. Ellos ponen para un proyecto y dependerá de nuestros gobiernos que se pongan de acuerdo para, por ejemplo, hacer un tren que vaya del Atlántico al Pacífico. Allí están los recursos, la decisión de utilizarlos correctamente es nuestra.
–¿Cómo ingresa Rusia en esta dinámica de negociación en bloque?
–Con Rusia es distinto, es un país occidental. Los preceptos filosóficos de Rusia son los mismos de Occidente.
–Pero también negocia con el bloque.
–También negocia en bloque pero no subestima la negociación con cada país y establece relaciones particularizadas con cada país. Rusia es un país con un pensamiento imperial, de gran potencia, y está protegiendo su zona de influencia. Esto lo lleva al conflicto y lo trata de sacar de su frontera inmediata y llevarlo a todo el mundo. América latina es un escenario de conflicto cercano a Estados Unidos y allí plantea la confrontación. Le dice a Estados Unidos: “Tú vienes a generarme un conflicto en Ucrania, al lado de mi frontera, yo haré lo mismo”. En ese caso, a diferencia de China, el soporte también es el conflicto, no el equilibrio.
–Volviendo al comienzo de nuestra entrevista, ¿cómo evalúa la decisión política de Venezuela frente a la iniciativa de Estados Unidos?
–Salvo algunos detalles, el gobierno ha tenido una respuesta bastante coherente y correcta. Creo que la resolución de Estados Unidos ayudó al gobierno venezolano, porque desconcertó y desarticuló a la oposición, la golpeó. Puso en evidencia que las decisiones en contra del gobierno venezolano no las toma la oposición venezolana, sino Estados Unidos. Hubo una encuesta, que no fue hecha por una encuestadora chavista, según la cual más del 80 por ciento de los venezolanos rechazó la resolución del presidente Obama. Por el contrario, cohesionó al chavismo, movilizó a un chavismo que estaba medio aletargado. A partir del 17 de marzo, la gente volvió a movilizarse en las calles. También cohesionó a las fuerzas armadas respecto del gobierno, eso debilitó mucho más a la oposición. Estados Unidos no logra entender nuestro sentimiento nacionalista y patriótico, que va más allá de las ideologías y que supera al chavismo. Este deberá evaluar por qué es capaz de conseguir once millones de firmas y sólo seis o siete millones de votos.
–Esta declaración, ¿lesiona la relación comercial entre ambos países?
–Corren por carriles totalmente distintos. La relación entre Estados Unidos y Venezuela pasa, básicamente, por el petróleo. Y durante todo este conflicto no se ha dejado de enviar un barril de petróleo menor a lo que está acordado, que es de alrededor de 700 mil barriles diarios. Estados Unidos sigue siendo el socio comercial más importante de Venezuela. Venezuela aporta aproximadamente el 8 por ciento de lo que Estados Unidos importa de petróleo; no de lo que necesita sino de lo que importa. En este momento, Estados Unidos no puede prescindir de Venezuela.
–¿Por qué cree que se tiene tan clara esa diferenciación?
–Es que los intereses comerciales priman.
–¿Qué repercusiones ha tenido para Venezuela la baja del precio del petróleo?
–No es un secreto que en Venezuela hay una crisis económica, que es anterior a la baja del precio del petróleo y tiene otras características y orígenes, múltiples orígenes. Algunos tienen que ver con decisiones políticas que no lograron articular medidas económicas de manera eficiente por parte del gobierno con una respuesta adecuada a la situación de crisis. Por otro lado, hay un aprovechamiento de los problemas económicos por parte de la derecha y una buena parte del sector empresarial para desatar acciones delictivas contra el país en materia económica. Con esto, buscan influir políticamente, generando una situación de desestabilización y conflicto. La baja del precio del petróleo por supuesto que influye pero no es tan determinante, porque en Venezuela el presupuesto se hizo sobre un barril de 60 dólares. En cambio, en Rusia se hizo sobre un barril de 100 dólares, ellos están más complicados. Además, en Venezuela hubo un aumento de la producción, de 2,6 millones a un poco más de 3 millones. Entonces, la baja en el precio en parte se subsana con el aumento de la producción. Es decir que en Venezuela la crisis no tiene que ver con una baja en los precios aunque influye, y en la medida en que la situación de crisis económica se mantenga, tendrá una influencia creciente.