Actividades Académicas

viernes, 24 de abril de 2015

¡No olvidar! A un siglo del genocidio armenio



Los armenios se establecieron en el territorio que hoy ocupan en  una fecha tan lejana como el siglo IX antes de Cristo (adC). Su capital Ereván fue fundada en el año 782 adC. El siglo I a.C es conocido como la Época de Oro, un gran mandatario, el rey Tigrán II el Grande extendió el imperio hasta los confines de los mares Mediterráneo, Negro y Caspio. En el año 301 después de Cristo (ddC), Armenia fue el primer Estado del mundo que adoptó el cristianismo como su religión. Su patriarca Grigori el Ilustrador, fundó el monasterio de Echmiadzin, sede hasta hoy de los patriarcas de la iglesia armenia.

En el año 405 ddC, el monje Mesrop Mashtots elaboró el alfabeto y consolidó  la escritura nacional armenia. Ese alfabeto ha permitido dar continuidad a la cultura nacional y la actividad científica que ha tenido grandes cultores en la literatura y la historiografía, así como en las ciencias naturales.

Armenia ha sido permanente espacio de codicia de poderes imperiales que han desmembrado el país continuamente a través de la historia. Ubicados en una región eminentemente musulmana,  y acosados religiosamente por sus vecinos, los armenios han tenido que defender su identidad, cultura y religión durante más de 20 siglos.

En 1415, cuando los turcos tomaron Constantinopla, Armenia fue dividida entre Persia y el imperio otomano. En 1722 el imperio ruso incursionó en su territorio, con lo que se incorporó un nuevo actor ambicioso de hacerse un espacio en la región. Un grupo de príncipes armenios dirigidos por David Bek se sublevaron y se unieron a los rusos. El Zar Pedro el Grande apoyó a los armenios, a su muerte Rusia firmó la paz con Persia. Algunos territorios armenios fueron incorporados a la soberanía rusa.  

En el siglo XIX hubo varias guerras entre rusos, turcos y persas. Rusia incorporó a su territorio, la región oriental de Armenia, habitada por más de 2 millones de ciudadanos, pero la mayor parte del país en la que vivían unos 4 millones de habitantes quedó bajo control turco. Protegida por Rusia de invasiones y guerras, la región oriental de Armenia prosperó, mientras que en Turquía los armenios fueron sometidos a humillaciones, persecuciones y  vejaciones. En estas condiciones, hubo permanentes levantamientos armenios para rechazar el trato inhumano que daba el imperio turco otomano que utilizó indiscriminadamente la violencia y la represión más brutal. En ese contexto y bajo acusación de colaboración con los rusos, el Estado otomano, cometió uno de los mayores  genocidios de la historia, provocando a partir del 24 de abril de 1915, la muerte de más de un millón quinientos mil ciudadanos armenios.

Vale recordar que la primera guerra mundial había dado inicio el año 1914 y que rusos, ingleses y franceses eran aliados en contra de las potencias centrales conformadas por los imperios alemán, austro húngaro y otomano. Las acciones ofensivas de los rusos en el este y el apoyo que le dieron los armenios fueron considerados como una traición por los otomanos. El inicio del genocidio  se produjo al unísono del ataque franco británico del 25 de abril, a la península de Gallípoli en el sur de Turquía al norte del Estrecho de los Dardanelos,  amenazando con tomar control de la zona europea de Turquía.

Algunos estudiosos señalan que esta fecha, que se recordó el pasado viernes, con la presencia de varios Jefes de Estados entre ellos los de Francia y Rusia, marcó el inicio de un programa de destrucción gubernamental definitivo de la existencia del pueblo armenio. Desde el año anterior, había comenzado con la detención de líderes políticos y sociales armenios en Estambul y algunas masacres menores focalizadas en sectores fronterizos con Rusia e Irán. En semanas posteriores a la fecha que es considerada como de inicio del genocidio, el 27 de mayo, el gobierno adoptó una ley que autorizaba en bien de la “seguridad” y por “necesidad militar” la deportación de los armenios. Ello inauguró una formal política sistemática de destrucción de esta comunidad minoritaria al interior de Turquía. Pero, ya en 1895 dio lugar el primer ataque  turco contra la población armenia que había significado 80 mil muertos, que sucedió a otro, el año anterior con 3000 ciudadanos armenios asesinados en la región de Sasun, provincia de Bitlis

Los armenios se habían establecido en la costa mediterránea y su entorno, extendiéndose después por el este y oeste de la península de Anatolia, en lo que hoy es la mayor parte del territorio de Turquía.  La mayoría se situó en el este configurando una sociedad plural con los kurdos y con una minoría de turcos que habitaban la región. Los convoyes de población armenia deportada fueron sometidos a letales ataques del ejército otomano y de fuerzas paramilitares a su servicio. Apenas el 20% de los deportados llegaron a su destino en Siria y Mesopotamia, bajo control otomano en esa época. Los que llegaban, eran introducidos en campos de concentración, donde perecieron  centenares de miles de hombres y mujeres por sed, hambre y enfermedades como lo afirma el notable académico Donald Bloxham, profesor de historia moderna de la Escuela de Historia, Clásicos y Arqueología de  la Universidad de Edimburgo.

La situación de conflicto destapó profundas tensiones en el imperio, dada la incapacidad del gobierno para enfrentar las contradicciones internas que generaban sobre todo grupos cristianos que rechazaban el manejo sesgado de las cuestiones de Estado. Estos grupos comenzaron a desarrollar una visión nacional y republicana de la sociedad y la política. La respuesta gubernamental fue establecer una idea panislamista a partir de la práctica sunita del islam, en un intento de restauración conservadora del Estado.

Esta posibilidad fracasó. Ya desde el siglo pasado Turquía se mostraba débil ante sus enemigos, los que tanto en el este como en el Mediterráneo avanzaban militarmente. Turquía fue perdiendo el control de provincias en ambos frentes. En el este, cada vez mayor cantidad de súbditos armenios iban cayendo bajo control ruso que se aprovechaba de la debilidad turca.  Todo esto condujo a una radicalización de algunos sectores al interior del gobierno que comenzó a fomentar una identidad turca por encima de la musulmana lo cual excluyó a sectores importantes de la población que aunque profesaban la misma religión eran étnicamente distintos.

La entrada de Turquía en la primera guerra mundial intentaba entre otras cosas, reordenar el Estado, reforzarlo en el manejo del “problema armenio”, e intentar recuperar los territorios perdidos en los últimos 40 años, aunque se consideraba que una derrota significaría el desmembramiento del imperio. En ese marco, los armenios fueron considerados poco confiables y susceptibles de ser incorporados por el enemigo en calidad de colaboradores. La derrota  de las potencias centrales confirmó los augurios. El imperio otomano desapareció, pero el problema armenio se mantuvo latente en el nuevo contexto de enfrentamiento entre los intereses occidentales en la región, en particular los de Francia y Gran Bretaña confrontados ahora con los del naciente poder soviético.

El fin de la guerra significó la introducción de Estados Unidos como potencia interesada en los asuntos de la región. Comenzó a exigir su cuota de participación ante la repartición que se hicieron británicos y franceses de los territorios pertenecientes al imperio desaparecido. Sin embargo, en el pasado reciente, Estados Unidos se había desentendido de la realidad de los armenios.  Turquía sacó provecho de esta situación e inició su campaña de negación del genocidio. Los nuevos mandatarios turcos sabían además que Occidente los necesitaba para su nueva cruzada anti bolchevique. Esto le ganó el apoyo de Estados Unidos y de las potencias occidentales que comenzaron a considerarla una aliada. El genocidio armenio quedó sepultado en la historia.


Hasta el día de hoy, Turquía no acepta que cometió un genocidio contra el pueblo armenio. De hecho, esa es una de las razones por las que la Unión Europea no la ha admitido en su seno. Ha desarrollado una fuerte política nacionalista que sigue considerando a Armenia un peligro para sus intereses. El recuerdo y la evocación del genocidio armenio se deben en gran medida, a la permanente campaña de la diáspora armenia por mantenerlo vivo en la memoria. Pero, al interior de Turquía, también se ha levantado una corriente favorable a reconocer lo que en una carta en 2008, 200 intelectuales turcos denominaron la “Gran Catástrofe”, sin embargo, un cambio en la política turca al respecto se ve muy difícil a corto y mediano plazo, sobre todo cuando su gobierno actual, representante del sector fundamentalista de la derecha musulmana presta sus servicios a Occidente para que puedan cometer todo tipo de desmanes y tropelías en la región, lo cual le garantiza, –como siempre- inmunidad, protección y olvido oficial.

domingo, 19 de abril de 2015

Bolívar, padre y forjador de la diplomacia venezolana.


En 1818, la ambición de Estados Unidos por forjarse un espacio preponderante entre las naciones que emergían independientes era acelerada y constante. El 12 de julio de ese año arribó a Angostura el agente diplomático estadounidense Juan Bautista Irvine. 

En el papel, tres eran las tareas encomendadas a Irvine por el Secretario de Estado John Quincy Adams: 1. Manifestar la simpatía de su país hacia las nuevas repúblicas que nacían en América del Sur. 2. Protestar por los dos barcos capturados (Tigre y Libertad) por las fuerzas patriotas en el Orinoco y 3. Esclarecer el curso que tomarían las relaciones entre su país y Venezuela. Los acontecimientos futuros mostrarían otro derrotero respecto de las prioridades de la misión del agente estadounidense.

Las goletas estadounidenses Tigre y Libertad habían sido capturadas por la flota republicana comandadas por el Almirante Brion cuando intentaban burlar el bloqueo del Orinoco, a fin de evitar el abastecimiento de los españoles sitiados en Angostura y en los Castillos de Guayana La Vieja y habían sido contratadas por el gobernador español de Guayana, Lorenzo Fitzgerald.

Las naves fueron apresadas en fechas distintas. La Tigre salió del Orinoco con la misión de traer armas, municiones y tabaco que habían sido comprados por Fitzgerald al comerciante británico Lamson. El 17 de marzo izó velas en Salem, puerto del estado de Massachusetts en Estados Unidos y entró en puerto en el Orinoco el mes de abril. Posteriormente, saldría llevando otro cargamento cuando fue capturada el 4 de julio de 1817. Por otro lado, la goleta Libertad había salido de Martinica en junio, cargando municiones. Ya navegando por el río se encontró con los buques patriotas que lo sitiaban y, no obstante le advirtieron que estaba violando el bloqueo y le dieron órdenes de devolverse, intentó regresar de manera furtiva para remontar el Orinoco, cuando fue apresada por la escuadrilla del Capitán de Navío Antonio Díaz. 

Bolívar recibió a Irvine en medio de grandes expectativas acerca de su misión. El 13 de julio había escrito al General Páez anunciándole la llegada del agente diplomático estadounidense e informándole que al día siguiente presentaría sus cartas credenciales con lo cual podría comenzar a realizar sus funciones.

Irvine escribió diez notas a Bolívar entre el 25 de julio y el 8 de octubre. El Libertador acusó recibo y respondió en otras tantas ocasiones, la última de las cuales fue el 12 de octubre. El tenor de la primera carta de respuesta da cuenta que el tema único de la misiva de Irvine es el de las goletas Tigre y Libertad, es decir uno solo de los objetivos de su misión a Venezuela.

El Jefe Supremo explicó a Irvine que la contestación a su mensaje del 25 de julio, debía esperar por la consulta del proceso seguido a los dueños de los barcos. Así mismo, con respecto a su nota del 27 de ese mismo mes, le informó que recibirían las indemnizaciones del caso, siempre que fuera aceptada la justicia con la cual actuaron las armas de Venezuela. Repite su opinión de alta valía respecto de la misión del estadounidense en Venezuela, pero advierte que los barcos norteamericanos “…olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado y ejecutado burlar el bloqueo (…) para dar armas unos verdugos y para alimentar unos tigres que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana…” 

El 29 de septiembre, después de un largo debate epistolar en el que el Libertador desplegó sus extraordinarias dotes de estadista, manejando con habilidad y experticia los ámbitos político, jurídico, económico y los de la diplomacia, redactó una nueva nota en la que reitera las evidencias expuestas el 25 de ese mismo mes a Irvine, lamentando que éste en su carta del 26 las haya rechazado. Por enésima vez, expone las razones de Venezuela, pero ahora dice tajante que dadas las circunstancias se ve obligado “a resolver de una vez la cuestión”. 

Esta situación, conlleva una carta de Irvine del 1° de octubre en la que éste da por finalizado el debate por el tema de las goletas, juzgando que Venezuela actuó ilegalmente. Bolívar contesta el día 7 sin dejar pasar la oportunidad de decirle que se va a desentender del penúltimo párrafo de su carta por considerarla “en extremo chocante e injurioso al gobierno de Venezuela” y que para contestarlo sería preciso usar el mismo lenguaje de Irvine “contrario a la modestia y el decoro con que por mi parte he conducido la cuestión”.

Le dice que no va a forzarlo a reciprocar los insultos, pero que aunque no lo hará, no va a permitir que Irvine, “ultraje ni desprecie al Gobierno y a los derechos de Venezuela”. Finaliza contundente: “Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra todo el mundo entero, si todo el mundo la ofende”. 

No obstante todo eso, se despide con los usos protocolares de su elevada investidura, el respeto, la decencia y la alta responsabilidad que tiene al regir los destinos de Venezuela y su representación en el escenario internacional. A pesar que Venezuela no había consolidado su independencia y el gobierno aún no tenía autoridad sobre todo el territorio de la república, Bolívar actuó como un avezado Jefe de Estado en términos del manejo de la diplomacia, con honor, dignidad y firmeza, entendiendo la valía de establecer –en ese contexto- sólidas relaciones de amistad con Estados Unidos, sin dejar de salvaguardar los intereses soberanos de la naciente República, sembrando con ello parámetros insoslayables de comportamiento republicano, independiente y soberano en los manejos de la política exterior de la Nación.

Todavía, vuelve a escribir a Irvine el 12 de octubre como respuesta a una nota de éste del 8 del mismo mes. En ella el agente diplomático manifiesta su extrañeza por la respuesta de 7 de octubre del Libertador. Bolívar le dice que así habría sido, si Irvine se hubiera limitado a dar por cerrado el asunto, pero que el tenor de la misma le obligaba a responder para no dar por ciertos ninguno de los argumentos expuestos en la carta y que no son sino la reiteración de los anteriores, refutados uno a uno y en su momento. De esa manera, el Jefe Supremo cerraba toda posibilidad a dejar asuntos abiertos con la posibilidad de ser usados contra la República. 

Con esto, Bolívar da por finalizada su comunicación con Irvine, no recibe ni envía ninguna nueva correspondencia al representante del gobierno de Estados Unidos. Lo que había comenzado con grandes augurios y esperanzas 4 meses antes, había resultado un fiasco, ante la desatención de Irvine a la propuesta amistosa y apegada a derecho de Bolívar y el posterior escalamiento del discurso agresivo, incluso amenazante del estadounidense. 

Juan Bautista Irvine no regresó de inmediato a su país. Incluso participó como invitado especial en la instalación del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819. Irvine informó de su misión al Secretario de Estado John Adams, en los que destilaba rencor por su fracaso, tildando a Bolívar de dictador y tirano, así como iluso y quijotesco. El 27 de febrero de 1819, abandonó la ciudad, frustrado por la ruina de su gestión. En su país se consagró a escribir artículos periodísticos en los que calificó a Bolívar de “`general charlatán y político truhán´” 

Unos meses después de la partida de Irvine, el gobierno de Estados Unidos envió a Venezuela al Comodoro Oliver H. Perry quien arribó a Angostura el 25 de julio de 1819. Su misión era dar y recibir explicaciones sobre el fracaso de la misión de Irvine. 

Bolívar había abandonado Angostura el 23 de mayo en dirección a los llanos occidentales donde habría de reunir a los más destacados jefes del ejército a fin de convencerlos de la necesidad de trasladar las operaciones bélicas a Nueva Granada. La jefatura del gobierno había sido asumida por el vicepresidente Francisco Antonio Zea, quien tuvo una desacertada gestión en el manejo de los asuntos gubernamentales. Perry logró de Zea lo que Irvine no pudo conseguir de Bolívar: la devolución de las goletas Tigre y Libertad en lo que Manuel Alfredo Rodríguez considera el primer revés de la diplomacia venezolana. Según Francisco Pividal cuando el Libertador tuvo conocimiento del hecho, “consideró humillante tal proceder”.

El 25 de mayo de 1820, en carta a José Rafael Revenga, ministro de Relaciones Exteriores y de Hacienda, El Libertador le había manifestado con contundencia sus aprehensiones respecto a la política de Estados Unidos. Le dice “Jamás conducta ha sido más infame que la de los americanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas y con protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para intimidar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses”, y agrega a continuación “Yo no sé lo que deba pensar de esta extraordinaria franqueza con que ahora se muestran los norteamericanos: por una parte dudo, por otra me afirmo en la confianza de que habiendo llegado nuestra causa a su máximo, ya es tiempo de reparar los antiguos agravios. (…). Ya que por su anti-neutralidad la América del Norte nos ha vejado tanto, exijámosle servicios que nos compensen sus humillaciones y fratricidios. Pidamos mucho y mostrémonos circunspectos para valer más o hacernos valer”. Seguramente, estaba pensando en su nefasta experiencia con Irvine de dos años atrás.

sábado, 18 de abril de 2015

Raúl Escudero. Se fue el mejor entre los mejores

Raúl Escudero y Raúl Pellegrin en Nicaragua, 1980

En los años luminosos y tristes de la década de los setenta, ocurrieron los hechos más hermosos y más tristes de la historia de Chile. El gobierno de la Unidad Popular presidido por el compañero Salvador Allende abrió posibilidades de participación y crecimiento personal y profesional a centenares de miles de chilenos. En ese marco, a través de un acuerdo con la Cuba revolucionaria se estableció un programa de becas para que jóvenes con escasos recursos pudieran ir a estudiar medicina a la isla.


Uno de esos jóvenes fue Raúl Escudero Vázquez quien en ese entonces contaba con 23 años. Desde el primer momento Raúl destacó por encima de sus compañeros por tantas virtudes, que sería imposible relatarlas en tan pocas líneas. Y así lo hizo por el resto de su vida. 

Desde los primeros meses de clase, reveló una capacidad extraordinaria de estudio que lo llevaba a investigar algunos aspectos donde ningún otro llegaba. Su afán de inquirir por el más mínimo detalle, por indagar hasta tener la verdad completa del intríngulis que le inquietaba redundó en una capacidad única para enfrentar y resolver problemas que sólo podían solventar estudiantes mucho más avanzados de los últimos años de la carrera. Eso generó destrezas especiales que fueron rápidamente detectadas por los profesores cubanos que vieron en él un futuro cirujano de calidad superlativa.

Nada de esto llevó a Raúl a perder sus innatas cualidades humanas, las mismas que lo acompañaron toda la vida. Su modestia, sencillez y solidaridad siempre hicieron que sus conocimientos resplandecieran en todos aquellos que necesitamos de su sabiduría. Jamás hubo un rechazo o una disculpa. Cuando lo requeríamos siempre estuvo desbordando su honradez sin límites y una capacidad de entrega que generaba compromisos y obligaciones. Los reconocimientos nunca lo motivaron. Raúl hacía las cosas como un don natural, no esperando jamás recompensas o distinciones. Era difícil comprender que un compañero tan destacado, tan extraordinariamente superior en lo ético y en lo profesional pasara tan inadvertido.

En el año 1975 un grupo de estudiantes de medicina y otros jóvenes dieron el paso al frente para iniciar una formación militar que los llevara a adquirir nuevos conocimientos que les permitieran jugar un papel más activo en la lucha contra la dictadura que había inaugurado, -en esa misma década- la noche más negra de la historia de Chile. Nuevamente Raúl estaba entre ellos. Fue el único caso en que las autoridades médicas cubanas pidieron hablar con los dirigentes de su partido para pedirles que no se lo llevaran porque las ciencias médicas perderían a quien visualizaban como una eminencia. Sin consultarle, estos dirigentes políticos decidieron lo contrario, aunque Raúl jamás habría aceptado ser separado del contingente formado por sus compañeros de estudio en la escuela de medicina. Es uno de los actos de mayor desprendimiento personal, de amor patrio y sentimiento de responsabilidad que me ha tocado presenciar.

Fue destinado a la Escuela de Artillería de las FAR, Comandante Camilo Cienfuegos en la fortaleza de La Cabaña en La Habana. Ahí, por sus capacidades y responsabilidades fue designado segundo jefe de pelotón…y ahí, nuevamente fue el mejor. Al incorporarse como todos a una nueva ciencia, pero sobre todo a una nueva disciplina de vida y de trabajo, Raúl, como siempre, destacó, por su capacidad de aprehender los desconocidos conocimientos, asumiendo así mismo la faena de transmitirlos a los compañeros que más le costaba. Su constancia, dedicación y esfuerzo obnubilaban a los mandos militares de la escuela, que veían que su capacidad de observación y búsqueda encontraba respuestas a problemas aparentemente indisolubles, captando el asombro y respeto de profesores y jefes.

Ya como oficial graduado, prestando servicios en la UM 2100, Raúl destapó sus cualidades de jefe, educador y conductor de una tropa formada por oficiales, sargentos y soldados que después cumplieron destacadas misiones internacionalistas en África. La escuela militar es un trámite bastante difícil, pero es en el mando directo de tropas donde se prueba la verdadera capacidad de dirigir a una unidad de combate. Raúl superó con creces cualquier expectativa ascendiendo en grado y cargo hasta una responsabilidad donde ningún otro chileno puedo llegar. Esto, más que cualquier otra cosa, es expresión de una capacidad muy especial para enfrentarse exitosamente a nuevas responsabilidades, vencerlas y ubicarse en niveles superiores. Raúl recibió altos reconocimientos que sobrepasaron el espacio estrecho de su unidad.

Ahí se mantuvo hasta 1979 cuando partió a cumplir misión internacionalista en Nicaragua. En ese cometido, recibió variadas responsabilidades hasta que en un bombardeo de la aviación somocista en la población de Sapoa recibió el impacto directo de una gran masa de tierra levantada por efecto de la acción de las bombas. Eso limitó sus posibilidades operativas, pero desde la retaguardia y el Estado Mayor continuó cumpliendo exitosamente las tareas planteadas.

Como reconocimiento a sus superiores capacidades, al finalizar la guerra y comenzar el período de construcción del Ejército de Nicaragua, Raúl fue designado asesor del Jefe de la Dirección de Artillería del Ejército, Comandante Javier Carrión quien al transcurrir de los años con el grado de General, llegara a ser Comandante en Jefe del Ejército de Nicaragua. En esas funciones, Raúl supervisaba personalmente la creación de unidades combativas, la llegada de la nueva técnica militar, organizaba maniobras militares independientes de la unidades de artillería, participaba en los ejercicios de estado mayor y en las visitas de control y ayuda de las grandes unidades de artillería, inspeccionaba el desarrollo de la preparación combativa y la disposición combativa de las tropas de artillería, todo lo cual le ganó el respeto y admiración de sus compañeros sandinistas y del alto mando del Ejército.

Hasta el pasado 31 de marzo, cuando nos pidió permiso para ausentarse de la vida, este chileno, este combatiente internacionalista ejemplar transcurrió por muchas vicisitudes, pero, repito, en cualquier actividad que le tocara desempeñarse, fue el mejor de todos, no tan solo por sus capacidades, sobre todo por sus cualidades personales y humanas. No creo que haya alguien que se atreva a desmentir esta afirmación. Sin querer magnificar el ejemplo me vienen a la memoria aquellas palabras de Fidel Castro cuando en la despedida del duelo por la caída del Comandante Ernesto Che Guevara dijera” Si me preguntaran como quisiera que fueran nuestros hijos, diría sin temor a equivocarme, que sean como el Che”. Hoy afirmo con plena conciencia de lo que digo que quisiera que mi hija, que nuestros hijos fueran como Raúl Escudero. 

Hasta siempre compañero, hasta siempre hermano y amigo entrañable. No te olvidaremos jamás¡¡¡¡¡¡¡

domingo, 12 de abril de 2015

Ecos y resonancias de la Cumbre de la OEA+Cuba.


Los preparativos de la VII Cumbre de las Américas se caracterizaron más por los aprestos agresivos, -desde Estados Unidos de manera principal, aunque contando con el apoyo de las cavernarias derechas del continente- que por una reunión distinguida por la amistad y la cooperación.

La amenaza por quien dice sentirse amenazado, además del chantaje y la presión fue el signo unívoco de los prolegómenos de esta magna reunión. Ya desde el encuentro del vice presidente Biden con los países de Caricom, cuando les anunció que al gobierno de Nicolás Maduro “le quedaba poco” y que debían aceptar la propuesta energética que su país ofrecía, hasta la más reciente reunión del mismo vicepresidente con los países del Triángulo del Norte de Centroamérica, en la cual obtuvo la ampliación de la presencia militar estadounidense en la base de Palmerola en Honduras, se anunciaban vientos de tormenta en Panamá. En esa lógica, el 9 de marzo el presidente Obama emitió una orden ejecutiva intentando intimidar a Venezuela, buscando de esa manera polarizar la región presionando a los países más pequeños a fin de llegar a la Cumbre con América Latina y el Caribe desunida, para hacerla presa fácil de sus políticas imperiales. 

Tras la “decepción” que según la subsecretaria de Estado Roberta S. Jacobson significó que ningún país de la región apoyara la decisión de Estados Unidos respecto de Venezuela, el presidente Obama viajó el pasado jueves 9 de abril a Jamaica a “torcer el brazo” a los países de Caricom, por no hacer “lo que Estados Unidos quiere”, de acuerdo a sus propias palabras. En la isla caribeña, el presidente estadounidense ofreció 20 millones de dólares para sustituir a Petrocaribe, es decir el país más poderoso de la tierra le ofreció a los ciudadanos de los países del Caricom, que son 18 millones, 1.1 dólar por persona para solucionar su demanda energética. Esos 20 millones representan la quinta parte de lo que vale un solo avión F-18 Hornet, de los cuales Estados Unidos tiene cientos en sus portaviones alrededor del mundo.

En este ámbito de amenazas y chantajes y ante el apoyo del FMLN de El Salvador a Venezuela, el cual se manifestó a través de miles de firmas de rechazo al decreto presidencial de Obama, la Embajadora de ese país en la nación centroamericana Mari Carmen Aponte, en clara expresión injerencista expuso que “el apoyo que el FMLN ha mostrado a la derogación del decreto de Barack Obama contra Venezuela dificulta la obtención de fondos estadounidenses para El Salvador”. Chantajes como ese, propios del siglo XIX, parecían desvanecidos en la región, pero la administración demócrata se ha esforzado por traernos a la realidad sobre la persistencia de la política exterior imperialista hacia América Latina. 

Con ese marco comenzó la Cumbre de Panamá, arropados en 5000 efectivos de seguridad, la ocupación de la base Howard por la Fuerza Aérea de Estados Unidos y el anclaje de un portavión de la Armada de ese país en la Bahía de Panamá, según informó el destacado académico e investigador panameño Marco A. Gandásegui h. La previa Cumbre de los pueblos que nadie sabe quién organizó, (si la presidencia de Panamá, la OEA o la NED y la USAID), estuvo caracterizada por la exclusión del movimiento social cubano y los intentos de dar protagonismo a mercenarios y terroristas que por lo visto tienen derechos que se les pretenden conculcar a los pueblos. No podía ser de otra manera cuando se acude a una cita convocada por la OEA a fin de seguir prolongando la idea panamericana creada bajo el paradigma monroista de integración continental, el cual, desde el mismo momento de su concepción en 1823, recibió el contundente rechazo del Libertador Simón Bolívar como lo atestigua la convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá, escrita en fecha tan temprana como el 7 de diciembre de 1824. 

A pesar de esto, uno de los hechos más importantes del evento fue la Cumbre de los pueblos, su desarrollo y consolidación es lo único que apunta al verdadero afianzamiento de los procesos de integración para darles a estos un carácter irreversible. En la medida que nuestros pueblos, a través de sus organizaciones, se encuentren, se conozcan, debatan e intercambian experiencias, se hagan diagnósticos sobre la situación de la región y se propongan medidas para solventar los problemas podrán generarse mecanismos de participación real que conduzcan a que los ciudadanos sean los actores protagónicos de los procesos de transformación fecundando una práctica que dará piso político y sustento estructural a las luchas por la liberación definitiva.

En el ámbito de la Cumbre de los Jefes de Estado y gobierno, el carácter histórico de esta cita viene dado por dos hechos fundamentales: en primer lugar la presencia de Cuba que como dijo la presidente argentina Cristina Fernández estaba en Panamá “por la dignidad de su pueblo en más de 50 años de resistencia”. El apoyo unánime de los países de América Latina y el Caribe para el regreso formal de Cuba a una reunión de jefes de Estado y de gobierno del continente fue un elemento esencial que obligó a la OEA a convocar al presidente cubano a estar presente en igualdad de condiciones en la magna reunión. El discurso de Raúl Castro expresó el pensamiento y el sentimiento de dignidad y valor de un pueblo contenido de hablar en este tipo de reuniones, que sin embargo, nunca perdió el contacto solidario y fraterno con sus hermanos de toda la región. Resistencia, dignidad, honor y valentía resumen el regreso de Cuba a este tipo de eventos.

Por otro lado, vale destacar la contundencia de las intervenciones de los jefes de Estado o gobierno de Ecuador, Argentina, Venezuela, Bolivia, Trinidad y Tobago, Jamaica y San Vicente y las Granadinas entre otros mostrando una región en la que, la manera de relacionarse con la potencia hegemónica ha cambiado. La cobardía del presidente estadounidense lo llevo a huir de la sala plenaria antes de seguir escuchando los reclamos bicentenarios. ¿Qué se puede esperar de un estadista que como avestruz mete la cabeza en el hueco ante las evidencias de una historia repulsiva de agresiones e intervenciones de la que contrariamente a lo que dijo Raúl Castro, él también es responsable? Incluso con Cuba, porque la imposibilidad de que la misión cubana en Washington pueda utilizar cuentas bancarias en Estados Unidos es una decisión tomada durante el gobierno de Obama bajo las reglas del bloqueo a la isla. 

En el tema de Venezuela, la opinión de los países de la región fue concluyente y definitiva, el apoyo unánime no sólo fue manifestado de manera previa a la reunión en sendas declaraciones de Unasur y Celac, sino que en los discursos de los participantes se dejó sentir un punto de vista abarcador, sólo diferenciado del de Estados Unidos y una insignificante Canadá que se ha asumido como provincia estadounidense acompañando a su vecino en todas sus aventuras intervencionistas a lo largo y ancho del mundo.

Otros temas relevantes para América Latina y el Caribe fueron obviados por Estados Unidos, entre ellos las ocupaciones ilegales y de carácter colonial de Puerto Rico y Malvinas por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña respectivamente. Así mismo, una declaración final fue imposible por la negativa de las dos potencias anglosajonas de Norteamérica que se negaron a declarar la salud como un derecho del pueblo y no aceptaron rechazar el armamentismo y el espionaje y escucha ilegales. 

Panamá ha significado una nueva victoria de los pueblos de América Latina, aunque los corifeos imperiales se apresuren a cantar una melodía distinta cuya partitura fue elaborada en Washington por lo que sin duda será, -como ya es costumbre- vomitada profusamente por los mercenarios de las comunicaciones a través de sus transnacionales.

Al finalizar la Cumbre, vale preguntarse sin embargo, qué importancia puede tener un foro en el que por segunda vez (lo cual marca una tendencia) no se puede consensar una declaración final que si es posible lograr en el ámbito de América Latina y el Caribe bajo el paraguas de CELAC, también surge la interrogante de hasta cuando América Latina y el Caribe va a seguir aceptando ser convocada por la OEA, un instrumento de la idea panamericana y monroista, aunque como señalara el propio Comandante Chávez ya no es el “ministerio de colonias” de Estados Unidos.

Sigo pensando que es incongruente continuar sosteniendo una idea contraria al ideal bolivariano de integración, idea que hoy tiene su manifestación organizativa en la OEA y en esas Cumbres a las que los jefes de Estado y gobierno asisten para no ponerse de acuerdo en nada. Si como región hemos logrado ser reconocidos como bloque por otras potencias mundiales como China, Rusia e incluso la Unión Europea, que han aceptado reunirse con nosotros a partir de la magna organización que nos hemos dado, qué sentido puede tener, seguir asistiendo a estas asambleas, a partir del interés de Estados Unidos de vernos las caras individualmente, para saber a quién le “quiebra el brazo” y a quién atrae a su regazo tentador y diabólico.

Le damos una emocionante bienvenida Cuba a la unión de nuestras naciones, agradecemos el apoyo afectuoso y solidario de los pueblos y gobiernos de América Latina y el Caribe ante la amenaza imperial, pero nuestro camino de futuro no transita por esa vía. Nuestro amanecer de segunda independencia debe recorrer la ruta trazada por el Libertador. Su alerta debe estar siempre presente, queremos un futuro de paz y amistad, con todos incluso con Estados Unidos y su pueblo, pero no debemos olvidar que Bolívar con su infinita visión de futuro nos previniera: "…los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad". Que yo sepa, eso no ha cambiado.

domingo, 5 de abril de 2015

Yemen, la posibilidad cierta de un fuego incontrolable

El pueblo yemenita, al igual que otros de la región, se levantó activamente en 2011 para luchar contra el gobierno represivo pro estadounidense y pro saudita de Alí Abdullah Saleh elevando un clamor por libertad y democracia y su aspiración de mejoramiento de sus condiciones de vida. Este movimiento popular, mal llamado “primavera árabe” por Occidente, torció su rumbo bajo la presión intervencionista de Estados Unidos y Europa quien contó con el invaluable apoyo de las monarquías dictatoriales sunitas del Golfo Pérsico agrupadas en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). 

Tal injerencia posibilitó aplicar la tradicional política gatopardiana de “cambiar todo sin cambiar nada”, destituyendo al ya inútil Saleh, pero manteniendo sin alteraciones la composición de un gobierno, que por décadas, reprimió brutalmente cualquier tipo de organización o manifestación popular, a fin de favorecer los intereses estratégicos de las potencias occidentales en un punto muy sensible del planeta en el que se encuentra ubicado el estrecho de Bab el Mandeb entrada y salida del Mar Rojo hacia el Océano Indico y principal vía de comunicación marítima entre Occidente y Asia.

En ese marco, se realizaron sufragios presidenciales bajo la mirada escrutadora de los países del CCG, a fin de elegir al sustituto de Saleh. En estos comicios, -de muy dudosa transparencia- resultó “vencedor” por “consenso” Abd Rabbo Mansur Hadi quien había fungido durante 17 años como vicepresidente durante el mandato de Saleh 

Por su parte, los huthies, aliados del ex presidente Ali Abdulah Saleh al inicio de su mandato en la década de los 80, rompieron con éste debido a que asumieron, -bajo influencia del triunfo de la revolución islámica de Irán en 1979- una posición frontal de rechazo a Estados Unidos e Israel. A partir del quiebre que los enfrentó con Saleh, los huthies desarrollaron cuatro guerras contra éste entre 1990 y 2011 

Posterior al apaciguamiento de las movilizaciones populares de 2011, Saleh rechazó la hoja de ruta elaborada por el CCG en la que se propuso la realización de elecciones bajo su supervisión, no obstante, tras sufrir un atentado en el que resultó herido y debió trasladarse a Arabia Saudita para su recuperación, Saleh renunció, aceptando la propuesta del CCG. Este atentado, -en el que estuvo involucrado directamente un alto oficial de las Fuerzas Armadas- se gestó en Arabia Saudita, con el objetivo de apartar del poder a Saleh, quien hasta ese momento se resistía a tal hecho.

En la continuación del plan de acción injerencista diseñado por Estados Unidos y los países de CCG para Yemen, el nuevo presidente realizó lo que denominó “Gran Debate Nacional” del que quedaron excluidas algunas de las más importantes fuerzas políticas del país. Así mismo, se profundizó la crisis económica, política y social, adoptando una serie de medidas que deterioraron aún más las ya precarias condiciones de vida del pueblo, además hizo aprobar una nueva división política administrativa que estableció seis provincias.

Ante esta situación, una gama de fuerzas políticas mayoritarias, incluyendo a los huthies, rechazan las medidas y solicitaron su derogación. Tras la negativa del nuevo presidente de aceptar las demandas populares, se inician amplias protestas pacíficas que son reprimidas brutalmente por el gobierno, produciendo la muerte de varios manifestantes. En estas condiciones, a pesar de los largos años de enemistad, los huthies pactan una alianza con el ex presidente Saleh, quien aún conversa gran influencia al interior de las fuerzas armadas, así mismo otras fuerzas políticas se suman a la alianza, la cual, tras una arrolladora ofensiva toma la capital Saná, controlando alrededor del 70% del territorio nacional, logrando la renuncia del presidente Mansur Hadi.


Con la mediación del Consejo de Seguridad, se intentan negociaciones entre las fuerzas opositoras que se han hecho con el control de la capital y el presidente dimitido. Éste se traslada a la ciudad portuaria de Adén donde establece gobierno, al conmutar su decisión de renunciar, recibiendo el apoyo de Estados Unidos, Europa y el CCG que trasladan sus embajadas a esa ciudad en una clara decisión de apoyo al hasta entonces presidente.

Por otra parte, vale decir que con la excusa de luchar contra el terrorismo, Estados Unidos posee fuerte presencia armada en el país y varias bases militares dislocadas en su territorio. Al Qaeda, que recibió duros golpes en Afganistán e Irak hasta finales del año 2010, trasladó una parte de sus miembros y dirigentes hacía Yemen, Pakistán y a países árabes africanos. En Yemen, contando con el apoyo de miembros de la monarquía saudita iniciaron una guerra de desplazamiento y desestabilización de otras fuerzas, en especial desarrollando acciones en zonas que históricamente han pertenecido a tribus yazidíes, donde se estructuró el movimiento de los Huthies. Así mismo, Al Qaeda, cobró creciente presencia en la región sur del país. 

En este contexto, se produjo a finales de marzo, la intervención militar de una coalición de países árabes encabezado por Arabia Saudita. Los huthies han rechazado establecer un diálogo bajo supervisión de la CCG, por considerarlos parte de este conflicto, y han advertido que tras la intervención militar, incrementarán sus acciones armadas hasta lograr el total control del país. 

Desde el punto de vista estratégico, la posibilidad de control del Estrecho de Bab el Mandeb por parte de una fuerza de orientación chiita aliada de Irán, el cual ya tiene presencia geográfica directa en el estrecho de Ormuz, el otro paso importante para los súper tanqueros en su ruta desde el Golfo Pérsico hacia Europa y Estados Unidos, genera una situación extremadamente peligrosa para los intereses occidentales. Así mismo, esta situación podría dificultar el tránsito de naves israelíes por el Mar Rojo en caso de que se produzca un conflicto bélico de dimensiones superiores. En tal escenario, habría que considerar la decisión que pudieran tomar las autoridades egipcias que controlan el Canal de Suez. En el trasfondo se generarían profundas contradicciones entre la gran alianza suní-sionista que ha creado Estados Unidos. El reciente acuerdo en las negociaciones entre Irán y el G5+1 (formado por los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU + Alemania) hace prender las alarmas en este sentido tanto en Israel como en las monarquías sunitas, tal como lo han manifestado sus líderes prácticamente desde el mismo momento en que se dio a conocer el acuerdo.

Durante los primeros días de los ataques aéreos sauditas fueron asesinados un número considerable, pero aún indeterminado de civiles, entre ellos 62 niños según información entregada por UNICEF. Así mismo, un periódico israelí citando al Comandante Amir Eshel de la fuerza aérea sionista, confirmó la participación de la aviación israelí como apoyo a los bombardeos sauditas en Yemen, a partir de una solicitud de los países árabes de la coalición agresora. De igual forma, el lunes 30 de marzo, la Armada estadounidense se unió a los ataques aéreos sauditas, lanzando un misil crucero sobre una brigada de misiles, según informó una fuente militar a la agencia rusa Sputnik. Mientras esto ocurre, Al Qaeda comenzó una gran ofensiva en el sur de Yemen, atacando edificios gubernamentales en la ciudad de Al Mukalla.

A pesar de esto, el jueves 2 de abril, decenas de combatientes de Ansarolá (fuerza militar de los huthies) acompañados por fuerzas tribales, entraron al palacio presidencial Al-Maashiq, en Adén según informaron ciudadanos consultados al respecto. Esta información fue confirmado por la agencia saudí Al Arabiya la cual dio a conocer que los bombardeos sauditas no pudieron impedir el avance de las fuerzas militares huthies. De la misma manera, otras columnas huthies ocuparon la localidad en la que se encuentran las misiones diplomáticas que se han instalado en la ciudad. Los acontecimientos bélicos continúan su desarrollo con pronósticos indescifrables. 

Estados Unidos está llevando a cabo un juego peligroso al tratar de mantener su sociedad con la alianza sunita-sionista y al mismo tiempo mejorar sus relaciones con Irán, habida cuenta que ha sido inevitable que tenga que aceptar a éste como interlocutor válido en cualquier asunto del Medio Oriente, en particular en la lucha contra el terrorismo sunita de al Qaeda y el Estado Islámico.

La intervención militar de Arabia Saudita y sus aliados en Yemen, abre nuevos escenarios de conflictos para la región. Los huthies podrían trasladar el teatro de la guerra al propio territorio saudita, lo que traería consecuencias imprevisibles. En esa lógica, es previsible un levantamiento de la mayoría chiita de Bahréin, en la perspectiva de pasar de las protestas pacíficas a la confrontación directa contra la monarquía sunita de ese país, sede de la V Flota de la Armada de Estados Unidos. En estas condiciones, no es despreciable suponer que el escalamiento de este conflicto suponga una elevación de los precios del petróleo, toda vez que podrían ser afectadas, incluso de forma directa, zonas de producción y procesamiento de hidrocarburos,

En estas circunstancias, los actores internacionales, en especial Estados Unidos, tendrán que operar con extraordinario tino e inconmensurable prudencia, para evitar el desborde de una situación que podría tener repercusiones trascendentales para la región, e incluso para todo el planeta.