Hacer una valoración sobre el papel de las fuerzas de izquierda en la América Latina después de las elecciones en Venezuela, entraña un verdadero reto que obliga a realizar una revisión conceptual del término “izquierda” toda vez que, desde mi perspectiva, es una definición caduca y descontextualizada que no refleja la realidad actual por lo cual conduce a errores que no permiten llegar a conclusiones acertadas.
Debe recordarse que el moderno término “izquierda” proviene de la revolución francesa cuando se relacionó con opciones políticas que propugnaban un cambio político y social, mientras que el término "derecha" quedó asociado a las que se oponían a dichos cambios. El lugar donde se sentaban los diputados que apoyaban o no, leyes a favor o en contra de la monarquía en las sesiones de la Asamblea Nacional de Francia en tiempos de la revolución de 1789, marcaron para el futuro una concepción que respondía a las condiciones del debate que se producía en esa época revolucionaria, pero que no tienen vigencia alguna en el mundo de hoy cuando tras 230 años se han producido profundas transformaciones económicas, políticas y sociales en el planeta que han significado mutaciones en el devenir de la acción y el pensamiento político.
En este ámbito, se debe considerar que el basamento fundamental sobre el que se sustentaba el pensamiento revolucionario de aquella época eran las ideas republicanas y la democracia por oposición a la monarquía y el absolutismo. La burguesía naciente encarnaba las ideas de progreso, libertad, igualdad y fraternidad, algunas de las cuales también están caducas, no porque hayan perdido validez, sino que, por haberlas despojado de su contenido transformador, resultan vacuas y excluyentes.