Nosotros (mis hermanos y yo) somos ateos, cada uno a su manera. Cuando era niño y venía a Caracas a pasar vacaciones con el tío Blas cuya familia era católica practicante e iban a misa todos los domingos, le pregunté a mi papá que debía hacer y me dijo que lo decidiera yo, pero me advirtió que cualquiera fuera mi decisión, debía respetar a los demás. Así, decidí ir a misa con el tío Blas y su familia y aprendí algo de las ceremonias católicas.
Años después, cuando estaba en la secundaria, la materia “Religión” era optativa. Nuevamente le pregunté a mi padre que debía hacer, y la respuesta fue la misma. Esta vez opté por no asistir a esas clases.
En el entorno de mi familia materna se practicaban los cultos judíos, también conocí algo de ellos sobre el mismo concepto aprendido: debía respetar las creencias de los demás. De manera que en materia religiosa, mi formación fue ecléctica. Cuando a los 14 años comencé a militar en una organización política, inicié mi formación ideológica y le pude dar sustento a lo que sería mi pensamiento. Comencé a conocer y estudiar el materialismo histórico y el materialismo dialéctico. Definitivamente desistí de observar cualquier religión, ahora con un sólido fundamento científico.