Recordar a Nicaragua un 19 de julio, es todos los años obligación moral para mí. En Nicaragua crecí como persona, como ser humano pensante y como luchador por las causas más justas de la humanidad. Gracias a Fidel, fui elevado a la condición de combatiente internacionalista, el pedestal más alto al que puede aspirar un revolucionario.
Recordar a Nicaragua, a su pueblo noble y amistoso, a su gobierno y en mi caso, a su ejército es ante todo, ser consecuente conmigo mismo, con lo que fui, con lo que soy y con lo que siempre seré más allá de los vaivenes que la vida me depare. Es también ser leal a mis compañeros que combatieron y cayeron luchando por una Nicaragua libre.
Recuerdo como si fuera hoy aquellas trepidantes horas de mediados de julio de 1979. El día 17 supimos que el tirano había huido a Miami. ¿a dónde sino? La alegría de la noticia inundó de felicidad las trincheras del frente Sur Benjamín Zeledón, donde me encontraba.
A mediados de junio el Frente Sur había conquistado y liberado un territorio de alrededor de 30 Km²en la frontera con Costa Rica. Un gran grupo de combatientes internacionalistas provenientes de varios países pero en forma destacada de América Latina, dábamos nuestro apoyo solidario y combatiente al Frente Sandinista de Liberación nacional (FSLN) que se había transformado en la fuerza conductora de la lucha antisomocista. No firmamos contrato, no recibíamos un pago, éramos combatientes internacionalistas, no mercenarios. Lo único que reclamábamos era un lugar en las trincheras de lucha del pueblo nicaragüense.