Actividades Académicas

lunes, 26 de febrero de 2018

PPK, historia profunda e historia reciente de un perrito simpático.


Un país cuya sede de gobierno lleve el nombre del peor asesino y depredador de su historia, es un país gobernado por una clase política que evidentemente tiene graves problemas de identidad. Es el caso del Perú cuyo palacio presidencial se llama “Casa de Pizarro”, recordando el apellido del más brutal entre todos los enviados del rey español para someter a sangre y fuego la Abya Yala. Pero no es la única situación de tales características en América Latina: en la plaza principal de Santiago de Chile, majestuosa y enhiesta se erige la estatua ecuestre de Pedro de Valdivia, el conquistador e iniciador del genocidio mapuche.

Pero volviendo a Perú y a su historia, es menester recordar que posiblemente no haya en nuestra región otra oligarquía tan ancestralmente traidora como la peruana. Imitando el comportamiento de Pizarro, quien atrajo a Atahualpa a través de una artimaña para robarle y asesinarlo, la oligarquía limeña desde los mismos prolegómenos de la independencia actuó con similar catadura, traicionando a San Martín con quien había hecho arreglos, a los que el Libertador del Sur se había visto obligado para intentar construir una correlación de fuerzas que le permitiera gobernar y generar estabilidad en el país. Sin embargo, junto a ello, San Martín tomó medidas de corte popular que no agradaron a la casta oligárquica que ambicionaba para sí todo el poder que no pudieron arrebatarle a los españoles en combate, y que solo lograron obtener gracias a las acciones emprendidas por el general rioplatense. Después de haberlo recibido con gran alborozo y hasta con una actitud bastante lambona, comenzaron a conspirar en su contra para expulsarlo del país. Antes, ordenaron el asesinato de Bernardo de Monteagudo, intelectual, abogado, político y militar y uno de los más preclaros promotores de la lucha integracionista latinoamericana, quien había fungido como ministro de guerra y marina primero, y de gobierno y relaciones exteriores después, entre agosto de 1821 y julio de 1822 y que había jugado un papel decisivo en la creación de condiciones operativas y políticas para lograr la independencia del Perú. Sus imperfecciones: ser muy inteligente y ser mulato, dos “abominables” características imposibles de aceptar por la aristocracia limeña. 

Después de la retirada y regreso de San Martín a Argentina en 1822, Bolívar se propuso dar continuidad, y culminar su obra en el país. No obstante, debió también chocar con la clase dirigente peruana escondida tras un falso nacionalismo, indulgente con los españoles y de férrea oposición al Libertador. De la misma manera que lo habían hecho con el Protector, escondidos tras un manto de chovinismo, recelaban de los padres de la patria latinoamericana que solo fueron a Perú a prestar sus servicios y los de sus ejércitos formados por hombres y mujeres de todas las latitudes de América del Sur, sin pedir nada a cambio.

Esta oligarquía, intrínsecamente traidora se hizo del poder casi inmediatamente después de concretada la gesta libertadora de Ayacucho en 1824 comenzando de esa manera 200 años de desgracias para el valeroso pueblo peruano. Por supuesto, el Perú también ha visto nacer a muchos hijos dignos y honorables. Durante los años 1847-1848 y 1864-1865, se organizaron el I y II Congreso Americano de Lima con el objetivo de dar continuidad a las ideas bolivarianas que habían quedado truncas después del Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826.

En enero de 1864, el Canciller Juan Antonio Ribeyro, envió invitación a los gobiernos de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela. El último asunto de la agenda, el número 6, era la penalización (por la vía de "castigos morales") de aquellos gobiernos que establecieran "compromisos contra la independencia de alguno de los Estados, contra sus instituciones y contra la estabilidad de la paz general", antagónico comportamiento con el de la actual pantomima de Canciller que tiene el Perú. Cayetana ni debe saber quien fue el canciller Ribeyro. 

Por cierto, vale recordar que Colombia manifestó su firme oposición a invitar a Estados Unidos a este evento (Santander ya había fallecido). A ese respecto, la cancillería colombiana argumentó que la potencia del norte "profesa y practica el principio de absoluta prescindencia en los negocios políticos de las repúblicas hispanoamericanas, rehusándose [...] a toda especie de alianzas", agregando que invitar a ese país, "embarazaría no poco a la misma acción independiente" de las nuevas repúblicas en razón de "la preponderancia natural de una potencia vecina que tiene ya condiciones de existencia y tendencias propias de un poder de primer orden, las cuales pueden venir a ser alguna vez antagonistas". Como se puede ver, también ha habido gobiernos dignos y cancilleres honorables en Colombia. No todos han sido como Santos y María Ángela.

En años recientes, el desventurado pueblo peruano ha tenido que soportar presidentes que hacen campaña con un discurso y gobiernan con otro, de esa manera, la traición sigue presente: Fujimori (1990-2000) fue elegido por los votos para terminar gobernando como dictador, estuvo preso diez años por corrupto y liberado gracias al acuerdo del actual presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) con un sector del partido fujimorista para mantenerse en el poder. Alejandro Toledo, (2001-2006) inició su gobierno con grandes perspectivas después de la década fujimorista, prometió medidas de carácter social y un repunte macroeconómico pero culminó su mandato con solo el 8% de aceptación popular. Actualmente es prófugo de la justicia, que lo demanda junto a su esposa, acusado de lavado de dinero y tráfico de influencias, además de estar sindicado de haber recibido un soborno por 20 millones de dólares de parte de Odebrecht. 

Alan García (2006-2011), el más incombustible de todos los presidentes peruanos recientes. A pesar de haber tenido un primer gobierno (1985-1990) plagado de hechos de corrupción que lo llevó a finalizar su mandato con 9% de apoyo popular, fue electo para un nuevo período no consecutivo en 2006. En 2001, prescribieron los delitos por los que fue acusado en su primer gobierno. Sin embargo, dando continuidad a sus prácticas del pasado, este líder social demócrata que mantuvo ideas equidistantes entre la izquierda y la derecha, reincidió en sus prácticas corruptas y terminó desarrollando un gobierno neoliberal que contrariaba las originarias ideas que adquirió en el partido APRA. Varios de sus ministros han sido acusados por recibir sobornos de Odebrecht.

Ollanta Humala (2011-2016) contendió dos veces a la presidencia por el partido Nacionalista, una definición que no decía nada. Su actitud timorata llevó a que las riendas del poder y del gobierno las manejara su esposa. Su mandato se caracterizó por una transición acelerada desde posiciones de centro izquierda a acciones represivas anti populares y apoyo a los sectores empresariales que es el que verdaderamente ha gobernado durante todos estos años, hasta que uno de los suyos: Kuczynski llegó en 2016 a ostentar el poder de manera directa, mientras tanto Humala se encuentra detenido al igual que su esposa, acusado de corrupción y de estar involucrado en el escándalo Lava Jato que estalló en Brasil con ramificaciones en varios países. 

Por su parte Kuczynski, un ex funcionario del Banco Mundial y primer ministro durante el corrupto gobierno de Alejandro Toledo, representa lo más putrefacto, entreguista y la actitud más sumisa de esa oligarquía peruana, nutrida a través de la historia con nuevas adquisiciones como este empresario y empleado de grandes firmas del área financiera y de la minería. Al igual que Alan García, fue sobreseído por la justicia de su país, tras haber sido acusado de prácticas ilegales en la gestión pública por lo cual se refugió, -como es habitual en estos casos- en Estados Unidos. Llegó al gobierno en julio de 2016, sin embargo, ya en diciembre de ese año, la justicia lo comenzó a investigar por su actuación como primer ministro de Toledo, a fin de conocer, si favoreció a Odebrecht mientras ostentó ese cargo. En esas condiciones, el Congreso del Perú llevo a votación a fin del año pasado la comparecencia de PPK para decidir su destitución, si se constataba su incapacidad moral para ejercer el cargo. Ese fue el contexto en el cual, el 21 de diciembre pasado se produjo el acuerdo de PPK con el hijo de Fujimori para que los diputados de su partido rechazaran la destitución, a cambio del indulto al ex dictador que fue el regalo de navidad que el presidente peruano le dio a su país el 24 de diciembre. PPK pasará a la historia por caracterizar a América Latina como “perrito simpático acostado en la alfombra de la Casa Blanca. 

Vista la historia profunda y conocida la historia reciente, ¿alguien podría sorprenderse por las actuaciones impías de la clase política peruana y del actual gobierno de ese país, que actuando al margen del derecho internacional, y asumiendo con alta responsabilidad su papel de “perrito simpático” le lame las botas…y algo más a su amo?

sábado, 17 de febrero de 2018

Estados Unidos siempre necesita ir a la guerra.


Cuando era niño, todo era muy simple: se circunscribía a los buenos y los malos, sin importar si la referencia estaba relacionada con la segunda guerra mundial, el lejano oeste, el correcaminos o las telenovelas. Tal vez, ello estaba vinculado a los tiempos de guerra fría y al mundo bipolar, lo cual tenía un evidente influjo en el cine y la televisión. De hecho, el análisis en esta época era menos complejo que en la actualidad, se ajustaba a la simpleza de que lo que era bueno para uno, era malo para el otro y viceversa. Sin embargo, el mundo unipolar que emergió tras el 11 de septiembre de 2001 y los intentos de Estados Unidos por perpetuarlos por un lado, y las resistencias que eso ha generado, por el otro, han complicado la determinación de las variables positivas y negativas en el estudio de la dinámica internacional.

No obstante lo anterior, si hay un elemento que no se ha modificado un ápice, es el papel agresivo de Estados Unidos y su persistencia en la utilización del conflicto y la guerra como principal instrumento de su política exterior. Los días recientes además, han sido testigos ya no sólo de su perseverante búsqueda de cauces violentos para dirimir los trances de la política, sino que ahora han agregado una obsesiva intencionalidad de impedir a toda costa cualquier atisbo de negociación, diálogo y demanda de paz, a través de formas civilizadas, democráticas y ajustadas al derecho internacional.

El 29 de enero se realizó en Sochi, Rusia, el Congreso del Diálogo Nacional Sirio, con la participación de 1.393 delegados de la muy variada sociedad siria, incluyendo dirigentes de oposición que asistieron a título individual, así como miembros de las minorías kurdas, yazidíes, drusas y turcomanas, para reunirse a fin de hacer un esfuerzo en pos de una solución pacífica a la crisis del país, además de impulsar los trabajos para la redacción de una nueva Constitución. Junto a Turquía, Irán y Rusia (países del grupo de Astaná) garantes del alto al fuego en Siria, estuvieron presentes como observadores, representantes de Egipto, Jordania, Irak, Kazajistán, Líbano y Arabia Saudita, la que sin embargo dio órdenes de no asistir, a las fuerzas bajo su control agrupadas en la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), que a su vez forma parte de la Coalición Nacional Siria (CNS), alianza en la que confluyen fuerzas políticas y organizaciones terroristas armadas y financiadas por Estados Unidos. Empero, estuvo presente el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, llevando la palabra del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien manifestó que el evento sería “una contribución importante a un proceso de conversaciones revivido dentro de Siria bajo los auspicios de las Naciones Unidas en Ginebra, basado en la plena aplicación del Comunicado de Ginebra (2012) y de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad (2015)". Sin embargo, Estados Unidos además de no asistir, opinó que era una reunión innecesaria porque sus acuerdos serían “por una única vez”. Solo unos días después las organizaciones terroristas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) Y Estado Islámico (EI), lanzaron un ataque en el este del país en la provincia de Deir Ezzor, con la participación de fuerzas terrestres y apoyo aéreo estadounidenses, causando la muerte de unas 100 personas miembros de fuerzas locales que combaten al terrorismo. Esto podía dar la pista de porque Estados Unidos rechaza el dialogo y asume que los acuerdos logrados no tendrán efectos.

Otro escenario con una situación similar es Corea. Los juegos olímpicos de invierno que se desarrollan en la localidad de Pyeongchang en Corea del Sur, han servido para producir un impensado acercamiento entre las dos partes de la península. La República Popular Democrática de Corea (RPDC) envió al evento, además de una delegación deportiva, otra cultural y una de alto nivel estatal encabezada por el presidente de la Asamblea Suprema del Pueblo de la RPDC Kim Yong-nam y por Kim Yo-hong, hermana del líder Kim Jong-un. El acontecimiento posibilitó varios intercambios amistosos que derivaron en la invitación al presidente surcoreano, Moon Jae-in, para visitar Pyongyang "lo antes posible". Moon aceptó la invitación, afirmando que acudirá a la capital del país vecino una vez se realicen los preparativos necesarios. Ante esta posibilidad, el líder norcoreano afirmó que "Es importante seguir obteniendo buenos resultados, alentando aún más el clima cálido de reconciliación y diálogo creado por las fuertes ganas y la voluntad común del Norte y el Sur, que aprovecharon los Juegos Olímpicos de Invierno como un impulso". Tales declaraciones produjeron indudable jolgorio en la mayor parte del mundo y una sensación de distensión que augura la posibilidad de iniciar un camino de paz. No obstante, en Washington la impresión fue diferente: la Subsecretaria de Estado para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, Susan Thornton hablando sobre el tema, expuso que el objetivo de Estados Unidos era lograr la desnuclearización de la península, en ningún momento mencionó la retirada del gigantesco contingente militar de su país de corea del Sur, verdadera causa de la tensión en la región. Pero, Thornton fue incluso más allá: en tono amenazante aseguró que alcanzarían ese objetivo “de una forma u otra”, contrariando así el proyecto de paz de China y Rusia que apunta a ambas acciones, es decir lo que se ha dado en llamar un “plan de doble congelación”. Reafirmando la opinión de la subsecretaria, el vicepresidente de la belicista nación, Mike Pence afirmó que Estados Unidos se propone seguir presionando a Pyongyang a través de “elevadas y crecientes sanciones” hasta que de "pasos claros" hacia la desnuclearización, insistiendo en que: "La idea es que no quitaremos la presión hasta que realmente estén haciendo algo significativo hacia la desnuclearización", a partir de lo cual "… la campaña de presión máxima continuará y se intensificará. Pero si quieren hablar, hablaremos".

Vistas así las cosas, no hay porque sorprenderse ante la llamada de teléfono que le hicieran Tillerson y Santos desde Bogotá, al representante de la oposición venezolana Julio Borges, obligándolo a no firmar el acuerdo al que habían llegado con el gobierno, teniendo como testigos al presidente de República Dominicana Danilo Medina y al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Al igual que en los dos casos anteriores, la actuación del canciller imperial sigue una norma de conducta de su gobierno, para lo cual utiliza a Santos, un militarista confeso, que ya dirigió un ataque armado contra otro país, hecho del cual se vanagloria públicamente mientras le disputa a Uribe su autoría intelectual.

Cuando observo estos hechos, siempre recuerdo al periodista británico George Monbiot, columnista del periódico londinense The Guardian, quien en los días previos a la invasión de la OTAN a Irak afirmó que: “Si Estados Unidos no se estuviera preparando para atacar Irak, se estaría preparando para atacar otra nación. Estados Unidos irá a la guerra porque necesita un país con el cual ir a la guerra”. 

domingo, 11 de febrero de 2018

La orden de combate fue dada: La guerra de Santos contra Venezuela


Los medios de comunicación internacional divulgaron con mucha estridencia que el viaje del Secretario de Estado Rex Tillerson a América Latina y el Caribe, fue diseñado para poner de acuerdo a la región en contra de Venezuela y poner presión a Caracas a través del incremento de las sanciones económicas, aunque también Tillerson se proponía pulsar el sentir de los gobernantes de la región para logar un apoyo a Estados Unidos y Colombia en su afán de producir una agresión militar contra Venezuela. Por eso, visitó a algunos de sus más cercanos aliados, sobre todo aquellos que han sido particularmente agresivos contra Venezuela. La estadía en Jamaica, un cercano cófrade de Estados Unidos en el Caribe, perseguía el objetivo de atraer a los pequeños países de la Cuenca, que hasta ahora han resistido con firmeza y decisión, amenazas de todo tipo provenientes de Estados Unidos para que cesen su apoyo a Venezuela. Si en lo político, Jamaica era el país menos importante en la gira de Tillerson, en términos diplomáticos, fue el propósito más preciado del viaje del Secretario de Estado.

Sin embargo, en los hechos (así lo hizo saber el propio Tillerson antes de comenzar su periplo), el objetivo de su largo desplazamiento a la región era contrarrestar la creciente presencia de Rusia y China en América Latina y el Caribe, que se ha manifestado a través de una nutrida y progresiva agenda de cooperación. No es casual que la gira de Tillerson se produzca casi inmediatamente después de la realización del II Foro ministerial China-CELAC en Santiago de Chile con la presencia del canciller Wang Yi. 

En este marco, el objetivo táctico de la visita fue Venezuela. En esa lógica, y como manifestación de su desprecio por los países caribeños, México significaba la posibilidad de saber cuánto petróleo podía aportar para “comprar” a los gobernantes de esas naciones insulares, a fin de “liberarlos de la obligación” de seguir recibiendo petróleo venezolano y poder seguir intentando la vía diplomática de cara a la VII Cumbre de las Américas a realizarse en Lima, en abril próximo. El mismo designio perseguía su pasada por Perú, país en el que su presidente en alianza con el partido del ex dictador Fujimori, servirán de anfitriones a dicha reunión, en que una vez más se buscará expulsar a Venezuela del sistema panamericano. Argentina, fue objeto de inspección por Tillerson, a fin de asegurar que asumiera la responsabilidad de conducción política de la agresión, ante la inminente (esta si es inminente) salida de Bachelet y Heraldo, quienes jugaban ese rol hasta ahora, ante la convicción estadounidense de que Piñera, su canciller Ampuero y el gabinete pinochetista que tomará las riendas de Chile, no tienen capacidad para liderar la arremetida contra Venezuela.

Así como Jamaica era la escala más importante en términos diplomáticos de la gira de Tillerson, en términos operativos, Colombia fue la parada más transcendental a fin de ultimar detalles para la agresión. A las pruebas me remito.

Si aceptamos la conocida máxima de Von Clausewitz de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” a la que Lenin le agregara “…por medios violentos”, tendríamos que afirmar que como se dice en términos militares: “la orden de combate fue dada”. Desde Colombia, (no se sabe si Santos o el mismo Tillerson), ordenaron a la oposición venezolana que no firmara el acuerdo al que había llegado con el gobierno en Santo Domingo, teniendo como testigos al presidente dominicano Danilo Medina y al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Vistas así las cosas, tendríamos que aceptar que cuando Santos, Macri y otros adláteres vociferan que no reconocerán los resultados de las elecciones venezolanas, le están diciendo a la oposición que aunque ellos ganaran, no serán reconocidos, porque el único camino que aceptarán es el de la guerra. De ahí, la orden de no firmar el acuerdo.

La preparación de la guerra ya comenzó. En el Catatumbo, región del Departamento del Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, específicamente en las poblaciones de Tibú y el Tarra, los grupos armados ilegales han tomado el control de la seguridad, sin que el ejército, la policía o las instituciones del Estado hagan nada por evitarlo, como lo han denunciado las propias víctimas de estas bandas armadas. Estos grupos terroristas han aprovechado la desaparición del Frente 33 de las FARC que operaba en esa zona, para realizar sus acciones con total impunidad. Por su parte, en Villa del Rosario, en el mismo departamento, el grupo armado “Los Pelusos” y las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) combaten en la búsqueda de tomar el control de seis barrios (Galán, La Palmita, Pueblito Español, Montevideo, Primero de Mayo y San José) de esta ciudad de 90 mil habitantes, en donde se han desplegado para preparar la invasión a Venezuela a ojos vista del ejército y las autoridades del Estado colombiano.

En la propia Cúcuta, en ocho de las diez comunas que conforman el casco urbano de la ciudad existe presencia de bandas armadas. Así mismo, los paramilitares tienen áreas bajo control en Los Patios, Villa del Rosario, San Cayetano, La Parada, Juan Frío, la Uchema, Palo Gordo y Ragonvalia y Puerto Santander, bajo el mando de “Cochas” alias de Luis Jesús Escamilla Melo, jefe del Ejército Paramilitar del Norte de Santander (EPN). También en la ciudad fronteriza operan Los Rastrojos. En Venezuela ya tiene representación en Llano Jorge y San Antonio del Táchira. A pesar de los ingentes llamados de la ciudadanía al gobierno nacional, a los gobiernos regionales y municipales, las autoridades sospechosamente se hacen “de la vista gorda” ante tan evidente afectación a la ciudadanía y amenaza contra Venezuela.

Junto a ello, se han observado movilizaciones en las bases militares estadounidenses en Colombia y la llegada de un contingente de 415 miembros de la fuerza aérea de Estados Unidos a Panamá, que arribaron de manera ilegal al país, aún antes de que ese gobierno autorizara su presencia en el país como denunciara el analista político panameño Marco A. Gandásegui h.; así mismo, se debe considerar como parte de estos preparativos, que fueron realizadas las maniobras navales Tradewinds 2017 en junio del año pasado en Barbados a menos de 1.100 km. del litoral venezolano y los ejercicios militares AmazonLog17 en la Amazonía brasileña con participación de tropas de ese país, además de Colombia y Perú, en noviembre del año pasado, a tan solo 700 km. de la frontera con Venezuela.

La más elemental teoría muestra que independientemente de las características de una agresión militar extranjera, el éxito depende de la existencia de un frente interno. Así fue en Afganistán, Irak y Libia. En Yemen no lo tenían y debieron contratar mercenarios que hicieran la guerra, casualmente el mayor reclutamiento se produjo en Chile (de ex miembros de las fuerzas represivas de Pinochet) y de Colombia (de integrantes de la multitud de grupos paramilitares que pululan en ese país). El problema es que en Venezuela, Estados Unidos no ha podido construir ese frente interno necesario. Nadie se imagina a Henry Ramos Allup, Julio Borges o Henrique Capriles comandando tropas desde la clandestinidad o desde alguna montaña del territorio nacional. Por eso, auparon a Óscar Pérez quien debió jugar ese papel, que la incapacidad de los líderes de la oposición no pudo asumir. Quienes no fueron capaces de dirigir la movilización contra el gobierno, ni conducir un parlamento democrático, tampoco llevar la insurrección en las calles a la victoria, mucho menos atraer a un sector de la fuerza armada para sus oscuros designios, difícilmente podrá regir los destinos de un contingente bélico.

Esa es la responsabilidad que el canciller imperial le ha dado a Santos, a la oligarquía colombiana y a su gobierno. Antes, en tiempos de Obama, le ordenaron hacer la paz con las FARC para desmovilizar a la única fuerza militar junto al ELN que podían haber contrarrestado las acciones armadas del ejército paramilitar protegido por Uribe y Santos. 

Sin embargo, el show había comenzado antes de la llegada de Tillerson a Bogotá: ya en noviembre del año pasado Lorenzo Mendoza estuvo en esa ciudad, un mes después la ex fiscal Luisa Ortega, su marido, un tal Ferrer, la “dirigente sindical” Marcela Máspero y los “magistrados” embarcados por Ramos Allup y Borges, que hormiguean por el mundo buscando qué hacer y cómo sobrevivir, se reunieron también en Bogotá antes de fin de año para intentar dar soporte jurídico a la invasión. Un mes más tarde conocidos personajes de la oposición venezolana viajaron a Bogotá y en la localidad de Usaquén se reunieron con grupos de venezolanos radicales que se concentran en ese lugar, con apoyo de las autoridades colombianas. Así mismo, el ministro de Hacienda de Colombia Mauricio Cárdenas dijo en Davos, Suiza, –una vez más- que la caída de Maduro era inminente y habló de la necesidad de un plan económico para enfrentar la situación. Este es el mismo ministro, del mismo gobierno que no ha hecho nada para solucionar el problema de los 8 millones de desplazados y re desplazados de su país, tampoco ha dado respuesta a la reconstrucción de la ciudad de Mocoa, capital del departamento del Putumayo, casi un año después de la tragedia que la devastó.

En el mismo orden, Monseñor Héctor Fabio Henao, secretario nacional de la Pastoral Social de Colombia y miembro del mismo partido político que conforma la Conferencia Episcopal Venezolana, quienes bajo dirección del cardenal Parolin hacen oposición al Papa Francisco en el Vaticano, monta su trama de “ayuda humanitaria” a Venezuela, sin mencionar a los miles de niños wayúu que mueren cotidianamente por desnutrición, a los cientos de activistas sociales y de derechos humanos asesinados en las últimas semanas en Colombia, el último de los cuales Temístocles Machado conmovió al país por su liderazgo y lealtad con su comunidad. Tampoco habla Henao y su mentor Santos de los maltratos a los colombianos que quieren regresar desde Venezuela a su país y que son segregados y lastimados por haber aceptado tener también la ciudadanía venezolana.

Mientras Colombia se cae a pedazos, con un desempleo que está a punto de llegar al 10%; un virtual paro de la educación en los próximos días; el desplome del puente de Chirajara que se cayó, aún siendo el proyecto ganador del premio nacional de ingeniería, pero ante lo cual nadie dirá nada, a pesar que 9 inocentes ciudadanos colombianos fallecieron, porque fue construido por Coviandes, una empresa propiedad de Carlos Sarmiento Angulo el mayor millonario del país; y cuando un alto, muy alto personaje del país, (tan alto que se dice que si llega a caer, se estremecerá el país entero) se protege cobarde e impunemente en su investidura, tras la denuncia de violación hecha en su contra por una conocida periodista, Santos está preocupado de Venezuela. Lo cierto es que su partido desapareció, no tiene candidato y no sabe que va a hacer para garantizar impunidad ante el desastre que se avecina…mejor dicho si sabe: piensa limpiar sus culpas, dirigiendo el ataque contra Venezuela para buscar indulgencias en el norte. Le queda tiempo hasta el 10 de agosto. Hay que impedirlo, ¡el pueblo venezolano lo impedirá! 

sábado, 3 de febrero de 2018

China, ¿Otro Estados Unidos para América Latina?


Con mucha sorpresa he leído unos documentos que me hicieron llegar desde Chile algunos amigos que tuvieron acceso directo a ellos, los mismos están referidos a la propuesta que la República Popular China hizo a los países de la región durante el recién finalizada II Foro ministerial China-Celac realizado en Santiago de Chile en enero pasado. El asombro viene dado porque dicho ofrecimiento no ha sido dado a conocer a la luz pública y no aparece en la “Declaración de Santiago” firmada por los participantes al finalizar dicho evento. De este documento vale resaltar el enciso 2.5 que en una de sus partes dice “Reconocemos que los Estados tiene derecho a su propio sistema político, social y cultural, como base indispensable para fomentar la paz y la armonía mundial, respetados los compromisos asumidos en los instrumentos regionales pertinentes”. Parece contraproducente, que menos de 24 horas después de firmada esta declaración, el Grupo de Lima autodenominado “perritos simpáticos en la alfombra de la Casa Blanca” se reuniera para decidir todo lo contrario, es decir acordar una declaración para no reconocer el derecho de los venezolanos a tomar sus propias decisiones políticas.

Pero, volviendo a la propuesta de China, en ella se incluía:

1. Construir la gran interconectividad tanto terrestre como marítima. China participará de manera activa en la construcción de los campos de transporte, infraestructuras, energías, apoyará proyectos como el tren bioceánico y túneles bioceánicos, así como la apertura de más líneas marítimas y aerolíneas directas entre China y América Latina. Así mismo, China manifestó su disposición a firmar más convenios en el marco de la Franja y la Ruta de la Seda en la región, para obtener resultados prácticos cuanto antes.

2. Cultivar un gran mercado de beneficio mutuo. China se dedicará a la facilitación comercial y de inversión con la región cultivando un Gran Mercado de 2.000 millones de habitantes entre China y América Latina. China le da la bienvenida a todos los países latinoamericanos a participar en su Primera Exposición de Importación, que se celebrará en noviembre de este año, para que América Latina y el Caribe (AL y C.) exporten más artículos de alta calidad a China.

3. Crear una gran industria independiente y avanzada. China tiene la capacidad de ofrecer equipos, tecnologías, fondos y capacitaciones relacionadas con los países latinoamericanos. Ambas partes pudieran acelerar la cooperación en cuanto a la capacidad productiva, construir los tres canales de logística, electricidad e información, poniendo en pleno juego los papeles de empresas, la sociedad y los gobiernos y ampliando los canales de financiamiento a través de fondos, créditos y seguros. Se propuso discutir la posibilidad de crear una mancomunidad de órganos financieros de explotación, construir más parques industriales y zonas económicas especiales. 

4. Aprovechar la gran oportunidad de innovación. La parte china está dispuesta a realizar el acoplamiento del Plan de Innovación Científica “la Franja y La Ruta” con América Latina para fundar una Ruta de la Seda de internet y la Ruta de la Seda digital entre ambas partes. Se puede fortalecer la cooperación en terreno aeroespacial, energías renovables, inteligencia artificial, grandes datos, internet y medicina biológica.

5. Desarrollar un gran intercambio de igualdad y confianza mutua. China está dispuesta a fortalecer los intercambios de experiencias de gobernabilidad entre Estados, ampliar los intercambios entre partidos políticos, autoridades locales, medios de comunicación, think tanks, personas y juventud con AL y C. Ambas partes pueden establecer mutuamente más centros de cultura y más Institutos Confucio. China invitará a más de 600 líderes de partidos políticos de AL y C. a visitar el país en los próximos tres años, además de ofrecer 6.000 becas gubernamentales.

Lamentablemente, la declaración final y la declaración especial sobre la Franja y la Ruta de la Seda, no recogen estas precisiones que exponen la real magnitud de la cooperación china, más allá de rimbombantes declaraciones generales que los pueblos no entienden. Llama la atención que no hay ninguna manifestación de injerencia en los asuntos internos de ningún país, ni mención alguna a instalación de bases militares chinas en la región, tampoco insinuaciones acerca de la necesidad de crear bloques militares agresivos, no se observan condicionantes políticas o de otro tipo, así como imposiciones, a cambio de firmar esta declaración.

Tras el Foro y la presencia del Canciller Wang Yi, en la región, la respuesta estadounidense no se hizo esperar. Ante la preocupación manifiesta porque a pesar del trabajo de sus adláteres, cada vez más sumisos, Estados Unidos esté perdiendo posiciones en la región, de inmediato la contraparte de Wang, el ex director de Exxon Mobil y ahora, transitoriamente Secretario de Estado, Rex Tillerson, emprendió un viaje por la región. El objetivo de esta gira fue expuesta con claridad por el propio Tillerson en una conferencia impartida en la Universidad de Texas, en Austin el día antes de viajar a México, primera escala de su gira. Usando la típica retórica de su país en el siglo XIX, pero adaptada a los nuevos tiempos, el ministro imperial de relaciones exteriores comenzó por dar precisas instrucciones a las cancillerías latinoamericanas para contrarrestar la propuesta de Wang: “América Latina no necesita de nuevos poderes imperiales que solo miran por su interés. Estados Unidos es distinto: no buscamos acuerdos a corto plazo con ganancias asimétricas, nosotros buscamos socios".


Asimilando el golpe recibido en Santiago, donde el dueto Bachelet-Heraldo, dos de sus más cercanos vasallos, estaban más preocupados de su TPP11 y de asociar a América Latina y el Caribe contra Venezuela para pavimentar el camino al conflicto y la guerra, que de impedir el éxito de China en voz de su canciller y del propio presidente Xi Jinping quien saludo el evento, Tillerson respondió diciendo que por América, “se extiende la amenazante sombra de China y Rusia, dos países que han expandido su influencia económica en la región pero que son ajenos a sus aspiraciones democráticas”. Diría mi padre que está predicando moral con los genitales, aunque no precisamente usando esas mismas palabras. Tillerson quiso ser más preciso al referirse a China y Rusia, a fin de que no quedaran dudas de la llamada de atención, se refirió a las otras potencias afirmando que son fracasadas: “… la primera por exportar un modelo de explotación basado en los bajos salarios y el desprecio a los derechos humanos; y la segunda por vender armas a regímenes no democráticos”. Debe ser que Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, los tres mayores compradores de armas de Estados Unidos, deslumbran por sus avanzados modelos de democracia.

Sin embargo, hay que reconocerle a Tillerson que con mucho dolor se vio obligado a decir algunas verdades: “No nos gusta reconocerlo, pero nosotros somos el principal mercado de drogas”, sobre el mismo tema, refiriéndose a Colombia, aseveró que: “Es un fiel aliado, pero quedan retos por superar. Sigue siendo el mayor productor mundial de cocaína y el principal proveedor de Estados Unidos”. No se sabe si su visita a ese país será para intentar detener ese flujo o para mejorar la imagen de su “fiel aliado” habida las gigantescas ganancias que le produce tal negocio al sistema financiero de Estados Unidos, sin que el gobierno haya movido un dedo para suponer que realmente se desea contener ese comercio ilegal, fácilmente detectable si se quisiera, revisar las cuentas de los bancos, la proveniencia de las transacciones y los receptores de las mismas. Cuando lo desean hacer, lo ejecutan y con mucha eficiencia. Al parecer, los “fieles aliados” y los “perritos simpáticos”, que parecieran ser lo mismo, se entienden muy bien con su amo.

Finalmente, el tema siempre presente de la guerra contra Venezuela será prioritario durante toda la gira y en cada punto de la agenda. Además del interés político de su país por derrocar al gobierno constitucional, en Tillerson concurre su motivación personal como directivo de la industria petrolera por hacerse de las formidables reservas energéticas del país. Como si del siglo pasado se tratara, y suponiendo revivir a Pinochet, Videla y otros personajes similares, presentes hoy en los gobiernos de Macri y en el próximo de Piñera, Tillerson apeló a las fuerzas armadas venezolanas para que den un golpe de Estado contra el gobierno. La respuesta vino del propio Ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López quien expresó sin objeciones que “…a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no le viene a dar instrucciones un señor imperialista”.