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martes, 29 de abril de 2014

Portugal. A 40 años de la Revolución de los Claveles


En 1974, Portugal era uno de los países más atrasados de Europa. A diferencia de sus pares del continente, el país luso entró al siglo XX manteniendo una estructura tradicional agraria de corte feudal que paralizó el acelerado proceso de desarrollo industrial que se había producido en otras metrópolis. Esto lo llevó a un estancamiento económico que lo privaba del aprovechamiento de las grandes riquezas de sus colonias y a su vez, a una aguda crisis política que dio al traste con la monarquía en 1910. 

Sin embargo, una vez logrado este objetivo, en la alianza entre republicanos y liberales que asumió la conducción del país, primaron las desavenencias y no pudo desarrollar un programa de gobierno común. La primera guerra mundial profundizó la crisis económica y la inestabilidad política. Esta situación condujo a que en 1926 un grupo de militares de derecha dieran un golpe de Estado que instauró un régimen fascista a imitación del que Benito Mussolini estableció en Italia en 1922. Este sistema, basado en el autoritarismo, la represión y el corporativismo fue denominado como “Nuevo Estado” y controló el país por casi medio siglo. 

Su figura más prominente fue Antonio de Oliveira Salazar, primer ministro entre 1932 y 1968 y presidente interino en 1951. Gobernó dictatorialmente, ejerció férreo control de las organizaciones políticas y sociales e implantó un régimen de terror en el que la policía política (PIDE) tuvo manos libres para realizar cualquier tipo de acción represiva. Desde el punto de vista económico, no se produjeron grandes cambios en la situación del agro, lo que provocó que, sobre todo en el período posterior a la segunda guerra mundial se produjeran grandes emigraciones hacia Europa y América Latina. 

En paralelo, en la década de los 50 se iniciaron las guerras de liberación nacional en las colonias portuguesas en África: Angola, Mozambique, Guinea, Cabo Verde y Sao Tome y Príncipe. El riesgo que podría significar la pérdida del poderío colonial portugués obligó a la dictadura salazarista a destacar importantes contingentes militares en sus posesiones africanas a fin de impedir militarmente la independencia de esos territorios.

El costo financiero y humano de las guerras coloniales profundizaron el deterioro interno del gobierno. La respuesta fue el incremento de la represión a fin de detener el creciente descontento de la ciudadanía. Salazar murió en 1970 y fue sustituido por Marcelo Caetano que dio continuidad a la dictadura.

En 1973, fue creado ilegalmente al interior del ejército portugués, el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). Estaba formada en su mayoría por oficiales de baja graduación que habían estado luchando en las guerras coloniales de África, tenían ideas progresistas y algunos abiertamente revolucionarias y de izquierda. Estaban motivados por el deseo de libertad democrática y el rechazo a la política seguida por el gobierno en relación con la guerra colonial. Sus principales objetivos eran el fin de la guerra sucia, la retirada de las fuerzas armadas de las colonias de África, elecciones libres y la supresión de la policía política.

En la mañana del 25 de abril de 1974, hace cuarenta años, la historia de Portugal comenzó a cambiar. Al amanecer de ese día, el capitán Fernando José Salgueiro Maia destituyó a sus superiores del Regimiento de Caballería Mecanizada de la ciudad de Santarém y encabezando una larga columna de carros de combate, recorrió los 110 kilómetros que la separan de Lisboa. Cuando los blindados ocuparon la plaza Terreiro do Paço en Lisboa símbolo del poder ejercido con mano de hierro durante medio siglo en Portugal, “comenzaba el golpe de Estado más singular de la historia: militares levantados en armas para imponer la democracia por la fuerza” como lo señala el periodista chileno residente en Portugal Mario Dujisin.

Las acciones estaban coordinadas desde un puesto de mando bajo la dirección del mayor Otelo Saraiva de Carvalho en el cuartel de la Pontinha en Lisboa. Simultáneamente se llevaron acciones de control de las distintas guarniciones militares del país que decidieron seguir las órdenes del MFA en Oporto, Santarém, Faro, Braga entre otras ciudades importantes. Así mismo se ocuparon puertos, aeropuertos e instalaciones civiles del gobierno.

Los jóvenes oficiales, verdaderos protagonistas del alzamiento conminaron a sus superiores a incorporarse al movimiento. Aquellos que no lo aceptaron fueron arrestados. El gobierno se desmoronó. El dictador quien fungía como primer ministro, el ornamental presidente Rodrigues Thomaz y el gabinete de gobierno se rindieron, fueron capturados y protegidos por los propios militares insurrectos para resguardarlos de la ira popular que pretendía lincharlos. 

A media mañana, una mujer se acercó a un soldado y le obsequió un clavel rojo que éste puso en la boca de su fusil. Ese hecho se multiplicó de inmediato, le dio denominación al movimiento y se transformó en emblema que dio vuelta al mundo como símbolo de las luchas populares y democráticas y de la alianza del pueblo con los militares que le dieron la libertad. En América Latina, la “Revolución de los Claveles” fue verdadero oxígeno y fuerza inspiradora para los luchadores anti fascistas que en diversas latitudes de la región enfrentaban las dictaduras de seguridad nacional apoyadas por Estados Unidos.

El MFA y el proceso que se iniciaba contó con un gran apoyo del pueblo que exigía la profundización del mismo y la toma de medidas radicales a favor de los sectores más humildes que habían estado excluidos por casi medio siglo.

La Revolución de los Claveles inició un proceso de democracia que dio paso a avanzadas medidas de transformación de la economía y la sociedad. Se liberaron los presos políticos, se permitió el regreso de los dirigentes exiliados y comenzó el proceso de descolonización con el regreso de las fuerzas armadas desde África. El nuevo gobierno aprobó leyes agrarias tendientes a eliminar el latifundio y modernizar la producción agrícola. Se nacionalizaron grandes empresas y la banca. Así mismo, reconoció la Independencia de Angola, Mozambique y Guinea-Bissau y llevó adelante un gran despliegue fuera de sus fronteras para lograr la aceptación internacional que el régimen dictatorial había perdido, transformando a Portugal en un país paria dentro de Europa y el mundo 

Sin embargo, la amplitud política del movimiento no logró consolidarlo como opción de gobierno a largo plazo. Comenzaron desavenencias en torno al rumbo que debía tomar el proceso y la decisión de las fuerzas políticas y sociales que debían hegemonizar el mismo. El MFA se dividió y en tan solo dos años, la socialdemocracia encabezada por Mario Soares logró cooptar el proceso iniciado el 25 de abril de 1974 enrumbándolo en los marcos de la democracia representativa bajo tutela de las potencias occidentales y la gran burguesía, los que iniciaron un proceso de desmontaje de las medidas populares que se habían aprobado después de la revolución de abril de 1974. 

Con todo, Portugal inició un camino en otra dirección a partir de ese 25 de abril. Hoy, la fecha es conmemorada en todo el país como el “Día de la Libertad”, recordando a esos jóvenes oficiales que abrigando en carne propia el sentir del pueblo, usaron las armas para derrumbar en menos de 12 horas la dictadura más oprobiosa de la historia de Portugal y la más larga en los dos últimos siglos en el continente europeo.

martes, 22 de abril de 2014

China, una política exterior para el siglo XXI


El contexto mundial actual hace que algunas personas se pregunten con duda y otras con preocupación acerca de las consecuencias que pudiera tener, -para el funcionamiento del sistema internacional en general o para el transcurrir de su país y del propio individuo- la transformación de China en primera potencia del orbe. El desconocimiento de un país que se encuentra geográficamente muy distante y que está construyendo un Estado y una sociedad con particularidades propias en el planeta, coadyuvan en la creación de fábulas y mitos al respecto.

La aseveración más socorrida es aquella que dice relación a que no tiene sentido salir del dominio estadounidense para caer bajo el de China. La historia de nuestra región ayuda a alimentar dicha preocupación. Pasamos del control absoluto de los imperios español y portugués durante tres siglos para caer bajo la égida neocolonial británica al finalizar las luchas por la independencia y posteriormente a vivir bajo hegemonía estadounidense cuando este país se transformó en primera potencia mundial y entró en su etapa imperialista a finales del siglo XIX.

Vale entonces, exponer algunos elementos que ayudan a conocer mejor la política exterior de la República Popular China (RPCh). Los sustentos del comportamiento chino en el escenario internacional se basan en una opinión independiente respecto de los problemas internacionales. Su objetivo diplomático radica en defender la paz mundial y crear un ambiente pacífico que le permita su desarrollo. Se opone a la hegemonía de un país o alianza de países y a la aplicación de acciones de fuerza. Su política exterior se propone desarrollar relaciones con todos los países independientemente de cuál sea la orientación ideológica de su gobierno o el sistema social imperante. Prioriza las relaciones con los países en vías de desarrollo y con sus vecinos, lo cual constituye la piedra angular de su quehacer en el ámbito exterior. El fin primordial de sus relaciones internacionales es construir un nuevo orden económico-político internacional.

La política exterior de China está sustentada en los cinco principios de coexistencia pacífica que regulan sus relaciones con otros países. Son ellos: respeto mutuo a la soberanía y la integridad territorial, no agresión, no intervención en los asuntos internos, igualdad y beneficio recíproco y coexistencia pacífica.

Aquí se comienzan a marcar algunas diferencias respecto de la política exterior de Estados Unidos. Consecuente con los principios enunciados, la República Popular China ha desarrollado su potencial militar con carácter estrictamente defensivo. No posee bases militares en el extranjero, salvo pequeñas estaciones de control y protección de la ruta marítima que deben seguir sus buques petroleros desde el Golfo Pérsico hasta su territorio. Desde el año 1979 cuando China invadió Vietnam durante dos meses, soldados de este país no han salido de su territorio para hacer la guerra en otra nación. Desde 1949, además de esta ocasión, solo durante la guerra de Corea, el ejército chino ha realizado operaciones bélicas fuera de sus fronteras. En ambos casos, al finalizar las guerras, todo el contingente militar chino regresó a su territorio.

Así, el énfasis de la política exterior de la RPCh se ha puesto en la cooperación en materia económica, financiera y tecnológica y en la diversificación de sus relaciones. En ese sentido, China basa su crecimiento económico en dos motores: la exportación y la inversión. 

Particular importancia ha tenido el manejo de sus vínculos con otros centros de poder mundial. La apertura que inició Deng Xiaoping fue continuada por los presidentes Jiang Zemin, Hu Jintao hasta el actual mandatario Xi Jinping. Según éste "China es un león dormido. Hoy, el león se ha despertado. Pero es agradable, pacífico y civilizado" y añadió que "China no creará problemas, pero tampoco tiene miedo a los problemas".

En una reciente visita a Alemania a finales del mes de marzo pasado, el presidente chino fue extremadamente cuidadoso al referirse al tema de Crimea. Explicó que como es tradicional en la política exterior china, su país no tiene que elegir ningún bando respecto de este conflicto. Sin embargo, durante un discurso en el Colegio de Europa en Bruselas, al referirse al tema, Xi dijo que "Para cualquier país en el mundo, el pasado siempre es la clave para el presente y el presente siempre está enraizado en el pasado. Sólo cuando sabemos de dónde ha venido un país, podríamos posiblemente entender por qué ese país es lo que es hoy, y sólo entonces podríamos darnos cuenta en qué dirección se dirige".

Wang Yiwei, director del Instituto de Relaciones Internacionales y profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin de China, explicando las diferencias entre el comportamiento ruso y el de su país en materia internacional expone que China creció mirándose hacia adentro y valorando la riqueza de su cultura, a diferencia de Rusia que creció permanentemente más allá de sus fronteras originales.

Con respecto a Europa el reciente viaje del presidente chino a esa región marcó una nueva etapa en las relaciones con la Unión Europea. Dicho encuentro presentó tres oportunidades estratégicas para ambos. En primer lugar permitió dar continuidad y profundizar la reforma de China, Además, fue una posibilidad de desarrollo de los vínculos bilaterales y finalmente consintió fortalecer la cooperación internacional en materia de paz y seguridad. Al respecto Xi dijo que "Los sensatos buscan el terreno común, mientras que los insensatos se aferran a las diferencias". Sobre el mismo tema, el Doctor Wang opinó que “China y Europa deben respetarse mutuamente, tratarse como iguales, buscar terreno común poniendo de lado las diferencias y mantener la cooperación de beneficio mutuo. Al hacer todo esto, promoveremos nuestro diálogo y compromiso, maximizaremos los intereses comunes, compartiremos oportunidades y haremos frente a los retos de manera conjunta”.

Al participar en la III Cumbre de Seguridad Nuclear que se celebró en La Haya del 24 al 25 de marzo de 2014, el presidente chino quiso dar prueba del compromiso de su país para mejorar la seguridad universal. Fue también una manifestación de la importancia que el gobierno chino concede a la seguridad nuclear y a la seguridad internacional en su conjunto. El país asiático se ha propuesto elevar su perfil de seguridad nuclear entendiendo su creciente fuerza nacional e influencia internacional sobre los principales temas de la agenda, sabiendo que éste es uno de los más trascendentales.

En otro ámbito, el mandatario chino ha establecido ciertos parámetros que fundamentan el comportamiento internacional de la potencia asiática. En ese sentido, ha recalcado la diversidad de las civilizaciones que componen el espectro planetario y ha destacado la necesidad de “ los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones". Según Xi, estos no deben construirse sobre el elogio o el menosprecio exclusivos de una civilización en particular. Enfatizó que las civilizaciones son iguales y todas tienen fortalezas y defectos, pero ninguna debe ser considerada superior a otra.

En un discurso pronunciado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en París, a finales de marzo el presidente chino desmontó la hipótesis occidental esbozada por el historiador británico Arnold J.Toynbee, y desarrollada por el politólogo estadounidense Samuel Huntington quien en 1993 imaginó una idea de futuro basada en el choque de civilizaciones como escenario de conflicto más probable para el siglo XXI. Xi expuso que el elemento central de las relaciones entre civilizaciones debe ser la inclusividad basada en el intercambio y el aprendizaje mutuo. Dijo que "Si todas las civilizaciones pueden defender la inclusividad, el llamado 'choque de civilizaciones' quedará descartado y la armonía de las civilizaciones se convertirá en realidad".

En su primer año de gobierno el presidente chino ha trazado el rumbo de lo que será su gestión encaminada a proyectar la “política exterior como la locomotora de su ´Sueño Chino` o rejuvenecimiento nacional, que pretende mejorar la calidad de vida de la gente, la prosperidad general, construir una sociedad mejor y fortalecer las fuerzas armadas” como lo señala Swaran Singh profesor de Diplomacia y Desarme en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi.

En este marco, la visita de Wang Yi Canciller de la RPCH a América Latina se inscribe en el objetivo de fortalecer las relaciones de su país con la región. La misma se propone vigorizar los intercambios de alto nivel e impulsar la cooperación. Según estadísticas del Ministerio de Comercio de China sus inversiones en América Latina subieron de 200 millones de dólares en 1975 a más de 100 mil millones en 2010. Así mismo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (CEPALC) estima que en unos 5 años China desplazará a la Unión Europea como segundo socio comercial de América Latina. Del 7,6% del total de ventas a la región en 2009, pasará a 19,3% en 2020.

Tal vez a eso se refirió el presidente Xi cuando en París, -al pensar en la necesidad del intercambio y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones- expuso que lo que su país busca es “el Sueño Chino” que según él, “puede lograrse a través del desarrollo equilibrado y el refuerzo mutuo del progreso material y cultural", por lo que "el pueblo chino alentará cambios creativos y un desarrollo innovador de la civilización china de conformidad con el progreso de la época".

miércoles, 16 de abril de 2014

Siria. A tres años de conflicto armado.


Durante los primeros meses de este año, la agenda política internacional ha estado copada en gran medida por los acontecimientos ocurridos en Ucrania y Crimea, dada su importancia en el trazado de una situación que significa un punto de inflexión en las relaciones internacionales que no habían pasado por un hecho tan determinante desde las acciones terroristas en Estados Unidos en septiembre de 2001. 

Sin embargo, en Siria el conflicto sigue desarrollándose en una dirección que las potencias occidentales no pudieron prever y al cumplirse, durante el mes de marzo pasado, tres años del inicio de los enfrentamientos, la oposición, con el apoyo de Estados Unidos y Europa no ha podido lograr el objetivo supremo que se trazó cual era el derrocamiento del gobierno de Bashar al Assad.

Al contrario, el ejército sirio con el apoyo de Hezbollah ha logrado recuperar importantes zonas que hasta hace pocas semanas o meses dominaban las fuerzas mercenarias y la oposición armada. En el marco de los cambios estratégicos en la zona de operaciones llevadas a cabo por las fuerzas militares gubernamentales, se ha producido la liberación de la ciudad de Yabrud, principal bastión de la oposición militar al norte de la capital muy cercana a las fronteras libanesas, la que hoy se encuentra en manos del ejército sirio como paso previo a la liberación definitiva de la franja fronteriza con Líbano. En ese marco, el pasado lunes 14, fuentes militares informaron que unidades de las fuerzas armadas restauraron la seguridad y estabilidad en el poblado de Maloula, la misma fuente agregó que además, tropas del ejército restablecieron el control sobre el poblado de Sarkha ubicado en la región de Qalamoun. De igual modo, asumieron el mandato en las montañas que rodean el poblado, e impusieron su presencia en la montaña de Tshalma y zonas circundantes a ella que se avecinan a la ciudad de Kasab. Todos estos poblados están ubicados en la zona rural de Damasco.

Estas acciones responden a la decisión del gobierno de recuperar en su totalidad las principales ciudades del país antes de las próximas elecciones presidenciales que se deben realizar a mediados de año. Una postergación del proceso comicial no es por ahora una opción en la que los dirigentes sirios hayan pensado, a pesar del conflicto.

Por otra parte, las fuerzas militares de oposición siria, así como el apoyo regional y el de las principales potencias occidentales se ha comenzado a debilitar, por lo que nuevamente recurren a patrañas que no han podido demostrar respecto del uso de armas químicas por parte del gobierno. En este ámbito, sigue extendiéndose en el bloque occidental la preocupación por el futuro de Israel ante el fortalecimiento de las fuerzas árabes y musulmanas que lideradas por Irán parecieran haber superado lo más difícil de la coyuntura tanto en el país persa como en la propia Siria.

A fin de debilitar la alianza anti sionista, Israel realizó incursiones armadas al este del Líbano e incrementa sus acciones terroristas contra Gaza, pero cada vez más reciben respuestas de las fuerzas militares de la resistencia.

Analistas especializados en el Medio oriente, opinan que el gobierno sirio, mantiene su autoridad sobre alrededor de un 55% del territorio del país en el que se encuentran las principales ciudades, mientras que el 45 % restante controlado por la oposición está conformado en su mayoría por zonas desérticas, de poca concentración poblacional y escasa infraestructura. Sin embargo, estas áreas tienen relevante importancia por encontrarse en ellas la principal zona de producción petrolera del país que se encuentra virtualmente paralizada por las acciones de guerra, en particular el fuego de la aviación y la artillería gubernamental.

Desde el punto de vista económico, el bloqueo comercial, financiero y energético de Occidente y las monarquías árabes, desde hace 3 años ha deteriorado notablemente el poder adquisitivo de la población. La inflación en 2013 llegó al 117%. Así mismo, la escasez de productos se ha hecho cotidiana, a la par de la especulación y el acaparamiento sobre todo en las zonas controladas por la oposición donde la hambruna y la desnutrición han alcanzado niveles alarmantes. La guerra ha tenido un costo de 34 mil millones de dólares para las reducidas arcas del país según la revista The Economist.

Este contexto permite entender las razones por las que el ejército sirio se ha propuesto continuar desarrollando ininterrumpidamente la ofensiva contra los bastiones que conserva la oposición. Sin embargo, el ritmo y la intensidad de la misma estará determinado por consideraciones de carácter más político que militar a partir de las posibilidades de control permanente de los territorios recuperados. A su vez, las últimas acciones exitosas han elevado la moral y auto estima de los soldados del ejército gubernamental lo cual ha devenido en el éxito en las operaciones sobre el terreno.

Por el contrario, la oposición está permeada por la confrontación interna que impide una coordinación operativa de sus acciones. Esto ha conllevado a una caída del apoyo popular a las fuerzas militares opositoras. Así mismo, la merma en el apoyo internacional recibido hasta ahora, debido a su incapacidad para lograr el derrocamiento del presidente sirio y la preocupación de Estados Unidos y sus aliados por el inevitable soporte que están dando a fuerzas terroristas como Al Qaeda y Al Nusra inciden negativamente en la posibilidad de consolidar un frente unido de la oposición.

En otro ámbito, el análisis no puede obviar el cambio de gobierno en Egipto y sus repercusiones en Siria, toda vez que tal hecho produjo una fragmentación de la coalición árabe anti siria. Mientras Catar y Turquía apuntalan a los Hermanos musulmanes deplorando el derrocamiento del ex presidente Mursi, Arabia Saudita, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos han aplaudido tal hecho. Esta situación ha llevado a un nivel tal de confrontación que sauditas y cataríes retiraron sus respectivos embajadores. Así mismo, esto ha significado un deterioro en los mecanismos habituales de ingresos de armas a través de Turquía para la Coalición Nacional Opositora Siria que se ha visto debilitada política y diplomáticamente.

En el plano internacional, vale resaltar que los hechos ocurridos en Ucrania y Crimea, conducirán a que Rusia redoble su decisión y voluntad de apoyar al gobierno sirio. Por una parte, el factor energético que involucra a Irán y a Siria, hace patente que el asedio internacional contra estos países busca que Occidente establezca mecanismos alternativos al abastecimiento ruso de gas a Europa y por otro, el apoyo de Turquía como miembro de la OTAN a las fuerzas opositoras sirias y su aceptación de la intervención estadounidense y europea en Ucrania han generado tensión en sus relaciones con Rusia. Todo esto augura un mayor involucramiento diplomático de Moscú a favor de Damasco y un mayor sustento logístico a sus fuerzas militares.

En el futuro inmediato se vaticina una profundización de las acciones de las fuerzas militares gubernamentales para seguir liberando territorios del control de la alianza de la oposición armada y los grupos terroristas. El objetivo es preparar las condiciones para la ofensiva final que recobre todo el espacio geográfico del país. 

Esto creará condiciones para la realización de las elecciones presidenciales a las cuales la oposición llegará muy disminuida después de los grandes golpes recibidos, lo cual presagia un nuevo triunfo electoral del presidente Al Assad, derrumbando el intento imperial de terminar con su gobierno a fin de asestar un golpe de grandes dimensiones a Irán, verdadero objetivo en la región.

miércoles, 9 de abril de 2014

Las razones del equilibrio del sistema internacional


El pasado martes 1° de abril se presentó en Santiago de Chile la edición chilena del libro de mi autoría “La balanza de poder. Las razones del equilibrio del sistema internacional” en una bella impresión preparada por Ceibo Ediciones de Chile.

Con la presentación del texto por Marcos Roitman Rosenmann, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología y profesor titular en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y prólogo a la edición chilena de Patricio Rivas Herrera, Ph. D. en Filosofía de la Historia de Academia de Ciencias de la Federación Rusa y Decano de la Escuela de Estudios Estratégicos del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) del Ecuador, el libro fue presentado al público en el Teatrocinema del Barrio Bellavista de la capital chilena y comentado en esta ocasión por el periodista y analista internacional Pablo Jofré, el sociólogo y profesor de la Universidad de Viña del Mar, Doctor Tito Tricot y el también sociólogo y profesor de la Universidad de Santiago de Chile, Doctor Alberto Mayol. 

En la introducción del libro expongo que “Los acontecimientos que aquí se describen son muy recientes, algunos están en plena efervescencia. No existen muchas obras que se hayan propuesto sistematizar los hechos para sacar conclusiones. La mayor parte de ellas se circunscriben a la descripción de los mismos o a análisis parciales que dan cuenta de las primeras repercusiones que van teniendo dichas acciones en el sistema. Ello ha obligado a indagar para requerir información a través del uso de recursos electrónicos. Así mismo, he “desempolvado” algunas opiniones propias, de comienzos de siglo –a veces escritas en artículos aislados, a veces no– que ahora han servido como punto de partida para un análisis más abarcador como el que se intenta.

Por otro lado, las vicisitudes del acontecer político internacional transcurren a tal velocidad que es imposible un seguimiento acertado y puntual. Cuando esta investigación dio apertura, apenas se había iniciado el levantamiento popular en los países árabes, no habían caído los gobiernos de Túnez ni de Egipto y no se habían producido las agresiones imperiales contra Libia y Siria. Estos acontecimientos pospusieron una y otra vez el cierre de este libro, sin embargo se ha considerado oportuno parar en esta etapa y estudiar a futuro su continuidad en condiciones diferentes.

Estas páginas no aspiran a sentar bases teóricas. Parafraseando a Waltz, se trata de un abordaje más empírico y especulativo, antes que teórico. Lo que aquí se expone tiene su origen en una observación de los acontecimientos internacionales intentando determinar variables que den pistas para indicar hacia dónde vamos. Surgen al tratar de visualizar cómo podrá subsistir América Latina y el Caribe en el convulso y atrayente mundo del mañana. Algunos de los elementos aquí expuestos han sido recogidos en los últimos años en decenas de artículos, ponencias, conferencias y charlas que dan cuenta de una inquietud persistente por encontrar respuestas.

En lo posible, se ha tratado de utilizar un lenguaje llano que sirva para la comprensión de aquellos que no son especialistas en relaciones internacionales, pero que como ciudadanos del mundo es muy probable que planteen las mismas interrogantes. Si al final algún punto de vista ha servido para fomentar el debate y solidificar las ideas, se habrá logrado conseguir el objetivo. Se trata de pensar en colectivo porque colectiva y diversa debe ser la propuesta a construir”.

Así mismo, en las conclusiones afirmo que “Es posible suponer que el tema central de este libro se inserta en un limitado debate teórico que incumbe solamente a expertos, académicos y/o especialistas en relaciones internacionales. Nada más lejos de la realidad. La definición del sistema internacional que imperará en el mundo que vivimos influye directamente en las definiciones y decisiones políticas que se tomen en cualquier país, sea éste central o de la periferia. Las cancillerías y los hacedores de política internacional obligatoriamente deberán desarrollar el proceso decisor a partir de considerar el sistema internacional en el que se desenvuelven las acciones que realizan. Es más, en las condiciones actuales de interrelación casi inmediata entre los hechos que ocurren en el planeta y las repercusiones que estos tienen en los más recónditos lugares del mismo, los ciudadanos se ven condicionados por la estructura y definición del sistema.

En ese sentido, no es lo mismo actuar en condiciones de un mundo unipolar, de uno multipolar o de cualquier otro de los que en estas páginas se exponen. La posibilidad de establecer un sistema de balanza de poder, hipótesis que intenta sostener este libro –exponiendo para ello algunas manifestaciones que se comienzan a revelar– cambiaría por completo las reglas de juego en el escenario global. De más está decir que ello es particularmente relevante para los países del sur que quedarían fuera del proceso de toma de decisiones en el mundo del mañana. Ello obliga a cambiar las prioridades, la metodología y los énfasis que las cancillerías y otros órganos ejecutores de política exterior deban decidir para operar con éxito las tareas encaminadas a hacer valer el interés nacional y en primer lugar la construcción de mecanismos de integración y concertación política que permitan construir un espacio que dé viabilidad y posibilidad de existencia en el convulso mundo que se prevé en el futuro del siglo XXI”

Finalizo el libro diciendo que “La vida irá demostrando que ni siquiera las élites oligarcas de la región escaparán a la voracidad de las potencias en un sistema excluyente de toma de decisiones. Los que celebran hoy una amistad transitoria con los factores de poder mundial tendrán tiempo de arrepentirse cuando queden marginados del juego global. Sus intereses también serán afectados. Cobra validez la opinión de Marco Aurelio García, asesor especial para asuntos internacionales de los dos últimos gobiernos de Brasil, quien ante la inquietud acerca de la prioridad que Brasil debe establecer en su relación con los BRICS respecto de Mercosur, señaló que su país, el más grande, más poblado y el que tiene la mayor economía de la región `…solamente tendrá peso en el BRICS en la medida en que mantenga sólidas alianzas en América del Sur, eso lo tenemos muy claro. Hay una decisión del gobierno brasileño desde la gestión de Lula y reafirmada por Dilma de asociar el desarrollo de Brasil al de la región. Todos los países de los BRICS tienen un círculo de alianzas regionales muy fuerte´

Ese pareciera ser el signo de los tiempos, el equilibrio de los grandes obligará a la amplitud de los otros, la razón de la balanza llevará a construir el bloque que haga sobrevivir a la región en el mañana”.

miércoles, 2 de abril de 2014

¿Época de cambio o cambio de época?

En los últimos días, durante mis visitas a Lima y Santiago en reuniones de trabajo formales o en tertulias más íntimas con amigos y colegas tanto en Perú como en Chile ha sido recurrente la pregunta acerca de cómo veo su país. En uno y otro caso he revelado mi propensión a aceptar que cada vez resulta más difícil hacer análisis locales si se elude la realidad regional o global.

En todas las conversaciones, así como en mis escritos he reiterado que me parece que no se ha dimensionado a profundidad la reflexión del Presidente de Ecuador Rafael Correa que lo lleva a afirmar que “no estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época”. Aunque repetida muchas veces,  es importante valorar que dicha frase encara una situación que engloba transformaciones de carácter estructural tanto en el sistema internacional como en la sociedad y el gobierno, aún no evaluadas en su justa medida. No estudiar los alcances que significa vivir un cambio de época impide justipreciar a profundidad el alcance de las innovaciones y alternativas que se están presentando en el quehacer de la política  a nivel nacional e internacional, y por tanto, hace cada vez más difícil apreciar con certeza las implicaciones de los hechos que ocurren en la vida de una región, un país o un ciudadano.

En ese marco, valorar la situación política de países como Chile y Perú deviene  espinosa tarea si antes no se aprecian las condiciones cambiantes del sistema internacional, su estructura y las variables que se están poniendo en juego para desarrollar acciones y tomar decisiones por parte de los actores que influyen de manera determinante en el escenario internacional.

Eso nos lleva de manera prioritaria a estudiar los acontecimientos en Ucrania y Crimea que así como los hechos en Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001, marcan un punto de inflexión en las relaciones internacionales, en particular en la estructuración del sistema internacional y los vínculos que están estableciendo los poderes mundiales para manejar los conflictos.

Desde mi punto de vista, el conflicto en Ucrania y la respuesta rusa en Crimea, termina de consolidar el sistema de balanza de poder como nueva forma de estructura de poder en el planeta. Los argumentos utilizados por Occidente y, en particular por Estados Unidos para rechazar las acciones llevadas a cabo por Rusia para incorporar Crimea a su soberanía no tienen asidero cuando se observa el comportamiento de las potencias occidentales en casi todos los conflictos ocurridos durante este siglo. En cualquiera de ellos tales aseveraciones podrían ser utilizadas en contra de las potencias participantes en esas aventuras intervencionistas. Fácilmente se puede concluir que si tales argumentos utilizados por una potencia para impugnar a otra pueden ser utilizados por la afectada para refutar a su oponente, están aconteciendo eventos que generalizan la actuación de los poderes mundiales sin que haya contrapeso suficiente para evitarlos, impedirlos o minimizarlos. Una y otra potencia están actuando en sus regiones de influencia, estableciendo pautas y comportamientos que aunque reciben el rechazo de los adversarios, ello no significa un enfrentamiento frontal, mucho menos bélico, sino que se limita a la confrontación retórica y, en algunos casos, a medidas de carácter económico que no afectan en lo sustancial al país sujeto de las acciones de respuesta.

Esto, que parece un banal debate teórico, es mucho más que eso, sobre todo para los países del sur. Actuar en estas condiciones de imposición de medidas de fuerza en el sistema internacional, deja a los países de Asia, África y América Latina y el Caribe, en condiciones de minusvalía si pretendieran actuar aisladamente en el escenario internacional. Esto, por supuesto debe influir en el establecimiento de la agenda, las prioridades y objetivos de política exterior. En lo que a nuestra región respecta, quien suponga que por ser amigo o tener buenas relaciones con una u otra potencia está cubierto de sufrir alguna situación desagradable está muy equivocado. Gadafi pagó muy caro la suposición de que su acercamiento a Occidente le iba significar resguardo frente a los conflictos. A su vez, los líderes de varios países deben aprender a vivir con la afrenta que significa que Estados Unidos a quien consideran un aliado, los espíe a través de sus agencias de seguridad. Se podría sistematizar diciendo que hoy las potencias se mueven a partir de aquella idea enunciada por  Lord Palmerston quien fuera primer ministro de Gran Bretaña cuando dijo que “Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes”.

Así, los acontecimientos recientes, permiten afirmar que, más que nunca, el interés nacional es el móvil de la actuación de los países en el contexto internacional actual. De otra manera, no podría explicarse que ante la entronización de un gobierno anti semita en Ucrania que ha favorecido los ataques contra las comunidades judías de ese país, el gobierno de Israel haya mantenido absoluto silencio. En esa misma lógica podría entenderse el voto de Argentina junto al de Gran Bretaña y Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas rechazando la validez jurídica del referéndum realizado en Crimea. La diplomacia argentina debe haber entendido erróneamente que se podría establecer un paralelo entre esta consulta y la que hizo Gran Bretaña en Malvinas unos meses atrás.

Cuando el 26 de marzo pasado en un discurso en Bruselas el presidente Obama hizo afirmaciones como que “Durante más de 60 años Estados Unidos ha colaborado con la OTAN no para reclamar otras tierras, sino para mantener a las naciones en libertad” o que “Ni Estados Unidos ni Europa tienen ningún interés en el control de Ucrania”, así como que “Nosotros no pretendemos anexar el territorio de Irak. No les arrebatamos sus recursos para nuestro propio beneficio. En vez de esto, terminamos nuestra guerra y dejamos Irak a su pueblo, en un Estado iraquí plenamente soberano que puede tomar decisiones sobre su propio futuro”, cualquier observador imparcial no podría menos que sorprenderse y algunos hasta indignarse. Y cuando la política genera sorpresas o indignación, la política no anda bien, máxime cuando dichos enunciados provienen del presidente de la nación más poderosa del planeta.

Con la misma desfachatez que se emiten estos anuncios en el plano internacional, se han comenzado a manifestar respecto a la política interna de los países. En esa medida, los conceptos tradicionales que establecen las normas para el funcionamiento de la democracia empiezan a quedar obsoletos. Hoy, se cuestiona que la realización de elecciones sea el termómetro que mida la estabilidad de un sistema democrático. Así mismo, la noción de mayoría ha comenzado a ser puesta en entredicho como lo develan las acciones de la oposición derrotada en las elecciones en abril de 2013 en Venezuela y marzo de 2014 en El Salvador.

Esta situación está conduciendo a que se manifiesten expresiones de agotamiento de la credibilidad de los ciudadanos en la política y en la democracia, lo cual podría ser muy peligroso de no encontrarse medidas que ayuden a quitarle presión a las tensiones que con cada vez mayor continuidad se están produciendo en nuestra región.

Esto interviene en mayor o menor medida en todos los países e influye en cada uno con diferentes ritmos y prioridades de acuerdo a características nacionales, grado de consolidación democrática, fortaleza del tejido social y solidez de los partidos y organizaciones políticas.


Con distinta medida, me parece que eso es lo que sucede tanto en Perú como en Chile. En el primero, los 4 últimos presidentes: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala de diferentes tendencias políticas, tienen en común haber hecho campaña electoral con un programa y haber gobernado con otro. En Chile, la transición no finalizada de la dictadura a la democracia en un país cuyos destinos institucionales siguen regidos por una constitución antidemocrática que consagra el modelo neoliberal y con ello la exclusión social, actúan como una olla a la que se le puede quitar presión para que no estalle, pero que su permanente estado de ebullición genera riesgos en el mediano y largo plazo que deben ser solventados si se quiere mantener el sistema democrático, incluso con sus imperfecciones, evitando la violencia que solo le interesa a aquellas potencias que siempre “pescan en río revuelto”.